Morir por McDonalds en Irak

21/10/2003
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MADRID, 23 DE OCTUBRE: El pasado 13 de octubre en Londres, una conferencia de inversores denominada "Hacer Negocios en Irak: cómo poner en marcha el sector privado" mostró gran interés hacia los informes de que McDonalds, entre otras compañías, podría vender BigMacs y patatas fritas en Irak el próximo año. La conferencia de Londres que atrajo a 145 observadores tuvo lugar menos de un mes después del anuncio de los EE.UU. de su plan director económico para Irak, un borrador que "The Economist" divulgó como un "sueño capitalista" que satisfacía los "deseos de los inversores internacionales". El que Ronald McDonald rompa la cinta a tiempo y convierta el sueño en realidad, dependerá en gran medida del resultado de una conferencia de donantes convocada por los EE.UU. que se abre en Madrid hoy. Mientras EE.UU. lucha contra la resistencia popular en Bagdad,. se enfrenta a sus problemas de liquidez en esta balsámica capital española. A puerta cerrada en el Campo de las Naciones, representantes de los países donantes y de las instituciones financieras multilaterales se reunirán los próximos dos días para determinar cómo y cuándo McDonalds' y otras compañías multinacionales podrán finalmente abrir sus puertas en Irak. A cambio de permitir la entrada de sus compañías en Irak, las naciones ricas donantes comprometerán cientos de millones de dólares de financiación para que la ocupación continúe, ininterrumpidamente el tiempo suficiente para que los "arcos dorados" se levanten sobre el Tigris y el Éufrates. Los que pagarán el precio de las hamburguesas y las patatas fritas, no obstante, no estarán sentados en la mesa ¿Qué Está En Juego? En esta conferencia de donantes, los EE.UU. pedirán a la "comunidad internacional" que financie una ocupación que ya no podía permitirse más por sí mismos Al principio, EE.UU. esperaba que los ingresos del petróleo y los activos iraquíes, así como el dinero de sus propios contribuyentes sería suficiente. "Estamos tratando con un país que puede financiar realmente su propia reconstrucción y relativamente pronto" dijo el Vicesecretario de Defensa Wolfowitz confidencialmente al Congreso estadounidense antes de la guerra, suponiendo que el petróleo iraquí podría proporcionar entre 50 y 100 mil millones de dólares en los próximos dos años. El sabotaje habitual de oleoductos por la resistencia iraquí así como una industria petrolífera cautelosa a la hora de empezar sus operaciones ha hecho pedazos estos planes iniciales causando serios problemas de liquidez y una palpable crisis presupuestaria. Edward Chow, un antiguo ejecutivo internacional de Chevron y ahora analista de la fundación Carnegie, predice que "los costes superarán en mucho lo que los ingresos del petróleo produzcan a corto y largo plazo". Esto ha obligado a la Administración Bush a recurrir a regañadientes a los contribuyentes estadounidenses con una petición de 87 mil millones de dólares del presupuesto, que tuvo que superar una resistencia inesperada del Congreso controlado por Bush. Cuando finalmente se aprobó, los fondos salieron adelante gracias a una embarazosa vuelta de tuerca: que el dinero tendrá que ser canjeado por pagarés y no sólo con amables agradecimientos. Sacar todo el dinero de los bolsillos de los contribuyentes iraquíes y estadounidenses habría permitido a EE.UU. determinar unilateralmente qué compañías obtendrían todos los contratos (calculados en más de 100 mil millones de dólares), en la que ha sido considerada como la mayor oportunidad de negocios de reconstrucción de una postguerra desde la II Guerra Mundial. Con los decepcionantes ingresos por petróleo defraudando las expectativas, y los contribuyentes estadounidenses reticentes a desprenderse de su dinero, de todas formas, EE.UU. se ha visto obligado a abandonar su reclamación exclusiva del chollo de la reconstrucción de postguerra. "Una Forma De Entrar Por La Planta Baja" Amparado en la última Resolución de la O.N.U., del 15 de octubre ,que legitima la ocupación, EE.UU. recurrirá a otras naciones ricas donantes y a las agencias multilaterales de préstamos tentándoles para que suelten el dinero en efectivo con darles un pedazo de la tarta. "Les estamos diciendo que no se trata sólo de rellenar cheques o enviar tropas, sino de tener una opción en Irak, de forma que sus agencias gubernamentales y grupos humanitarios estén involucrados en algún sector cuando un nuevo gobierno se encuentre en el poder en Irak," ha revelado recientemente un funcionario estadounidense de alto nivel "Es una manera de entrar desde abajo.Ese es el argumento que se vende". De hecho, los riquísimos representantes, con los bolsillos repletos y cheques en blanco, que se agruparán