El Pueblo ROM de Colombia
30/09/2003
- Opinión
El Pueblo ROM de Colombia frente a los variopintos rostros del
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia
[Intervención del Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko
Kolombiako / Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia,
(PROROM), ante el señor Doudou Diéne, Relator Especial de las Naciones
Unidas encargado de examinar las formas contemporáneas de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. --
Hotel Radisson, Bogotá, D.C., 29 de septiembre de 2003--].
Por:
Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko Kolombiako /
Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia, (PROROM)*.
I
Pese a que los Rom vivimos en Colombia desde la época colonial, es
decir desde antes que se conformara la actual República, hasta hace
muy poco tiempo, en el mejor de los casos, éramos considerados como
advenedizos, recién llegados y extranjeros.
Nuestros inconmensurables aportes al proceso de configuración de la
llamada "nacionalidad colombiana" nunca se han tenido en cuenta y,
contrariamente, se han silenciado y deliberadamente arrojado al limbo
del olvido. Ello se traduce en que en la historias oficiales de
Colombia el pueblo Rom no ocupa ningún lugar, no es mencionado en
ninguna parte, es como si nunca hubiera existido.
Si bien en el imaginario colectivo de la sociedad mayoritaria
existimos los Rom --siempre bajo el estigma de estereotipos falsos y
prejuiciosos-- nuestro pueblo, como tal es inexistente. En ese
sentido, existimos como individuos --malos individuos-- pero nunca
como parte de un pueblo milenario que tiene una opción civilizatoria
propia.
En Colombia, como en muchos lugares del continente americano, el
pueblo Rom permanece sumergido en la completa invisibilidad. Sin
embargo, hay que anotar que el hecho de que esté invisible en modo
alguno significa que no existe.
No es lo mismo ser invisible que no existir. El pueblo Rom existe como
invisible porque esa fue la única opción que nos dejaron para
sobrevivir. Como el Estado colombiano y la sociedad mayoritaria
confunden lo uno con lo otro, deducen falsamente que no hay racismo ni
discriminación racial contra nuestro pueblo, pese a que cuando algunas
personas nos observan como individuos nos temen y algunas llegan hasta
odiarnos y endilgarnos parte de los males de la sociedad.
En términos generales puede decirse que el racismo, la discriminación
racial y la intolerancia contra nuestro pueblo, se traduce en las
siguientes acciones:
1. Desconocimiento absoluto sobre nuestra historia y cultura
milenarias. En esa dirección, cabe anotar, que lo que el Estado
colombiano y la sociedad mayoritaria conocen acerca de nuestro pueblo
no logra trascender los límites estrechos de los estereotipos y los
clichés de siempre. Al respecto es altamente diciente que la academia
nunca se haya preocupado por adelantar investigaciones sociales con y
sobre nuestro pueblo. Tal vez el sorprendente vació bibliográfico
existente sobre los Rom sólo sea una manifestación refinada del
desprecio que se le tiene a nuestro pueblo.
2. Reproducción, muchas veces de manera no deliberada e inconsciente,
de los diversos estereotipos que nos han acuñado a lo largo de la
historia de la humanidad y que nos sitúan como lo peor y más execrable
de la sociedad. Los Rom somos víctimas privilegiadas de acciones
inspiradas en imaginarios claramente racistas y discriminatorios que
nos identifica con los calificativos más peyorativos e insultantes que
se le puedan endosar a un pueblo. Si bien se ha avanzado mucho en la
valoración de la diversidad étnica y cultural, hay que decirlo de una
vez, pareciera que estos esfuerzos no alcanzaran a abarcar a nuestro
pueblo. En ese contexto llama la atención que los imaginarios que la
sociedad mayoritaria tiene actualmente acerca de los Rom no distan en
mucho de los que se elaboraron en la Edad Media desde el momento mismo
en que los primeros grupos familiares Rom incursionaron en Europa.
3. Persecuciones incesantes a lo largo de toda la historia de la
humanidad y en donde Colombia, valga decirlo, no ha sido una
excepción. Si bien las persecuciones que ha sufrido el pueblo Rom en
nuestro país afortunadamente no alcanzan las dramáticas proporciones
del genocidio y del etnocidio que se escenifican en otros lugares del
planeta, sobre todo en la muy civilizada Europa de hoy, contra el
pueblo Rom, hay que señalar que si ha tenido que enfrentar una variada
y compleja gama de acciones sutiles, silenciosas y, a veces
imperceptibles, de persecución soterrada y sistemática.
