La izquierda como un río

01/05/2005
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Nuestra izquierda vive, corre como un río. Recibe afluentes grandes y más chicos. Tiene un rumbo. De sus afluentes, y también de sus hilos iniciales, arrastra lodos y troncos. Cuanto más anda más crece. Y más energía produce su correntada. Así lo quisimos todos y así lo queremos. Creciendo con lo nuevo que llega y depurándonos con las luchas que nos dan razón de ser. Con la discusión y elaboración de líneas de acción políticas que luego intentaremos desarrollador todos juntos. Todo eso nos hace ser distintos a un lago, a una represa, a un conjunto de charcos. Un acto de gran significación La jornada del 1º de mayo organizada por los trabajadores dio evidencias de esa condición de río inmenso que sabe adonde va y sabe lo que quiere. Una jornada de júbilo que celebró, junto a la conmemoración de los mártires de Chicago, la conquista del gobierno, ese logro de todos. Júbilo también por la presencia, de intenso sentido simbólico, de los principales magistrados de la República, ahí, entre la gente, como lo habían siempre estado antes, como otros compañeros. Oyendo a los oradores obreros. Escuchando muestras de apoyo y también críticas, expresiones de divergencia y reclamos de acción urgente. Que de todo eso tenía que haber y lo hubo. No todo es júbilo. Si pudiéramos realizar un corte trasversal, desde la superficie al lecho, nos encontraríamos que las aguas de nuestro río no corren todas ni a la misma velocidad ni todas en el mismo sentido. Y hay a ciertos niveles de profundidad, lugares donde junto con el contento existen indicios de disconformidad. Sobre todo entre los más militantes y experimentados. Nadie entre estos pone en duda su sentimiento de pertenencia ni su afán de aportar lo que pueda y desde donde pueda. Muchos compañeros sienten que no se esta dando la participación deseada y, en su momento acordada, a la organización política, al Frente Amplio como entidad político partidaria específica, con sus comités de base, sus coordinadoras, sus espacios de discusión, elaboración y movilización. Existe en algunos ámbitos un sentimiento de estar sin información suficiente, sin directivas de trabajo, sin orientación en cuanto al rumbo a seguir. O legítimas divergencias con tales o cuales decisiones de la administración. Creo que estas preocupaciones son válidas. El río como arteria y como correntada tiene ya un largo trecho vivido en común. Tiene una práctica, un pensamiento y una sensibilidad común. Y también ante aquellos problemas en los que no se piensa igual, un alto grado de “entrenamiento”, una cultura de la unidad como para saber coexistir entre militantes que no piensan en todo exactamente lo mismo. A ellos no los podemos cambiar. Yendo de lo general a lo particular podríamos decir que, dada la forma que en nuestro país se difunde la información, tarde o temprano, el gobierno popular se encontrara enfrentado a la manipulación mediática de los enemigos del cambio, de los hasta ahora todopoderosos sectores conservadores, defensores del país del privilegio, del secreto y de la impunidad. Ya están en eso. A veces en forma patética como el Señor Lacalle chilcando con torpeza pensamientos de Gramsci, a partir de la papilla masticada desde hace años en las oficinas del Pentágono. Pensamiento, nada carrasqueño por cierto, que él está lejos de haber entendido pero cuya repetición por aborígenes es siempre bien vista en la capital del Imperio, de la que, salvo para la maldad, tampoco se puede decir sea una metrópolis de lumbreras… Pero al enemigo no lo vamos a cambiar. Sólo podemos enfrentarlo y derrotarlo. Lo que sí podemos –y de hecho lo realizamos muchas veces- es cambiar nosotros. Mejorar nosotros nuestra capacidad de persuasión, nuestra convocatoria, nuestro conocimiento del país y de sus problemas y nuestra capacidad para construir soluciones verdaderas para la gente. Y nuestra democracia interna. Cambiar para cambiar. ¿Cómo vamos a contrapesar las poderosas usinas fabricantes de resignación si nosotros no cambiamos? Y si no cambiamos junto con pueblo organizado. El advenimiento del nuevo gobierno despierta energías dormidas en todos los campos. Eso también forma parte del río. Las convocatorias a los consejos de salarios están impulsando a la agremiación de decenas de miles de trabajadores que hasta