Se pronunció la Corte Constitucional:
Álvaro Uribe V. más cerca de ser reelegido
24/10/2005
- Opinión
La Corte Constitucional de Colombia en el día de ayer (19 de octubre) y en un acto
que racionalmente se podría calificar como previsible, yo no sé si alguien
esperaba lo contrario, desde luego yo no, declaró la exequibilidad del Acto
Legislativo 02 del año 2004. Con el señalado acto, el Congreso de la República
consagró en el actual ordenamiento jurídico-político del país la figura de la
reelección presidencial con características inmediata. El fallo proferido por el
Alto Tribunal, sin duda, despeja el camino para una eventual reelección del
Presidente Álvaro Uribe Vélez, hasta ahora el mayor beneficiado con esta
importante y singular reforma.
Así, el Presidente Uribe Vélez, sin salir victorioso del todo con el
pronunciamiento de la Corte, pues hay que esperar el fallo que ella emita sobre
las garantías electorales, si está alegre, feliz diría yo. Y al decir verdad,
también lo están la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono, el Fondo
Monetarios Internacional, el Banco Mundial y las multinacionales de los EEUU y de
Europa, como no, pues su candidato podría quedarse en la Casa de Nariño cuatro
años más. En el suelo propio: los militares, los principales gremios económicos y
financieros, los adictos y adeptos al uribismo, y los narcoparamilitares, y como
no podía ser de otro modo, no ocultan su satisfacción de que Uribe, su pupilo, el
candidato de la guerra por ganar, y de la paz por perder, podría estar en la
primera línea de salida si se consolida, como seguro sucederá, su candidatura a la
reelección.
La Corte Constitucional con su falló de exequibilidad, ha desestimado más de una
docena de demandas que pesaban contra el Acto Legislativo en mención, pues
consideraron los que impetraron tales demandas que la reforma acusaba serios
vicios de forma, de fondo, y entraba en serias contradicciones con importantes
derechos consagrado en la Constitución Política de Colombia. Las demandas que
fueron instauradas en su día provenían de las más diversas vertientes ideológicas
y políticas que existen en el espectro político del país y ellas no eran un
embeleco, una añagaza del antiuribismo militante como confesos amantes de la
reelección y de la gestión de Uribe llegaron a pensar en su momento.
Así y de esta manera, desde la sanción presidencial del Acto legislativo, hecho
que ocurrió el 27 de Diciembre del año 2004, hasta el día de ayer, el centro de
gravedad sobre la constitucionalidad o no del mencionado acto se trasladó a la
Corte Constitucional. Es de anotar que los recursos interpuestos ante este
importante organismo demandaban su pronunciamiento no sólo sobre los aspectos
relacionados con lo procedimental de la reforma sino que además de demandar un
juicio en lo atinente al fondo, pues lo era necesario, también lo hacían en lo
referente al hecho de sí el Congreso de la República tenía la competencia para
reformar de algún modo el sistema electoral y la arquitectura política del Estado.
Otros, quisieron con sus demandas, en cambio, que la Corte se pronunciara sobre la
inconveniencia o no de la reforma.
Justificando el fallo
De este relicario de demandas; sopesadas y serias la gran mayoría de ellas, la
Corte Constitucional tuvo en cuenta para acometer el polémico fallo que ayer fue
dado a conocer a los medios, y en donde da por exequible la reforma adelantada por
el Congreso, sólo aquellas que gravitaban alrededor de la formalidad de la
reforma. Según el Presidente de la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda, ésta
no se centró en los aspectos sustantivos de la reforma, pues, según su criterio y
el de las dos terceras partes de la Corte, éste organismo no tenía la competencia
para juzgar el fondo (1) de la reforma. ¿No la tenía o no quería juzgarla? Quiero
anotar que en lo jurídico como en el mundo de la democracia, igual de importante
es la forma como el fondo de las cosas.
