Más penas y olvidos en la tierra del Jordán

Se quedan todos

08/08/2005
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El panorama político sindical argentino es tan patético que tiene poco que envidiarle a los días dorados de la CGT Gorda, con los gremialistas empresariales a la cabeza, inmortalizados por los trajes Armani de los Cavallieri adornados con Rolex President que iluminaban con su brillo la cara de las hordas de desocupados que escupía a chorros el modelo que hoy sigue emprolijado. Nacía en los estertores de aquellos años el sindicalismo tilingo portuario. O la “nueva” organización gremial que venía a reemplazar a los burócratas sindicales con...un burócrata sindical, como Víctor de Gennaro, que desde entonces emite bulas desde un cómo sillón. Parafraseando al Ministro del Interior, Aníbal Fernández, “si ve una pala le agarra fiebre”. Aníbal, hoy primera espada de la pingüinera, es el mismo que compartió silla con Otacehe en el gabinete de Carlos Ruckauf cuando este era gobernador de la provincia de Buenos Aires. Mejor lanza movimientos políticos desde Mar del Plata para inmediatamente tomarse vacaciones en el Brasil del Lula trotskista, de quien hoy nadie se quiere hacer cargo. Corría el verano del 2002 y ahí fueron, con los trapos rojos a la ciudad balnearia. Debe ser tal vez el único caso en la historia política de la humanidad en la que un “movimiento” se lanza, pero se lanza a la nada. ¿Dónde están las fotos de De Gennaro con Lula, que usa fondos públicos para que el PT financie los petes de las fiestas con modelos? ¿Se acuerda el periodista Román Lejtman del video que editó “Lula compañero”? Poco se sabe de los insurgentes de ATE que todas las semanas realizan paros en el Hospital Garrahan, cuando en el noventismo del cuál Kirchner fue cómplice activo, los Gustavo Lerer estaban debajo de un escritorio (o veraneando en Cuba) mientras Carlos Menem cerraba y expoliaba la red de salud pública de la que Argentina había sido orgullosa una vez y hace mucho tiempo. Es que es más fácil ahora transformar un pasillo en barricada frente a las cámaras, que haberlo hecho cuando Alfredo Astiz cazaba militantes cual depredador desbocado. Ahora demuestran guapeza en la lucha de clases los partidos políticos que colaboraron con Emilio Massera y Ramón Camps. ¿Dónde estabas Lerer en los noventa? ¿Y en los ’70? En la barricada universitaria meten por la fuerza al representativo 0.1 por ciento del electorado y Altamira lanza las 20 verdades de la revolución socialista mientras que su camarada Pablo Rieznik comenta con orgullo que como revolucionario, debió exiliarse durante la dictadura y fue sacado del país por los camaradas del PC, el único partido que claro está, no fue proscrito poro la represión. Es toda esta banda de profesionales de la revolución que jamás harán, porque nunca estarán dadas las condiciones objetivas y subjetivas, la que agachó la cabeza siempre y hoy a la hora de su epílogo buscan escribir alguna línea. Pero tampoco hay que hacer un revisionismo de la izquierda cipayo para ver el delirio del escenario actual. La radical Marta Maffei, candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires por el ARI de Elisa Carrió, y sindicalista docente, es la que encabezó la puesta en marcha de la Carpa Blanca Docente frente al banelquizado Congreso de la Nación, y que por promesas de campaña del entonces progresista Fernando De la Rúa, le pidió a los maestros que terminaran la lucha. En lo que va el gobierno de Néstor Kirchner, los docentes hicieron más paros que durante toda la década de Carlos Saúl Menem, esto es, más reclamos en dos años y medios que durante la década en que el Estado menemista por cuenta y orden del Banco Mundial y el FMI, decidió descuartizar la educación pública municipalizando los colegios y localizando los planes de estudio ampliando la brecha entre la