Alemania en la cuenta regresiva
18/11/2003
- Opinión
"Agenda 2010" se llama el programa con el cual el
Gobierno Federal acomete "la reforma del sistema laboral
y la modernización de los sistemas sociales" en Alemania.
"El antiguo modelo de redistribución solidaria ha pasado
a ser obsoleto", declaran.
Cirujía compleja
"Quien no se reforma a sí mismo es reformado por la
fuerza", ha repetido el canciller Gerhard Schröder. Esto
para significar que los alemanes deben ajustarse los
cinturones. Pero, ¿a "la fuerza" de quién se refiere?
¿Qué poder es tan grande como para imponer a un gobierno
un plan contrario a lo elegido por la mayoría de su
pueblo? Ya se sabe. "El mercado", este Plutón que reina
indiscutidamente, desde mediados de los 80, sobre la
humanidad entera. Jamás ningún césar o gobernante tuvo
tanta autoridad, ni sus decisiones fueron tan
universales.
Reunidos en el palacio de Neuhardenberg los miembros del
partido Socialdemócrata establecen cuidadosamente los
mecanismos progresivos con los que irán aplicando su
"Agenda 2010". También anudan alianzas: aparte del apoyo
irrestricto de "Los Verdes" (a quienes convirtieron en
furgón de cola), obtuvieron por fin el apoyo de la
poderosa Democracia Cristiana. Los cuidados meticulosos
con los que se manejan, se deben sin duda a que la
"reforma" decidida ha de provocar dolores intensos en
gran parte de la población alemana, acostumbrada hasta
hace muy poco a una cultura del bienestar material que,
de resultar exitoso el plan de Schröder, pronto quedará
para muchos en la categoría de sólo un buen recuerdo.
El capitalismo al ataque
Los tecnócratas gubernamentales y los políticos
oficialistas dicen que "no se puede continuar con el
modelo distributivo actual". Según ellos, el Estado
carece de fondos suficientes, ha descendido aún más la
tasa de nacimientos y la desocupación crece como un hongo
a lo largo y lo ancho de la nación. ¿Qué se proponen,
pues? En primer término, "reducir las prestaciones
sociales en general, por un lado para ahorrarle costos al
Estado pero, por otro, también para disminuir los aportes
sociales y con ello abaratar la mano de obra" (1)
Como un mecanismo de relojería, pues, el aparato oficial
se ha puesto en marcha, para asestar a la población de
Alemania lo que será probablemente el más duro golpe
económico luego de 1945, cuando le impusieron control
extranjero sobre sus finanzas. Este plan, que viene
preparándose sigilosamente desde hace más de 10 años,
consiste básicamente en el mismo aplicado durante los 90
en la Argentina. Con la única diferencia que aquí se lo
introdujo sin anestesia.
Cuáles son sus presupuestos fundamentales:
1) Flexibilización laboral.
2) Privatización de los Servicios Públicos (incluyendo la
Previsión Social, la Educación y la Salud).
3) Subsidio estatal y privilegios impositivos para los
grandes capitalistas.
El gigantismo de los sindicatos alemanes, la cultura del
bienestar gozada durante tantos años por los habitantes
de este país, el alto nivel educacional de su pueblo,
eran argumentos que hacían dudar a los "reformadores",
induciéndolos a largos cabildeos y mucha cautela a la
hora de dar los primeros pasos del ajuste. Sea porque los
dirigentes sindicales están completamente burocratizados,
sea porque el individualismo ha neutralizado el ánimo
cuestionador de la población, lo cierto es que este
ominoso retroceso colectivo no parece haber despertado
resistencias significativas, hasta el momento. Al menos,
esto es lo que anuncian con regocijo sus programadores -
lo cual puede ser también una percepción favorablemente
distorsionada de la realidad. En este sondeo, el
oficialismo se asombra de que el sector donde menos
resistencia ha encontrado a sus planes reduccionistas...
es la juventud.
