México bajo observación global

12/10/2014
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Literalmente los ojos de la aldea global están puestos sobre México.
 
A la espléndida movilización estudiantil y popular en ciudades de 25 estados, con marchas multitudinarias en el Distrito Federal, Guadalajara y San Cristóbal de las Casas, además de urbes de más de 15 países, se agregó la condena de 33 legisladores del subcontinente reunidos en Ginebra, Suiza, sobre la bárbara agresión a los jóvenes de la Normal Rural de Ayotzinapa, agrupados en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, agredida desde 1969 por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y los priístas y panistas que le sucedieron, además de gobernadores perredistas como Ángel Aguirre.
 
Más trascendente aún es la solicitud de 23 integrantes del Parlamento Europeo, dirigida a la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores: “Exigimos firmemente que no se dé ningún paso adicional en relación con los acuerdos comerciales antes de que la situación de los derechos humanos en México haya mejorado de manera significativa”.
 
Cuando las grandes inversiones y negocios son puestos en juego, las prisas y apuros de los gobernantes son mayúsculos, más en tiempos en que está en juego la materialización de las reformas, en particular la energética que es la madre de todas, porque de ella depende la mayoría que busca el tricolor en la Cámara de Diputados en junio de 2015, y también en las nueve gubernaturas en juego.
 
Sin buenos resultados en los comicios, difícilmente repetirá el grupo gobernante (Atlacomulco-Hidalgo) que está lanzado con todo lo que tiene para no soltar el poder en 2018, porque los proyectos transexenales son carísimos para sus estrechos intereses políticos y económicos.
 
Tampoco resultará si las investigaciones y conclusiones sobre los fusilamientos a cargo de elementos del Ejército en Tlatlaya, estado de México; la conflictividad social en el Instituto Politécnico Nacional, la tribu yaqui, las autodefensas y sus prisioneros políticos, como José Manuel Mireles y Néstora Salgado; los padres de los niños de la guardería ABC y los incontables papás que buscan a hijos secuestrados y/o desparecidos por bandas del crimen organizado, cuerpos policiacos locales y las fuerzas armadas, entre otros, no encuentran los cauces para soluciones institucionales convincentes para la comunidad internacional.
 
Lo explicó bien el secretario de Hacienda en su visita a Washington para participar en las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, “Hechos tan graves como éste (Iguala) pueden afectar el ánimo de los inversionistas, en un momento en que el país se halla inmerso en la instrumentación de reformas impulsadas por el gobierno para atraer capitales”. Y sin los capitales que buscan no hay crecimiento económico que auspicie un clima atractivo para el elector que no vende su voto.
 
Pero se curó en salud Luis Videgaray al jurar que “no fue realmente tema en las reuniones con los distintos organismos internacionales”. Como el secretario de Relaciones Exteriores que leyó los incontables pronunciamientos de protesta como “gran apoyo” a la respuesta del gobierno, misma que es criticada en diversos espacios internacionales por ser “tardía”, “contradictoria” y “poco transparente” con los deudos.
 
Es en Los Pinos donde más trabajo cuesta asumir la realidad mexicana: “En un estado democrático de derecho es inaceptable la existencia de localidades con vacíos de autoridad y, peor aún, con vínculos de complicidad entre gobernantes y delincuentes”.
 
¿Inaceptable? Los matamorenses de Tamaulipas sufren la complicidad desde 1950, como sucede en el estado; Michoacán (con todo y comisionado presidencial), Guerrero, estado de México…
 
Utopía 1455
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