En Venezuela, Estados Unidos agrede a toda América Latina

Quién defiende la democracia?

06/03/2015
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Para “defender la democracia” la oposición se proponía bombardear Caracas el 12 de febrero y asesinar a Maduro. La Casa Blanca estaba detrás del asalto frustrado. Ahora amenaza con la intervención directa en Venezuela.
 
Desbaratado el pasado 11 de febrero otro intento de golpe de Estado, esta vez particularmente cruento y con logística fuera de Venezuela, se acabó el margen legal para la oposición. Llegó a su fin la tolerancia exhibida por la Revolución Bolivariana ante las conspiraciones, desestabilizaciones y decenas de otras aventuras lanzadas al margen de la ley para debilitar y derrotar al gobierno de Hugo Chávez primero y al de Nicolás Maduro después. Fracasaron una y otra vez. Pero nunca antes los responsables políticos debieron enfrentar, como ahora, las consecuencias frente a la Justicia.
 
El costo no es menor para el Gobierno: detenido el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y con Leopoldo López tras las rejas hace un año, se redobló la campaña mediática internacional lanzada desde Estados Unidos y reproducida por la prensa burguesa en todo el mundo, que exige la liberación de los “presos políticos” en Venezuela y afirma el carácter “antidemocrático” y “dictatorial” del gobierno electo en abril de 2013.
 
Pese a ello, la ultraderecha ha llegado al final del juego. Así lo expuso Maduro, con firmeza, la noche del 24 de febrero desde Cumaná, estado Sucre, mirando a la cámara: “Les digo a ustedes: me la voy a jugar completa, para bien de la Patria. Me la voy a jugar, pero yo acabo, como que me llamo Nicolás Maduro, con todos los sectores golpistas y con todos los grupos insurreccionales aquí. Los voy a acabar”.
 
Tras largos y pacientes llamados al diálogo político y económico nacional durante 2013 y 2014, el Presidente tomó una decisión esperada por sectores de la dirigencia y las masas revolucionarias y chavistas. Lo hizo una semana antes del segundo aniversario de la muerte de Chávez, para el cual se esperaba una gran demostración de fuerza y unidad cívico-militar el 5 de marzo. “Mírenme los ojos fascistas, estoy hablando a nombre de un pueblo, de una Fuerza Armada Nacional Bolivariana (…) hablo como presidente y jefe de Gobierno, a nombre de todo el Estado. Ya basta de deslealtades, de atajos, de aventurerismo, de violencia”, completó en un mensaje dirigido a los dirigentes de la oposición.
 
Obama dobla la apuesta
 
Con el plan golpista desarticulado, Antonio Ledezma detenido (ver Quiénes son los responsables políticos) y funcionarios estadounidenses puestos en evidencia, la Casa Blanca envió una señal de amenaza para Miraflores a través de su portavoz, Josh Earnest: “El Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado están obviamente monitoreando de cerca esta situación (en Venezuela) y están considerando las mejores herramientas que podrían estar disponibles para encauzar al gobierno venezolano en la dirección que ellos creen debe ser dirigido”. En estos términos la Casa Blanca buscó el 20 de febrero poner en jaque al gobierno de Maduro. Earnest también señaló que “el gobierno de Venezuela debe respetar los derechos humanos de sus ciudadanos y dejar de intentar intimidar a sus opositores políticos”. Y aseguró que su país mantiene su reclamo a Caracas para que “libere a los presos políticos, incluyendo a decenas de estudiantes, al líder opositor Leopoldo López, a Daniel Ceballos (ex alcalde de San Cristóbal, Táchira) y Antonio Ledezma”.
 
La primera de estas declaraciones lanzadas desde Washington se conecta con otra afirmación, hecha pública el 9 de febrero, tras una extensa entrevista que Barack Obama dio al portal de noticias Vox. Dijo el Presidente estadounidense: “Tenemos que tener el ejército más poderoso del mundo y ocasionalmente tenemos que torcer el brazo de países que no harían lo que necesitamos que hagan si no fuera por las varias palancas económicas, diplomáticas o, en algunos casos, militares que tenemos”. Frente a su entrevistador, Obama se vanaglorió de que su país gaste en el ejército más dinero “que los siguientes 10 países sumados”. No mintió: según datos de 2013, Estados Unidos gastó más en sus Fuerzas Armadas que el conjunto de los siguientes 12 países: China, Rusia, Arabia Saudita, Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, India, Brasil, Corea del Sur, Australia e Italia, en ese orden. Tales son las “herramientas” que utiliza el Departamento de Estado para imponer su voluntad en los distintos rincones del planeta.
 