Visto así el asunto, para la Corte no hubo ni antes, ni durante el trámite de la
reforma en el Congreso conflicto de interés alguno, razón por la cual se
desestimaron los señalamientos que se hicieron desde algunas demandas en el
sentido de que algunos congresistas estaban impedido para votar la reforma, pues
se rumoró en su momento que varios de los parlamentarios habían recibido prebendas
burocráticas para votar afirmativamente el texto de la reforma. En otro aparte del
fallo, este órgano concibió también que la discusión del acto legislativo estuvo
precedido por los debates necesarios sobre lo atinente a los impedimentos y las
recusaciones, y que por esta razón no halló vicios de inconstitucionalidad en
cuanto hace referencia a este acápite. Resalta la Corte, y con demasía, que las
ponencias durante la discusión de la reforma fueron votadas con el debido quórum y
bajo el régimen de mayoría exigido. Es decir, que para la Corte el proyecto de
reforma constitucional gozó de buena salud en su trámite.
Lo que la Corte constitucional no quiso ver
Según la Corte Constitucional, todo se dio de manera pulcra, dentro de la norma.
Para las dos terceras partes (2) de este organismo el que Congresistas tales como
Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, ---los casos más sonoros--, hayan recibido y
al parecer importantes incentivos burocráticos, la primera por votar a favor del
proyecto --- cuando se sabía que iba a votar en contra--- en la Comisión Primera
de la Cámara de Representantes en su primer debate, y el segundo, por ausentarse
en la votación, no constituye, según su criterio, ningún conflicto de interés. Y
así y por el estilo la Corte ha desestimado los principales argumentos de las
distintas demandas, que sumaban en su totalidad 18.
Y si en el trámite de la reforma de la reelección, la Corte no ve ningún vicio, en
lo que hace alusión al contenido y a la conveniencia de esta figura; la misma no
entró a hacer ninguna valoración, pues lo consideró un campo no a tratar. Así,
resulta cuando menos risible que la Corte le diga al país y al mundo entero que la
inequidad que genera y consagra la reelección en Colombia no es un asunto de su
incumbencia. Nada más distante de la realidad que esta apreciación, pues todos
sabemos que la figura de la reelección Presidencial tal y como se ha producido en
el país, busca y por todos los medios favorecer en principio al Presidente Uribe,
que es quien hoy detenta el poder y quien de manera más animosa y a través de sus
congresistas amigos más ha impulsado la reforma.
Y ello para no referirnos al proceder invasivo del Gobierno mientras se tramitaba
la reforma en el Congreso, y en donde en más de una ocasión vimos al Ministro del
Interior, Sabas Pretel de la Vega; haciendo unas encendidas intervenciones cuyo
fin era convencer a los Congresistas indecisos de la conveniencia de darle paso a
la reelección; pues si ésta no se lograba con Uribe, decía, lo demás sería el
caos, la catástrofe integral. Ante esta flagrante violación al principio de la
independencia de poderes, la Corte, o al menos los magistrados que votaron a favor
de la reforma prefirieron sin rubor alguno mirar para otro lado, no sin antes
hacer uso de la aritmética jurídica a su favor, y de cara a validar el acto
legislativo. Al parecer les sentaba mejor esta nueva posición, les era más cómoda,
quizá. Y también miraron hacia otro lugar ante la violación del principio
democrático, del pluralismo, la participación y la igualdad; principios que fueron
abierta y clamorosamente violados por el Congreso al concebir la Reelección de
manera inmediata. Quienes salvaron (3) su voto ante el fallo, muy bien han
argumentado y documentado porqué la Corte no debió aprobar el examen del fallo.
En consonancia con lo anterior hay que señalar que, la reforma que consagra la
reelección y que hoy santifica la Corte, excluye, margina, segrega, y, por tanto,
beneficia dentro del grupo de funcionarios públicos del Estado y del Gobierno sólo
al Presidente de la República, que es entre otras cosas el único funcionario en
ejercicio de sus funciones que puede aspirar a ser reelegido potencialmente como
Presidente. ¿No ve la Corte aquí ninguna anomalía? Este principio segregacionista
consagra la inequidad y la desigualdad; elementos que contravienen el ordenamiento
interno y también una serie de tratados internacionales que el Estado colombiano
ha suscrito y que viajan en la dirección de potenciar la igualdad de oportunidades
y la equidad en los más diversos campos de la vida social y política. Frente a
ello el vigía del ordenamiento jurídico en el país manifiesta hoy y para
desconcierto de muchos un claro desinterés, cuando no una silenciosa voluntad de
beneficiar la figura de la reelección amparándose en el precepto de no entrar en
el fondo de la reforma. ¿No fue acaso la Corte instaurada para defender la
voluntad del Constituyente primario y los derechos constitucionales de todos los
colombianos?
La Corte: una de cal y otra de arena.
