La lucha revolucionaria en El Salvador

05/10/2014
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La contraofensiva desatada por la derecha hace necesario que estudiemos nuestra historia, y  revisemos  temas como la lucha revolucionaria, la violencia contrarrevolucionaria y terrorismo, el origen y el rol de los escuadrones de la muerte en El Salvador, las operaciones encubiertas, y la doctrina militar de exterminio del imperio llamada: “opción El Salvador”.
 
Es tiempo de estar de pie, atentos, vigilantes y organizados, para que todos los beneficios alcanzados con el gobierno de Mauricio Funes y el de Sánchez Cerén no nos sean arrebatados. El análisis y discusión de estos temas nos llevará a la comprensión de que la patria está siendo ocupada silenciosamente por el imperio y que debemos resistir. Y que el pueblo debe apoderarse del proceso de cambios que el gobierno del FMLN está llevando a cabo, ganar la calle, y responder con firmeza a la contraofensiva de la derecha.
 
 Ahora abordaremos la lucha revolucionaria, y diremos que se trata de una serie acciones de autodefensa frente a un Estado que reprime a la población cuando esta denuncia las injusticias sociales y reclama sus derechos. La violencia revolucionaria no es pues una acción violenta sin una razón política de fondo, y esta debe ser de defensa o de lucha por la justicia social. Se recurre a la violencia revolucionaria, como último recurso.
 
Desde que España y otros países europeos invadieron este continente para robarse sus recursos naturales, los gobiernos de las colonias que surgieron, fueron controlados por sectores ligados a las potencias invasoras. Los movimientos de independencia en el continente, fueron actos de rebelión de esos sectores, que manejaban el comercio de ultramar, y poseían las tierras arrebatadas a los pueblos originarios.
 
En El Salvador, después de la independencia, hasta el 2009, el gobierno fue controlado por ese sector minoritario de la sociedad poseedor del poder económico. Esto les permitió controlar el Estado para modelar y blindar sus estructuras políticas y jurídicas a su favor, colocar funcionarios incondicionales a sus intereses, hacer uso de los bienes del Estado como si fueran suyos, y hacer leyes que les favorecen cuando es necesario. Pero además, el poder económico le permitió a la oligarquía corromper a militares, convertirlos en sus sirvientes y ponerlos a gobernar.
 
Por eso, a pesar de que ahora en El Salvador es el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el partido en el gobierno, existen en el aparato del Estado, burócratas, jueces, magistrados y diputados, que desempeñan sus funciones bajo aparentes posiciones legalistas, sin importarles que estén reñidas con la justicia y los intereses de la inmensa mayoría de la población.
 
Antes, cuando había elecciones ya se sabía que el partido de los militares sería el ganador, aunque la población descontenta por las injusticias y la represión votaran por un candidato de la oposición que les ofrecía mejorar esas condiciones. Todo estaba arreglado, pero era necesario participar en ese ejercicio electoral porque servía de escuela política a la población.
 
La última gran batalla popular para alcanzar el poder del Estado fueron las elecciones de 1977. La oposición se agrupó en la Unión Nacional Opositora (UNO), llevó como candidato presidencial al coronel Ernesto Claramount, y para la vicepresidencia al abogado Antonio Morales Erlich. La UNO ganó las elecciones, pero el coronel Arturo Armando Molina, presidente por el Partido de Conciliación Nacional, hoy Partido de Concertación Nacional, (PCN los dos), mandó reprimir a la población que se reunió pacíficamente durante 9 días en el parque libertad, protestando por el robo descarado del triunfo electoral (1).  La madrugada del 28 de febrero de 1977, tanquetas y camiones del ejército embistieron contra la multitud congregada. Hubo personas destripadas por las tanquetas o asesinadas por el ejército. Luego del operativo llegaron los camiones cisternas a lavar la sangre derramada en el parque. Esto lo afirmo porque esa noche estuve en la Plaza Libertad y luego en la Iglesia El Rosario donde se refugiaron muchos de los manifestantes y los dirigentes de la UNO con el candidato presidencial Ernesto Claramount. Molina impuso al coronel Carlos Humberto Romero, quien desató una feroz represión, y los escuadrones de la muerte incrementaron los asesinatos sacando gente de sus casas de noche y de día.
 
Preocupada la oligarquía por el desarrollo político de la población, creó los escuadrones de la muerte, para salir a matar selectivamente a los dirigentes políticos y sociales. Las víctimas aparecían decapitadas y seccionadas, los hombres con los genitales en la boca, las madres o mujeres embarazadas con el vientre abierto, o violadas. Los cadáveres eran dejados en puntos estratégicos de las ciudades y del campo para aterrorizar a la población e impedir que llegara a la comprensión de la realidad.
 
Por toda esa injusticia y barbarie de la derecha, que venía desde los orígenes del Estado de El Salvador fue que surgió en 1930 el Partido Comunista de El Salvador (PCS), en 1970 Las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y en 1975 Las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Luego en 1980 las cinco organizaciones político militares se unieron y le dieron vida al Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí (FMLN).
 
La guerra que sufrió  El Salvador, desde finales de los años 70, hasta los Acuerdos de Paz en 1992 fue la reacción popular contra la brutal represión del gobierno militar de Arturo Armando Molina y luego el de Carlos Humberto Romero, ambos del partido PCN. Más de 75,000 personas murieron durante el conflicto y varios miles fueron desaparecidas. La Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas estableció que el 95 % de los muertos durante la guerra fueron asesinados por el ejército, los cuerpos de seguridad y los escuadrones de la muerte. Y gracias a esa lucha revolucionaria, en El Salvador se está construyendo una sociedad democrática, que sirva de base para nuevos estadios sociales, más justos e igualitarios.
 
Mucha de la violencia que ahora vemos corresponde a los métodos que antes utilizaron los escuadrones de la muerte para aterrorizar a la población, y si esto no es así, que alguien explique qué finalidad tiene que un grupo de hombres armados ametrallen un bus de pasajeros y luego se den a la fuga, o que se asesine y desmiembre el cadáver de un niño de diez años. Eso se llama violencia contrarevolucionaria y terrorismo y sólo puede beneficiar a la derecha.
 
 Se trata de crímenes ejecutados por  grupos a sueldo, manipulados por la derecha y el crimen organizado, y la población debe tener claro que obedecen a intereses mezquinos de grupos que buscan enriquecerse ilícitamente, mediante la extorsión, el lavado de dinero, el comercio de drogas, o mediante el control Estado para robar de su patrimonio. Estos actos de violencia son la respuesta de la derecha ante los avances y logros de la población, porque la oligarquía no quiere perder sus privilegios, ni el imperio su hegemonía. La oligarquía siempre se esforzó en mantener a la población en la ignorancia para evitar su desarrollo político. Por eso ahora que el FMLN es el partido en el gobierno, los medios de comunicación de la derecha ocultan los logros del nuevo gobierno, y subrayan los hechos de violencia delincuencial.
 
 Concluyamos diciendo, que ante la violencia del Estado al servicio de la oligarquía, surgió en El Salvador la lucha revolucionaria. La oligarquía perdió sus privilegios, ya no puede seguir robando y tiene que rendir cuentas, como en el caso del dirigente de Arena Francisco Flores. A eso se debe la actual contraofensiva de la derecha. 
 
Nota
 
1) AMPRORADIO / Youtube, comunicaciones militares del fraude. Hay 6 audios. No.1 El Salvador. El fraude electoral de 1977.
 
 
https://www.alainet.org/es/active/77740
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