Sin demoras, la canciller Delcy Rodríguez denunció en persona al “torcedor de brazos” Barack Obama en una sesión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, del que Venezuela es miembro no parmanente desde el 1 de enero.
 
La respuesta de Maduro fue clara: “A Venezuela no la tocará el imperialismo estadounidense más nunca, y para eso tenemos a un pueblo consciente y a una Fuerza Armada cohesionada”. Advirtió que “buscan apoderarse del país a través de títeres opositores” y llamó por enésima vez al presidente estadounidense a rectificar sus políticas hacia Venezuela. Maduro expuso la relación existente entre la oposición nacional y la Casa Blanca: “La derecha no tiene proyecto, tiene intereses; está arrodillada a los intereses imperiales del Norte, quieren entregarle la riqueza petrolera y gasífera de Venezuela”. Dirigiéndose directamente a Obama, desafió: “Diga usted que no, o diga usted que sí, el socialismo se construye en Venezuela”. Y remató: “A mí no me intimidan las declaraciones de la Casa Blanca”.
 
Al cierre de esta edición se esperaba la exhibición de documentos y videos que están en poder del Estado y exponen la política intervencionista de Estados Unidos en el país y su complicidad en el último plan contra la democracia venezolana.
 
Golpe derrotado
 
Con el fin de ocultar el fracaso del intento golpista, los medios de comunicación del mundo silenciaron el hecho o buscaron banalizarlo. Pero se trató de una operación mayor. El desbaratado plan Jericó se proponía atacar concentraciones civiles y edificios públicos el 12 de febrero e involucraba a oficiales de la Aviación Militar y dirigentes opositores bajo el respaldo de Estados Unidos. Gracias a las denuncias de militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y la intervención exitosa de los órganos de inteligencia del gobierno se evitó una jornada sangrienta en Venezuela.
 
En el plano militar la intentona golpista se proponía bombardear varios “objetivos tácticos” mediante un avión Tucano traído desde el exterior, que iba a ser identificado con siglas venezolanas. Al mismo tiempo, se reactivarían las guarimbas en Caracas y otras ciudades del país.
 
Según la información obtenida de los documentos que estaban en poder de la decena de oficiales detenidos, los objetivos militares eran: el Palacio de Miraflores (sede de Gobierno); ministerios de Defensa, Educación, Agricultura, Interior y Público; sede central de Telesur en Caracas; sede de la Dirección de Inteligencia Militar; Consejo Nacional Electoral; Alcaldía de Caracas; Cancillería; Banco Central de Venezuela; Seguro Social; Zona Rental y zonas de Plaza Venezuela. Otro dato relevante es que a los oficiales implicados se les expidieron visas estadounidenses entre el 2 y 3 de febrero.
 
Entre las evidencias mostradas públicamente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, presentó un video grabado por los oficiales involucrados el 10 de febrero desde la ciudad de Maracay, estado Aragua (centro). Allí aparecen seis personas, entre ellas el Capitán Henry Salazar Moncada –apuntado como el coordinador del plan– y el Teniente retirado Luis Hernando Lugo Calderón. La filmación dura 8 minutos y 32 segundos y anuncia una supuesta sublevación militar contra el Presidente. El video “lo iban a sacar desde Miami con en el contacto que tienen en Estados Unidos, que es (la periodista) Patricia Poleo”, afirmó Cabello. En distintos allanamientos se encontraron además armas de alto calibre y planos con los sitios en los que se realizarían los “ataques tácticos”.
 
“Era un grupo financiado desde Miami”, aseguró Maduro sobre estos militares. “Apenas lo activaron (al plan golpista) casi al otro día obtuvimos la información”, aseguró. Y agradeció a “los militares patriotas” que denunciaron la intentona.
 
Un día antes de la fecha estipulada para el ataque militar, se publicó en el diario El Nacional un documento titulado “Llamado a los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición”, que llevaba las firmas de María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Comenzaba así: “El pueblo de Venezuela vive una de las circunstancias más difíciles de su historia, a la que ha sido llevado por un régimen que en los últimos dieciséis años aplicó un modelo fracasado y ha ejercido de manera impune la antidemocracia; un régimen ineficiente y corrupto que robó, regaló y despilfarró recursos públicos cuantiosos”. El texto califica al Gobierno que en esos 16 años ganó 19 elecciones como una “élite” que “tomó por asalto al Estado” y que ha quedado “deslegitimado en extremo”. En base a esta tesis, que adelanta el “ineludible derrumbe del régimen”, los tres dirigentes opositores llamaron a “construir un acuerdo para conducir la transición en paz”.
 