unitaria Buenos Aires y las provincias que una vez quisieron un país federal. ¿Dónde estaba Maffei? Con esto no se puede negar la situación de los docentes, pilares de toda aglomeración que pretenda ser “un país en serio”, que se cae de pésima en salario y condiciones de trabajo. Pero con toda liviandad se acusa a un gordo cegetista sin reflexionar al menos quién es el inútil ¿el que logró un convenio por el que los recolectores de basura tienen un salario de 1.800 pesos o una burócrata que pudiendo paralizar un país no consiguió que los maestros tengan un básico de 700 pesos? Igual de patético que los burócratas de La Fraternidad, que realizan un paro nacional por la situación laboral de los trabajadores de trenes de carga. El reclamo es más que justo. Pero es al menos extraño que estos no hayan realizado un solo paro durante los ’90 cuando Menem vociferó “ramal que para, ramal que cierra”, y sin pausa y con prisa cerro miles de kilómetros de vías férreas dejando pueblos en el absoluto abandono y condenados a morir, junto a los 50.000 trabajadores de los ferrocarriles que no tuvieron el respaldo de un apoyo masivo, siquiera un paro simbólico. Tampoco esto implica librar de culpas a la CGT, donde los viejos rebeldes son los nuevos gordos, y las focas de entonces amenazan con la fractura de la CGT Disidente. Hoy todos estos se acuerdan que Néstor Kirchner sacó dineros públicos del país cuando era emperador de Santa Cruz. Cuando Kirchner recibió de la Nación los 500 millones de dólares producto de las regalías petroleras, los envió al exterior. No puede negarse que fue un pionero ya que el argumento era la inseguridad del sistema financiero: no fue meses antes del 2001 que salieron los fondos patagónicos sino en 1994. El oráculo del glaciar Perito Moreno comenzará de ahora en más a ser el más consultado por los fieles del mundo. Y es que la memoria, para variar, es la gran ausente. Ya nadie recuerda que en mayo de 2003, Elisa Carrió elogió cómo había piloteado Eduardo Duhalde con las textuales palabras: “Llegó como un puntero de Lomas de Zamora y se fue como un estadista”. Para Carrió, hoy Duhalde es responsable de gran parte de los males, y no le falta razón. Sólo le falta coherencia. ¿Te acordás hermano? Y a propósito, ¿dónde estaba Lilita en los ’70? En aquellos años de plomo en que Néstor Kirchner y esposa se exiliaban a Santa Cruz y ampliaban su patrimonio inmobiliario, Carrió era funcionaria judicial de la dictadura en el Chaco durante los días de la Masacre de Margarita Belén. Y hoy al estilo Rousseau, sale a vender como evangelista un nuevo “contrato moral”. No hace falta recordar que en los ’90, Carrió se destacó como constituyente radical, producto del Pacto de Olivos y designada allí por su padrino Raúl Alfonsín y el Coti Nosiglia. El problema, según Carrió y sus aliados mediáticos, es que Rafael Bielsa pretende ser Canciller y candidato a diputado al mismo tiempo. En los tiempos que corren, claro está, no puede ejercer un cargo en plena campaña, salvo que adquiera en un bazar los superpoderes que Carrió tenía para ser diputada y candidata a presidente en 2003, cuando allí quedó quinta, detrás del “Adolfo” Rodríguez Saá gracias a la famosa mesa de Necochea. Maffei, la docente que creyó en De la Rúa. Lo que en realidad no es complicado de Carrió es comprender por qué se aferra a la meteorología y anunciar cataclismos; o como obstetra, anunciar un sin fin de partos. Es lo único que puede decir ya que no tiene, por ahora, fueros parlamentarios y a la serie de payasadas que solía esputar le responderían con una torre de citaciones a tribunales. Con fueros era valiente y acusaba a todos. ¿Dónde quedaron las cajas del Senado que fue a buscar a Estados Unidos? Allí dijo que temía por su vida, pero claro está, la iluminada dejaría la verdad revelada que de esas cajas lanzaría al Harry Potter