4. Desde las muy frecuentes arremetidas de los sacerdotes católicos
que, ante nuestra llegada a los pueblos, utilizaron los púlpitos para
prevenir a sus feligreses contra nuestra supuesta nociva influencia;
pasando por los permanentes hostigamientos de la policía para
proscribir las ventas ambulantes e informales que son actividades
económicas fundamentales para los grupos familiares de nuestro pueblo;
siguiendo con las ordenes ejecutadas por los vigilantes privados para
que nuestras mujeres no puedan ingresar a los centros comerciales;
hasta los actuales situaciones que viven diversos grupos familiares
Rom que han tenido que desplazarse de manera no voluntaria debido al
accionar de los actores armados en conflicto; es evidente que la
persecución contra nuestro pueblo ha sido una constante histórica.
Sumado a ello, como somos itinerantes, nuestro desplazamiento forzado
debido al conflicto social y armado pasa desapercibido y no es
considerado. Sin embargo, es preciso expresar que una cosa es que por
tradición cultural nos desplacemos de manera voluntaria y otra muy
distinta es que nos obliguen a hacerlo en contra de nuestra voluntad.
5. Reducción de nuestros valores identitarios y de nuestro patrimonio
cultural e intelectual a lo meramente folclórico y exótico. Los medios
masivos de comunicación, especialmente la prensa escrita, se ha
encargado de tergiversar y explotar para el consumo de sus lectores,
muchos aspectos de nuestra cultura milenaria, sobre todo de los
referidos con nuestros saberes y conocimientos de quiromancia,
cartomancia y demás prácticas consideradas peyorativamente como
mágicas. Derivado del exotismo al que se ha constreñido nuestra
sabiduría, dadas las visiones cargadas de prejuicios de la sociedad
mayoritaria, nuestros saberes y conocimientos milenarios, que
comportan todo un profundo y complejo sistema para interpretar y
conocer el mundo que podría denominarse como etnocientífico, ha sido
reducido a lo supersticioso y a lo falaz.
6. No reconocimiento de nuestra existencia colectiva como pueblo, que
es también americano y, consiguientemente colombiano, por presencia y
tradición históricas. Esta situación se expresa en dos aspectos. En
primer lugar, contrariando nuestro deseo de ser considerado como un
pueblo, en muchas instituciones gubernamentales persisten en la idea
de ubicarnos bajo la ambigua categoría de "minoría étnica", con lo que
pretenden reconocer exclusivamente derechos de corte individualista
destinados a las "personas pertenecientes a minorías étnicas" y
desconocer los derechos colectivos y patrimoniales consuetudinarios de
nuestro pueblo. En segundo lugar, dada la ancestral itinerancia y
proyección trasnacional de nuestro pueblo, en muchas partes
implícitamente existe la idea que la gente de nuestro pueblo no son
colombianos verdaderos.
7. Negación de nuestros derechos colectivos y patrimoniales
consuetudinarios, principalmente del ejercicio al derecho a la libre
determinación. Sobre el particular hay que llamar la atención en la
aberrante discriminación que contra nuestro pueblo se presenta en las
políticas públicas y programas gubernamentales dirigidos y focalizados
hacia los grupos étnicos colombianos, en razón a que mientras se han
hecho desarrollos importantes para reconocer los derechos colectivos y
patrimoniales consuetudinarios de los pueblos indígenas y
afrodescendientes, nada en lo absoluto se ha definido en concreto para
el pueblo Rom, por lo que sigue siendo invisibilizado en la acción
estatal. Estas políticas públicas y estos programas gubernamentales
son discriminatoriamente asimétricos por cuanto claramente evidencian
un saldo negativo hacia nuestro pueblo.
8. Identificación de nuestra itinerancia y nomadismo como aspectos
negativos de nuestra tradición cultural que deben ser extirpados para,
eventualmente, poder ser cobijados con algunas leyes. La lógica y la
racionalidad de la administración pública en su conjunto están
orientadas exclusivamente para abocar la realidad de sociedades y
pueblos sedentarios, lo que hace que pueblos nómadas y con una amplia
movilidad geográfica como el pueblo Rom, queden taxativamente
excluidos. En ese contexto las eventuales leyes que podrían beneficiar
al pueblo Rom se estrellan con la realidad que no sirven para abarcar
la realidad de su itinerancia y nomadismo. El caso más paradigmático
se observa en que nuestro pueblo no ha podido ser involucrado en el
régimen subsidiado de seguridad social en salud, por cuanto este ata
la prestación de los servicios de salud a un determinado y exclusivo
municipio.