Al anudar estas dos partes del plan, los referentes de la ultraderecha quedaron en evidencia. Pero no fue el “enojo” de Maduro o esta solicitada publicada en El Nacional la que provocó por sí misma la detención de Ledezma, tal como intentó afirmar un sector de la prensa internacional en apoyo a la contrarrevolución. Son las propias declaraciones de los militares detenidos por estar involucrados en el intento de golpe las que señalaron, por lo menos, a Ledezma como uno de los responsables políticos del plan.
 
Sobre el papel que tenía la Embajada de Estados Unidos en esta maniobra, Maduro explicó que una de sus tareas fue presionar a oficiales de la Fanb, pero “cada uno de los oficiales que fue llamado les dio una respuesta de dignidad a estos funcionarios”. El Presidente amplió todo esto en detalle: “Aprueban la ley de sanciones y luego una funcionaria –de quien tengo nombre y teléfono– llamaba a las esposas de algunos generales una semana y media antes de la fecha que habían colocado para el atentado golpista, para decirles que estaban llamando de la embajada de Estados Unidos para informarles que su esposos estaban sancionados y las visas de ellas y sus familias estaban invalidadas, buscando crear la zozobra en la familia militar”.
 
Aunque este intento fue derrotado, el Presidente advirtió que el proceso de desmantelamiento de las acciones desestabilizadoras no está concluido y que se está ante un “golpe continuado promovido desde Estados Unidos”.
 
Ya el 3 de febrero, el nuevo director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), Vincent Stewart, en su reporte ante el Congreso señaló: “En 2015 estamos esperando que grupos de estudiantes y la oposición política organicen protestas en los meses previos a las elecciones legislativas”, que todavía no tienen fecha fijada. Tal postura evidencia que es correcto hablar de una estrategia de “golpe continuado”, expuesta con crudeza por la dirección político-militar del Gobierno.
 
En medio de esta coyuntura, el Comité Nacional Electoral (CNE) confirmó que las primarias de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) serán el 21 de mayo y las del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) el 21 de junio. “Lo lógico sería que en un año electoral como este, los opositores estuvieran hablando de sus candidatos, pero ni los nombran. Ellos quieren llevarnos a la violencia porque saben que no van a ganar las parlamentarias, saben que el día de las elecciones el pueblo les va a dar una paliza”, sentenció Maduro.
 
Apoyo internacional
 
Conscientes del papel que le cabe hoy a la Revolución Bolivariana, otros gobiernos y fuerzas políticas de América Latina y el Caribe, y muy especialmente de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) han dado un apoyo cerrado a Venezuela. Tal ha sido el caso de presidentes como el boliviano Evo Morales, el cubano Raúl Castro, el ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega, que han denunciado los intentos golpistas de la derecha impulsada desde Washington. Lo mismo hicieron numerosos gobiernos del Caribe.
 
Allí donde otros mandatarios, por presiones políticas internas y externas, han mantenido posiciones más ambiguas, fueron sus fuerzas políticas las que salieron en defensa de Maduro, como ocurrió con el Frente Amplio en Uruguay y especialmente con el Partido de los Trabajadores de Brasil. A nivel internacional hizo lo propio el Movimiento de Países No Alineados (Mnoal), formado por 120 países del otrora denominado Tercer Mundo.
 
“Es fundamental proteger a Venezuela, no solamente por el manejo soberano que ellos deben tener del petróleo y de sus recursos naturales, sino para evitar una situación que puede afectar la paz de nuestra región”, fueron las palabras que utilizó el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño. Tanto él, como sus pares de Brasil y Colombia, junto al secretario general de Unasur, Ernesto Samper, conforman la misión del organismo que tuvo como objetivo, el año pasado, participar del diálogo político y democrático entre el oficialismo y la oposición antes de que ésta rompiera la negociación.
 
Frente a estos apoyos con los que cuenta el gobierno venezolano, la ofensiva golpista tiene los suyos: el eje Madrid-Bogotá-Miami, apoyado en medios de comunicación de masas y en dirigentes políticos de la derecha fascista, representada en Caracas por Antonio Ledezma, Leopoldo López, María Corina Machado, Julio Borges y Henrique Capriles, entre otros.
 
