Cuando termina nuevamente la transición democrática?
30/06/2005
- Opinión
Estimado lector: seguramente a usted alguna vez le habrán contado un cuento de “Franz y Fritz”.
A un chiste alemán se parece la coincidencia, en el semanario Búsqueda, de dos tipos de artículos confluyentes.
En la tapa, la contratapa y alguna página más, en una larga entrevista, el ex presidente Julio Ma. Sanguinetti completa un nuevo circuito en la espiral ascendente de los autoelogios. ¿Transición de un régimen militar a una democracia? La que condujo Papucho, nos dice el ex presidente. Amnistía general, vuelta la página, la paz garantida y la transición perfectamente concluida.
Para sostener estas afirmaciones, el ex presidente está obligado a doblegar muchas realidades, perder de vista muchos hechos, y mirar el mundo desde el ojo de la cerradura de los intereses a los que a él y a los grupos de poder que él representa le resultan más convenientes.
Lo que resulta patético, no por el locuaz dirigente colorado sino por una parte de los problemas que preocupan al país, es cotejar la prosa balsámica de Sanguinetti con las expresiones guturales de algunos ex jerarcas y de algunos altos funcionarios militares en funciones.
Exabruptos que documentan las páginas del mismo semanario. Allí, por ejemplo, aparecen las declaraciones del Comandante en Jefe del Ejército que sostiene que “el Ejército no dejará librado a su suerte a los oficiales que sean citados a declarar ante la justicia por violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura”.
Y, por si a alguien le quedara alguna duda, agrega “la forma en que el Ejército brindará “su apoyo institucional” a los “camaradas” citados a la justicia aún no fue resuelta.
¿Que es eso de librados a su suerte cuando de lo que se trata es de ponerlos en la situación de igualdad ante la ley prevista en la Constitución?
Eso sí, Angel Bertolotti nos asegura que el Ejército “no llegará a un quiebre institucional”.
Por su parte, el ex Coronel José Gavazzo anuncia, una vez más, que no está dispuesto a concurrir en caso de ser citado por un juzgado. Y que ya transmitió al Comandante Bertolotti que resistiría con las armas una convocatoria del Poder Judicial.
Las afirmaciones de Gavazzo, que es a esta altura una suerte de personificación del crimen sin castigo, tienen una importancia relativa y habría que ver, efectivamente, que es lo que ocurre ante la situación que en el país se siga aceptando la existencia de un Poder Judicial con capacidad efectiva de resolver en los contenciosos que se le plantean o no.
En cuyo caso quedarían por disiparse algunas dudas. Una de ellas es si Gavazzo es tan intrépido como él dice y, lo que es más importante, si el Estado de Derecho goza de tan buena salud como se sostiene.
La verdad es que cumpliéndose en estos días más de veinte años de iniciado el proceso de transición, la realidad es más elocuente que muchos de los pronósticos y recetas de cómo tratar el problema de la impunidad y, más en general, como asegurar en las Fuerzas Armadas el predominio efectivo del sistema de garantías previsto en la Constitución.
El hecho de que estas afirmaciones afloren en momentos en que el gobierno democráticamente elegido da los primeros pasos para avanzar en la búsqueda de la verdad, nos arroja luz sobre la verdadera naturaleza de la transición democrática de la que hablaba Sanguinetti.
La democracia lograda es sólida, con equilibrios políticos y paz social,… siempre y cuando se mantenga el ocultamiento de la verdad y la sociedad se auto-censure en la realización de la justicia.
Como se ve, los versos de la tapa y la contratapa tienen poco que ver con la prosa de las informaciones de fuentes militares.
La situación asemeja al momento aquel en que, en pleno desfile, un niño exclamaba en voz alta que “el Rey estaba desnudo”.
Mucha literatura politológica, muchos discursos sedantes, muchos sobrentendidos apoyados en la ocultación de datos afloran en estas declaraciones de jerarcas castrenses de inocultable perfume golpista.
No tienen ningún fundamento apreciaciones, como las de Sanguinetti, que pretenden responsabilizar al actual gobierno de las inaceptables actitudes que anuncian algunos militares.
La Administración actual ha dado apenas los primeros pasos en una línea de acción legalista, de respeto a la dignidad y a la competencia del Poder Judicial. Que no es otra cosa que el respeto por los ciudadanos.
Una concepción con la que se había comprometido durante la campaña electoral y una conducta a la que lo obligan los Tratados Internacionales que ha suscrito el país y que ha refrendado el Parlamento.
Por otro lado, tampoco tienen el menor sentido, por vía de los atajos “inteligentes”, ningún tipo de relaciones con logias militares por parte de dirigentes o de grupos políticos.
La izquierda siempre ha criticado eso como el mecanismo antidemocrático mediante el cual las clases conservadoras hicieron funcionales a sus intereses el cometido de las Fuerzas Armadas. Algo debieran habernos enseñando algunos episodios de hace más de 30 años.
- Hugo Cores es dirigente del PVP-567- Frente Amplio. La República, Montevideo, 1º de julio 2005.
https://www.alainet.org/es/active/8589
Del mismo autor
- Por nuevos avances en verdad y justicia 04/12/2006
- Una ley injusta, heredada de un pasado siniestro 27/11/2006
- Opiniones latinoamericanas contra los TLCs 20/11/2006
- Ecos de la Cumbre 06/11/2006
- La derecha realizó un ensayo general 28/10/2006
- La derecha sube la apuesta 22/10/2006
- Los que en Punta Cala aplaudían, hoy dicen que es dictadura 15/10/2006
- Elecciones internas de la izquierda: los logros y los desafíos 12/10/2006
- Las tensiones que afloran convocan al debate y a la movilización 08/10/2006
- La experiencia del PT de Brasil: enseñanzas para frenteamplistas 01/10/2006