9. Ausencia tanto de políticas públicas de acción afirmativa que
garanticen nuestra integridad étnica y cultural, como de programas
gubernamentales que vayan en la perspectiva de mejorar nuestras cada
vez más precarias condiciones de vida. Mientras existen legislaciones
especiales que amparan algunos derechos colectivos de pueblos
indígenas y afrodescendientes el Estado colombiano, más allá de la
retórica de algunos actos administrativos, no ha expresado siquiera su
voluntad política para definir un marco legal que regule las
relaciones entre el Estado colombiano y nuestro pueblo. En ese
contexto, si bien el Estado colombiano reconoció que las disposiciones
legales contenidas en el Convenio 169 de 1989 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), "Sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes", se hacen extensivas al pueblo Rom, a la
fecha no ha adelantado ninguna acción en concreto para que se realicen
los desarrollos legales pertinentes con el propósito de hacer real y
efectivo este reconocimiento.
10. Inexistencia de instancias estatales y gubernamentales adecuadas
para atender las demandas, reivindicaciones y necesidades de nuestro
pueblo. Analizando las políticas públicas y los programas
gubernamentales dirigidas a los grupos étnicos se podría deducir
erróneamente que en el país sólo existen pueblos indígenas y
afrodescendientes, ello porque las políticas y los programas hacen
referencias exclusivamente a estos pueblos y no hacen menciones ni
siquiera marginales y periféricas a los Rom. La situación se torna más
crítica para nuestro pueblo si se observa que el Estado colombiano
está desmontando todas las instancias que de alguna manera tenían que
ver con los grupos étnicos.
11. Precarias condiciones de vida y altos índices de necesidades
básicas insatisfechas que presenta la inmensa mayoría de la población
perteneciente a nuestro pueblo. Hoy por hoy los Rom son un pueblo
altamente vulnerable con un alarmante grado de empobrecimiento y
precarización de su nivel y calidad de vidas. Hay que decir que,
comparativamente con los estándares nacionales, el pueblo Rom tiene el
record en cuanto a los niveles más bajos en lo referente al
cubrimiento de sus necesidades básicas y vitales. Si el Estado
colombiano no tiene información sobre cuánta es la población Rom que
vive en el país, mucho menos tiene información sobre las actuales
condiciones de vida que presenta la gente de nuestro pueblo. Para el
pueblo Rom estar invisible también en los indicadores que muestran las
necesidades básicas insatisfechas es una manifestación evidente de
racismo y discriminación. Al no aparecer el pueblo Rom en las
estadísticas indicativas de la pobreza del país, el Estado colombiano
está ocultando la dramática situación de precarización y pauperización
crecientes de los niveles de vida de la población Rom.
12. Una abrumadora mayoría de Rom, sobre todo mujeres, no pueden
ejercen realmente los derechos ciudadanos que les corresponderían por
ser colombianos y vivir en Colombia. El consuetudinario y sistemático
marginamiento y exclusión al que se ha sometido a nuestro pueblo a lo
largo de más de quinientos años se ha traducido, en la práctica, en
que la población Rom no tenga las suficientes garantías para ejercer
de una manera plena e integral sus básicos derechos ciudadanos, ya no
en tanto pueblo sino también en tanto personas que habitan en un
Estado Social de Derecho. En ese orden de ideas no sobra destacar que,
a nivel comparativo, la distancia entre los derechos ciudadanos
ejercidos aún para las personas más empobrecidas y marginales de la
sociedad mayoritaria y los derechos ciudadanos eventualmente ejercidos
por los Rom, es enorme. Aunque no todos los Rom, sobre todo las
generaciones jóvenes, tienen sus registros civiles, hay que manifestar
que el simple hecho de tener documentos en regla no es suficiente para
que los Rom puedan también ejercer los derechos ciudadanos que se les
ha venido conculcando.
II
El Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko Kolombiako / Proceso
Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia, (PROROM), muy
respetuosamente llama la atención del Relator Especial de Naciones
Unidas encargado de examinar las formas contemporáneas de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia,
para que en su Informe de la Misión Oficial recomiende al Estado
colombiano las siguientes medidas para que se trascienda
estructuralmente la actual situación de racismo, discriminación
racial, xenofobia e intolerancia que padece nuestro pueblo en
Colombia:
1. Procurar por su visibilización a través del diseño e implementación
de políticas públicas que apunten a proteger su integridad étnica y
cultural y a mejorar sustancialmente sus actuales condiciones de vida.
