Evangelización y Política:
Una mirada cristiana sobre nuestros sistemas sociales
07/08/2006
- Opinión
" ... Del mensaje integral de Cristo se deriva una antropología y teología originales que abarcan la vida concreta, personal y social del hombre. Es un mensaje que libera porque salva de la esclavitud del pecado, raíz y fuente de toda opresión, injusticia y dominación... "
(III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano) El mundo de nuestros tiempos, contradictorio y conflictivo, se encuentra eclipsado por un sistema político, que podría ser definido como estructuralmente injusto en sus dimensiones económicas, sociales y culturales, ya que promueve y condena a millones de seres humanos al hambre, la sed, y a contemplar desde lejos, los beneficios que la tecnología trae aparejada. Lamentablemente, amplios sectores del cristianismo una vez caído el marxismo ateo, violento y totalitario, que dominaba el Este de Europa, parecen actuar como si en verdad la historia hubiese llegado a su fin, las ideologías hubiesen muerto, y, así mismo, circunscriben la práctica de la fe al ámbito personal o familiar, dejando por fuera de la religión el orden profesional, económico, social y político, creyendo que el pecado, el amor, la oración y el perdón no poseen allí relevancia. De esta forma, algunos integrantes del catolicismo no se percatan que la economía de mercado acrecienta la brecha existente entre ricos y pobres, ya que antepone lo económico y el lucro, a la solidaridad y la paz; la felicidad individualista y egocéntrica a la Palabra de Dios. Así mismo, la "confianza ciega" y a-crítica en la libertad de mercado, que promueve la competencia salvaje entre los hombres, en donde unos pocos ganan en detrimento de millones que pierden sus ilusiones y vidas, también " ... favorece la apropiación, por una minoría privilegiada de gran parte de la riqueza, así como de los beneficios creados por la ciencia y por la cultura; por otro lado engendran la pobreza de una gran mayoría con la conciencia de su exclusión y del bloqueo de sus crecientes aspiraciones de justicia y participación ... "(1) Por estos motivos, de una vez y por todas, ya que son millones para quienes no solo es utópico soñar con un mejor futuro, sino que su mañana es abismal, es prioritario y urgente que los cristianos tomemos conciencia que, al convertir al mercado en un valor absoluto en pos del cual se sacrifica todo, se reproduce la ideología de la explotación del hombre por el hombre, de la cosificación de nuestros semejantes, y de la desvalorización de los valores solidarios. En este contexto, sabiendo que en los rostros angustiados y sufrientes de los niños que viven en la indigencia, de campesinos e indígenas marginados, de hombres y mujeres subempleados o desempleados, de mujeres violentadas, de jóvenes que no encuentran futuro, etc., hallamos los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor ( cf. Mt. 25, 31 - 46 ); y teniendo en claro que desde las Conferencias del Episcopado Latinoamericano, llevadas a cabo en Medellín, Puebla y Santo Domingo, se nos compromete a encarar una opción evangélica y preferencial por los pobres, firme e irrevocable, pero no exclusiva ni excluyente, a imagen y semejanza de Jesucristo, quién estando en la sinagoga dijo: " El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos, la vista a los ciegos y para dar libertad a los oprimidos " ( Lc. 4, 18 ); ha llegado el tiempo para que, desde el catolicilismo, tomando la Palabra de Dios como fuente única de sabiduría, los cristianos asumamos, con la palabra y la acción, un claro compromiso en la defensa de los derechos humanos, y en la construcción de democracias pluralistas, justas y participativas, en donde se respete la vida y exista justicia distributiva. Ahora bien, sin medias palabras, hay que dejar bien en claro que " ... la Iglesia, al proclamar el Evangelio, raíz profunda de los derechos humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión, sino, por el contrario, obedece al mandato de Jesucristo al hacer de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión evangelizadora ... "(2) Por estas razones, situados en sociedades cuyos sistemas políticos, tanto en su forma económica como en su base ideológica, favorecen el individualismo, el lucro y la explotación del hombre por el hombre, los integrantes de la Iglesia Católica debemos encarar una praxis que promueva la búsqueda y el encuentro, de todos, con el Plan de Dios. Para comenzar a transitar este sendero, se requiere que realicemos una ruptura, radical y activa, con las actuales condiciones de opresión, tanto materiales como espirituales, por las que atraviesan nuestros hermanos. En este sentido, hay que dejar en claro que esta opción necesariamente tiene que ser no violenta, ya que la violencia no es ni cristiana ni evangélica, y " … los cambios bruscos o violentos de las estructuras serían falaces, ineficaces en sí mismos y no conformes ciertamente a la dignidad del pueblo, la cual reclama que las transformaciones necesarias se realicen desde dentro, es decir, mediante una conveniente toma de conciencia, una adecuada preparación y esa efectiva participación de todos, que la ignorancia y las condiciones de vida, a veces infrahumanas, impiden hoy que sea asegurada… "(3) Así mismo, y en forma paralela, debemos soñar y construir sociedades en donde el estilo de vida sea mas solidario, justo y cristiano; y se promueva que los hombres y mujeres tengan condiciones cada vez mas humanas de vida, y lleguen, a través de la inmensa bondad de nuestra Santísima Madre, la Virgen María, al conocimiento pleno de Jesucristo, única fuente de Verdad y Sabiduría. En este sentido, frente a la cultura mundial del consumo, en donde tanto los bienes como las relaciones con las personas son efímeras, y cambian en un ritmo vertiginoso y alienante, desde la Iglesia Católica, con la oración, la palabra y la acción, debemos comprometernos activamente en la creación de un proyecto cristiano " ... que defienda la vida amenazada de los excluidos y marginados, promueva los derechos humanos sociales, étnicos y culturales, genere estructuras de denuncia, cree y fortalezca redes solidarias en todos los ámbitos de la vida humana y social y logre que los recursos de nuestro mundo sean distribuidos mas equitativamente ... "(4) Notas: (1) III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1979). Bs. As.: Ed. San Pablo. Pag. 327. (2) IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1992). Bs. As.: Ed. Oficina del Libro. Pag. 119. (3) Pablo VI, Alocución en la Misa del Día del Desarrollo, Bogotá, agosto 23 de 1968. (4) Documento: " Misión del Seglar Claretiano en el mundo de hoy ", elaborado en la VI Asamblea General Movimiento de Seglares Claretianos (2003). España. Pag. 1. - Lic. Daniel E. Benadava, es psicólogo
(III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano) El mundo de nuestros tiempos, contradictorio y conflictivo, se encuentra eclipsado por un sistema político, que podría ser definido como estructuralmente injusto en sus dimensiones económicas, sociales y culturales, ya que promueve y condena a millones de seres humanos al hambre, la sed, y a contemplar desde lejos, los beneficios que la tecnología trae aparejada. Lamentablemente, amplios sectores del cristianismo una vez caído el marxismo ateo, violento y totalitario, que dominaba el Este de Europa, parecen actuar como si en verdad la historia hubiese llegado a su fin, las ideologías hubiesen muerto, y, así mismo, circunscriben la práctica de la fe al ámbito personal o familiar, dejando por fuera de la religión el orden profesional, económico, social y político, creyendo que el pecado, el amor, la oración y el perdón no poseen allí relevancia. De esta forma, algunos integrantes del catolicismo no se percatan que la economía de mercado acrecienta la brecha existente entre ricos y pobres, ya que antepone lo económico y el lucro, a la solidaridad y la paz; la felicidad individualista y egocéntrica a la Palabra de Dios. Así mismo, la "confianza ciega" y a-crítica en la libertad de mercado, que promueve la competencia salvaje entre los hombres, en donde unos pocos ganan en detrimento de millones que pierden sus ilusiones y vidas, también " ... favorece la apropiación, por una minoría privilegiada de gran parte de la riqueza, así como de los beneficios creados por la ciencia y por la cultura; por otro lado engendran la pobreza de una gran mayoría con la conciencia de su exclusión y del bloqueo de sus crecientes aspiraciones de justicia y participación ... "(1) Por estos motivos, de una vez y por todas, ya que son millones para quienes no solo es utópico soñar con un mejor futuro, sino que su mañana es abismal, es prioritario y urgente que los cristianos tomemos conciencia que, al convertir al mercado en un valor absoluto en pos del cual se sacrifica todo, se reproduce la ideología de la explotación del