Las raíces históricas de la Esperanza
19/01/2005
- Opinión
"Todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para
que con la resistencia y fuerza que dan las Escrituras mantengamos la
Esperanza" (Rom 15,4)
"El Dios de la Esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, hasta abundar
en la Esperanza por la fuerza del Espíritu Santo" (Rom 15,3)
"Nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
engendra la resistencia, la resistencia engendra la virtud probada, la virtud
probada engendra la Esperanza, y la Esperanza no falla". (Rom 5,3-5)
La Esperanza desde una perspectiva humana y sociopolítica
1.- La Esperanza es un instrumento de análisis de la realidad. Cuando
tenemos Esperanza descubrimos realidades ocultas, fuerzas y dimensiones que en
un análisis puramente empírico y "realista" no aparecen jamás. Una persona con
Esperanza ve la realidad distinta que una persona pesimista.
Así se cumple lo de Jesús: "Yo te bendigo, Padre, porque, has ocultado a los
sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños" (Mt. 11,25). Jesús
aquí nos dice que los pobres los excluidos tienen una capacidad de descubrir
esas realidades que los sabios e inteligentes nunca llegan a descubrir. Sólo
desde los pobres podemos reconstruir la Esperanza.
2.- El sistema capitalista de economía de libre mercado, modelado por la
ideología neoliberal, se propuso dos objetivos:
a) Eliminar todo sistema alternativo al capitalismo, y
b) Destruir la Esperanza misma de que pueda darse otra vez un sistema
alternativo.
En síntesis, destruyó toda alternativa y toda Esperanza de una alternativa. El
primer objetivo lo logró, cuando destruyó los socialismos históricos, aunque
estos ya se habían debilitado por sí mismos. Pero, el segundo objetivo, no lo
ha cumplido y no llegará a cumplirlo, dado que la Esperanza de los pobres nunca
muere.
El capitalismo neoliberal reconoce la existencia de muchos problemas, pero
promete solucionarlos con el desarrollo mismo de la economía de mercado. Los
problemas del mercado se solucionan con más mercado. Según ellos, no es
racional buscar una alternativa al margen de la alternativa del mercado.
3.- "Otro mundo es posible"
La sola Esperanza de que otro mundo es posible, es ya una derrota del sistema
actual, lo que esta Esperanza -sin embargo- necesita para ser real es construir
el sujeto capaz de que haga posible ese mundo posible, y diseñar un proyecto
que haga real ese otro mundo. Debemos responder a las preguntas de cómo es
ese mundo, cómo funciona, quién lo gobierna, etc. La Esperanza de otro mundo
posible exige la construcción de este sujeto y de este proyecto de sociedad.
Si no hay Esperanza de que otro mundo es posible nunca nos propondremos
construir ese sujeto y ese proyecto alternativo.
El sujeto no es el sujeto individuo de la revolución moderna, sino el sujeto
comunidad. El sujeto individuo ve siempre en el otro un enemigo, es el que
compite en el mercado, la destrucción del otro es la condición de mi éxito
personal. El otro sólo es reconocido si me es útil.
El sujeto comunidad, por lo contrario, afirma en el otro, en la comunidad, la
posibilidad de ser sujeto: Yo soy si también eres tú. O, como dice el
Evangelio: Ama a tu prójimo porque él es tú mismo. El sujeto comunidad
entiende que todo homicidio es suicidio, puesto que la muerte del otro implica
mi propia muerte.
A un nivel social el sujeto individuo, dice: "si no hay para todos que por lo
menos haya para mí". El sujeto comunidad, por el contrario, dice: "Si hay
para todos entonces habrá para mí".
La otra condición de la Esperanza es diseñar un proyecto que haga posible ese
otro mundo. Este proyecto lo formulamos en general así: una sociedad donde
quepan todos y todas en armonía con la naturaleza, es decir, que ese otro mundo
sólo es alternativo al capitalismo si asegura la vida de todos y todas y la
vida del cosmos. Tenemos aquí una racionalidad totalmente diferente a la
racionalidad de economía de mercado. Esta economía de mercado tiene dos fallas
fundamentales: la exclusión y la destrucción de la naturaleza, por eso el
mundo alternativo debe ser para todos y en armonía con la naturaleza.