justiciero. En aquellos mismos días, el peor enemigo de Carlos Menem, su ex vicepresidente Eduardo Duhalde bailaba con una damajuana en la cabeza mientras un avión sanitario traía de contrabando a un diputado patagónico para que votase la entrega del gas y el petróleo. Y Felipe Solá, que era secretario de ese gobierno menemista, decía que “para durar en política hay que hacerse el boludo”. Y haciéndose bien el pelotudo será que Alberto Iribarne se puso las antiparras y luego de pasar por el Gabinete de Carlos Menem, como viceministro del Interior, primero detrás de Carlos Ruckauf y después de Carlos Corach. Desde 1999 hasta el 2002 Iribarne fue jefe de campaña de El Padrino Eduardo Duhalde, según la primera dama Cristina Kirchner. Al otro lado de la orilla del Jordán, lo esperaba con toalla y brazos abiertos, el cavallista Alberto Fernández. En los medios de prensa proliferaban los programas periodísticos mientras Bernardo Neudstadt veía como se ponía el sol. Jorge Lanata dirigía el diario más combativo y contestatario que hoy, de la mano de un clarinete, se convirtió en el órgano de prensa de la Casa Rosada. Eso sí, en 1999 Lanata tuvo una especie de tregua contra el archienemigo Carlos Menem y le ofreció una versión superlight de entrevista en Anillaco, mientras recorrían la pista para exportar aceitunas y el anfitrión Carlos Menem mostraba su zoológico personal. Eso sí, ese día no se preguntó palabra alguna de dónde había obtenido el dinero para eso. Al menos para el Tag Heuer que llevaba puesto el ex mandatario. Ya no quedan programas periodísticos. El dirigente político-militar Mariano Grondona pasea su seriedad al lado de un Luis Majul que logró superar en lo bizarro a Mauro Viale. Con la diferencia que Mauro Viale lo hace bien. Ekeko, el demonio del norte. Y Lanata, que había desenmascarado al malvado Raúl Moneta, “el banquero de Menem”, trabaja para Marcelo Tinelli, ícono de la cultura menemista, hoy socio del masserista Daniel Hadad y de...Moneta. Qué raro. Encima, Kirchner sigue la tendencia de la política marketinera y es más importante responderle a la prensa que avanzar en los convenios con Venezuela. Pero, como una vez les tocó recibir respuesta de un presidente y sus ministros, Lanata no dudó decir en una mañana en Del Plata, antes que su periodista estrella Gisela Marziotta lanzara el decálogo de investigación sobre las mujeres y las insinuaciones sexuales del lapiz labial, que “se dejen de joder y admitan que esto no es una democracia, ¡viejo!”. Palabras más, palabras menos, llegó a la ridiculez de Raúl Castells que comparó a Kirchner con Videla y Massera. ¿No es un poco mucho? Tan exagerado como Kirchner cuando consideró que debían compararlo con San Martín tras haber sacado a la Argentina del default, pagando deuda externa con el hambre de los argentinos. Eso sí, también es la primera vez donde impera una presión sin igual en la prensa y esta no para de criticar al Gobierno. Lo critica por pavadas, por si Kirchner es confrontativo, si es “ortodoxo o heterodoxo”, pero no sobre si es un buen muchacho. Será entonces que las corporaciones que tienen entre sus tentáculos un medio de prensa, extorsionan al Estado, es decir a todos los argentinos, para que se les de pauta oficial y sustenten su existencia. O será casualidad que Jorge Fontevecchia relanzará su diario Perfil luego de haberlo cerrado sin previo aviso. Carrió, la impoluta sin historia. El problema, según dicen los entendidos, es que el Partido Justicialista no respeta las instituciones y no deja espacio para las minorías porque no tiene oposición entonces la misma nace de su seno. ¿Acaso es culpa del PJ que los otros pongan a De la Rúa como miembro de la Internacional Socialista? La UCR, devenida en ONG, presenta no dos sino tres candidatos en la provincia de Buenos Aires: Luis Brandoni, con la boina blanca oficial, Ricardo