La urgencia de los derechos humanos
09/02/2005
- Opinión
Llega el momento en que el silencio es traición.
Algunos de nosotros que ya hemos empezado
a romper el silencio de la noche, hemos descubierto
que el llamado a hablar es, con frecuencia,
una vocación de agonía; pero tenemos que hablar.
Martin Luther King Jr. La Jornada, 17 de enero de 2005. El imperio no reconoce límites Para dar apariencia de respeto por la ley, los Estados Unidos la invocan siempre que emprenden alguna acción de conquista. No hay que olvidar que, desde su perspectiva, "compraron" el territorio que robaron a México en el siglo XIX. Sus libros de historia hablan de "adquisiciones" cuando se refieren a sus actos de rapiña. Pero con la desaparición del bloque que se denominó socialista, el imperio perdió todo sentido de los límites, y proclama su "derecho" a imponer cualquier medida que estime conveniente: matar, torturar, derrocar es imponer gobiernos, encarcelar personas en sitios que ocupa ilegalmente (como la base naval de Guantánamo); espiar, amedrentar, amenazar y hasta extinguir poblaciones enteras. Ya no se preocupa por buscar fundamento jurídico a sus imposiciones, con lo cual puso en crisis los derechos humanos en el mundo. A estas alturas, cualquier persona o grupo humano puede ser declarado "terrorista" por los Estados Unidos, y, sin ningún género de prueba, ser condenado de facto al exterminio o al encarcelamiento en las más humillantes condiciones. Es suficiente para USA que su "inteligencia" decida que alguien es miembro de algún grupo que se dedica al “terrorismo” para que se le prive de todo derecho y se le someta tratos crueles y otras vejaciones. En la cárcel de Abu Graib, Irak, ocurren hechos que avergüenzan a toda la humanidad por el bestialismo de los soldados norteamericanos contra los presos. Un descendiente de mexicanos contribuye a la brutalidad Roberto Gonzales fue propuesto por George Bush como procurador general de los Estados Unidos. En condiciones normales, sería motivo de orgullo que un descendiente de mexicanos aspirara a tan alto cargo. Pero en este caso lo que nos genera es vergüenza. La ratificación de esa propuesta, por parte del senado, revela que la clase política en su conjunto está de acuerdo con las atrocidades que a diario cometen contra el pueblo irakí los invasores. En efecto, Gonzales contribuyó a debilitar los principios esenciales de los Derechos Humanos cuando era asesor legal del gobierno de Bush. Formuló un alegato jurídico según el cual sólo debiera hablarse de tortura cuando los daños producidos sean graves o dejen secuelas permanentes. Nos recordó el exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, cuando exculpó a sus policías diciendo que lo que propinaron a un ciudadano fue "una madriza", pero que no violaron sus derechos humanos. Lo que hizo Gonzales, así como los soldados mexicanos que, enrolados en el ejercito estadounidense andan asesinando irakíes por cuenta del imperio, nos hace reflexionar acerca del voto de nuestros paisanos avecindados en el norte: ¿qué tanto conservan la lealtad a esta patria? Si Bush declarara "terroristas" a los integrantes del EZLN, o a Creel por andarlos acusando de entrometidos, ¿participarían en ataques armados contra México? No es tan simple la agenda de los derechos humanos, porque siempre existe la posibilidad de que antagonicen unos con otros. Parece muy justo que quienes tengan doble nacionalidad voten en los dos países, pero a la hora de los hechos eso resulta altamente riesgoso. Urge que trabajemos en una genuina agenda de derechos humanos que tome en cuenta su entorno económico y político. La acumulación de riqueza por los privilegiados de la tierra, deja en situación de miseria a millones de seres humanos que tienen que conformarse con oír hablar de sus derechos sin tener acceso real a ellos.
Algunos de nosotros que ya hemos empezado
a romper el silencio de la noche, hemos descubierto
que el llamado a hablar es, con frecuencia,
una vocación de agonía; pero tenemos que hablar.
