Globesidad infantil : algunas consideraciones socioeducativas

11/07/2006
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La obesidad, es un problema de salud pública a nivel mundial 1,2, y reconocida actualmente como una epidemia, al punto que se ha dado en llamarla alguna vez, como Globesidad . En América Latina ha aumentado considerablemente en algunos grupos sociales, particularmente en aquellos de bajo nivel socioeconómico.3,4 En México, diversos estudios han documentado una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad.6,7,8 La encuesta Urbana de Alimentación y Nutrición en la zona metropolitana (ENURBAL) de 1995, encontró una prevalencia de sobrepeso y obesidad de 13.6 % en niños menores de 5 años. Cabe mencionar, que la prevalencia exacta de obesidad en niños mexicanos en edad escolar aún se desconoce, pero se estima que es alta y está manifestando una tendencia a aumentar.1,2 El actual sistema de globalización neoliberal, ha penetrado en todos los rincones de la vida de los humanos y la alimentación y la salud son algunos de ellos, por lo que vale la pena mirar dichos procesos desde un punto de vista integral, es decir, sin descuidar los aspectos socioeconómicos que los condicionan5. El tema de la obesidad, es alarmante, cruel y pronto será detonante, sino trabajamos para recuperar la salud de las personas. Una de las grandes preocupaciones es la obesidad infantil, situación sumamente vulnerable y peligrosa desde cualquier punto de vista: fisiológico, psicológico, emocional, físico, espiritual, etc. Los integrantes del equipo de salud, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, ante tal situación, viendo crecer el número de niños con obesidad; es necesario y urgente actuar, aunque sea con pequeños pasos. Hay una situación, que en verdad es obscena, denigrante y que quizá haya sido lo que gestó este escrito; el papel del actual sistema de globalización neoliberal que lleva a cabo la mas perfecta de sus artimañas, para explotar y esclavizar mas al ser humano, encarcelarlo en uno de los lugares mas seguros: dentro de su propio cuerpo; si, la obesidad limita el cuerpo, la mente, el espíritu y que mejor que ese lugar sea el propio cuerpo “vigilado” estrictamente por uno o miles de tentáculos del propio sistema. Es urgente, es necesario, hacer conciencia de nuestro contexto y su impacto en la alimentación y la salud para actuar a favor de estas, aún teniendo frente a nosotros a semejante “mole” de sistema. El silencio y la pasividad, a menudo están relacionadas con una especie de complicidad con el sistema social y político. Es necesario actuar a cualquier nivel, pero no permanecer indiferente, espectadores de esta gran maraña de sistema que se entromete en lo mas elemental de nuestras vidas. Su doble discurso, en el que por un lado se hacen recomendaciones alimentarias para la buena salud y por otro se imponen cánones de belleza y estatus fuera de nuestras posibilidades económicas y hasta genéticas, que nos orillan al consumismo de productos basura. Las nuevas formas de esclavismo modernas son realmente asombrosas, cada vez planteadas con más perfección y dirigidas a la reproducción de esquemas que le permitan prevalecer. La salud y la alimentación procesos complejos en la vida del ser humano, tendría que obligarnos a los profesionales de la salud a mirarlos desde un punto de vista integral y multifactorial para poder actuar desde nuestros pequeños espacios (aulas, hospitales, laboratorios, etc) con más efectividad. Quizá sea importante mencionar, una herramienta mas dentro la búsqueda de soluciones a este problema : la educación para la salud, por supuesto que tiene “la desventaja” de que sus efectos se miran a largo plazo y la gran ventaja, es que cuando se logra es para toda la vida; herramienta cuya base es la prevención. Se hace referencia a la educación para la salud, pero no desde un punto de vista técnico, obligatorio, vacío, no, sino desde y en la comunidad como un componente integral en donde se desarrolla el ser humano5. Analicemos brevemente, este panorama real, que tenemos frente a frente, la obesidad, desde un punto de vista