Será posible que quienes tienen las más altas responsabilidades políticas lancen a la sociedad venezolana a una lucha fratricida?
Venezuela en la Encrucijada
12/12/2002
- Opinión
El martes 10 de diciembre, el paro cívico convocado por la Federación de
Cámaras de la Industria y el Comercio (Fedecámaras), la Confederación de
Trabajadores de Venezuela (CTV) y la llamada "Coordinadora Democrática", que
reúne un conjunto de organizaciones sociales y partidos de la oposición,
entró en su 9o día. La noche del lunes 9, el presidente de la CTV anunció que
el paro, que hasta ese momento se prorrogaba día a día, se convertía en
indefinido, la palabra utilizada fue "irreversible" y la oposición movía su
objetivo de pedir "elecciones ya" a exigir que "Chávez se vaya".
El año 2002 ha sido un año catastrófico para los venezolanos. Ha sido un año
donde el gobierno ha logrado sobrevivir, pero su capacidad de gobernar ha
sido mínima. Este es el tercer paro cívico que afronta, además de un golpe de
Estado el 11 de abril, que llevó a la instauración de un gobierno de facto,
hecho que no ocurría en el país desde 1948. La dictadura instaurada disolvió
en las pocas horas que vivió todos los poderes públicos y procedió a la
persecución política de los funcionarios del gobierno caído y a la represión
del pueblo que se resistía.
El golpe del 11 de abril tuvo su punto de partida también en un paro cívico
nacional convocado por Fedecámaras, la CTV y la Coordinadora Democrática. Así
las cosas, los venezolanos, especialmente los caraqueños, están estresados y
enfermos. Han estado sometidos a presiones políticas y psicológicas
inusitadas. Diversos gremios médicos, psiquiatras y psicólogos han alertado
reiteradamente a lo largo del año, sobre el creciente deterioro de la salud
mental y física de la población.
Este paro cívico, que comenzó el día 2 de diciembre, al igual que el de abril
que precedió al golpe, se desarrollaba con éxito parcial. En los primeros
días los comercios se abrieron en el oeste de la capital casi por completo,
mientras en el este de la ciudad estaba casi todo cerrado. El transporte por
su parte funcionaba normalmente, también los bancos, los mercados mayoristas
de alimentos, las farmacias y por supuesto, la economía informal, que emplea
a más de la mitad de la población económicamente activa.
Se Entra en una Nueva Fase de Conflicto
Las cosas comenzaron a cambiar el miércoles 4 cuando comenzó a hacerse
visible actividades de paralización en la industria petrolera. Petróleos de
Venezuela, S.A., conocida como PDVSA, la más grande empresa de América
Latina, por medio de una porción de su gerencia ejecutiva y mayor daba
señales de incorporarse al paro. Por otra parte, el jueves en la noche en la
plaza Altamira de Caracas, se produjo un atentado terrorista contra los
civiles allí reunidos. Ubicada en el este de la ciudad, esta plaza es el
lugar donde ha estado apostado desde hace 6 semanas un centenar de militares
de distintas fuerzas, declarados en "desobediencia civil". La plaza ha sido
declarada "zona liberada" y grupos de simpatizantes de estos militares se
reúnen allí constantemente. El atentado dejó un saldo de 3 personas muertas y
unas 20 heridas. Las declaraciones esa noche de algunos líderes de la
oposición y militares, al igual que el 11 de abril, llamaban al levantamiento
militar y culpaban al gobierno. Afortunadamente, algunos otros opositores
reaccionaron con mejor tino, llamando a la cordura y colaborando
inmediatamente con las fuerzas policiales en los trabajos de investigación
para dar con los culpables. Así mismo, el gobierno se movió con cautela, y
las Fuerzas Armadas, que la vez pasada entraron a raíz del atentado
terrorista que se produjo en el centro de Caracas, esta vez y hasta la fecha
se han mantenido apegadas a su rol institucional.
Pero, a partir del atentado en Altamira se entró en una nueva fase del
conflicto entre gobierno y oposición. Un paro petrolero, es decir, la
industria caminando hacia su paralización, se vuelve el centro de la
conflictividad y las demás paralizaciones pierden importancia. El lunes 9 en
la noche, mientras la oposición llamaba al paro indefinido, el presidente de
PDVSA, doctor Alí Rodríguez Araque, ex secretario de la OPEP, desde el canal
del Estado, denunció como un plan criminal por parte de la gerencia mayor de
la empresa el propósito de parar la industria más importante del país;
advirtió del colapso económico y social que por este motivo se avecina y
pidió al pueblo acercarse a las distintas edificaciones y sedes de la
compañía para hacerle ver a estos sectores el apoyo con que cuenta el
gobierno. A partir de ese lunes 9 en la noche, el país parece marchar hacia
un desenlace trágico.