La Corte Constitucional con su fallo ha reculado, ha preferido juzgar la forma y
no el contenido y la conveniencia misma de la reforma realizada por el poder
legislativo. Si se ha pronunciado, como lo ha hecho, sobre la competencia y los
límites del Congreso es porque le daba vergüenza no hacerlo y porque además le
era suyo definir los linderos del poder del legislador, del cual ha dicho y es una
verdad de perogrullo, que en él no radica la soberanía. Era lo menos que se podía
esperar que dijera. En esta ocasión la Corte Constitucional ha dado una de cal y
otra de arena, declara, efectivamente, que el Congreso no puede bajo ningún
aspecto otorgarle facultades al Consejo de Estado para expedir una norma que
reglamentara la reelección, y, por otra concibe que el Congreso si estaba
facultado para aprobar una reforma del calibre de la reelección inmediata, lo que
avaló con una votación de 6 a 3.
Al referirse a la competencia del Congreso de la República, sin duda, la Corte se
ha pronunciado sobre el fondo de la reforma, lo extraño es que no haya querido
ahondar más en el meollo del asunto y haya dado por buena la reforma; que todos
sabemos contraviene la voluntad del constituyente primario, cuando en su momento,
y en particular en 1991, él se pronunció en contra de cualquier posibilidad de que
la reelección en Colombia fuera una realidad, y todo para frenar las tendencias
autoritarias y el evitar el abuso de poder de quien estando ya instaurado en el
aspire a perpetuarse en este. De esta manera, la Corte acepta que el Congreso
tiene importantes límites, pero, sin objeción alguna, se muestra silenciosa y
pusilánime cuando acepta que el legislativo modifique de manera sustancial el
sistema electoral imperante, la naturaleza del régimen político y sobre todo, que
no musite ni una sola palabra frente a una reforma, que tal como está, ha sido
diseñada a imagen y semejanza de las ambiciones personales de Uribe y del grupo
que lo acompaña.
¿Intimidaciones y algo más en la decisión de la Corte?
La jurisprudencia de la Corte nos pone de presente, sin embargo, que sí tenía y
tiene este organismo toda la legitimidad y la legalidad para pronunciarse sobre el
fondo de la reforma, otra cosa es que no haya querido hacerlo por distintos
motivos, entre ellos, la parcialidad de algunos de los magistrados que la componen
y quienes han virado hoy más hacia el ala del Gobierno, sobre todo después de la
aceptación de Andrés Pastrana como Embajador en Washington. Otra razón que explica
el hecho que se aduzca la falta de competencia de la Corte para pronunciarse sobre
los aspectos nodales de la reforma puede ser la avalancha de presiones y hasta de
intimidaciones (4) que se han ejercido desde distintos frente del Gobierno; lugar
desde donde se ha acusado y en reiteradas ocasiones que la Corte cogobierna y que
se hace necesario establecer un reforma que la prive, según el gobierno, de esa
incomoda capacidad.
No han sido escasos los momentos en que el Gobierno ha amenazado con presentar al
Congreso importantes proyectos en los que se anuncia una capital reforma a la
justicia. Aún recordamos muchos las diatribas de Fernando Londoño, Ex ministro del
Interior y de Justicia de este Gobierno contra la Corte, y lo mismo ha hecho el
actual Ministro del Interior, Sabas Pretel de la Vega; sólo que de modo más
solapado pero igual de intemperante y corrosivo. En varios momentos se habló desde
el Gobierno, sobre todo cuando se sabía que la correlación de fuerza en la Corte
no le era favorable al mismo, que el máximo organismo no actuaba en derecho, que
hacía política desde la justicia, que desde allí se rezumaba un antiuribismo y que
se daba por seguro que se opondría a la reelección.
Así, todos los mensajes lanzados desde el gobierno, o en su defecto desde sus más
conspicuos amigos (5) , sin duda, han hecho mella en la moral de la Corte y nadie
puede garantizar que el no querer entrar a tratar el fondo de la reforma
constitucional tenga que ver con esta serie indebida de presiones. Hoy cabría
hacer las siguientes preguntas a quienes en otro momento y desde las entrañas del
Gobierno tildaron a la Corte de cogobernar y tomar decisiones políticas y no
jurídicas ¿Hoy si es patriota la Corte y fortalece a la democracia con su fallo,
como lo plantean y entre otros, Carlos Holguín Sardi (6) , El Editorial del Tiempo
y hasta el mismo Ernesto Báez (7)? ¿No es su fallo acaso una decisión política?