El punto de partida para construir ese otro mundo es fundamentalmente ético.
En el sistema actual el valor absoluto es la eficiencia y la ganancia. Un
avance tecnológico o científico es únicamente valorado por su capacidad de
producir ganancia en el mercado. En el mundo alternativo que buscamos
construir el valor absoluto es la vida humana. La economía, la tecnología, la
ciencia, es buena y justa si está al servicio de la vida humana.
¿Cómo podemos construir ese mundo alternativo? No lo sabemos, pero sí sabemos
que nacerá desde abajo, desde los pobres, desde los excluidos, desde el Tercer
Mundo. Sabemos, también, que ese otro mundo alternativo ya lo podemos ir
construyendo en pequeñas experiencias en el ámbito de la economía y de la
política. El motor que nos empuja en esta búsqueda es la Esperanza de que otro
mundo sí es posible. Si uno no tiene Esperanza sólo buscará acomodarse dentro
del sistema actual
En esta búsqueda debemos rescatar toda la fuerza de la utopía que es la
plenitud histórica de la Esperanza. La utopía, como su nombre lo indica, no
tiene lugar en la historia actual. No está en otro mundo, sino más allá de la
exclusión y de la destrucción al interior de nuestra historia. La utopía no
tiene lugar, pero tiene dos efectos muy importantes. Uno, que nos da el
sentido y la orientación hacia donde vamos en la construcción del mundo
alternativo. La utopía nos orienta en un sentido determinado, aunque no
sabemos cuando llegaremos a la plenitud. La utopía nos dice igualmente en qué
dirección no podemos ir. En segundo lugar, la utopía a todas nuestras pequeñas
construcciones, a nuestros pequeños éxitos y experiencias microeconómicas. En
otras palabras, la Esperanza, y su plenitud la utopía, da orientación a nuestro
caminar y da sentido a todo lo que vamos construyendo.
¿Por qué es posible otro mundo? Porque este mundo ya ha llegado a ser
imposible. Este sistema ya acumula muerte y destrucción en una proporción tal
que ya la vida de la humanidad y del cosmos está en serio e inminente peligro.
Ya el 60% de la humanidad vive en la exclusión. Las diferencias entre ricos y
pobres se hacen intolerables. Además, "la victoria" del capitalismo sobre el
socialismo fue una victoria pírrica. Cuando el general griego Pirro obtuvo una
victoria sobre sus enemigos, hubo tantos muertos de lado y lado, que dijo: "con
otra victoria como ésta estoy perdido". La victoria de la economía de mercado
es el comienzo de su derrota. Ya cayó la idea de que el sistema actual era el
único sistema posible. Los que se oponen al sistema actual, el sistema los
considera muy peligrosos, porque sencillamente tienen razón y ellos lo saben.
La perspectiva teológica espiritual y ética en la construcción de la
espiritualidad
La construcción de la Esperanza debemos realizarla al interior de las
realidades y de los procesos económicos políticos y sociales que hemos descrito
en el capítulo anterior. La Esperanza no es un sentimiento o una idea vaga.
No podemos caer en el sentimentalismo o el fundamentalismo, en la construcción
de la Esperanza. La Esperanza que no falla tiene fundamentos sólidos en la
historia, pero dentro de ella una tremenda fuerza ética y espiritual que ahora
buscaremos definir.
1.- La raíz de la Esperanza cristiana está en la fe en el Dios de la
vida y en la destrucción de todos los ídolos de la muerte. Para construir una
Esperanza cristiana debemos discernir nítidamente el Dios de la vida de los
ídolos de la muerte. La tarea hoy no es saber si yo creo o no creo en Dios,
sino en cuál Dios yo creo. El Dios de la vida es el que se revela en la
plenitud de la vida humana y cósmica. San Irineo ya lo decía bellamente: La
gloria de Dios es el ser humano vivo, y la gloria del ser humano es la visión
de Dios". La vida humana concreta: tierra, trabajo, educación, salud, vivienda,
participación y fiesta para todos es el criterio teológico para que la fe
cristiana pueda discernir el Dios de la vida.