integral, es decir contemplando algunos de los diversos aspectos que los rodean y por que no, para hacerle frente a este enemigo que nos quita vida, libertad y salud y en el que este sistema neoliberal tiene un papel determinante; Sobre todo cuando vemos que es el grupo infantil especialmente vulnerable a dicha patología. Obesidad social La salud es un tema que cruza a todas las sociedades, y es una variable trazadora del desarrollo humano, por lo que su análisis parece ser ineludible y es probable que nos proporcione elementos que ayuden a una salida más realista a los problemas de salud. Actualmente el género humano presenta un panorama poco alentador en lo que a enfermedades crónicas degenerativas se refiere, lo cual nos lleva a pensar que ha transcurrido mucho tiempo de aquella época en que el hombre primitivo luchaba día a día por el sustento alimenticio, estando expuesto a tantas dificultades y peligros que le asechaban continuamente2,3 Los cambios evidentes de nuestra sociedad, desde la distribución del trabajo, que es un determinante importante en una buena medida en los niveles de bienestar de los individuos, si a todo esto le agregamos cambios derivados de ello, como políticos, económicos, culturales, ambientales y el fuerte nexo que por desagracia se dificulta reconocer entre el desarrollo socioeconómico, salud y equidad entre otras cosas. Lo anterior ha dado como resultado una sociedad de accionistas desiguales producto de un sistema de ganancia y comercio de propiedad y explotación humana, incluyendo por supuesto un pequeña sociedad burguesa que tiene la mayor parte de la riqueza; por lo que el determinante simple mas poderoso de enfermar, la pobreza que es fácil encontrar asociada a niveles de ingresos, condiciones de vida y educación entre otras. Vivir en la pobreza se asocia también a altos promedios de enfermedades e infecciosas y crónicas degenerativas, muchas de ellas con altas posibilidades de prevención. De esto último podemos decir que la presencia de dichas enfermedades va en aumento, tales como cáncer, SIDA, enfermedades cardiacas, diabetes y obesidad entre otras; tan solo el número de nuevos casos de HIV/SIDA, se han duplicado, desde 1995 y amenaza con un brote masivo, o enfermedades que se consideraban “controladas”, como la tuberculosis ahora es multiresistente a medicamentos, las mencionadas enfermedades pueden llegar a presentar una emergencia internacional, si no se toman las medidas necesarias para su prevención y control. Esta vez, haremos énfasis a una enfermedad metabólica nutricional que no obstante, está considerada hoy como la alteración nutricional mas importante del mundo. Dicha enfermedad ha sido considerada y valorada de manera variable a lo largo de los siglos, estando impregnada de connotaciones estéticas, culturales y sanitarias. Tratar el tema de la obesidad es involucrarnos con un extenso tema, cuyos aspecto a abordar cuentan con un alto grado de multidisciplinariedad, pero es importante acercarnos al tema como una seria y prometedora responsabilidad como educadora en salud y nutrición, no hacerlo desde este punto de vista sería en realidad retrograda; encajonarse a una solo mirada ante los problemas de nuestra sociedad como es la obesidad, sería de una estrechez extraordinaria; sin embargo ante la posibilidad de que surjan apreciaciones parciales del tema, vale la pena precisar las intenciones y los alcances de este modesto escrito. Obesidad y pobreza La permanente vigencia de la malnutrición en las clases sociales de menores recursos, ha terminado por ser un indicador socioeconómico tan constante como las tasas de morbimortalidad asociadas a enfermedades infecciosas, y estilo inadecuado de vida1,9,10 Indudablemente la problemática de la malnutrición entre las clases pobres es continua, pero en los últimos tiempos se han registrado cambios radicales en el tipo de defecto nutricional. El hecho ha sido constatado por estudios epidemiológicos realizadas por la OMS y la OPS, por lo que hoy reclama nuestra atención que la erradicación de la desnutrición, que por supuesto no se ha logrado en su totalidad, entre los grupos mas pobres de la