hoy en el Campo no estarán ofreciendo su dinero a cambio de nada. Como un reciente editorial del Financial Times ha puesto de manifiesto: "Washington está en un lío en Irak, y necesita ayuda de sus amigos. Los amigos están dispuestos a ayudar pero van a exigir un precio." El precio viene en forma de una garantía largamente esperada, la que concede a los países donantes un mordisco de las multimillonarias oportunidades de negocio en Irak; un acceso a la planta baja donde se desarrolla la acción. Con los planes de vender todas las joyas de la corona iraquí a precio de saldo, anunciados recientemente,, otros países no se pueden permitir perderse el mercadillo de la posguerra. Si no quieren quedarse fuera, es mejor que paguen la entrada que será recogida personalmente por el responsable de la Autoridad Provisional de la Coalición, Paul Bremer y por el Secretario de Estado estadounidense Colin Powell aquí en Madrid. Así Que, ¿Quién Paga? Las cantidades que se comprometerán en esta conferencia de donantes podrían por tanto ser consideradas como una inversión con beneficios esperados. Cuán grande o pequeña sea la inversión dependerá de cuán grande sea la parte del pastel a la que EE.UU esté dispuesto a renunciar. Los que han venido a Madrid tendrán que informar a sus capitales con la respuesta a la pregunta: ¿ha merecido la pena cada céntimo de la inversión? Lo que no estarán deseando decir de vuelta a casa, en cualquier caso, es de dónde va salir el dinero que acaban de donar y a quién se le va a dar. En los próximos dos días, los representantes en esta reunión se golpearán el pecho y presentarán sus donaciones como actos de caridad hacia esos pobres iraquíes asolados por la guerra. La retórica sobre ayudar a los iraquíes a reconstruir su país se espera que oculte el hecho de que la gente que pagará por la ocupación no será la misma que la que se beneficiará de ella. El dinero que los participantes en esta conferencia de donantes van a poner sobre la mesa no es un regalo. Por lo tanto, en el momento en que se inaugure la conferencia, será necesario hacer una simple (aunque quizás no exhaustiva) lista de quiénes van a pagar por la reconstrucción de Irak como contrapunto a quienes van a sacar provecho de ella. Muchas veces los que se verán obligados a pagar no son conscientes de en qué se emplea su dinero y (como demuestra la oposición a la guerra por las mayorías de casi todos los países) seguramente se opondrían si lo supieran. Los que se beneficiarán, en cualquier caso, tendrán mucho que ganar al mantener las transacciones en secreto. Los Iraquíes: Pagando Con Su Futuro Primero, los iraquíes. Todos los ingresos pasados y futuros por la venta de su petróleo así como todos los activos de su anterior gobierno depositados en cualquier parte del mundo han sido transferidos al Fondo de Desarrollo para Irak creado por el Consejo de Seguridad de la ONU, pero controlado por EE.UU. Lo que se pagará a los contratistas elegidos por EE.UU. como Halliburton o Betchel (a un precio establecido por ellos mismos ) saldrá de este Fondo. No sólo eso, el Fondo será también usado por el Banco de Importación y Exportación de EE.UU. para otorgar créditos a cualquier compañía estadounidense que prevea establecer negocios en Irak o que desee comprar cualquier compañía anteriormente de propiedad iraquí, que serán vendidas por EE.UU. como parte del proyecto de privatización masiva de Irak. Los iraquíes pagarán, por tanto, a las compañías estadounidenses por reconstruir sus puentes, sus hospitales, las escuelas, los sistemas de riego, las centrales eléctricas y prácticamente todo lo que EE.UU. destruyó (empujado por esas mismas compañías). También pagarán a los inversores estadounidenses por apropiarse de las compañías que previamente los iraquíes poseían colectivamente pero que serán ahora vendidas sin su autorización. Así como no tuvieron nada que decir sobre el bombardeo de su país, tampoco tendrán nada que decir sobre cómo se va a gastar su dinero para recomponer los trozos. Cuando hace dos semanas, por ejemplo, algunos de los miembros del Consejo de Gobierno Iraquí (IGC), establecido por EE.UU., intentaron protestar por lo que pensaban que eran compras irrazonablemente caras, se les recordó rápidamente cuál era su lugar en la jerarquía de la ocupación. "Si hubiéramos votado [sobre las decisiones de gasto], las habríamos rechazado", en palabras de un miembro del IGC. Era demasiado consciente, por supuesto, de que a los miembros del IGC nunca les permitirían votar contra aquellos que les han colocado en el poder. Aquellos que esperan al menos un poco de prudencia en la forma de emplear el Fondo pueden tranquilizarse con lo que ha dicho recientemente un abogado de las compañías que esperan extraer oro de Irak. Según el