¿Cogobierna o no la Corte con haber aprobado el acto legislativo? ¿Es antiuribista
la Corte como se dice o decía?
Pero si los mensajes temerarios y las presiones pudieron incidir de modo en que el
Gobierno y, en particular, el Presidente Uribe lo requería a afecto de que la
Corte no se pronunciara sobre el fondo de la reforma, --su reforma--, y donde
habían justificadas razones para que la Corte la declarara inexequible, no menos
fuerza empieza a cobrar la idea de presuntos sobornos y compra de la conciencia de
algunos magistrados, fundamentalmente y como es obvio, de quienes votaron a favor
de la exequibilidad del acto legislativo que aprobó la reelección inmediata. Así,
ha trascendido a los medios de información un toma y dame entre los magistrados
Rodrigo Escobar Gil y Jaime Araujo Rentaría. A lo mejor escuchemos más, no nos
sorprendamos. El primero ha amenazado con denunciar por injuria y calumnia al
segundo, pues éste último, según Escobar Gil; le había gritado en una de las
sesiones donde se discutía la reforma, que, él tenía una ferviente prisa por
aprobar la reelección, porque, seguro, el gobierno le remuneraría por su voto a
favor de considerar exequible la reforma. Nadie habla de las pruebas sobre el
particular, lo cierto es que ellos son magistrados y se entienden, y también y
como dice el adagio popular, cuando el río suena es porque piedras lleva.
La cosa en este frente pinta mal, las denuncias sobre soborno y otro tipo de
prebendas cobra fuerza; lo que pone en duda la transparencia del fallo, lo cual
se suma a la mucha opacidad y turbulencia con la que venía del Congreso la famosa
reforma. En medio de este clima de crispación y de dudas instaladas y vociferadas
se ha conocido en el día de hoy la posibilidad inminente que el magistrado Jaime
Araujo Renteria, y quien votó en contra de la exequibilidad de la reforma presente
su renuncia al Alto Tribunal en los próximos días, pues aduce una inconformidad
con el fallo y con el papel de la Corte en este caso, lo cual lo deja plasmado en
los siguientes términos “La reelección presidencial jamás debió pasar el examen de
constitucionalidad porque se evidenciaron doce vicios insubsanables de trámite en
la aprobación de la reforma (…)Yo tengo una idea clara de constitucionalidad donde
creo que la Corte está hecha para ser guardián de la Constitución y cuando uno
cree que está arando en el desierto con molinos de viento, pues el que debe
hacerse a un lado es uno y no los demás” (8) Otro de los que salvó el voto
frente a la exequibilidad de la Reforma, en este caso, el Magistrado Alfredo
Beltrán, ha concebido el fallo favorable de la Corte del siguiente modo “Me parece
una tremenda equivocación. Otros considerarán que los equivocados son los que
salvamos el voto. En todo caso, la mayoría tuvo los votos, pero no la razón” (9)
La reelección : un proyecto fríamente calculado
La Corte con su fallo sienta un muy mal precedente en relación con el poder
legislativo, y más con el ejecutivo; que fue y a todas luces el que capitaneo de
principio a fin la reforma constitucional de la reelección. Con su pronunciamiento
afirmativo el Alto Tribunal deja la puerta abierta para que alguien, ---con el
mismo apetito de Uribe y con unos acompañantes del talante de quienes hoy le
rodean, y con una mayoría lograda a punta de prebendas y componendas--- pueda
modificar y a su antojo la Constitución. Esta reforma ha sido diseñada y en
exclusiva para el actual Presidente. Todo el mundo lo sabe y lo ve, los únicos que
no lo han querido ver fueron los magistrados que votaron a favor de la reforma.
Con ella da el actual mandatario por cumplido uno de sus objetivos y el cual era
prolongar su periodo presidencial, potencialmente al menos, más allá más de lo
constitucionalmente permitido hasta hace unos días atrás.