población se encuentra acompañado actualmente de un crecimiento inesperado del sobrepeso y obesidad. Desgraciadamente hoy se puede decir que la obesidad está incluida entre las enfermedades crónicas asociadas a estilos de vida inadecuados. Ciertamente estudios como los mencionados, reportan un aumento en la prevalencia de la obesidad tanto en países desarrollaos como en desarrollo, en ambos sexos y en todos los grupos etarios; sin embargo este hallazgo también presenta situaciones muy particulares, merecedoras de una puntualización específica; nos referimos a algunas diferencias epidemiológicas. En algunas regiones en vías de desarrollo la prevalencia, tiene un pico en la edad adulta y una incidencia menor en la niñez y la adolescencia; en cambio en los países con mejor nivel socioeconómico, la prevalencia de la obesidad aumenta paralelamente con la edad; los estudios mas recientes, denotan una tendencia mayor a la obesidad en los grupos de mejor situación socioeconómica pertenecientes a las sociedades en desarrollo. También se ha encontrado que en estos sujetos, la obesidad aparece con mas frecuencia en edades tempranas y se asocia a la sobrealimentación y consumo de alimentos con alta densidad energética y de nutrientes; solo que en estos individuos no se presentan deficiencias nutricionales. Hasta ahora y partiendo del contexto que rodea el fenómeno de la obesidad, podríamos decir que los datos expuestos eran de esperarse, solo que si miramos hacia el otro lado de la realidad podemos encontrar hallazgos como el de la INTERHEALTH-OM-CHILE 1995, el cual evidencia lo siguiente: En los pobres la obesidad se asocia a episodios de desnutrición en la edad temprana, incluso durante la vida intrauterina; situación que se ha demostrado que genera una respuesta de adaptación al escaso aporte que, en sucesivas etapas de mejor ingesta dan como resultado un consumo de alimentos con elevada densidad energética pero bajo poder nutricional. En esta última situación, se ha encontrado que los sujetos presentan principalmente deficiencias de hierro, zinc, yodo y ácido fólico con su respectiva repercusión clínica, como anemia y osteoporosis entre otras9,10 La salud de este grupo particular de obesos pobres se ve mas deteriorada aún, dado su limitado acceso a los servicios adecuados de asistencia médica. Tristemente este aumento de obesidad se ha producido por lo menos en América Latina, ha expensas principalmente del sexo femenino y habitantes de las zonas urbanas de escasos recursos socioeconómicos. Por otro lado sabemos que no solo los recursos socioeconómicos influyen sobre la dieta, sino que también existen pautas socioculturales. Dentro de estas últimas, son destacables el rol de la proliferación de las “comidas rápidas” de baja calidad nutricional y alta densidad energética y de macroproporciones. También es de destacar el aumento en el consumo de alimentos (con alto contenido en grasas de origen animal –saturadas-) y colesterol. La calidad de la dieta ha disminuido notoriamente, caracterizándose la dieta de hoy por ser baja en fibras, aportadas por frutas, verduras y vegetales frescos, también se ha visto un mayor consumo de alcohol y sedentarismo. “Los gobiernos, necesitan evidencias comparativas sobre cuáles construir políticas para proteger la salud y el bienestar del pueblo”, afirma el Dr. Marc Danzon, Director General de la OMS para Europa, en su introducción de la 52ª Sesión del comité Regional para Europa, lo que nos permite mirar a la pobreza como un determinante simple y poderoso para enfermar. La pobreza proceso caracterizado por inequidades, con accionistas desiguales, producto de un sistema de ganancia y comercio de explotación humana5,6 Si partimos del término de pobreza, definido por ingresos, condiciones de vida o educación, entonces podríamos decir que, vivir en la pobreza predispone en un buen porcentaje, a enfermedades que ocupan un lugar preponderante en la población mundial de bajos recursos, de acuerdo a los datos presentados en el XXII congreso Europeo de Cardiología reciente, como son enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades neuropsiquiátricas (incluyendo el alcoholismo y la depresión), ocupan un lugar preponderante principalmente en la población mundial de bajos recursos. De acuerdo a los datos presentados por el XXII Congreso europeo de cardiología reciente, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ocupa las primeras causas de muerte en el mundo con la tendencia a incrementarse a largo plazo, y por supuesto ya no se diga mas del tema central de este escrito, la obesidad cuyos problemas asociados, son los ya mencionados, se encuentra inserto en semejante contexto, llegándose a considerar como una epidemia mundial. Obesidad tecnología y miseria El panorama de la obesidad, en los comienzos del siglo XXI, ofrece aspectos que reclaman la urgente atención de la comunidad involucrada en la promoción sanitaria, principalmente en nuestros países de América Latina3,4 Hoy mas que nunca las relaciones entre salud y condiciones sociales: alimentación, estrés, tabaquismo, obesidad, precarización laboral, desocupación, inseguridad, costumbres alimentarias, pérdida de los proyectos de vida, frustración y conductas aditivas entre otras; se tornan determinantes fundamentales, del estado actual de la obesidad y sobre todo las alarmantes previsiones al respecto que pueden vislumbrarse. La obesidad está considerada hoy, como la alteración nutricional más importante en el mundo civilizado, siendo una enfermedad que predispone y se presenta de la mano con enfermedades cardiacas y diabetes principalmente. Desgraciadamente las enfermedades que aparecían como patrimonio exclusivos de los países ricos, de la sociedades desarrolladas aquellas con alta disponibilidades de bienes materiales y servicios, con un imaginario social, que gira entorno del consumo como meta primordial, se han globalizado, involucrando a sectores hasta no hace mucho tiempo, ajenos a esta epidemia contemporánea; lo cual nos hace reflexionar y confirma que no siempre las patologías son indicadores fiables del grado de desarrollo y bienestar de una población, por lo que quizá sea retrogrado, deducir de ello que los sectores mas excluidos del mundo hubieran accedido a mejores condiciones de vida y por esta vía padecer las enfermedades del mundo desarrollado. Cabe citar que el abordaje del diagnóstico y tratamiento de la obesidad se encuentra con mucha frecuencia centrado en la alta tecnología y utilización de productos farmacológicos de costoso desarrollo. Es ese el panorama que se impone desde el mundo “globalizado” como forma cultural y científica8. Por lo anterior se debe resaltar que esta conducta médica requiere de alta inversión en tecnología y la formación de “superespecialistas”, entrenados durante años en instituciones específicas. Desde este punto de vista, podríamos decir que la posición del científico de la salud actual es tan “pulida”, “estudiada” y “refinada”, que termina siendo inhumana, esto es lo que genera el mundo en desarrollo aceptado y asimilado por nuestros países en desarrollo4,5,6. La producción científica generada en estos países, se impone como forma cultural y científica, que se expande sin fronteras y sin respeto por las particularidades regionales y se adopta con una especie de descaro y liviandad con que ingresan en nuestras vidas las hamburguesas, el tabaco o la trivialidad del consumo en general, como meta excluyente en la vida del hombre. La actitud acrítica con que son incorporados a las estrategias de tratamiento con la ilusión de estar contribuyendo al bien de la humanidad, lo cual lleva implícito la no distinción de las particularidades sociales que la enfermedad adopta, de acuerdo al medio en que se desenvuelven las personas. Es en verdad desconcertante y hasta humillante, ver las horas de seminarios y congresos, kilos de papel y tinta abruman a los profesionales con otras miles de informaciones acerca de los procedimientos y recursos a los que nuestra población no podrá acceder; en lo relativo a aspectos organizacionales y epistemológicos que regulan el ejercicio de la profesión5,6. Mientras tanto los educadores en salud, los formadores de recursos humanos en salud, tenemos mucho por hacer con nuestro educandos; siendo