López Murphy con la boina volcada a la derecha, y Marta Maffei representando al movimiento feminista de Elisa Carrió. Mientas tanto todo cambio para que nada cambie. Después del “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, todos cruzaron el Jordán para un lado u otro, “purificándose” o sumándose a lo que denostaban. Hacia el lado oscuro del río pasó hace rato el insurgente Raúl Castells, aliado político de Adolfo Rodríguez Saá (aliado de Menem) y del carapintada Aldo Rico. Si abandona la huelga de hambre, Castells se seguirá comparando con figuritas que alguna vez coleccionó: ya se comparó con el Che Guevara, con Ghandi. Falta que admita la comparación más verídica: Piñón Fijo. El represor Luis Patti por recomendación de Menem apoya al Partido Justicialista que lleva a Chiche Duhalde, y lo mismo hace Aldo Rico. Del otro lado, las purificaciones de San Juan Bautista llegan a la obscenidad: no quedó ningún intendente, salvo casos extremo como Manuel Quindimil, que sigue en Lanús porque no le llegó el telegrama final. Mario Ischii, Raúl Otacehe, Sergio Villordo y toda la corporación de los malditos intendentes se sumaron inmediatamente al Frente para la Victoria kirchnerista. De la noche a la mañana dejaron de ser los principales engranajes del clientelismo político para sumarse a los herederos del peronismo combativo. Tuvo que ser un ex aliado de Patti el que saliese a desmentir que los Kirchner hayan sido montoneros o cualquier cosa parecida a la Tendencia Revolucionaria. Estaban de paso por La Plata y con suerte conocieron la JP. Pero mejor alimentar el mito del perseguido político para señalar con el dedo que es y no es un derecho humano. Evidentemente hoy es más fácil pegarle a un genocida como Massera que darle de comer a una familia salteña o de un barrio carenciado de la ciudad de Buenos Aires (no sea cosa que crean que la pobreza queda del otro lado de General Paz). Hadad y Moneta, los enemigos del cadete Lanata. Y con bombo, bandera y bincha vuelven todos. Menem llegará al Senado por La Rioja con apenas salir segundo, Luis Barrionuevo se presentará por Catamarca. Los Duhalde que se habían retirado para nunca más volver siguen manejando los mismos piolines que usaron para que Kirchner llegase a presidente. Eso sí, se perfila la renovación en la Unión Cívica Radical de la mano de Raúl Alfonsín en la provincia de Buenos Aires, imponiendo a Brandoni, y del Coti Nosiglia apoyando a Suárez Lastra en Capital Federal. Angel Mazza, ex ultramenemista es hoy el primer kirchnerista de La Rioja. Domingo Cavallo se tomó el primer avión de American Airlines con pasajes disponible en banda negativa y arribó para volver a no se sabe que nuevo saqueo tiene en mente y tecnócratas fracasados como López Murphy, becados por las propias fundaciones que fundaron, son los preclaros que tienen todas las soluciones, en el país donde todos son malos, menos Repsol. En el 2001 las puteadas llovían sobre el gobierno de Fernando de la Rúa: hoy vuelven, o mejor dicho, siguen, Domingo Cavallo, Ricardo López Murphy, Luis Barrionuevo, Patricia Bullrich, Carlos Menem, Chiche Duhalde, los intendentes de “El Aparato”, Mazza, Puerta, Marín, los fondos fugados, duplicados y retornados a medias, los mismos banqueros, los mismos periodistas. La misma decadencia. Tampoco cambió “el Chacho” Alvarez: por las dudas ya presentó su renuncia aunque no se sabe a qué. Falta "Piñón 2007" y estamos todos, menos Chacho. Al final, habrá que pedirle disculpas a Patricia Bullrich que recorrió todo el arco conocido y por conocer, también fue pionera ya que todos los pecadores nadan ahora en el Jordán, y como buenos cristianos, apenas secos volverán a pecar. Gabriel Martin. Equipo de Investigaciones 'Rodolfo Walsh' (http://rodolfowalsh.free.fr)
https://www.alainet.org/es/active/8912
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