2. Definir políticas públicas y programas gubernamentales que vayan en
la dirección de generar alternativas económicas y productivas, acordes
con su tradición étnica y cultural
3. Contribuir a la implementación de un modelo alternativo de atención
en salud que garantice un adecuado acceso a los servicios de salud que
deberán ser oportunos, compatibles, autosostenibles, eficaces,
eficientes, mantener la calidad y calidez, y cuyas acciones se
orienten a fortalecer la promoción, prevención, tratamiento y
rehabilitación de la salud.
4. Promover su soberanía y seguridad alimentarias, así como el
mejoramiento sustancial de su nivel de vida.
5. Impulsar programas especiales de vivienda, en consonancia con sus
patrones de residencia y sus características culturales.
6. Elaboración de un "Estatuto de Autonomía Cultural para el Pueblo
Rom de Colombia" que, como pueblo aespacial, garantice su autonomía y
autogobierno.
7. Se debe propugnar por la creación de mecanismos jurídicos que
garanticen plenamente la protección de sus conocimientos intelectuales
y de su patrimonio cultural e intelectual.
III
No sólo el Estado colombiano ha sido responsable, ya sea por acción u
omisión, del hecho cierto que hoy por hoy el pueblo Rom sea una de las
víctimas privilegiadas del racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y otras formas conexas de intolerancia ya que, cabe decirlo
de una vez y con el debido respeto, la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) también ha tenido su parte de responsabilidad en esta
cuestión.
1. Llama la atención que las instancias del sistema de Naciones Unidas
que, de alguna manera, tienen que ver con los asuntos concernientes al
pueblo Rom en todo el mundo, ocupan una de las más bajas escalas
jerárquicas al interior del Consejo Económico y Social (ECOSOC).
2. La atención que las Naciones Unidas ha prestado al pueblo Rom se ha
centrado exclusivamente hacia los países de Europa, en especial en los
países de Europa del Este que han sufrido los rigores de la guerra, lo
que no sólo es comprensible sino altamente loable dado que la
situación de los Rom en Europa es extremadamente crítica y grave. Sin
embargo, lo lamentable es que estas acciones se ha realizado
invisibilizando y desconociendo la situación que tiene el pueblo Rom
en las Américas, especialmente en la llamada América Latina donde, en
algunos países, la situación se está volviendo insostenible para
muchos Rom.
3. Las recomendaciones y declaraciones referidas al pueblo Rom,
emanadas de los órganos de las Naciones Unidas, no han tenido en
cuenta las especificidades y particularidades que presenta el pueblo
Rom en las Américas, principalmente en América Latina. Si bien los
Rom, más allá de algunas diferencias culturales y geográficas,
conformamos un solo pueblo, tenemos en esta parte del mundo una
problemática que cuenta con unas características propias que la
diferencian de lo que sucede con la población Rom en Europa y otros
continentes lo que, indiscutiblemente, amerita un tratamiento
especial.
4. La posibilidad que los Rom del continente americano, especialmente
de América Latina, participen activamente en las reuniones de los
Grupos de Trabajo, por ejemplo, del Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial y de la Subcomisión de Prevención de
Discriminaciones y Protección a las Minorías... es muy remota por
cuanto siempre se privilegian las organizaciones Rom de Europa y otros
continentes.
5. Los Rom valoramos altamente los espacios que el sistema de Naciones
Unidas le ha abierto a los pueblos indígenas para que puedan
participar en sus diferentes órganos --Organización Internacional del
Trabajo (OIT), Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Convenio Sobre la Diversidad
Biológica (CDB), Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
(OMPI), Grupo de Trabajo Sobre Poblaciones Indígenas, Foro Permanente
de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas... etc--, sin
embargo nos preocupa que no se guarde una simetría con respecto al
pueblo Rom de manera que se garantice la participación de miembros de
nuestro pueblo en estos grupos de trabajo, instancias, actividades, e
instrumentos internacionales.
6. Las organizaciones Rom de las Américas, reunidas en Quito (Ecuador)
entre el 12 y el 16 de marzo de 2000 en el marco del Cónclave
Continental del Pueblo Rom (Gitano) de las Américas, suscribieron el
documento "El Otro Hijo de la Pacha Mama: Declaración del Pueblo Rom
de las Américas", donde respecto a la Organización de Naciones Unidas
(ONU) se hicieron, entre otras, las siguientes consideraciones que nos
permitimos transcribir, para su conocimiento:
"Instamos a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a que:
"(...)