necesario proporcionarles herramientas que los despojen del producto de explotación mas difundido del mundo desarrollado, de la imagen arquetípica del profesional de salud, del deseo y la ilusión de acceder al estatuto del nuevo profesional de salud, “Triunfador”, rodeado de los mas complicados aparatos y de la mas alta tecnología médica y dotado de medios, casi sobrenaturales, en el acto de salvar vidas. Si por un momento se pudiera considerar al proceso preventivo (que por supuesto lleva implícito aspectos educativos, de mucha complejidad, que se acentúa sobre todo cuando no se conocen) como un delicado quirófano que lucha a toda costa, hasta donde las posibilidades se lo permiten que se presente la enfermedad, situación que debe considerarse con su respectiva reserva crítica, para aterrizar esta idea, de la manera mas precisa, citaré un comentario de un alumno que en plena actividad educativa en la comunidad, después de detectar a una menor de tres años con un grado importante de desnutrición, a la cual visitamos en su hogar y al tocar la puerta nos encontramos con la escena de ver al padre de esta niña tirado en el piso completamente alcoholizado, el citado alumno dijo, ¡por favor!, esta actividad no sirve para nada, ¡que puedo hacer yo!...y el alumno llevaba razón..¡cierto! entrañablemente cierto, la educación para la salud, no lo es todo, quizá haya contextos en que no transforma casi nada, pero eso si, procura infraestructura para la transformación...esa fue mi contestación... Quizá sea preciso para los educadores articular, equipos y pensamiento, de acción, todos los días, todas las noches, para ir dándole forma a esta nueva manera de encarar estos tiempos y los que se avecinan. La visión del profesional de salud, “triunfador” que ya habíamos comentado,, propio del sistema neoliberal se convierte casi siempre en quimera, cuando el médico, el odontólogo, el nutriólogo, la enfermera o cualquiera de los miembros del equipo de salud, se estampa cotidianamente con la realidad. En el mejor de los casos, por así decirlo, el profesional que trabaja en hospital, bien dotado de recursos y de equipos, ve con dolor y frustración, como a pesar de su delicado trabajo y denotados esfuerzos, salva vidas, pero desgraciadamente sus esfuerzos no impactan decididamente en las tasas de morbi-mortalidad infantil que poseen nuestro países. Cabe destacar y tener muy presente, sobre todo cuando se tocan estos temas en los que se tiende muchas veces a satanizar o relativizar los problemas de salud, que indudablemente la avanzada tecnología biomédica es un recurso indispensable en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, por desgracia muy desigual, pero quizá con gran potencial de beneficio humano si se proporcionara en forma mas equitativa. Retomando el hilo conductor el presente escrito referente a la obesidad, podríamos aterrizar las ideas, comentando que dicho tema está presente en todo el desarrollo de los ejemplos mencionados, que desde este punto de vista es injusto tratar el tema de la obesidad sin considerar al obeso, propiamente dicho, es decir es necesario mirar cuidadosamente el medio en el que se desenvuelve, así como los aspectos simbólicos a los que está expuesto respecto a hábitos, gustos, economía, cultura, trabajo, etc. Factores de riesgo El fenómeno de la industrialización y la consecuente urbanización expone a enormes poblaciones a la adaptación y la influencia de los reconocidos factores de riesgos vasculares y sus trágicas consecuencias de muerte y discapacidad . Enfermedades como la obesidad y sus problemas asociados, tales como la hipertensión, dislipidemias y diabetes entre otras son algunas de ellas; a lo cual podríamos sumar la desocupación, la precariedad o la presión laboral a veces insostenible, agregando su respectiva cuota de frustración y desencanto. La pérdida de proyectos de vida, someten a hombres y mujeres a una enorme vulnerabilidad psico-social ampliamente reconocido. De este complejo contexto que rodea a la obesidad y las condiciones vigentes de nuestros países, podemos desprender una gran esperanza: la prevención, que se convierte