ahora no lo habían hecho. Esto es importante en el sector privado, donde una y otra vez todo intento de organización obrera fue diezmado por la represión de las empresas con la complicidad del Ministerio de Trabajo. Pero también en el sector público donde hay que reparar años de estragos y donde debe reconstruirse nuestra laica mentalidad de “servidor público” que supo ser otrora orgullo del país. Ahora la gente siente, a justo titulo, que el desconocimiento a la organización de los trabajadores se terminó. Que en el país se van a cumplir las leyes que defienden la libertad sindical. En sectores claves el proceso de reagrupamiento sindical es rápido. Va tanto o más rápido que el río todo. Y eso es un dato y un desafío. ¿Como los lirios del campo? El miedo queda atrás, la acción colectiva que aglutina voluntades se afirma con todos sus efectos de formación, de recuperación de la dignidad del trabajador que ya no está solo sino que forma parte de una herramienta colectiva. Al mismo tiempo hay un desafío ante esas nuevas generaciones que accederán a la lucha reivindicativa. La izquierda ¿permanecerá impasible como quien asiste al crecimiento de los lirios del campo? No. Nuestra pasividad sería omisión de asistencia. Los militantes frentistas están llamados a cumplir un papel esencial en todos los procesos de reorganización social. Trasladando el pensamiento de la izquierda, el hilo conductor que es su programa, su lucha por construir un nuevo país. Trasmitir el legado práctico y teórico que es su historia, la saga de la organización obrera y sus lazos históricos con el FA. Porque no habría existido el Frente ni la izquierda estaría gobernando si no hubiera existido la CNT y las luchas de los 50 y los 60. Un instrumento para servir a todo el pueblo Como militantes políticos, el hecho de ser protagonistas en las nuevas formas de organización popular es fundamental para poder orientar y combatir las tendencias a la fragmentación corporativa de las movilizaciones y de las luchas. Para mostrar el carácter global, nacional y centralizador que tiene la lucha política. Ese carácter global y centralizador que tiene la política no siempre es visible a simple vista. No falta quienes piensan que las luchas (y el mundo) terminan en el perímetro familiar sus reivindicaciones como categoría y que su enemigo principal es otro núcleo profesional análogo y malévolo, que aspira a recortar sus derechos o sus ingresos. Esto no es sino una variable laboral del “todos-contra-todos” que está en la base de sustentación ideológica del neoliberalismo. Por cierto que resulta siempre más confortable pensar que la culpa la tiene un “enemigo cercano” y no algo tan complejo y aparentemente inasible como la “realidad global” del Uruguay capitalista, dependiente, empobrecido y descacharrado que heredamos. Nuestra razón de ser Para poder actuar con éxito en lo sectorial, un gremio, un grupo de deudores, una cooperativa, un liceo, un organismo de derechos humanos, debemos saber de qué totalidad forma parte. Cuál es su significación “política”, es decir su significado “para todos”. Justamente en ese intersticio, en esa esquina de la realidad nacional, donde el todo da sentido a las partes, están colocados los comités de base, los partidos del FA (y de sus aliados). De ahí la importancia de mantener esos faros encendidos, activos, bien informados, participantes del quehacer y del qué resolver de la organización política. Y de reivindicar la militancia política de base como gestora de una siembra y elaboración de ideas que es imprescindible para llevar adelante los cambios. Tomemos apenas un par de ejemplos: la aplicación de un nuevo modelo asistencial en materia de salud requerirá una nueva mentalidad, antagónica al corporativismo y a los mercantilismos propios del sistema actual, por parte de los funcionarios y profesionales de la salud. También, sobre todo de los pacientes, hoy el eslabón débil de la cadena. Hoy, en el río hondo se están dando pasos y en estos días, en el Cerro, señero siempre en la organización popular, se fundó la primera organización de usuarios de la salud. Es un ejemplo a seguir que los frentistas debiéramos impulsar en todos los planos. - Hugo Cores PVP - Frente Amplio-567 Publicado en La República el 2 de mayo de 2005
https://www.alainet.org/es/active/8109
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