“Ellos no nos van a dejar tranquilos, saben que Venezuela se constituye como un ejemplo para el mundo de que es posible un sistema distinto al capitalista”, aseguró Cabello.
 
 
Quiénes son los responsables políticos
 
Con la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, el 19 de febrero, se desató la campaña mediática internacional contra lo que esa prensa denomina “dictadura” de Maduro y en supuesta defensa de la democracia venezolana, que estaría encarnada en los liderazgos opositores de Leopoldo López, María Corina Machado, Henrique Capriles, Julio Borges y el propio Ledezma, entre otros. Muy lejos de eso, Maduro expuso públicamente cómo actúa la derecha venezolana desde 1998, que juega a dos puntas: “¿La doble banda cuál es? Participo de la política, opto a cargos, legalizo partidos, utilizo la libertad de expresión, giro por el país, saco mis votos aquí, mis votos allá; soy alcalde aquí, gobernador allá, soy diputada. Pero saboteo la economía, me encapucho y hago guarimbas y mato a 43 venezolanos, se hiere a 850, se asesina a funcionarios y sigo conspirando para ver si logro comprar a alguien que tenga algún poder militar de destrucción. Lo han hecho todo. Los hemos descubierto y le hemos evitado al país hechos graves de violencia”, explicó públicamente.
 
Ledezma fue capturado por orden de la Fiscalía, tras un dictamen del tribunal de la causa, y deberá responder por delitos contra la paz y la Constitución, luego que militares imputados en el plan golpista señalaran su participación. “No voy a ser débil en contra de los que conspiran con el país, menos con los fascistas”, anunció Maduro; y advirtió que “a cada fascista le llega su sábado”. “En Venezuela no hay intocables. Los intocables se acabaron”, sentenció. Tras la detención del líder opositor, otra campaña falsa se lanzó para asegurar que el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) había golpeado y esposado a Ledezma. Días después, la difusión de un video por la señal Venezolana de Televisión (VTV) muestra cómo el alcalde dialoga primero con representantes de la Fiscalía General, luego se coloca una chaqueta y sale caminando tranquilamente de su oficina, escoltado por funcionarios del Sebin –cuyo uniforme reglamentario tiene un pasamontañas– en el interior del edificio. Finalmente se lo ve a Ledezma, ya en la calle, sonriente y alzando sus dos manos en señal de victoria. Tampoco fue aislado luego de su detención preventiva, tal como señaló la prensa opositora.
 
Según denunció públicamente el alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, Ledezma llevaba gastado, hasta 2013, 600 mil dólares en viajes a España, Colombia, Estados Unidos e Israel, donde se reunió con personeros del Mossad, servicio de inteligencia israelí, y recibió instrucciones. “¿Por qué ese señor viajó tanto en estos años 2011, 2012, 2013, 2014? ¿Qué fue hacer?”, se preguntó Rodríguez. Uno por uno La carrera política de Ledezma comenzó en Acción Democrática en 1973, uno de los dos Partidos que gobernaron Venezuela desde 1958 hasta la llegada de Chávez a la Presidencia en 1998. Llegó a ser secretario general de la organización y en febrero de 1989, días antes del Caracazo, fue designado gobernador del por entonces Distrito Federal tras una decisión del ex presidente Carlos Andrés Pérez. La Policía Metropolitana, que estaba bajo su mando, fue responsable de numerosos crímenes y reprimió sistemáticamente las protestas, especialmente durante el Caracazo, cuando fueron asesinadas miles de personas por orden política. Hoy Ledezma tiene su propio partido minúsculo (Alianza Bravo Pueblo) al igual que cada uno de los principales opositores, que si bien están unidos bajo el paraguas de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) tienen severos enfrentamientos internos. “Cada uno es un grupo económico y se odian”, aseguró Maduro el 24 de febrero.
 
María Corina Machado está lanzada a buscar un golpe de Estado y lo dice abiertamente. “La gente lo tiene muy claro: esto se acabó. Es la hora de la transición de la democracia, en paz. Se tienen que ir y deben hacerlo en el marco de la Constitución” proclamó, con absoluto desprecio por la coherencia, en un pequeño acto opositor. Allí convocó a una movilización el 28 de febrero, mientras seguía en su campaña de juntar firmas para el Acuerdo de Transición, publicado en El Nacional el 11 de febrero como prólogo del intento golpista. La ex diputada tiene un procedimiento legal abierto en la Fiscalía tras una denuncia hecha por el gobierno el pasado 28 de mayo. Otro que busca la caída de Maduro es Julio Borges, principal dirigente del ultraderechista Primero Justicia que lidera Henrique Capriles. Borges fue acusado por Oswaldo Hernández Sánchez, uno de los generales detenidos que confesó el plan que tenía como eje el bombardeo de edificios y lugares públicos, y también por otros imputados, de haber dado directrices para el golpe de Estado, al igual que Ledezma. Borges sería quien trazó el perímetro de los objetivos a bombardear. Advertido de esto, el dirigente de la ultraderecha intentó desligarse torpemente de estos hechos y del Acuerdo de Transición. También el economista Diego Arria y el empresario Parsifal D´Solá, reconocidas figuras de la oposición venezolana, forman parte de los civiles imputados en el intento de golpe de Estado.
 
