El mundo árabe rechaza un ataque a Irak
18/03/2002
- Opinión
Pocas veces un vicepresidente de Estados Unidos ha encontrado un
rechazo tan contundente en los aliados árabes, cuando ningún rey,
príncipe o presidente ha dado su aprobación a un ataque estadounidense
contra Irak. Incluso en Kuwait -adonde Dick Cheney llega este lunes,
antes de dirigirse a Israel- un sondeo reveló que más de 40 por ciento
de los ciudadanos se muestran hostiles a las políticas de Washington.
En cada capital árabe que visitó, a Cheney se le dijo cortés pero
firmemente que sería mejor prestar atención al sangriento conflicto
palestino-israelí y olvidar el denominado "eje del mal", hasta que el
presidente Bush llame al orden a sus aliados de Israel.
Los esfuerzos del vicepresidente de EU por demostrar que el conflicto
en Cisjordania, la franja de Gaza e Israel no tienen relación con Irak
resultaron infructuosos.
El príncipe heredero saudita, Abdullah, esperaba a Cheney al final de
una larga alfombra roja, en el aeropuerto de Jedda, pero la prensa
saudita no se mostró tan cortés. Un diario local publicó en primera
plana un artículo que condenaba la política estadounidense en la región
-algo insólito en este reino-, mientras editoriales de otros diarios
del Golfo coincidieron en condenar un eventual asalto sobre Irak. El
príncipe Abdullah se esforzó en explicar a las audiencias de la
televisión estadounidense por qué se opone a una acción militar contra
Saddam Hussein, al tiempo que el príncipe Saud al Faisal, ministro de
Exteriores, dijo a los estadounidenses que no podrán utilizar la enorme
base área Príncipe Sultán para cualquier acción bélica contra Bagdad.
En varias ocasiones, los líderes árabes dieron la vuelta a los
argumentos de Cheney sobre la "guerra contra el terrorismo" que lleva
adelante Estados Unidos. Para estos líderes, el terror es el que
infligen los israelíes a los palestinos -no hace falta decir que no
hubo registro de alguna expresión árabe de condolencia hacia las
víctimas civiles de Israel, con la excepción del rey Abdullah, de
Jordania- y los recordatorios de Cheney sobre la brutalidad de Saddam
no fueron tomados demasiado en cuenta. Si Saddam es derrotado -se le
repitió al vicepresidente estadounidense-, Irak correría el peligro de
fragmentarse, lo que tendría consecuencias incalculables para los
vecinos de ese país.
Incluso, en el pequeño Emiratos Arabes Unidos no hubo tiempo para
escuchar los argumentos del funcionario estadounidense. La vocera del
vicepresidente, Jennifer Millerwise, dijo que Cheney había puesto
énfasis en que "no se puede permitir que Al Qaeda se reorganice" en
Medio Oriente, comentario que fue prontamente seguido por una
declaración del presidente de los Emiratos, el jeque Zayed Bin Sultan
al Nahayan. El jeque se opone, dijo enérgicamente el gobierno, a una
acción militar contra Irak.
Puede perdonarse a los árabes su confusión con los objetivos de Cheney.
Si Estados Unidos desea continuar su "guerra contra el terror", ¿qué
tiene que ver Irak con esto? ¿Cuál es la evidencia de que Saddam estuvo
involucrado en los crímenes contra la humanidad del 11 de septiembre
del pasado año? No existe ninguna, así que Cheney ha inventado un nuevo
dogma para los árabes -y para los soldados estadounidenses que se
reunieron para escucharlo a bordo del portaaviones John C. Stennis, en
el Golfo. "Estados Unidos no permitirá que las fuerzas del terror se
hagan de armas de genocidio", anunció.
Saddam tiene "armas de destrucción masiva" -aunque ese no es el punto
de vista de algunos miembros de la antigua misión de inspectores de
Naciones Unidas para el desarme en Bagdad (UNSCOM)- y éstas podrían
caer en manos de Osama Bin Laden. Pero como Bin Laden odia a Saddam, e
incluso ha dicho públicamente cuánto, no está claro cómo esas armas
iraquíes, si es que existen, llegarán a manos de la Némesis (diosa
griega de la venganza) de Estados Unidos.
Y los árabes se preguntan qué se supone que sea este "genocidio" contra
el que advierte Cheney. ¿Quién amenaza con un genocidio en Medio
Oriente? ¿Quién está siendo atacado? Los kuwaitíes, por supuesto, aún
creen que Saddam los amenaza, pero su gobierno se sorprendió con la
encuesta que dejó al descubierto tal sentimiento antiestadounidense en
una población que hace apenas 11 años fue liberada por una coalición
liderada por Estados Unidos.
Es simbólico que la única nación de Medio Oriente que apoya un ataque a
Irak sea Israel, cuya propia guerra contra los palestinos provoca tanto
enojo en los aliados árabes de Estados Unidos. Desestabilización es la
palabra que el vicepresidente Cheney ha estado oyendo de boca de los
árabes. En cambio, escuchará lo que quiere de Sharon, el hombre cuya
ocupación de los territorios palestinos ha hecho tanto para destruir la
misión del propio Cheney.
The Independent
Traducción: Alejandra Dupuy
Traducción: Alejandra Dupuy
https://www.alainet.org/es/articulo/105748
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