hombre por el hombre, de la cosificación de nuestros semejantes, y de la desvalorización de los valores solidarios. En este contexto, sabiendo que en los rostros angustiados y sufrientes de los niños que viven en la indigencia, de campesinos e indígenas marginados, de hombres y mujeres subempleados o desempleados, de mujeres violentadas, de jóvenes que no encuentran futuro, etc., hallamos los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor ( cf. Mt. 25, 31 - 46 ); y teniendo en claro que desde las Conferencias del Episcopado Latinoamericano, llevadas a cabo en Medellín, Puebla y Santo Domingo, se nos compromete a encarar una opción evangélica y preferencial por los pobres, firme e irrevocable, pero no exclusiva ni excluyente, a imagen y semejanza de Jesucristo, quién estando en la sinagoga dijo: " El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos, la vista a los ciegos y para dar libertad a los oprimidos " ( Lc. 4, 18 ); ha llegado el tiempo para que, desde el catolicilismo, tomando la Palabra de Dios como fuente única de sabiduría, los cristianos asumamos, con la palabra y la acción, un claro compromiso en la defensa de los derechos humanos, y en la construcción de democracias pluralistas, justas y participativas, en donde se respete la vida y exista justicia distributiva. Ahora bien, sin medias palabras, hay que dejar bien en claro que " ... la Iglesia, al proclamar el Evangelio, raíz profunda de los derechos humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión, sino, por el contrario, obedece al mandato de Jesucristo al hacer de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión evangelizadora ... "(2) Por estas razones, situados en sociedades cuyos sistemas políticos, tanto en su forma económica como en su base ideológica, favorecen el individualismo, el lucro y la explotación del hombre por el hombre, los integrantes de la Iglesia Católica debemos encarar una praxis que promueva la búsqueda y el encuentro, de todos, con el Plan de Dios. Para comenzar a transitar este sendero, se requiere que realicemos una ruptura, radical y activa, con las actuales condiciones de opresión, tanto materiales como espirituales, por las que atraviesan nuestros hermanos. En este sentido, hay que dejar en claro que esta opción necesariamente tiene que ser no violenta, ya que la violencia no es ni cristiana ni evangélica, y " … los cambios bruscos o violentos de las estructuras serían falaces, ineficaces en sí mismos y no conformes ciertamente a la dignidad del pueblo, la cual reclama que las transformaciones necesarias se realicen desde dentro, es decir, mediante una conveniente toma de conciencia, una adecuada preparación y esa efectiva participación de todos, que la ignorancia y las condiciones de vida, a veces infrahumanas, impiden hoy que sea asegurada… "(3) Así mismo, y en forma paralela, debemos soñar y construir sociedades en donde el estilo de vida sea mas solidario, justo y cristiano; y se promueva que los hombres y mujeres tengan condiciones cada vez mas humanas de vida, y lleguen, a través de la inmensa bondad de nuestra Santísima Madre, la Virgen María, al conocimiento pleno de Jesucristo, única fuente de Verdad y Sabiduría. En este sentido, frente a la cultura mundial del consumo, en donde tanto los bienes como las relaciones con las personas son efímeras, y cambian en un ritmo vertiginoso y alienante, desde la Iglesia Católica, con la oración, la palabra y la acción, debemos comprometernos activamente en la creación de un proyecto cristiano " ... que defienda la vida amenazada de los excluidos y marginados, promueva los derechos humanos sociales, étnicos y culturales, genere estructuras de denuncia, cree y fortalezca redes solidarias en todos los ámbitos de la vida humana y social y logre que los recursos de nuestro mundo sean distribuidos mas equitativamente ... "(4) Notas: (1) III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1979). Bs. As.: Ed. San Pablo. Pag. 327. (2) IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1992). Bs. As.: Ed. Oficina del Libro. Pag. 119. (3) Pablo VI, Alocución en la Misa del Día del Desarrollo, Bogotá, agosto 23 de 1968. (4) Documento: " Misión del Seglar Claretiano en el mundo de hoy ", elaborado en la VI Asamblea General Movimiento de Seglares Claretianos (2003). España. Pag. 1. - Lic. Daniel E. Benadava, es psicólogo
https://www.alainet.org/es/articulo/116483
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