Narcotráfico: Una mirada desde la teoría económica

21/08/2006
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Mientras acaban de apresar, justo ayer, a todos los integrantes de la División de Santo Domingo Este de la Dirección Nacional de Control de Drogas –DNCD- por cometer faltas disciplinarias, el periódico Diario Libre, publica hoy en su primera plana el titular: “El Este es un paraíso para tráfico de drogas”, lo que inevitablemente nos hace pensar que el problema del narcotráfico, junto al de la criminalidad, se está convirtiendo en una prioridad nacional. ¡El “problema” parece estar de moda! Empero, quiero aclarar previamente, que en este pequeño trabajo sólo esbozaré algunas ideas concretas sobre el problema de la prohibición y criminalización de la producción, tráfico, comercialización y consumo de algunas drogas, visto desde la perspectiva económica, y que será en otros trabajos cuando ahondaré otras perspectivas del asunto.

En Economía

 Primero es preciso destacar, que según la economía convencional, los individuos actúan sobre la base a incentivos, y que cuando los incentivos superan la posibilidad de los riesgos, siempre habrán seres humanos que se arriesguen a actuar. Lo segundo es, que los mercados, ilegalizados o no, actúan sobre la base de la oferta y la demanda. A mayor oferta menor precio, a mayor demanda, mayor precio. Cada oferta genera su demanda, y una gran demanda que eleva los precios, induce a generarse una oferta. Estos comportamientos, aunque no absolutos, son fácilmente observables en la cotidianidad.

 Albores de la Prohibición

Históricamente, en sentido amplio, las drogas han acompañado a la humanidad desde sus inicios, sin embargo desde el Convenio Internacional Sobre Restricción en el Empleo y Tráfico de Opio, Morfina, Cocaína Y Sus Sales firmado en La Haya el 23 de enero de 1912; y su endurecimiento, firmado en Ginebra en 1925, que tuvieron por objetivo el “limitar exclusivamente a usos médicos y científicos la fabricación, importación, venta, distribución y exportación y el empleo” de dichas sustancias, ha habido una escalada agresiva para la penalización de los procesos productivos, comerciales y de consumo de dichas sustancias.

En dicha prohibición (liderada por Estados Unidos) se mezclan desde fuertes intereses económicos y elementos culturales, como la discriminación hacia los emigrantes mexicanos (con la marihuana) y hacia los afro americanos (con la cocaína), hasta visiones fundamentalistas cristianas y moralizantes, y más. Se conoce, a excepción de la propaganda sin valor, muy poco de los fundamentos científicos que hacen penalizar unas drogas y otras no. Es más, la política prohibicionista ha obstaculizado, e impedido por la fuerza muchas veces, la investigación, la experimentación y los usos científicos de las sustancias “controladas”, rayando en lo absurdo, e imposibilitando la adquisición de información trascendental de carácter científico.

Las persecuciones contra terapeutas, sicólogos, psiquiatras y médicos en general por experimentar con algunas drogas prohibidas, estuvieron y están a la orden del día. Parecen historias novelescas de la vida real. Lo que se conoce popularmente es entonces el tabú, el cuento de camino, la propaganda, el mito. Información veraz es poca, o está moralizada. Lo que conoce la gente está influido por los malos usos, el uso irresponsable, los usos callejeros, que son, al final, las mismas consecuencias negativas de la prohibición y su mercado negro, por tanto parte del círculo vicioso. Pero el asunto es más complejo, y es que con la prohibición, los precios de las drogas ilegalizadas de inmediato tienden a subir al crearse un mercado negro, con sus respectivos traficantes. El comercio comienza a convertirse en mafia, y eso implica criminalidad y delincuencia, con sus consecuencias respectivas. La prohibición y su mercado negro generan a su vez incentivos para la especulación y la adulteración de los productos (son mas caros) , esto implica que aumenten todos los riesgos de seguridad y salud para los consumidores.

El traficante es quien crea los adictos. Las sobredosis, la adulteración y el uso irresponsable aumentan considerablemente. En economía la persecución contra ciertas drogas, se vuelve pues, un claro efecto para constreñir la oferta. El efecto convencional de disminuir la oferta es subir los precios finales, y finalmente aumentar asombrosamente los márgenes de ganancia del sector comercialización o intermediario. El sector intermediario (principal beneficiario del negocio) se encuentra en lo fundamental dentro de los Estados Unidos y Europa, mientras que los productores de Suramérica o Asia, reciben sólo una ínfima porción de los cuantiosos beneficios.