"2. Diseñe instancias, mecanismos y procedimientos que
posibiliten que en el sistema de Naciones Unidas pueda participar
plenamente y en condiciones de igualdad frente a los Estados, el
pueblo Rom. Como un primer paso para ello proponemos el
establecimiento de un "Foro Permanente para el Pueblo Rom" que en
el nivel más elevado posible, con una composición mixta y
equitativa y con un mandato amplio que incluya los derechos
civiles, políticos, económicos, sociales, culturales,
ambientales, sanitarios, educativos, lingüísticos, de género, de
desarrollo, prevención de conflictos... etc., facilite el diálogo
entre los Estados miembros de la ONU, el pueblo Rom y las
agencias y organismos especiales del sistema de Naciones Unidas
sobre temas e intereses que afecten a nuestro pueblo.
"3. Comience el proceso para que con una participación amplia y
equitativa de delegados de nuestro pueblos se redacte, discuta y
apruebe una "Declaración de las Naciones Unidas para los Derechos
del Pueblo Rom", que sirva como instrumento internacional que
garantice, con estándares aceptables, todos los derechos de
nuestro pueblo.
"4. Reconozca e institucionalice en el sistema de Naciones Unidas
y en los Estados miembros de la ONU al 8 de abril como "Día
Internacional del Pueblo Rom", en recordación a la celebración,
en Londres (Inglaterra) entre el 7 y 9 de abril de 1971, del
"Primer Congreso de la Unión Romaní Internacional", que marcó el
inicio del movimiento asociativo contemporáneo de nuestro pueblo.
"(...)
"5. En los diferentes procesos e instancias del sistema de
Naciones Unidas no se continúe invisibilizando al pueblo Rom de
las Américas y, contrariamente, se lo involucre activamente en
las reflexiones y discusiones sobre los temas que directa o
indirectamente le afecten".
IV
Si bien es cierto que el Estado colombiano a través de los dos últimos
Planes Nacionales de Desarrollo -–"Cambio para Construir la Paz" de la
administración Pastrana Arango y "Hacia un Estado Comunitario" de la
actual administración de Uribe Vélez-- ha visibilizado al pueblo Rom
de Colombia, también es cierto que estas alusiones taxativas a nuestro
pueblo sólo se han quedado en la retórica y como letra muerta, en
razón a que no se han realizado las asignaciones presupuestales que se
requieren a fin de cumplir con los compromisos adquiridos. En ese
sentido, cabe señalar, se plantean metas y estrategias respecto a
nuestro pueblo pero no se les asignan recursos para hacerse efectivas.
Es por ello que puede decirse que la inversión del Estado colombiano
hacia el pueblo Rom tiene un saldo en rojo.
Para nuestro pueblo es claro que el Estado colombiano no está dando
señales indicativas de tener la voluntad política para reconocer, a
través de una ley, nuestros derechos colectivos y patrimoniales
consuetudinarios. Contrariamente, estimamos que se su intención es más
bien dilatoria y evasiva frente a nuestras principales demandas y
reivindicaciones. Ello nos lleva a expresar nuestro escepticismo
frente a lo que se pueda conseguir en el inmediato plazo aunque, claro
está, nuestro pueblo seguirá resistiendo silenciosamente.
Considerando el hecho que nuestro pueblo es una minoría entre los
grupos étnicos colombianos, que no tiene una amplia capacidad de
movilización y cabildeo y de que las cuestiones referidas a los Rom no
son llamativas para la comunidad internacional, el camino que nos
espera para preservar nuestra integridad étnica y cultural estará
lleno de escollos.
Sólo nos queda nuestra propia capacidad de trabajo y los eventuales
apoyos internacionales que nos puedan brindar.
Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko Kolombiako /
Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia, (PROROM),
Kumpania Rom de Bogotá, D.C.,
a 29 de septiembre de 2003.
* Organización miembro de Saveto Katar le Organizatsi ay Kumpeniyi
Rromane anda´l Americhi / Consejo de Organizaciones y Kumpeniyi Rom de
las Américas (SKOKRA), de la cual hacen parte las siguientes
organizaciones Rom: Asociación Identidad Cultural Romaní de Argentina
(AICRA), Asociación del Pueblo Rom de Ecuador (ASOROM), Western
Canadian Romani Alliance (WCRA), Uniao Cigana do Brasil, Foro Romanó
de Chile, American Romani Union (ARU), Roma Community & Advocacy
Centre (RCAC), Sa Roma Inc. y PROROM.
https://www.alainet.org/es/articulo/108488
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