Observaciones a "¿De dónde sacar esperanza?"

Pobres, empobrecidos y la esperanza

22/11/2004
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Leo, en el servicio de ALAI-AMLATINA, un texto breve de Leonardo Boff(1) (http://alainet.org/active/show_news.phtml?news_id=7114) sobre el desengaño y la esperanza. El desengaño lo encuentra el teólogo brasileño en hechos que traduce como signos: la reelección de Bush y la nominación de C. Rice en la Secretaría de Estado estadounidense, y las merecidas derrotas electorales que sufrió el oficialismo brasileño (Lula, PT) en algunos de sus bastiones sociohistóricos, como Porto Alegre. Más ambiguamente, radica asimismo el desengaño en la función de las iglesias, donde la gente humilde se refugia en busca de esperanza. Estas iglesias son caracterizadas como 'milagreras' y apartadas de los procesos históricos y de los compromisos de cambio social. Para ellas, indica Boff, "entre Dios y el dinero, lo segundo es lo primero". El teólogo dedica menos líneas a la esperanza. La encuentra en las víctimas a quienes, en su opinión, la esperanza les sobra. Estima que las víctimas creen que "por adversa que sea la realidad, alguna cosa buena va a salir de ella". Boff liga la esperanza de las víctimas con la utopía mínima de poder comer, vivir, ir al médico, enviar a los hijos a la escuela, tomar una cerveza con los amigos y jubilarse. La inserta en la utopía más amplia de una humanidad coexistiendo planetariamente y sin opresores como hermanos y hermanas. Finaliza su texto con un tópico "¿No son (los pobres) ellos quienes nos recuerdan que 'la esperanza es lo último que se pierde'"? Es de suponer que el autor brasileño escribe en serio. Habría, por tanto, que reprocharle una superficialidad que lesiona los intereses de quienes parecen preocuparle: los pobres. Comencemos por ellos: los pobres no son víctimas. O solo lo son cuando se les mira desde las ópticas de la dominación o imperio. Y entonces no son pobres, sino empobrecidos. Las mujeres, a quienes Boff no incluye explícitamente en su utopía mínima, son empobrecidas por el patriarcalismo y el masculinismo, los trabajadores, por la lógica de acumulación de capital y por la relación salarial, los jóvenes, por el adultocentrismo, etc. Pero no se trata de 'pobres' (estado), sino de 'empobrecidos' (procesos de empobrecimiento). Existe una enorme distancia política entre estos conceptos. Si se considera a los 'pobres' desde el criterio de la liberación, entonces aparecen como sujetos negados con capacidad autónoma de emancipación. Esta enseñanza cultural proviene de las revoluciones populares latinoamericanas (Haití (1794), México (1910), Cuba (1959), por citar tres señeras). Los esclavos haitianos, los campesinos zapatistas, los combatientes rurales del Ejército Rebelde no fueron víctimas, sino sujetos revolucionarios. Por supuesto, para ello debieron organizarse y luchar por vías extraparlamentarias. Esto último no es receta. Quiere decir: se puede alcanzar también la estatura de sujeto autónomo mediante una lucha parlamentaria. E incluso mediante una pastoral familiar. La utopía mínima que Boff atribuye a los empobrecidos tiene que ver con la satisfacción de sus necesidades sociales elementales (vistas por un pequeño burgués) y no constituye por tanto estrictamente una utopía, sino un programa mínimo. Ahora este programa no podrá realizarse sin cambiar el carácter del poder (o prácticas de poder) dominantes. Sin esta transformación radical la 'esperanza mínima' se transforma en opio y desengaño constantes, cuando no en neurosis y frustración exasperada. Se trataría, en este último caso, de una utopía perversa, no de un sentimiento-imagen orientador, sino de una referencia imposible o prohibida, autodestructiva, desesperanzadora. Buena parte de las observaciones anteriores se derivan de la inconsistente representación que se hace Boff de la realidad social. Escribe: "La fuente de la esperanza se encuentra en las propias víctimas. La esperanza es la única cosa que les sobra, esperanza de que, por adversa que sea la realidad, alguna cosa buena va a salir de ella." Como se advierte, aquí los pobres 'esperan' que alguna cosa buena les salga de la realidad y, al mismo tiempo incompatiblemente, son 'fuente' de esperanza. Lo que ocurre, en cambio, es que los empobrecidos 'son' la realidad tanto en cuanto producción-producto (objetos) de relaciones sociales como por su capacidad (y necesidad) de cambiar estas relaciones (sujetos). Por eso es que la fuente de la esperanza son ellos mismos organizados. Por ello también es que no son puramente 'víctimas', sino sujetos autónomos, o revolucionarios, potenciales. Son signo de lucha. O al menos así es como debería leérselos. Como Boff posee una concepción 'realista' de la sociedad, se la imagina como algo al frente de los empobrecidos que produce. No. Desde el punto de vista popular, los empobrecidos constituyen la sociedad como luchadores contra lo que los determina como empobrecidos. Y 'luchadores' no quiere decir triunfadores, sino eso: testimonios de lucha. Por esto mismo, la esperanza no es lo último que 'pierden' los empobrecidos, sino lo primero que consiguen con su lucha emancipatoria. La esperanza es una construcción sociopolítica, no una cosa. En el marco de una lucha social plural por popular, los signos a que hace referencia Boff (derrota del PT, fracaso del lulismo carismático, reelección de Bush, iglesias, etc.) no desalientan, sino que excitan la voluntad de resistencia. En este sentido, si Boff desea encontrar el lugar donde puede desplegarse la esperanza es en la lucha de los sectores populares: acciones sociales, movilizaciones, movimientos. El tiene a su alcance en Brasil a los Sin Tierra, al Grito de los Excluidos, al Sindicato de los Desamparados y seguro a muchos otros con menor perfil pero igual voluntad tenaz para la resistencia. Estas líneas tienen como único objetivo colaborar en la necesaria tarea de superar colectivamente la superficialidad de las imágenes sociopolíticas con que muchos sectores de izquierda (incluida la Teología latinoamericana de la Liberación) dificultaron o desplazaron los conceptos y los criterios de análisis que pueden resultar más efectivos para la lucha popular. Discutir sus imágenes poco meditadas no implica perder la consideración por la trayectoria de Boff en la constitución de un imaginario popular por liberador en América Latina. (1) ALAI-AMLATINA, 19-11-2004, Rio de Janeiro.
https://www.alainet.org/es/articulo/110911?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS