Límites y posibilidades
Conferencia de la ONU contra el racismo
18/09/2000
- Opinión
La globalización neoliberal trae como consecuencia inmediata la acentuación
de las desigualdades sociales, abismo entre los países más ricos y los más
pobres. Resultado de ésto, tenemos el aumento de los flujos migratorios que
traen consigo el recrudecimiento de los sentimientos xenofobos y racistas y
la falencia de los estados-nación de los continentes del capitalismo
periférico (África y América Latina).
Las respuestas a esta situación social que se vuelve cada vez más grave
pueden ser divididas en tres perspectivas de acción:
- exterminio físico de las poblaciones marginalizadas (fascistización del
poder);
- administración de los conflictos sociales para garantizar el mínimo de
estabilidad del sistema de poder (políticas compensatorias);
- ruptura con el sistema.
La perspectiva de los organismos multilaterales de derechos humanos se encaja
en la segunda alternativa. Esta corriente es liderada por el Banco Mundial y
se disemina por la red de Organizaciones No Gubernamentales que actúan en los
países periféricos. Los objetivos de esta corriente pueden ser entendidos a
partir de estas preocupaciones del Banco Mundial expresadas en su informe
sobre la pobreza mundial de 1999:
"La estabilidad social depende no solo de niveles de desigualdades tolerables
sino también requiere que los diversos grupos socioeconómicos, como los
agrupamientos étnicos o regionales mantengan la cohesión social haciendo
posible el funcionamiento de la sociedad, las instituciones y los mercados.
La estabilidad social es un activo intangible: mejora perspectivas de
crecimiento y es difícil de recomenzar una vez perdida (...) la ruptura
definitiva de la cohesión social es la guerra civil".
"La clave para éstos y otros planes no relacionados con el empleo es
formularlos de tal manera que mantengan su función de representar una
seguridad para los más pobres y no sean utilizados por aquellos que no se
encuentran en una situación menos desesperada".
Las administradoras de tensiones sociales
La acción social del Banco Mundial se desarrolla prioritariamente por encima
de los Estados nacionales bajo el argumento de que éstos pueden hacer un uso
"político" y "populista" de tales acciones. Para ésto, cuentan con las ONG's
que pasaron a recibir mayores porciones de los proyectos financiados por el
Banco Mundial. Según el Informe Overview -NGO World Bank Collaboration
(disponible en la página Web del Banco Mundial), "entre 1973 y 1988,
solamente el 6% de los proyectos financiados por el Banco Mundial
comprometían ONG's. En 1993, un tercio de los proyectos aprobados incluían
ONG's y en 1994, este porcentaje llegó a 50%".
El sociólogo estadounidense James Petras afirma que "a medida que aumentó la
oposición al neoliberalismo, el Banco Mundial incrementó los donativos a las
ONG's. El punto fundamental de convergencia que une las ONG's y el Banco
Mundial es el rechazo de ambas entidades al estatismo. Superficialmente, las
ONG's criticaban al Estado desde una perspectiva de izquierda en la cual
defendían la sociedad civil, mientras que el Banco Mundial lo criticaba en
nombre del mercado" (Petras, "Las dos caras de las ONG's", La Jornada,
México, 8/8/2000; reproducido en el web de la Oficina de Informaciones).
Estas acciones incrementaron no solo debido al crecimiento de las protestas
políticas sino también a la falencia social del proyecto neoliberal que,
según datos del propio Banco Mundial, de la población global de 6 mil
millones de habitantes, 2,8 mil millones (46,7%) viven con menos de dos
dólares por día y 1,2 mil millones (20%) con menos de un dólar diario. El
riesgo de total desestabilización del sistema es evidente y el Banco Mundial
se ha desdoblado para actuar en el sentido de garantizar la estabilidad del
sistema sin cuestionarlo. Ésta es la perspectiva de la corriente que
denominamos como administradora de las tensiones sociales.
Las Conferencias sobre Derechos de la Mujer
"Las ONG's transitaron de la posición de observadoras a la de productoras de
agendas", afirma la psicóloga Taciana Gouveia en su trabajo titulado
Monitoreando las Conferencias del Cairo y Pequín: iniciativas de las Ong's de
mujeres publicado en el Observatorio de la Ciudadanía (Ibase, 1998). En este
análisis que ella hace de las dos conferencias de la ONU sobre Derechos de la
Mujer (Beijing, 1995) y Población y Desarrollo (Cairo, 1994), ella clasifica
lo que es conocido como Ciclo Social de la ONU como un momento en que se hizo
"crecer la visibilidad y legitimidad de otros actores políticos que no los
Estados-miembros de la ONU, especialmente las ONG's".