Martin Luther King Jr. La Jornada, 17 de enero de 2005. El imperio no reconoce límites Para dar apariencia de respeto por la ley, los Estados Unidos la invocan siempre que emprenden alguna acción de conquista. No hay que olvidar que, desde su perspectiva, "compraron" el territorio que robaron a México en el siglo XIX. Sus libros de historia hablan de "adquisiciones" cuando se refieren a sus actos de rapiña. Pero con la desaparición del bloque que se denominó socialista, el imperio perdió todo sentido de los límites, y proclama su "derecho" a imponer cualquier medida que estime conveniente: matar, torturar, derrocar es imponer gobiernos, encarcelar personas en sitios que ocupa ilegalmente (como la base naval de Guantánamo); espiar, amedrentar, amenazar y hasta extinguir poblaciones enteras. Ya no se preocupa por buscar fundamento jurídico a sus imposiciones, con lo cual puso en crisis los derechos humanos en el mundo. A estas alturas, cualquier persona o grupo humano puede ser declarado "terrorista" por los Estados Unidos, y, sin ningún género de prueba, ser condenado de facto al exterminio o al encarcelamiento en las más humillantes condiciones. Es suficiente para USA que su "inteligencia" decida que alguien es miembro de algún grupo que se dedica al “terrorismo” para que se le prive de todo derecho y se le someta tratos crueles y otras vejaciones. En la cárcel de Abu Graib, Irak, ocurren hechos que avergüenzan a toda la humanidad por el bestialismo de los soldados norteamericanos contra los presos. Un descendiente de mexicanos contribuye a la brutalidad Roberto Gonzales fue propuesto por George Bush como procurador general de los Estados Unidos. En condiciones normales, sería motivo de orgullo que un descendiente de mexicanos aspirara a tan alto cargo. Pero en este caso lo que nos genera es vergüenza. La ratificación de esa propuesta, por parte del senado, revela que la clase política en su conjunto está de acuerdo con las atrocidades que a diario cometen contra el pueblo irakí los invasores. En efecto, Gonzales contribuyó a debilitar los principios esenciales de los Derechos Humanos cuando era asesor legal del gobierno de Bush. Formuló un alegato jurídico según el cual sólo debiera hablarse de tortura cuando los daños producidos sean graves o dejen secuelas permanentes. Nos recordó el exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, cuando exculpó a sus policías diciendo que lo que propinaron a un ciudadano fue "una madriza", pero que no violaron sus derechos humanos. Lo que hizo Gonzales, así como los soldados mexicanos que, enrolados en el ejercito estadounidense andan asesinando irakíes por cuenta del imperio, nos hace reflexionar acerca del voto de nuestros paisanos avecindados en el norte: ¿qué tanto conservan la lealtad a esta patria? Si Bush declarara "terroristas" a los integrantes del EZLN, o a Creel por andarlos acusando de entrometidos, ¿participarían en ataques armados contra México? No es tan simple la agenda de los derechos humanos, porque siempre existe la posibilidad de que antagonicen unos con otros. Parece muy justo que quienes tengan doble nacionalidad voten en los dos países, pero a la hora de los hechos eso resulta altamente riesgoso. Urge que trabajemos en una genuina agenda de derechos humanos que tome en cuenta su entorno económico y político. La acumulación de riqueza por los privilegiados de la tierra, deja en situación de miseria a millones de seres humanos que tienen que conformarse con oír hablar de sus derechos sin tener acceso real a ellos.
https://www.alainet.org/es/articulo/111329
Del mismo autor
- Acerca de la comisión de la verdad 25/10/2011
- Se estanca la mediación 23/08/2011
- Los acuerdos Calderón-Gordillo 13/07/2011
- Luchar por la comisión de la verdad 19/06/2011
- Retroceso en derechos humanos 07/01/2011
- Una guerra cada vez más sucia 22/06/2010
- Golpistas impresentables 09/11/2009
- Incriminaciones 09/08/2009
- La prisión por motivos políticos 20/04/2005
- PRI y PAN con Victoriano Huerta 11/04/2005