Escenas cotidianas

27/06/2005
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São Paulo Pelé (la segunda “e” se pronuncia abierta), sí, el gran jugador de fútbol Pelé, llora ante las cámaras; en sus ojos una congoja infinita. El caso no tiene nada que ver con fútbol ni tampoco con el éxito o fracaso de las pastillas contra la impotencia que hasta hace poco anunciaba en televisión. Su pena se llama Edson Cholbi Nascimento, el “Edinho”. El hijo del gran “crack” mundial del fútbol, que ha jugado como portero, aunque sin la repercusión para el deporte que la del padre, está detenido desde el día 6 de junio acusado de asociación para tráfico de drogas. Al principio, intentaron con la excusa de que sería solamente consumidor. Ahora, desmentida definitivamente esa versión sobre la relación con los narcóticos, Edinho será trasladado a una cárcel de máxima seguridad en el interior del estado de São Paulo. Parece, con todo, que los problemas del exportero (de fútbol, claro) no son sólo con la justicia instituida; según la policía, Edinho está amenazado de muerte por el Primer Comando de la Capital (PCC) por ser amigo de Naldinho, empresario que estaría ligado a un grupo del PCC enfrentado a la dirección del grupo por la disputa del tráfico en la “Baixada” santista, o sea el conjunto de ciudades del litoral paulista en torno a la ciudad de Santos, donde se encuentra el mayor puerto de América Latina. En los bares (lanchonetes) y panaderías (importación de origen portugués) los clientes (fregueses) discuten sobre la veracidad o no de las acusaciones y afirman unánimes que Pelé no se merece eso. Ayer, en una operación policial en la famosa favela Rocían (55.500 habitantes según censo de 2000), situada entre los barrios más ricos de la ciudad de y mayor centro de distribución de drogas de Río de Janeiro, el tráfico movería mensualmente alrededor de equivalente a 16 millones de euros, murió un adolescente de 15 años alcanzado por una bala “perdida” en medio de un “intento tiroteo entre policías y traficantes”. El enfrentamiento, informa un diario paulistano, inició alrededor de las 7 de la mañana, provocando el cierre de un túnel de salida del área y “trajo el pánico a los habitantes” del barrio; “quien salía para el trabajo y las criaturas que iban a la escuela fueron sorprendidos por los disparos, que venían de todos lados del morro (monte). Hubo carreras y desesperación. Para huir de los tiros, las personas buscaban refugio en bares y comercios o se escondían detrás de los coches”. Parece que la policía perseguía a traficantes de la facción “criminal” ADA (Amigo de los Amigos) que, según informaciones, pretendían invadir un morro vecino, el de Vidigal, para expulsar a rivales del Comando Vermelho (CV). Una auténtica guerrilla urbana controla áreas importantes de la ciudad donde según un estudio de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas-FGV se “sufre con la ausencia del Estado”, por más que en ellas no falta orden y ley con alto nivel de legitimidad, además. Hoy empieza la São Paulo Fashion Week, semana de la moda que ya pasó por Río de Janeiro, sí Río, la misma ciudad de la nota previa. Desde hace tres años, declara Mariana Penteado, directora de “merchandising” de la comercial Daslú, el evento tomó fuerza nacional e internacional. Entre las modelos no faltará la internacional Gisele Bündchen, que por más alemán que sea el nombre ella no deja de ser brasileña. Otras estrellas nacientes de ese mundo la acompañarán: Fabiana Capra, Raquel Lieven, Viviane Orth, Camila Finn, Amanda Lopes, entres otras. Casualidad o no todas son blancas, en un país donde la población negra y mestiza está más allá de la mitad de la población total. La Daslú de la citada Mariana, ha sido uno de los temas más comentados en este mes de junio con motivo de la inauguración de una tienda de “lujo internacional” en el barrio de “nuevos ricos” Vila Olimpia, a la que no le falta tampoco su favela, la Coliseu, justo detrás del edificio de casi 20.000 metros cuadrados. Según cálculo de un sitio web citado por un diario local, con toda la renta mensual de los habitantes de la favela, 10.725 Reales (algo más de 3.000 euros) éstos podrían comprar en esa tienda dos (2) pantalones Dolce & Galbana. Difícilmente, sin embargo, podría entrar ninguno de ellos en el local, pues para eso es necesario tener un carné de socio que abre la puerta del estacionamiento para coches en el que la primera hora cuesta equivalente a 10 euros. Es el primer modelo (atención!) mundial de “shopping-bunker”, según parece la respuesta de la clase alta paulista al exceso de “democratización” de los ya habituales y numerosísimos “shopping-center”. Tiene, aparte del estacionamiento para coches, un helipuerto, y es que el tránsito terrestre en la capital paulista está cada vez más complicado. Mientras tanto, el FMI informaba, también en este mes de junio, de que aunque Brasil no haya renovado su contrato con la institución, sus técnicos, del FMI, claro, seguirán vigilando la marcha de la economía y las políticas públicas, no vaya a ser que pierdan el control de las mismas. Como para reforzar la información o advertencia, que nunca se sabe, un nuevo aviso desde el Bank for Internacional Settlements (algo así como el banco central de los bancos centrales). Dice Malcolm Knight, director general del banco, citado en periódico de gran tirada, que el peligro mayor para los “mercados emergentes” de América Latina es una posible “fuerte desaceleración de la demanda externa”, como consecuencia entre otras razones del aumento de los precios del petróleo. O sea, que todos los esfuerzos impuestos a la población brasileña por el gobierno Lula para sanear cuentas podrían quedarse en poco o nada. Si no fuese solamente advertencia o, quién sabe, amenaza lo que dicen desde el FMI y el BIS, claro. Preocupado ahora con la resolución de la crisis política que afecta directamente al gobierno y el PT, y sin saberse de momento cuáles serán las consecuencias de la dimisión de José Dirceu, verdadera eminencia gris del equipo Lula durante todo este tiempo de historia de PT, el presidente brasileño parece abrir más espacio de juego y para alianzas a otros partidos del llamado “centro-derecha o centro”. Por tanto, creando condiciones para una línea de intervención más conservadora todavía. Lo cual parece ir en contra de lo que la mayoría de su partido quiere. Según Cristovam Buarque, los militantes están “perplejos” y “avergonzados”, y el partido está muy tocado pero “no muerto”. “Además de su dirección”, afirma, “hay una militancia descontenta, pero todavía coherente, comprometida, que confía en la posibilidad de un nuevo rumbo”. Buarque, que fue rector de la Universidad de Brasilia y gobernador del Distrito Federal, así como ministro de Educación con Lula, ocupa lugar destacado entre la “inteligentsia” brasileña. A la mayoría de la población brasileña le convendría mucho que supiese lo que dice y que, además, tenga razón.
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