 
 
Nuevo sistema cambiario
 
El anuncio y puesta en funcionamiento del Sistema Marginal de Divisas (Simadi) para la compra y venta de dólares fue una de las principales novedades de febrero en materia económica. Según explicó Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), la estructura de este nuevo sistema tiene tres componentes: el menudeo en efectivo, a cargo de las casas de cambio; operaciones de mayor envergadura que se realizan a través de operadores de valores autorizados; y un tercer grupo que se desarrolla entre los Bancos, las bolsas y las casas de cambio. Para las operaciones al menudeo, el monto diario máximo a comprar por cada persona es de 300 dólares, con un tope mensual de 2 mil dólares y un límite anual de 10 mil. El tipo de cambio en el Simadi, sujeto a la libre flotación en el mercado de divisas, se ubicaba a fines de ese mes en 172 bolívares por dólar, un valor cercano pero inferior al que se registraba en el mercado paralelo e ilegal de divisas. El lanzamiento del Simadi fue acompañado de la unificación del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), que antes operaba en dos bandas, de 12 y 52 bolívares por dólar respectivamente. Ahora sólo opera a la tasa de 12 bolívares, pero su valor fluctuará por un sistema de subasta, por lo que se espera que alcance paulatinamente un valor intermedio entre las dos bandas. A través de este sistema se importan principalmente insumos necesarios para el sector productivo.
 
Sin embargo, la tasa de cambio principal permanecerá en 6,30 bolívares por dólar y continuará siendo el precio de referencia para la importación de alimentos, medicinas y otros insumos básicos. “El dólar preferencial (a 6,30) se mantendrá para productos de la canasta básica, así como los insumos, materias primas y bienes intermedios necesarios para la elaboración de productos terminados, por lo que no debería existir la especulación de precios”, explicó el vicepresidente para el área económica, Rodolfo Marco Torres. Según sus cálculos, el 70% de las necesidades de la economía venezolana estará cubierto con este sistema y el 30 restante con el Sicad. “Las divisas serán para los sectores comprometidos con el país”, advirtió Merentes. Argumentos económicos El presidente del BCV justificó el lanzamiento del Simadi en la necesidad de equilibrar la economía nacional y consideró que su ventaja es que no dependerá de factores externos, como los que manipulan el mercado paralelo, y no inducirá una mayor inflación, que fue del 68,5% el año pasado. “Esperamos que en un tiempo relativo se pueda tener estabilidad (cambiaria)”, señaló Merentes. Para que eso sea posible, hizo hincapié en la necesidad que tiene Venezuela de fortalecer la producción nacional y aumentar las exportaciones para hacerse de dólares. “Vamos a incentivar la sustitución de importaciones”, adelantó.
 
Por su parte, el presidente Nicolás Maduro argumentó que “la caída abrupta de los precios petroleros” obligó a reestructurar los sistemas vigentes y a salir a buscar financiamiento para 2015 y 2016. Aclaró que el nuevo esquema “no está construido para enriquecer a los ricos, sino para garantizar el crecimiento económico, el desarrollo social y los derechos del pueblo”. Merentes explicó también por qué se decidió sostener tres bandas cambiarias distintas: “No están dadas las condiciones para un sólo tipo de cambio desde el punto de vista político. Estamos sumergidos en una guerra donde los actores están actuando fuertemente, porque no responden a expectativas racionales de la economía”, alegó. De todas maneras, Torres advirtió que el lanzamiento del Simadi “será un ensayo”, aunque se hará “todo lo posible para que funcione bien” y así derribar el mercado ilegal. Según estimaciones del Gobierno, las divisas que se negocien este año en el Simadi representarán entre el 5 y 10% del volumen cambiario total, que pasará principalmente por el preferencial de 6,30 y el Sicad.
 
 
 
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