La Polarización Llega al Extremo
Antes del paro cívico, desde el 11 de noviembre había venido funcionando la
Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdos entre gobierno y oposición. Hacia el
jueves 28 y viernes 29 de noviembre esta Mesa parecía a punto de alcanzar un
acuerdo en torno a una salida electoral. Pero el sábado 30 la oposición
decidió no concurrir a la Mesa y optó por proseguir en el paro cívico con el
que venían amenazando en los días previos. A partir del lunes 2, fue el
gobierno el que se negó a volver a la Mesa argumentando que no podía llegar a
un acuerdo con "una pistola en la sien". Una semana después, la misma noche
del lunes 9, cuando gobierno y oposición profundizaban sus amenazas mutuas,
simultáneamente, en una lógica perversa y esquizofrénica, volvían a activar
la Mesa encabezada por el facilitador y secretario de la OEA, doctor César
Gaviria, para discutir una salida política.
Pero, la posibilidad de una salida no violenta parece remota*. Esta extrema
polarización política ha estado alimentada y magnificada por unos medios de
comunicación que a lo largo del año se han parcializado y radicalizado hasta
el punto de borrar para buena parte de sus consumidores—y los venezolanos
somos muy adictos a la TV—los límites entre la realidad y la reality-show.
Los medios de comunicación privados, cinco en total, están cohesionados y
abiertamente en contra del régimen de Chávez, a quién acusan de asesino,
dictador y Castro-comunista. En los últimos días le dedican unas 18 horas de
cobertura al conflicto, resaltando las acciones de la oposición, ampliando y
reiterando los comportamientos agresivos, pasando películas sobre dictadores
y distorsionando a su favor las proporciones con que participan los
venezolanos en las diversas movilizaciones a favor o en contra del gobierno.
El canal del estado, por su parte, ante esta avalancha, se ha plegado al
gobierno y también le dedica su tiempo y espacio a cubrir la información
oficial y de los apoyos sociales y políticos con que cuenta el gobierno. Los
periodistas, salvo honrosas excepciones, cogidos entre este irracional e
irresponsable enfrentamiento, amenazados en su integridad física por los
sectores civiles radicalizados de lado y lado que los han convertido en
blanco de sus rabias, muestran las mismas posturas intolerantes de los dueños
de medios.
En el escenario de fondo de esta polarización alarmante, se encuentran 20
años de recesión económica, empobrecimiento social, aumento de la desigualdad
en la distribución de la pobreza, resentimiento de clase, una élite política
fracasada que se niega a verse privada de sus privilegios y grupos económicos
nacionales e internacionales que buscan oportunidades doradas en un país que
es una de las naciones petroleras más importantes del mundo. Pero lo que ha
actuado agravando todos estos factores ha sido el vacío de mediaciones y
representación políticas entre sociedad y Estado, producto del colapso del
bipartidismo venezolano en la década del 90. Ese vacío ha propiciado la
emergencia de un conjunto de actores que buscan llenarlo y que
desafortunadamente, los más fuertes de estos actores carecen de formación y
conciencia política para hacerlo responsablemente colocando a la sociedad al
borde de un abismo.
Los medios de comunicación, quizás en este momento las organizaciones
políticas más poderosas, no conocen la racionalidad política ni tienen
cultura de negociación y tolerancia; la defensa de sus intereses privados se
convierten en lo central de sus actividad política, intereses que se han
visto respaldados por sectores sociales diversos pero principalmente de
ingresos altos y medios. La gerencia mayor de PDVSA, la llamada "tecnocracia
petrolera", que ha decidido paralizar la industria, es otro actor político
carente de conciencia, formación y responsabilidad política. Ellos, tras el
argumento de la "meritocracia" en la carrera dentro de la industria, se
enfrentan a la política petrolera del gobierno del presidente Chávez y
parecen, al igual que los dueños de medios, que anteponen sus intereses
corporativos a los intereses nacionales.
¿De Qué Se Trata la Oposición?
La reforma petrolera adelantada por el Estado venezolano en estos años es el
motivo real de los disgustos de la tecnocracia petrolera. Esta tecnocracia en
los dos gobiernos previos venía ejerciendo desde la empresa una política de
apertura petrolera, que buscaba en lo fundamental hacer énfasis en una
política de aumento del volumen de producción de petróleo sobre el precio de
éste en el mercado internacional, y defendía la postura de una política
petrolera que se formulaba y ejercía desde la empresa. De hecho, en esos años
PDVSA se convirtió en un Estado dentro del Estado. Esto ha sido revertido por
la reforma petrolera actual, que continuando la tradición de política
petrolera del Estado venezolano a lo largo del siglo XX previa a la apertura,
se centra en recuperar el papel del Estado a través del Ministerio de Energía
y Minas como el lugar de formulación y elaboración de la política petrolera,
y enfatizar, en consonancia con la OPEP, la defensa de los precios sobre los
volúmenes para salvaguardar el ingreso fiscal petrolero. Durante los años de
gestión del presidente Chávez, Venezuela se ha comprometido y defendido las
políticas de los países productores de petróleo que se organizan en la OPEP
contribuyendo al fortalecimiento de esta organización. Por otra parte, hace
unos 2 meses el Estado firmó con los trabajadores de la industria un contrato
colectivo sin conflictos, donde las partes quedaron satisfechas. Es así como
el paro petrolero descubre su rostro estrictamente político.