Gouveia defiende la idea de que esta nueva conformación política de las
conferencias de la ONU proporcionó que hubiese un monitoreo del cumplimiento
de los acuerdos firmados por los Estados miembros en estos eventos. Las
ONG's funcionan, así, más allá de agentes propositivos, como instituciones
fiscalizadoras, articuladas globalmente, de las acciones de los Estados-
miembros. En este sentido, dos aspectos son considerados por Gouveia:
a) La Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo determinó una
agenda más delimitada, inclusive de las acciones que los Estados-miembros se
comprometieran a cumplir. Este resultado facilitaría un monitoreo lo que
proporcionó una "creciente institucionalización de organizaciones que tienen
como prioridad de trabajo estas temáticas (...) como la Red Nacional
Feminista de Salud y Derechos Reproductivos (Red Salud) (...) la red ha sido
la instancia aglutinadora del monitoreo del Plan de Acción de la Conferencia
Internacional de Población y Desarrollo (Gouveia, 1998).
b) La plataforma de la Conferencia de Beijing/95 era mucho más amplia y
difusa, abarcando temas diversos, lo que dificulta la tarea de monitoreo.
Por ésto, los resultados del punto de vista de la organización social de esta
conferencia son considerados como reflejos de la institucionalización
obtenida en la Conferencia de El Cairo en 1994, como la concentración de los
esfuerzos en el monitoreo de las acciones dedicadas a la salud de la mujer.
La conclusión de esta evaluación de Taciana Gouveia señala una
potencialización de la acción de los movimientos sociales en las áreas en que
obtuvieron mayor grado de institucionalización, subsiguiente de ésto, una
limitación de la agenda de los movimientos aquellas áreas donde se obtuvo tal
grado de institucionalización en detrimento de una visión más amplia.
La cita de Johanesburgo/2001
La Conferencia de Johanesburgo/2001 tiene una pauta amplia, comenzando por el
nombre -Combate al racismo, a la discriminación racial y a las intolerancias
correlativas, pero ampliada todavía más por la definición de discriminación
racial presente en el artículo 1o. de la Convención de la ONU que trata del
asunto que define discriminación como:
"Toda la distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos
de raza, color, linaje u origen nacional o étnico, que tenga por objetivo o
por resultado anular o reducir el reconocimiento, gozo o ejercicio, en
condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales
en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra
esfera de la vida pública".
El abanico que dará respuesta al primer punto a ser discutido en la
Conferencia de 2001 (quienes son víctimas del racismo) será demasiado amplio
y señalará a distintos grupos cuyas organizaciones tenderán a disputar el
espacio en busca de una institucionalización ante las Naciones Unidas que les
permita garantizar el papel de agentes de monitoreo después de la definición
de la agenda propositiva.
Al contrario de las conferencias de Beijing y El Cairo en que una agenda más
específica y delimitada se constituyó y fue base para la articulación de las
ONG's, en el caso de esta Conferencia es lo contrario: la lucha es para que
los diversos segmentos sociales ganen visibilidad para, a partir de ahí,
definir puntos a ser acoplados a la agenda de la ONU. Retomando otra
característica de este llamado Ciclo Social de las Naciones Unidas, también
relatado por Taciana Gouveia, las deliberaciones de una conferencia son
reaprovechadas en la siguiente. Así, los resultados de esta conferencia de
Johanesburgo tendrán reflejos inmediatos en la próxima Conferencia de
Derechos Humanos de la ONU, principalmente en la legitimación de nuevos
agentes sociales.
Dennis de Oliveira es periodista y profesor de la Universidad Metodista de
Piracicaba y Universidad de Mogi de las Cruzes, y miembro de la Ejecutiva
Nacional de la Unión de Negros por la Igualdad (UNEGRO). El texto fue
preparado para el Seminario "Diferentes pero Unidos en el Combate al
Racismo", organizado por UNEGRO el 2 de septiembre del 2000.
https://www.alainet.org/es/articulo/104866
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