La idolatría, tiene dos formas: La idolatría por substitución, cuando las
cosas se transforman en sujetos divinos y los sujetos humanos se transforman en
cosas, y la idolatría por perversión es cuando pervertimos el rostro del
verdadero Dios de la vida. La idolatría permite que el sistema asesine sin
medida y con buena conciencia. Cuando uno mata en nombre de Dios todo es
posible. La raíz última del pecado social implica siempre una perversión del
sentido de Dios en la historia igualmente, cuando las cosas (mercado,
mercancías, tecnologías, avance científicos) se convierten en sujetos absolutos,
entonces, el ser humano sólo debe seguir sus órdenes. La idolatría en el
mercado ha llegado a grados increíbles de deshumanización. En síntesis, la
Esperanza cristiana sólo es posible cuando nos encontramos con el Dios de la
vida y somos capaces de discernir y destruir los ídolos de la muerte.
2.- Otra raíz profunda de la Esperanza la encontramos en la comunidad
cristiana. La Esperanza nos urge a descubrir toda la fuerza espiritual y ética
presente en la iglesia de los pobres, especialmente, en las CEBs. Las CEBs
tiene tres dimensiones: La Solidaridad, La Espiritualidad y La Palabra de Dios.
La solidaridad como compromiso con la vida de todos y todas es el espacio donde
derrotamos los ídolos y descubrimos al Dios de la vida. La espiritualidad es
la búsqueda de la fuerza espiritual del Dios de la vida en la historia;
búsqueda que nos urge al discernimiento, al silencio y la oración. Finalmente,
la palabra de Dios que encontramos fundamentalmente en la Biblia, pero también
en el libro de la vida, es el instrumento más poderoso que tenemos para
encontrar el Dios de la vida y construir la Esperanza. Esta tarea es de la
comunidad y de todo el pueblo de Dios. Es ese pueblo el sujeto que escucha la
palabra de Dios, por eso la necesidad de poner la Biblia en las manos, en el
corazón y en la mente del pueblo de Dios. Cuando la comunidad escucha la
palabra de Dios, esa comunidad tiene autoridad, legitimidad, autonomía,
libertad, creatividad y seguridad para decir donde está Dios, cómo es Dios y
cuál es su voluntad. Todo bautizado y bautizada que lee la Biblia en comunidad,
puede constituirse en un sujeto de la palabra de Dios. Este es el sujeto capaz
de construir la Esperanza.
3.- Para terminar un ejemplo tomado de los orígenes del cristianismo.
En ese tiempo, el imperio romano se presentaba como divino, la religión del
imperio era la religión del dios verdadero y el cristianismo fue considerado
superstición o fueron martirizados por ser ateos el dios del imperio. Los
cristianos fueron poco a poco transformando esta situación. Dieron testimonio
que el único Dios verdadero era el Dios de la vida en el cual ellos creían y
que la religión del imperio era una superstición que legitimaba la muerte. Los
cristianos daban testimonio del Dios de la vida, de la religión del Dios
verdadero en contra de los dioses imperiales que dominaban y destruían el mundo.
La resistencia de los cristianos al imperio romano tuvo como consecuencia a
largo plazo la subversión ética y espiritual del imperio, que terminó
finalmente derrumbándose. Desgraciadamente, en el siglo IV nació "el imperio
cristiano" que destruyó el testimonio de las primeras comunidades cristianas,
aunque muchos cristianos en el silencio de la historia, mantuvieron viva la
memoria del Dios de Jesús, contra el imperio cristiano.
Hoy día vivimos una situación semejante. El mundo entero está dominado por el
imperio norteamericano, que se autoproclama un imperio "cristiano". Esta
situación pone en crisis la civilización cristiana occidental y la misma
existencia del cristianismo. La Esperanza nos exige descubrir y proclamar al
Dios de la vida en contradicción radical con este imperio "cristiano" actual.
No podemos proclamar al Dios de la vida, raíz de nuestra Esperanza, sino
marcamos la contradicción de nuestro Dios con los dioses del imperio. De ahí
que la Esperanza de construir un mundo alternativo, sólo puede ser eficaz si
descubrimos toda su fuerza ética y espiritual al interior de la situación
actual donde un imperio amenaza de muerte a todos los pueblos de la tierra y la
sobrevivencia del mismo planeta.
* Pablo Richard, chileno, Teólogo de la Liberación.
https://www.alainet.org/es/articulo/111199
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