Por otra parte, los presidentes de la CTV y de Fedecámaras, las otras
organizaciones en funciones políticas, pertenecen a las élites que sienten
sus posiciones debilitadas por la victoria electoral Chávez y la alianza de
fuerzas políticas que lo respaldan. La CTV reúne principalmente a sindicatos
de la administración pública que en realidad han estado divididos en relación
a este paro. Algunas se suman, otras se mantienen al margen. Es de resaltar
que los sindicatos de las industrias básicas no petroleras, las que tienen el
mayor volumen de obreros y trabajadores, se han venido pronunciando
reiteradamente en contra del paro convocado por el presidente de la CTV. Tal
es el caso de los sindicatos de la Siderúrgica, de la empresa de Aluminio, de
Acero e Hidroeléctrica. Igualmente, el sindicato de los trabajadores del
Metro de Caracas. También es de recordar que el 52% de la población
económicamente activa está en el sector informal, y son ellos los que vienen
abasteciendo de manera importante a la capital frente al cierre parcial de la
asociación de supermercados y abastos y de centros comerciales. Finalmente,
con relación a la mayoría de los partidos y organizaciones sociales de la
Coordinadora Democrática, que son más mixtas en sus estrategias políticas,
hasta la fecha no han jugado papel central en esta confrontación de fuerzas.
Suelen ser utilizados para darle una imagen de tolerancia y de no-violencia a
la oposición cuando ésta lo considera políticamente oportuno.
En Busca de un Salida No-Violenta
En resumen, los venezolanos estamos en una encrucijada decisiva. La oposición
ha decidido radicalizar sus acciones y objetivos en una estrategia que parece
decirle al gobierno que es todo o nada. Al momento de terminar este artículo,
martes 10 en la noche, la oposición ha pedido en la Mesa de Diálogo,
Negociación y Acuerdos la renuncia del Presidente para ir a unas elecciones
inmediatas: Los partidos de oposición no se presentaron hoy a la Asamblea
Nacional para discutir una enmienda constitucional con los partidos
oficialistas, enmienda que pudiera abrir el camino hacia una salida electoral
negociada. Por su parte, el gobierno ha llamado a la movilización de la
sociedad a fin de sortear las dificultades confrontadas por el paro.
Asociaciones de cooperativas, organizaciones de ingenieros petroleros y otros
profesionales, pequeños y medianos productores, campesinos, buhoneros,
vecinos, jubilados de distintas profesiones, etc., han comenzado a
movilizarse en apoyo al gobierno. Una situación alarmante, de pronóstico
incierto pero que pareciera encaminarse hacia un desenlace de violencia.
¿Será posible que quienes tienen las más altas responsabilidades políticas
lancen a la sociedad venezolana a una lucha fratricida? Aún están abiertos
los espacios para la negociación y el acuerdo para llegar a una salida sin
violencia a la actual coyuntura.
Para terminar es preciso señalar las determinaciones internacionales que tras
la pugnacidad de la gerencia petrolera, de los medios, y de los grandes
grupos económicos se están moviendo en respaldo a las fuerzas de oposición.
Citando un documento redactado por el "Diálogo por la inclusión social y la
profundización de la democracia", una organización de intelectuales y
académicos que ha venido moviéndose en búsqueda de un debate de altura y la
construcción de puentes entre los sectores enfrentados:
"La situación venezolana actual no es un problema circunscrito
territorialmente ni causado exclusivamente por razones internas. Por el
contrario, afecta y es también determinada por fuerzas e intereses que se
desenvuelven en el ámbito internacional. La forma en que sea superada la
actual crisis en Venezuela tendrá sin duda hondas repercusiones en la región
y es por ello que hacemos un llamado a los distintos gobiernos,
organizaciones sociales y organismos internacionales de vocación democrática
para que apoyen abiertamente el esfuerzo que se realiza en la Mesa de
Diálogo, Negociación y Acuerdos."
* Margarita López Maya es historiadora y profesora en
la Universidad Central de Venezuela.
https://www.alainet.org/es/articulo/106728?language=es
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