La muerte en el bolsillo
El jefe de la Redacción berlinesa del semanario "Die
Zeit" anuncia pues que "está tomando contornos más
concretos lo que al principio sonó como una vaga
declaración de intenciones: cómo facilitar los despidos,
cuándo acabará el derecho al seguro de desempleo, cuándo,
en lugar de la ayuda en caso de desocupación (menor que
el seguro de desempleo), comenzará a pagarse asistencia
social o cuándo descenderán los sueldos netos debido a
que los trabajadores deberán aportar más al seguro de
salud". (2)
Estas medidas "fundamentales para el proyecto «Agenda
2010»", disminuirán la calidad de vida de millones de
alemanes y afianzarán en su crecimiento, en cambio, las
inmensas ganancias lucrativas de las multinacionales y
sus gerentes internos. Sólo la fusión del seguro de
desempleo con la asistencia social perjudicará a más de
un millón de personas. Este engendro burocrático,
justificado en el descenso de la natalidad -lo cual
"afecta el mecanismo redistributivo entre generaciones"-,
dejará prácticamente en manos privadas las prestaciones
sociales y el sistema de salud. Esto significa que
progresivamente los propios trabajadores deberán costear
su obra social, su asistencia médica, los medicamentos y
todos los servicios sanitarios. También su propia
jubilación, aunque ello signifique reducir su nivel de
vida presente. ¿Y los desocupados? Pues bien, no tendrán
cobertura, ni sanitaria ni social. Es decir: o tienes
dinero, o te mueres. Así de simple.
Economía y mitos
Desde el gobierno se ha enunciado claramente que "el
Estado debe ser sustituido gradualmente por el Mercado".
Es decir que Plutón vuelve ahora su mirada ígnea hacia
Alemania. El aparente retroceso de sus beneficios en el
Tercer Mundo, debido a una creciente ola de resistencia
popular, le obliga a buscar nuevas víctimas entre sus
propios hijos.
Por nuestra parte no es antojadizo denominar "Plutón" al
devastador paradigma que el capitalismo salvaje ha hecho
universalmente aceptable bajo la denominación de
"Mercado". Se recordará que este dios de los infiernos,
llamado Hades por los griegos, recibía asimismo el nombre
de "Plutón, el rico". Hijo de Saturno y Cibeles, tras el
triunfo de los dioses sobre los titanes le correspondió
el reino de las profundidades.
De su padre pudo haberle quedado la reminiscencia de
devorar a sus propios hijos. De su madre el gusto por las
orgías. Enamorado de la fertilidad de la Tierra,
secuestró a Proserpina, hija de Júpiter y Ceres. Su
madre, enloquecida de tristeza, provocó el hambre de toda
la humanidad. Júpiter entonces obligó a Plutón permitir a
Proserpina que regresara junto a Ceres, algunos meses del
año. De tal modo la naturaleza recuperaba por cierto
tiempo la prosperidad.
Cuando Plutón impera, pues, lo efectúa en base al
secuestro de la hija más preciada de las naciones; sus
proyectos de desarrollo equilibrado: su soberanía. Así,
cuando Mercado fija sus sanguinolentos ojos en un país,
este se verá obligado a soportar la pobreza entre sus
habitantes, la destrucción de su sistema ecológico, la
mercantilización de su cultura social. Si un pueblo digno
es capaz de encarnar a Júpiter reclamando sus derechos,
podrá lograr, eventualmente, que Plutón-Mercado renuncie
temporariamente a Proserpina-Soberanía. De tal manera
podrá revitalizarse a Ceres-Productividad racional, para
aliviar a los humanos. Dependerá de la inteligencia,
fuerza y voluntad que logren concitar los pueblos el que
puedan recuperar o no su libertad perdida. Plutón-Mercado
se propone cerrar otro anillo de fuego de su dominación
absoluta sobre Alemania en 2010. El pueblo alemán, ¿se lo
permitirá? Está por verse.
* Escritor. Periodista. Coordinador General de
SOLIDARIDAD, Asociación para la defensa de los Derechos
Humanos, el Consumidor y los Trabajadores.
(1) Gunter Hofmann. El paquete de reformas. Revista
Deutschland. S Nº5/2003 - Octubre/Noviembre. Página 10.
(2) Ídem anterior.
https://www.alainet.org/es/articulo/108813
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