VI Encuentro Internacional MMM:
Lucha global de las mujeres por la paz y la desmilitarizacion
03/07/2006
- Opinión
Lima
Es de un profundo impacto constatar que la violencia sexual contra las mujeres es igual de cruel en el Congo o en Perú, sea en tiempos de paz o de conflicto armado, aun cuando sea en la guerra que se convierte en una poderosa arma para debilitar al enemigo. Eso fue lo que sintieron las casi 100 delegadas que participan en el VI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, un movimiento de identidad feminista que aboga por un mundo sin ningún tipo de discriminación.
El tradicional Hotel Bolívar ubicado en el centro de la capital peruana es el escenario de esta cita mundial que reúne a lideresas de África, Asia, Europa y las Américas, incluyendo a las peruanas, quienes hasta el próximo domingo analizarán la coyuntura y adoptarán un plan estratégico de acciones hacia el 2010, teniendo en cuenta cuatro ejes: paz y desmilitarización, violencia, trabajo, así como soberanía alimentaria y acceso a recursos.
Antes de iniciar el trabajo de talleres, las mujeres presenciaron una instalación producida por el Grupo Yuyachkani que grafica la violencia sexual que sufrieron las campesinas de la comunidad alto andina de Manta en la región de Huancavelica (Perú) durante las dos décadas de guerra interna.
Testimonios de las agresiones cometidas por los efectivos militares, sandalias de jebe “yankis” esparcidas por la sala, pequeñas piedras para simbolizar a las víctimas anónimas, y paneles con información recogida por la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional que indica por ejemplo que el 98 por ciento de afectados por la violencia sexual eran mujeres, fueron impactando a las delegadas nacionales e internacionales del Encuentro.
Cristina Lorenzo, de Argentina, advirtió las grandes coincidencias que muestra la violencia hacia las mujeres en tiempos de guerra como de paz. “El símbolo de los zapatos de las mujeres que caminan por la vida y por el mundo en total indefensión, contrapuestas a las ruedas de los vehículos militares, tiene una fuerza y expresión que marca lo que el poder hace y dispone sobre la vida de las mujeres”, dijo.
Josee Kusinza, de la República Democrática del Congo, estaba impactada de constatar que la violencia contra las mujeres como un arma de guerra se diera no sólo en los países de África Central, sino en otros de esta parte del mundo. “Entender la experiencia de las mujeres peruanas es muy importante para sentir la solidaridad y saber que estamos juntas en la lucha por erradicar la impunidad frente a esta violencia”, manifestó.
Integrante de COCAFEM, coordinadora de tres países de los Grandes Lagos africanos que luchan por la paz en su región, sostuvo que las principales consecuencias de la guerra en Sudán, Rwanda, Burundi y Costa de Marfil, son la carrera armamentista y la violencia sexual contra las mujeres.
Indicó que la violencia sexual como arma de guerra es una violación a los derechos humanos, que queda en la impunidad en la mayoría de casos. Consideró que la Marcha Mundial de las Mujeres debe liderar acciones globales para alcanzar la paz en todos los territorios nacionales.
El tema de la paz y desmilitarización fue abordado por las delegadas del Encuentro, quienes hicieron propuestas para promover acciones nacionales y globales que permitan poner en evidencia la responsabilidad de los gobiernos, la globalización y las grandes corporaciones, en la industria de la guerra y sus trágicas consecuencias en las personas.
¿Quiénes se benefician con la industria de la guerra?, ¿Por qué los gobierno invierten más en armas que en el desarrollo de sus pueblos?, ¿Cuáles son los objetivos del militarismo de los Estados Unidos y sus aliados? Fueron algunas de las preguntas en torno a las cuales giró la reflexión conjunta.
Emily Naffa, delegada de Jordania, calificó a la globalización de la militarización como el mayor peligro mundial. Cuestionó el papel de Estados Unidos de pretender controlar los recursos naturales e influir en las decisiones de las naciones, a través de las guerras y ocupaciones.
Planteó que la ciudadanía se una en una presión mayor a Naciones Unidas a fin de que tenga un rol activo en la promoción de la paz y en el uso de los recursos mundiales a favor del desarrollo y la igualdad. Señaló que es indignante que continúe gastándose 12 trillones de dólares cada año en armas.
Las delegadas internacionales de Turquía, Mozambique, Congo, Jordania, Egipto, Francia, España, Albania, Portugal, Filipinas, Canadá, México, Cuba, El Salvador, Guatemala, Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Argentina y Brasil, entre otras, continuarán con su VI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres hasta el próximo 9 de julio.
Mientras tanto, la fría y por ratos soleada ciudad de Lima se anima con la presencia de estas mujeres negras, blancas, indígenas, mestizas, mulatas, altas, bajas, delgadas, gruesas, jóvenes, mayores, sindicalistas, profesionales, de orientación sexual diversa, campesinas, feministas, que expresan una amplia diversidad y una comunión en el ideal que las une.
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