abogado Robert Kyle, de Washington, el Fondo estará "sujeto a un método menos formal en su distribución que el de la USAID [Agencia oficial estadounidense de Cooperación, N. del T.] que gestiona el dinero de los contribuyentes". Por "menos formal", el abogado debe haber querido decir gastar 6.000 dólares por un teléfono móvil que normalmente cuesta sólo 495, o 33.000 dólares por una camioneta que normalmente cuesta la mitad , y 55.000 por una cama de prisión que habitualmente sólo cuesta 14.000, como muestran detalles recogidos en la petición de presupuesto de Bush para Irak cuando se compara con los precios de mercado reales de estos objetos. Y no son sólo con sus ingresos actuales con lo que los iraquíes pagan a los estadounidenses por ocupar y reconstruir su país. Incluso su futuro está siendo hipotecado. Precisamente la semana pasada, el Senado estadounidense aprobó el convertir los 10 mil millones de dólares que se usarán en Irak de donaciones en préstamos. Si el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional decidieran prestar su dinero a Irak, los iraquíes también se encontrarían atados por las condiciones económicas impuestas por esos bancos. En otras palabras, los iraquíes se verán obligados a tomar dinero prestado de EE.UU. y los bancos internacionales sin su consentimiento (y a tasas de interés y con condiciones con las que no están de acuerdo) para gastar en cosas en las que no tienen nada que decir en ningún caso. Es un pequeño precio a pagar por la liberación. Los Contribuyentes: Pagando Con Su Trabajo Diario Pero como el petróleo y los activos iraquíes son insuficientes por el momento, el Congreso de EE.UU. acaba de aprobar con reticencia la petición de Bush de 87 mil millones de dólares, de los cuales alrededor del 78% se empleará sólo en gastos militares. El senador Tom Daschle salió de la sesión resaltando que los contribuyentes estadounidense no podían "seguir soportando esta carga virtualmente solos". Mientras tanto, cada estadounidense aportará 300 dólares para el control permanente de Irak. De acuerdo con estimaciones independientes, esta cantidad total es más que suficiente para eliminar todos los déficits presupuestarios que están ahora asfixiando a varios gobiernos estatales; suficiente para pagar todos los subsidios de desempleo del país durante dos años; siete veces lo que el gobierno federal gasta en escuelas para gentes de rentas bajas y diez veces el gasto total en protección medioambiental. La conferencia de donantes que se celebra aquí es en realidad un intento de desviar la carga de los contribuyentes estadounidenses a, digamos, los contribuyentes japoneses, británicos, españoles, franceses, alemanes, canadienses, kuwaitíes y de otras naciones ricas. Se dice que Japón va a donar hasta 5 mil millones de dólares al bote, Gran Bretaña 835 millones, España 300 millones, la Unión Europea 230 millones y Canadá unos 200 millones. Estas cantidades no saldrán de la nada. Dar estos millones para la ocupación de Irak significa sacrificar algún gasto en sanidad aquí, algunos bienes en educación allí, quizás reducir fondos para viviendas aquí y suprimir subsidios de desempleo allí, etc. Cada céntimo que se gasta para que las empresas hagan negocios en Irak es un céntimo que no se gasta en algún otro sitio. Es un pequeño precio que hay que pagar por ser protegido de los terroristas y de sus armas de destrucción masiva. Los Soldados Y Los Civiles: Pagando Con Sus Vidas Pero mientras los contribuyentes estadounidenses y los de los países ricos aportan dinero, otros están pagando con sus vidas. Según diversas estimaciones, entre 10.000 y 30.000 civiles iraquíes han muerto; 106 soldados estadounidenses y unas veintenas de soldados aliados han muerto durante la guerra y la pacificación. A través nada menos que del Presidente de la Junta de Jefes de Personal de EE.UU. que admite ahora que los militares estadounidenses están sobre explotados, EE.UU. ha insistido a otros países para que se comprometan a contribuir en Irak no ya con dinero, sino con hombres que intentarán estabilizar el país ocupado y hacerlo seguro para las compañías como McDonalds. Una vez en Irak, estos soldados y neo-Gurkhas serán dianas móviles para los iraquíes que (por alguna razón incomprensible) están lo suficientemente locos para estar resentidos por ser colonizados y lo suficientemente locos para resistirse. Llamativamente, la mayoría de aquellos a quienes se está pidiendo que hagan sus mochilas y vayan a Irak con algunas excepciones notables, son gentes que harían lo que fuera e irían adonde fuere por un trabajo. En las últimas semanas, EE.UU. ha estado cortejando en especial a países del Sur como India, Paquistán, Bangladesh, Fiji, Filipinas, Tailandia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, etc. para