Con esta reforma Uribe convierte en realidad su vieja y premeditada idea de la
reelección, de ello sabe mucho José Obdulio Gaviria, Consejero Presidencial, y
cómplice de primer orden en el logro de esta meta. Y es en el cumplimiento de este
objetivo, de esta cuadratura, sin duda, donde se debe comprender y sin más, la
estrategia del millar y más de un consejo comunitario realizado por el Presidente
a lo largo y ancho del país, y en donde encaja y sin ninguna duda el
asistencialismo barato que hoy promueve entre las comunidades con resultados de
corto aliento, pero eso sí, efectivos desde el punto de vista mediático. Amén de
trabajar y con tesón, imprimiendo al menos él, pues la mayoría en Colombia sufre
el desempleo, una profunda ética frente al trabajo, lo cual ha recogido y de buena
manera su equipo de propaganda. Los resultados sobre el particular están a la
vista, pues pese a todos sus desafueros conserva una imagen positiva en
importantes sectores de la sociedad, en todos los estratos, por demás, y de igual
manera conserva un número muy importante a su favor cuando de intención de voto se
trata. A manera de sorna, Uribe y su grupo heteróclito lo tenían todo fríamente
calculado. Ha trabajado con una acuciosa mentalidad estratégica y la reelección la
tiene casi en el bolsillo.
¿Quien gana y quien pierde ante una eventual reelección de Uribe?
La reelección inmediata estaba cantada, tanto en el Congreso como en la Corte
Constitucional con su conocido y controvertido fallo. La alegría entre los
Uribístas más confesos es inocultable. En la Casa Blanca, el Pentágono y entre la
mayoría republicana del Congreso norteamericano se respira un aire de
tranquilidad, pues Uribe, --su amigo, como dice Bush Hijo---, garantiza la
subordinación plena del Gobierno y el Estado colombiano ante los intereses
socioeconómicos y geopolíticos de la potencia del Norte. Así, una eventual
reelección de Álvaro Uribe Vélez es altamente necesaria y conveniente para el
Gobierno americano.
Y lo es por diversas razones: Una, porque le posibilita al imperio proseguir con
la guerra química y eccocida que hoy libra en contra de nuestra selva y contra
nuestros campesinos e indígenas, y todo ello bajo la espuria cruzada moral de
combatir a las drogas; dos, porque utilizando como pretexto la anterior coartada,
puede y así lo hará, profundizar aún más su pretendida lucha contra el terrorismo,
la cual en Colombia adquiere unas connotaciones de una lucha antisubversiva, y
contra toda expresión del movimiento popular que se oponga a sus planes
hegemónicos en el país. Tres. Colombia es una buena plataforma para actuar como
tenaza desde el punto de vista político y desde lo parainstitucional contra la
Revolución bolivariana en Venezuela, y para ello y sin objeción alguna se ha
prestado Uribe en no excepcionales momentos. Cuarto, Colombia bajo el Presidente
Uribe muestra una incondicionalidad inconmensurable frente al leonino Tratado de
Libre comercio (TLC) que se negocia con EEUU, y es al mismo tiempo y sin reservas
alguna un laborioso y entusiasta impulsor del mismo en el conjunto de los países
de la región.
Y si la Casa Blanca está dichosa con la noticia de una eventual reelección del
Presidente Uribe, gracias a un sector de la Corte Constitucional, no menos cierto
es que en el mundo del narcoparamilitarismo la euforia no se ha podido contener. Y
no ha sido posible toda vez que el grueso de la comandancia de las AUC y que está
pedida en extradición por el gobierno de los EEUU podría librarse de ir a purgar
cárcel si Uribe cumple con lo que el señor Comisionado de Paz, Luís Carlos
Restrepo, – más conocido como el señor de la ternura—, les dijo hace un año de
manera secreta en Santa Fe de Ralito a ellos y era que el Presidente Uribe podía
obviar la extradición de los mismos apelando a la figura de la discrecionalidad;
si y sólo sí la desmovilización se cumplía conforme lo acordado. Y no sólo por
esto se sienten bien los narco-paramilitares, pues de sobra es conocido que con
Uribe, y con la ley de justicia y paz que elaboró para ellos y a su medida, sus
crímenes de guerra y de lesa humanidad quedarán casi que en la impunidad. Y ello
para no hacer mención que ante una eventual reelección del actual presidente, el
poder de los paramilitares en instituciones como el Congreso, alcaldías,
Gobernaciones, la Fiscalía y algunos centros universitarios (10) se podría
consolidar. Amén y una vez más, que con Uribe los narcoparamilitares legalizarían
las tierras que a peso de sangre y terror han robado a los campesinos a lo largo y
ancho del país, y las cuales suman, según algunos cálculos conservadores, más de
cuatro millones de hectárea de tierra.
