Las ideas y los obstáculos al gobierno progresista

26/06/2005
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Entre los primeros pasos del gobierno progresista algunos han alcanzado cierta notoriedad. Constituyen decisiones que dan o pueden dar lugar a declaraciones rimbombantes y desmelenadas. Dicterios generales. Declamaciones espectaculares de señores que ocuparon las máximas posiciones de gobierno, que se fueron al mazo ante las más impresentables presiones militares, (reconocieron, en el asunto Berríos, públicamente que los mandos les había “doblado el pescuezo” como Abreu hablando de Lacalle) y ahora pretenden dictar normas de conducta al Poder Ejecutivo con relación a desplantes de la misma procedencia que ellos no supieron ni quisieron enfrentar y ni siquiera denunciar. Otras actitudes opositoras, en briosa clave de “andante-con-moto” también serían de risa. Como las reclamaciones por “violación a la constitución”, “avasallamiento de poderes”, “tendencias totalitarias” que se le atribuyen al nuevo elenco progresista que busca encausar, no sin tropiezos y vacilaciones, su acción de gobierno. Un ex presidente de la república, que durante su mandato se enriqueció a ojos vista, como lo denunciaron sus propios correligionarios e integrantes de gabinete, ese político, que siempre tiene prensa y pantallas disponibles para atacar al gobierno, clamó por que el Poder Ejecutivo respete la ley. La intangible majestad de la ley, la sagrada obediencia a la norma, él que violó la elemental regla republicana de no enriquecerse en la función pública… Cada área de la administración es un campo de lucha Tanto en los ministerios como en las principales empresas públicas pesan, como un magma que enlentece los pasos y ensucia el camino, centenares de jerarcas ascendidos durante la viejas administraciones, con los criterios y objetivos propios de los partidos neoliberales y permisivos con la corrupción. Jerarcas que propiciaban y hacían la vista gorda al despilfarro y al robo descarado. Camarillas en cuya “hoja de ruta” no estaba la preocupación por el empobrecimiento de la gente, el hundimiento del país productivo y el aumento de la desocupación y la exclusión social. Los nuevos administradores descubren cada día la existencia de trabas solapadas, saboteos más o menos encubiertos y bien rodeados de pretextos reglamentarios. Entre otras razones, por eso se avanza lentamente. Pero la subsistencia como jerarcas de la administración de quienes ponen obstáculos a la realización del programa que el pueblo votó, no será eterna. Preparación de los cambios y primeros pasos La aplicación de un programa de transformaciones profundas, en el Uruguay de hoy, requiere un esfuerzo mancomunado del Estado y de la sociedad organizada. No se trata de retocar o maquillar el modelo decadente y antipopular del Estado forjado por blancos y colorados. Sus relaciones con la sociedad están cortadas, deterioradas. Es un Estado que ha perdido credibilidad. Por eso, los primeros pasos de la administración han sido reorganizar parcelas y áreas del viejo Estado destinadas a cumplir nuevas funciones. Sin la palanca del Estado, la sociedad no está en condiciones de articular sus demandas en forma global, planificada, controlable, democrática y de justicia social. En cada ministerio, en cada empresa pública, en cada centro educativo, un grupo de funcionarios cohesionado en torno a proyecto y con una misma voluntad de impulsar una acción con sentido de justicia social pueden constituirse en un factor de dinamización de extraordinaria eficacia. Para salir del magma administrativo y cultural, deslindar con el pasado Los nuevos administradores no pueden cargar con la culpas de los viejos gobernantes. El deslinde, la auditoría administrativa, que es siempre un mecanismo de control “a posteriori” de la gestión gubernativa del elenco anterior, es imprescindible para explicarle al soberano las dificultades heredadas, los “pufos”, los hábitos viciosos que tan profundo daño le hicieron a la administración. Y a la vez para apoyarse en los sobrevivientes de la administración, los buenos funcionarios que la conocen por dentro, los que, pese al colapso financiero, hicieron posible que funcionaran las escuelas, los hospitales y demás servicios esenciales. Las ideas son las nuestras, las palancas son ajenas Las ideas que el gobierno intenta llevar adelante pertenecen al acerbo histórico de la izquierda. Fueron elaboradas por las Comisiones Temáticas y por la Comisión Nacional de Programa del Frente Amplio en una acción conjugada con los aportes de nuestros aliados del E.P. y la N.M. Esas ideas, fruto de la investigación, la elaboración y la búsqueda de acuerdos políticos entre las fuerzas, se refrendaron luego en un congreso extraordinario del FA y por la victoria del 31 de octubre. Tienen un eje coherente. Es cierto que en algunos temas hubo diferencias, pero no afectaban el rumbo general de una fuerza política destinada a cambiar el signo de las acciones estatales en favor de las mayorías trabajadoras y de un proyecto de país productivo con justicia social. El ejemplo de la salud. ¿Dónde nacieron las ideas que el gobierno intenta aplicar en el campo de la salud? ¿Dónde se enunciaron por primera vez?, ¿dónde se discutieron y se fueron acordando? En el seno de la sociedad. En los núcleos sindicales de la Federación Uruguaya de la Salud, en las comisiones de programa del FA, en los ámbitos de izquierda del gremio médico, en los núcleos de técnicos, profesionales y trabajadores de izquierda de las mutualistas y en el gremio de Salud Pública. Esas ideas se enriquecieron con las discusiones. Fueron mejorando en el contacto con nuevas áreas gremiales, profesionales, técnicas y finalmente con las primeras realizaciones de participación orgánica de los usuarios de la salud, como se viene impulsando desde el gobierno. El cambio de modelo de atención de la salud Se trata de un lineamiento de acción- se sostiene desde el MSP- “fundamentalmente preventivo incorporando y poniendo énfasis en la educación y promoción de salud. Incorpora el contexto familiar y social en la consideración del paciente. Incorpora los aspectos psicológicos y culturales en la atención de salud y valora la salud bucal como un aspecto insoslayable de dicha atención. Considera los factores del entorno y los hábitos como elementos determinantes de la salud y por lo tanto apunta a la integralidad de las políticas sociales para poder encararlos y mejorar la calidad de vida de la población. Su paradigma de calidad es global, totalizador, (…) Incorpora a usuarios y trabajadores en los mecanismos de evaluación de calidad. (…) Concibe el rol del paciente como sujeto de su proceso salud-enfermedad, jerarquizando sus derechos. Valoriza el rol de la comunidad como protagonista fundamental para modificar los factores del entorno y hábitos que determinan la salud de la población. Enfatiza el rol de las organizaciones comunitarias y estimula su creación y fortalecimiento. Promueve la democratización del conocimiento, la capacitación permanente de los trabajadores de la salud, y jerarquiza la formación en educación y promoción de agentes de la propia comunidad. (…) Desarrolla la práctica profesional en los múltiples escenarios que tiene la red social y comunitaria para el encuentro y la acción conjunta entre profesionales y ciudadanos-usuarios en las tareas de promoción y prevención en salud. Jerarquiza la atención en base a Programas que ordenan las prioridades definidas en los problemas de salud. Programas elaborados en forma participativa con un enfoque de coordinación intrasectorial e intersectorial en su implementación. Revaloriza el compromiso ético con la salud de la población, con la justicia social y la democratización de la sociedad y el Estado. Concibe la salud como un derecho humano fundamental y como un instrumento de construcción de ciudadanía”. En enfoque coherente, enraizado en las necesidades de la población. Que nadie tiene el derecho a obstaculizar. - Hugo Cores- es dirigente del PVP-Frente Amplio 567. La República, Montevideo, 27 de junio de 2005.
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