que desplieguen más tropas en Irak con el fin de que sus soldados exhaustos puedan volver a casa y luchar otro día... en un lugar diferente del mundo. Esos soldados están contentos de ir a Irak porque su estipendio allí será mucho mayor del que recibirían quedándose en casa. A efectos internos, uno de los argumentos más sólidos para enviarles a Irak es la promesa de remesas en dólares que se enviarán a sus casas. Esos gobiernos, encadenados por las armas y atados por el dinero, están felices de enviar a sus chicos al exterior a cambio de más ayuda militar y lazos militares más estrechos con Estados Unidos. El senador Edward Kennedy ha afirmado que EE.UU. ha sobornado a gobiernos extranjeros para que se enfrentaran a su opinión pública que estaba contra la guerra. Declaró que la mitad de los 4 mil millones de dólares que EE.UU. gasta mensualmente en Irak no se han podido justificar por la Oficina de Presupuestos del Congreso. En esta ocupación, lo que EE.UU. está pidiendo a diferentes países refleja también curiosamente la realidad internacional: el capital del Norte, la mano de obra barata del Sur. El precio final por hora es al parecer menor en los países en desarrollo que en los desarrollados. ¿Quién Se Beneficia? Los sonrientes dependientes de McDonalds puede que empiecen a recibir clientes en su sucursal en Irak el próximo año; pero sólo después de que Betchel haya restablecido el suministro eléctrico; que Halliburton haya reconstruido los puentes; que Flour haya asfaltado las carreteras,; que MCI haya instalado la red de telefonía móvil, Research Triangle Institute haya entrenado a los ejecutivos y burócratas-, Abt Associates haya restaurado los hospitales o el complejo militar-industrial y los ejércitos privados hayan restaurado la seguridad, y la fuerza multinacional Gurkha haya pacificado a la resistencia. Es mejor que los iraquíes y los contribuyentes que están financiando la ocupación no sepan a quién se les está haciendo llegar sus cheques. Bechtel vendió armas químicas a Sadam Hussein en los 80 y fue acusada de inflar los precios en Massachusetts y Bolivia. MCI estuvo involucrada en el mayor escándalo contable y no tiene ninguna experiencia en la instalación de redes de telefonía móvil, Halliburton fue acusada de exagerar los costes e incluso ha recibido acusaciones por fraude. Dyncorp fue acusada de encubrir tráfico sexual. Flour se enfrenta a una denuncia multimillonaria por explotar a trabajadores negros y por obligar a los guardias de seguridad a llevar disfraces del Ku Klux Klan para atacar a sus trabajadores. Los antecedentes empresariales de los receptores no son muy halagadores. De acuerdo con informes bien documentados que resumen el historial de los que han obtenido contratos, están llenos de "excesos de costes, irregularidades contables, negligencias financieras, fraude, bancarrota, cobro excesivo, inflar precios, especulación, falsedad en nóminas, engaño, corrupción, violaciones de normas sanitarias y de seguridad, explotación de los trabajadores y la comunidad, violación de los derechos humanos y laborales , destrucción de sindicatos, entorpecimiento de huelgas, contaminación medioambiental, irresponsabilidad ecológica, prácticas irregulares, denuncias criminales, denuncias civiles, privatización de recursos públicos, alianza con dictadores, comercio con gobiernos violando sanciones internacionales, tráfico de drogas, prostitución, excesiva compensación a ejecutivos, infracción de los deberes fiduciarios con los accionistas y el público". Que no se equivoquen esos países donantes que tratan de conseguir acuerdos para sus propias compañías: Esta no es la lista de requisitos para los contratistas y subcontratistas que esperan hacer negocios en Irak. Lo que se discutirá hoy y mañana aquí en Madrid es la dirección que toma la ocupación. En Irak está en juego el futuro del "sueño capitalista" de compañías multinacionales como McDonalds'. Si el dinero no es bastante, las fuerzas de ocupación quizás simplemente podrían retirarse en unos meses. Si las naciones prestamistas sueltan suficiente dinero, sólo podrían asegurarse de que obtendrán una justa recompensa a su aportación. Si esto ocurre, entonces los que financian la ocupación permanente (los iraquíes, los contribuyentes, los soldados, los civiles) deben, al menos, ser convidados por cortesía a un menú combinado de Big Mac, Coca-Cola y patatas fritas cuando se inaugure la franquicia de Bagdad Tienen que estar muriéndose por degustar la libertad. Título original: Dying for McDonalds' in Iraq Autor: Herbert Docena Origen: Znet, 22-10-2003 Traducido por Ignacio José Miñambres y revisado por Felisa Sastre
https://www.alainet.org/es/articulo/110007
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