La Revolución Democrática de Leonel

05/07/2006
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Leonel Fernández Reina, titular el Poder Ejecutivo de la República Dominicana, (en franco ejercicio de Gobernador de Colonia), es, sin duda alguna, un político de la era virtual. Su constante navegar por el espacio cibernético y su pasión por imágenes que sustituyen la realidad, ha facilitado su conversión a una especie de “balaguerito digital”. Balaguerito, porque por mas que se empeñe en imitar a Balaguer, carece de la densidad y zagacidad reaccionaria de ese señor, uno de los gobernantes más perversos de la historia latino-caribeña moderna. Digital, por su capacidad para ejercer la simulación dentro de un estilo moderno, globalizado, finamente (?!?!?) neoliberal, cibernético y mercadológico. Veamos algunos indicadores recientes de esta afirmación: La propuesta de Asamblea Constituyente por elección popular está contenida en el programa del PLD desde antes de ser gobierno en el periodo 1996-2000 y con ella nos amenazó varias veces el propio Leonel. Ahora, camino a la reelección, con un Congreso copado por el comesolismo pelediano a su servicio, volvió sobre esos pasos. En plan diversionista lanzó una burbuja que no se atrevió a seguir inflando y que poco días después de idearla la hizo explotar con una propuesta adicional: no habrá elecciones constituyentes, sino consulta para que los Juancito Sports (empresario criollo de las bancas de apuestas y otras lavanderías) y Radhamés García (traficantes de chinos) y todos sus compañeros de labor legislativa decidan el nuevo destino de la Constitución. Lanzó de la idea de la Constituyente para rápidamente replegarse a la “reforma” a cargo del Congreso recién electo; algo sujeto exclusivamente al simulacro de la consulta sugerida y al rodillo peledeista, algo abismalmente distinto a un real proceso constituyente Ese vergonzoso repliegue, sin embargo, necesitó de una envoltura atractiva y, sobre todo, de otra manipulación del anheló popular de democratización. Y por eso, antes de partir a su recorrido por Asia (otro bulto publicitario sin mayores consecuencias), anunció al país y al mundo su disposición de transitar hacia una “revolución democrática”. La presión latinoamericana es demasiado fuerte. El influjo de la revolución venezolana y su onda expansiva hacia el Sur del Continente tiene una poderosa gravitación incluso sobre el Caribe y Centroamérica. Leonel lo sabe. Y sabe que las revoluciones verdaderas tienen en el presente una gran impronta democrática en su sistema político. Ese es el caso de Venezuela y podría serlo de Bolivia a la luz de la convocatoria de la constituyente La democracia participativa e integral se está convirtiendo en la alternativa a la democracia liberal representativa, que ha resultado una gran estafa, una seudo-democracia ampliamente cuestionada…Incluso aquí. Y por eso decidió maniobrar en la esfera virtual, en el campo de la cooptación de términos y proyectos ajenos a la esencia el régimen que esta impulsando. Decidió simular en ese tenor. Decidió anunciar una propuesta hipócrita a manera de imagen atractiva totalmente contraria a la realidad política, social, económica y cultural que encabeza. En esa disciplina Leonel Fernández es uno de los discípulos aventajados de los grandes fabricantes de la publicidad “postmoderna” en los Estado Unidos, donde han puesto hasta a la USAID (organismo bajo control de la CIA) a hablar de “democracia participativa” y al Pentágono a hacer la guerra a nombre de la paz y terrorismo de Estado de la peor especie declarándole la guerra al terrorismo ¡La hipocresía espectacularmente super-potenciada! Es bueno preguntarse porque si en el pasado reciente Leonel y la alta dirección del PLD renunciaron al vocablo revolución (también al de liberación), ahora lo desempolvan al tiempo que actúan en dirección totalmente contraria a su real significado. Esto tiene que ver, repito, con el hecho de que la revolución democrática-popular de Venezuela devuelve actualidad a lo cambios radicales y reactiva el debate sobre las perspectivas de un nuevo socialismo. La presión de ese proceso ejemplar es intensa y persistente en medio de sucesivas crisis de gobernabilidad del viejo orden, algo no descartable en el futuro próximo del país. Hablar de revolución democrática desde este gobierno es un recurso hábil, oportunista, dirigido a tocar las esferas sensitivas de no pocos (as) peledeistas y de muchísimos dominicanos (as). Un recurso para confundir, para reemplazar la realidad con las imágenes y el lenguaje. Porque lo cierto es que en las dos administraciones de Leonel Fernández se ha hecho todo lo inverso a una revolución democrática. La cúpula del PLD ha creado un “sistema de corrupción de Estado”, al tiempo que ha clientilizado su partido. Ese sistema le facilita ejercer en alto grado el autoritarismo al compás de su “masificación”. Los gobiernos de Leonel Fernández y el PLD han propiciado un proceso de recolonización neoliberal en todas las esferas: privatizaciones, ajustes fondo-monetaristas, intervención militar creciente de los EUU, contrareformas policiales bajo la tutela de la policía de New York, firma del TLC camino al ALCA, modernización elitista y segregada, “plan de seguridad democrática” a lo Uribe en Colombia, políticas de “crecimiento económico” acompañada de mayores desiguales sociales, predominio de los intereses privados sobre lo público y lo social, extradiciones e ingerencia de EEUU sobre el sistema judicial, políticas globales que incrementan la delincuencia y, sobre todo, la gansterizacion del Estado… Nada de esto tiene que ver con la democracia, menos aun con revolución. Por el contrario va en el sentido de la contrarrevolución y el despotismo neoliberal en boga.
https://www.alainet.org/es/articulo/115899
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