El bando de los ganadores ante una posible reelección de Uribe está claro y
también el de los perdedores. Entre éstos últimos se encuentran los campesinos,
los indígenas, los sindicalistas, los afrodescendientes, los desplazados, en fin,
el conjunto del movimiento social que enfrentará las embestidas de su política de
“seguridad democrática”; que no es otra cosa que un marco de agresión permanente
contra importantes sectores sociales de la población que se oponen a su “embrujo
autoritario” y a la profundización del modelo neoliberal sin paliativos de ninguna
especie. Contra éstos sectores van las detenciones masivas y sin causa legal
alguna, pero también la desaparición, la tortura, el desplazamiento y como no, el
exilio.
Consideraciones finales
El sector mayoritario de la Corte Constitucional ha declarado exequible la reforma
constitucional que consagra la reelección inmediata de Presidente en Colombia. Con
su decisión no sólo ha renunciado a ejercer de cancerbero de la Constitución
Política., su función por excelencia, sino que ha tirado por la borda el
reconocimiento y el respeto que se había granjeado entre muchos sectores sociales
por audaces y valerosos conceptos jurídicos en los que el bien común, la igualdad
y la equidad se ponían por encima de cualquier consideración individual o de
grupo. Si bien la reelección de Uribe no está garantizada del todo con el actual
fallo, pues falta que la Corte se pronuncie a más tardar el 11 de Noviembre sobre
las garantías electorales de la oposición, nadie duda que el Alto Tribunal – yo
espero equivocarme--- terminará quitando cualquier rémora que se enhieste como un
obstáculo para que Uribe pueda presentarse y sin atenuante alguno a la reelección.
Competir con Uribe como candidato a ser reelegido no es, ni será asunto fácil. Y
no lo es porque él está en campaña desde que empezó su periodo presidencial, y
porque goza de unas prerrogativas inigualables. Tiene a su disposición la nómina
del Estado y ya mostró su eficacia para nombrar en las embajadas y consulados a
familiares y amigos de Congresistas que apoyaron sus proyectos de ley. Cuenta aún
con importantes organismos estatales en manos del Estado, lo que servirá, con ley
de garantías o no, como botín burocrático a efecto de ganarse apoyos y
acompañamientos de cara a su reelección. Tendrá a su disposición el presupuesto de
importante Ministerios, que seguro, será un aspecto fundamental a la hora de
movilizar a un electorado que se mueve sobre la base del favor, sobre prácticas
clientelistas. También cuenta con el apoyo mediático, y en especial con el Diario
el Tiempo, que como es de público conocimiento, desde hace mucho rato definió su
preferencia, que no es otra que Uribe y ello si juzgamos su Editorial de hace unas
semanas atrás y si tenemos en cuenta que el Jefe del Partido de la U (Juan Manuel
Santos) y el vicepresidente actual de la República hacen parte de esa casa
periodística. Y que decir, sin duda, de la maquinaria narco-paramilitar que
orientará, seguro, el voto en su área de influencia hacia su reelección como lo
hizo en la candidatura pasada.
El desafió de la oposición en la perspectiva de evitar que Uribe se quede cuatro
años más en la Casa de Nariño no es fácil. Así la Corte le termine de despejar el
camino para que se pueda presentar a la reelección, no implica de modo alguno ello
que ya esté reelegido. Antes tiene que ganar, y las elecciones se convertirán en
un plebiscito para él y también para la oposición. Si se aspira a hacerle frente
de manera seria a Uribe, a su candidatura quiero decir, como se arguye en diversos
sectores del movimiento social, y en especial en amplias expresiones de la
izquierda, no dudo que se debe anteponer al consabido cálculo político, al
empedernido fraccionamiento y al endocanibalismo secular que ha caracterizado a su
actuar, un proyecto ético-político que sea capaz en esta coyuntura de enfrentar
desde el ideario democrático al proyecto autoritario, cuando no de
paramilitarización creciente de la sociedad, la economía y la política, y que nos
propone y encarna Uribe y sus fieles acompañantes de turno. El momento exige una
gran dosis de sensatez política y también de amplia y profunda convergencia de los
sectores que se oponen al proyecto de arrasamiento de los mínimos resquicios
democráticos que hoy existen en el país.