prácticamente en una estrategia viable para enfrentar el sombrío e inminente porvenir que se anuncia. Por supuesto que dicha propuesta, tiene su particularidad, con su correspondiente alto costo personal; es decir que no podemos omitir el hecho de que la prevención, a través de actividades de promoción de comportamientos saludables requiere de una profunda transformación en la conciencia11,12, principalmente de los dirigentes de la comunidad médica, quienes ya no deberían tardar mas en plantear las premisas vigentes. La tecnología de Atención Primaria, basada en la prevención de enfermedades y promoción de la salud, representa en la actualidad una alternativa que puede modificar positivamente las altas tasas de enfermedad y muerte en todos los grupos de edad y especialmente en los niños. Para quienes desde la academia ejercemos como profesionales de la salud y a la vez formadores de recursos humanos en salud, nos encontramos con mucha frecuencia que en la educación médica tradicional, la enseñanza se imparte desconociendo muchas veces la realidad epidemiológica del país o del área en donde se trabaja , lo cual nos hace carecer de una visión integral, plural, comunitaria y por lo tanto social, tornándose la enseñanza individualista y limitada en sus alcances, con un enfoque meramente organicista que no trasciende de la enfermedad. Comentarios finales El tema de la obesidad, es ya un importante problema de salud pública, cuyos costos son muy altos, con consecuencias devastadoras y en ocasiones fatales. En México, ya se han encendido focos rojos, por el alarmante incremento, a nuevas fechas de escolares con sobrepeso y obesidad y su relación directa, con la diabetes hipertensión y problemas cardiacos entre otros, de no tomar medidas necesarias para revertirla, se puede convertir en una pandemia del nuevo siglo. Cabe mencionar, que en el mundo, la obesidad ha alcanzado dimensiones verdaderamente preocupantes, de tal forma que por primera vez en la historia de la humanidad, existe un número importante tanto de obesos como de desnutridos. Según estimaciones de la ONU, en el mundo hay más de 22 millones de niños menores de cinco años, obesos o con sobrepeso, de los que mas de 17 millones viven en países desarrollados. Si la obesidad de los adultos, es ya un problema sanitario y social, el reciente aumento que se está registrando, entre la infancia añade un motivo adicional de preocupación, porque la obesidad en estas etapas de la vida, determina un aumento de riesgo de patologías como las ya mencionadas, la trascendencia de este problema, es la reducción de la esperanza de vida quizá menor que la de sus propios padres. Las causas de la obesidad son múltiples y complejas, en donde intervienen desde factores genéticos, culturales y socioeconómicos hasta políticos y de mercado, sobre los cuales quizá no es fácil incidir, pero también estilos de vida, alimentación y actividad física en los que se puede actuar desde nuestras aulas, por ejemplo. Dentro de este contexto, es necesario una visión integral y humana, que nos permita iniciar cambios cuidadosamente, considerando todo lo que está en contra de nuestras acciones. Es importante escuchar, no solo a los científicos que trabajan arduamente a favor de la salud, sino también a los profesionales de la salud ó soldados de la salud, es decir a los que enfrentan día a día los problemas en el campo de batalla, no solo de la obesidad, sino del obeso, en todo su contexto, con todas sus implicaciones, sobre todo una de las cuestiones mas dolorosas, que genera muchas mas: los niños obesos y la pobreza. Solo así quizá escuchándonos todos, valorando nuestras actividades y compartiendo nuestras experiencias, quizá podamos contribuir de manera mas real en este gran problema de Salud pública: la obesidad BIBLIOGRAFIA 1Nacional, Research Council. Comité on diet and health food and nutrition borrad. Commission on life sciences. Diet and health. I mplications for reducing chronic disease risck. Washington, D.C. 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https://www.alainet.org/es/articulo/115991
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