La base de este proyecto social y político que confronte a Uribe, y que recoja las
más polifónica voces, ---sin equivoco de ninguna naturaleza---, no debe ser otro
que el de la búsqueda de una solución negociada al conflicto social y político que
vive Colombia, y en donde la equidad, la inclusión, la igualdad de oportunidades y
el respeto a la diferencia en su más disímiles formas sea el inicio de una
convivencia conflictiva pero no violenta en el país. Es camino es duro, manos a la
obra.
Notas
(1) Dice sobre el particular la Corte Constitucional en el comunicado de Prensa
donde da a conocer la naturaleza del fallo, lo siguiente: “En cuanto a los vicios
de fondo, también se reitera que a la Corte le esta vedado controlar las reformas
constitucionales por su carácter material, es decir, que no puede ejercer un
control de fondo para juzgar si la reforma es contraria al contenido de la
Constitución. En la Carta de 1991 no existen cláusula pétreas (…) Principios
inmutables”. Ver Comunicado de Prensa. Corte Constitucional, 19 de Octubre del año
2005. Pronunciamiento sobre la sentencia relativa al Acto Legislativo que permite
la Reelección Presidencial. Bogota, Octubre 19/2005, pag 1
(2) La Corte Constitucional la integra un total de 9 Magistrados. Ellos son:
Jaime Araujo, Alfredo Beltrán, Álvaro Tafur, Jaime Córdoba, Rodrigo Escobar,
Humberto Sierra, Marco Monroy, Clara Inés Vargas y Manuel José Cepeda, su
Presidente.
(3) El texto completo del salvamento de voto de los magistrados Alfredo Beltrán y
Jaime Araujo Renteria, se puede consultar y en su integridad en el Diario el
Tiempo,
Sección Política, Santa fe de Bogota, 21 de Octubre, 2005
(4) Sobre los señalamientos de intimidaciones contra la Corte Constitucional, ver
comunicado del Expresidente César Gaviria Trujillo a nombre del Partido Liberal.
El Espectador, Bogotá, 21 de Octubre, año 2005.
(5) Uno de los mensajes lanzados contra la Corte por el senador Enrique Gómez
Hurtado, furibundo seguidor de Álvaro Uribe Vélez, y a quien éste le nombró a un
hijo en la Embajada de Francia, dice lo siguientes: “Aquí tenemos un Tribunal que
hace lo que le parece (…) No hay Corte Constitucional sino una Corte
Constituyente, y eso implica un costo muy serio para la estabilidad que ya está
produciendo resultados negativos en varios campos” Declaración recogida por el
Diario El Tiempo. Primer Plano. Bogotá, Octubre 2005.
(6) Presidente del Directorio Nacional Conservador.
(7) Líder paramilitar, miembro de las AUC.
(8) Declaración recogida por Caracol Radio. La versión impresa de la misma
aparece en el Diario El Espectador, Bogotá, 21 de Octubre. 2005
(9) Ver El Diario el Tiempo, 21 de Octubre 2005.
(10) El caso paradigmático es el de la Universidad de córdoba, donde se sabe que
la Convención colectiva de Profesores y Trabajadores de ese centro educativo se
tenían que ir a negociar en Santa fe de Ralito. Es de público conocimiento que los
paramilitares colocaron como Rector a Víctor Hugo Hernández, y previo a ello
asesinaron a Hugo Iguarán, quien competía con aquel por la dirección de la
Universidad. Víctor Hugo Hernández (2002) 15 meses después debió salir de la
rectoría. Con todo y ello la hermana de Carlos Castaño logra ingresar a trabajar
en este centro educativo. A Hernández lo reemplaza Claudia Sánchez y se dice que
por influencia de los paramilitares. Bajo su dirección varios familiares de
Salvatore Mancuso han ingresado a trabajar en la Unicor. Se conoce que los
Consejos directivos de la Universidad se realizaban en Ralito. Sobre el
particular, el Representante Gustavo Petro denunció esta situación en la Comisión
Sexta de la Cámara. Ver Diario El Tiempo, Nacional, Bogotá, 5 de Junio 2004. pag
1-6
- Hugo Paternina Espinosa, cursa un doctorado en Antropología Social en la
Universidad Autónoma de Madrid.
https://www.alainet.org/es/active/9586
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