La prohibición genera un negocio lucrativo: El Narcotráfico


Otro punto analizable es la importancia de este comercio a nivel mundial. Cifras aportadas por el FMI revelan que el lavado de dinero proveniente de la droga alcanza, sólo en 1999, los 650.000 millones de dólares anuales, siendo parte esto de la economía subterránea. El beneficio exento de impuestos que esto implica para las oligarquías de los países centrales, es realmente exorbitante Eso sin destacar que una gran parte de los beneficios del narcotráfico se gastan en armamento producido por las grandes compañías de estos países, y en bienes industriales e inmuebles de lujo producidos por dichas oligarquías. Actualmente se habla del narcotráfico como el negocio ilícito más rentable del mundo, y uno de los pilares para el sostenimiento del sector financiero internacional. El lavado de activos, denunciado y perseguido, resulta finalmente el sostén del sistema financiero internacional. Se convierte en parte fundamental del modelo de vida y desarrollo del capitalismo.

La demanda inducida


Por el lado de la demanda la persecución y la prohibición generan altas expectativas sobre los consumidores, al tiempo que le crean incentivos como el “snobismo”, y el deseo “probar lo prohibido”, lo que aumenta la demanda y así los precios y los márgenes de beneficio. Por un lado se prohíbe la sustancia, por otro se promueve incesantemente. La Cultura Light, los antivalores que se han vuelto cultura en occidente (y se expanden), el consumismo, el individualismo, la postmodernidad mercantilizada y enlatada, conducen a sectores de la juventud indudablemente a las drogas (prohibidas o no). Especialmente si es un uso desinformado, irresponsable, desenfrenado. Las drogas son un lucrativo negocio, también un instrumento de control social, de alineación (pero ese es el tema de otro ensayo). Lo que logran las políticas de persecución es generar tantos incentivos que hace verdaderamente irresistible para muchas personas el no involucrarse en un negocio que es tan beneficioso como peligroso. La persecución y el tabú que se crea con ella, afectan y limitan incluso a las acciones educativas y de concienzación, que son el verdadero remedio para este problema. La prevención del consumo irresponsable, la unión y los valores familiares, la conciencia ciudadana son parte de la verdadera solución para dicho problema.

 ¿Y cual ha sido el saldo?

Creo que la prohibición arbitraria de un conjunto de drogas, la política de persecución implementada por estas décadas, ha demostrado que no ha funcionado, ni funcionarán para resolver el problema. El problema parece ser el enfoque para incidir sobre el fenómeno. Sobre los comportamientos humanos lo correcto es influir con incentivos, con disuasivos, con preventivos. Con efectos y acciones que actúen sobre las causas de los problemas, sobre las raíces. Prohibir las cosas (fundamentalmente aquellas muy de humanos) parece no ser una buena opción para incidir sobre ellas. Y es que la persecución funciona perfectamente a la lógica de este mercado: mantiene el círculo del narcotráfico y sus beneficios, pero también sus nefastas consecuencias.

La producción de drogas prohibidas, según el último informe de Naciones Unidas (2005), está creciendo aceleradamente, al tiempo que aumenta el número de consumidores rápidamente A casi un siglo de la prohibición de estas drogas (mientras muchas otras son legales), el saldo es totalmente negativo. ¡Parece ser más la sal que el chivo! El Plan Colombia es un desastre, crecen los cultivos de coca en toda Suramerica, mientras “Afganistán sin Talibanes” vuelve, y con fuerza, a ser el principal productor de Amapola y Opio del mundo, con la mirada impasible de los invasores. ¿Por qué será? La guerra al narcotráfico hace tiempo que está perdida, aunque parece que nunca quisieron ganarla.

¿Y que papel cumple la Dominicana?

 
República Dominicana, en el concierto de naciones que abarca este negocio, es sólo un puente; es entonces que el sistema de persecución e ideológico está diseñado para funcionar bien y mantener dicha relación comercial. Es quizás el país de América Latina con la legislación más fuerte sobre drogas, donde se penaliza incluso al consumidor, o sea a la victima. Es quizás también el país donde existen los mayores tabúes y miedos en torno a las mismas de todo el continente. Lo cierto es, que al Narcotráfico Internacional no le conviene que países de bajos ingresos como la RD se conviertan en grandes consumidores. Si la RD entra a consumir, reduciríamos los precios internacionales, no resultaríamos en el puente idóneo, y eliminaríamos axial el margen de los comercializadores y grandes distribuidores residentes en los países del Norte (países no productores). La división internacional del trabajo le ha asignado un papel a Dominicana: ser un país puente; y a los dominicano/as el papel de “mulas”.

¿Qué hacer?

Enfrentar con seriedad el creciente problema de la prohibición, el narcotráfico que esta genera, y sus nefastas consecuencias negativas, es un asunto clave para la supervivencia de la humanidad, y conlleva ejecutar políticas tendentes, primero, a revisar la prohibición y a desmontar el inoperante sistema de persecución, y segundo hacer énfasis sobre las políticas de prevención, la educación y la concienzación ciudadana. Una buena política de regulación a estas sustancias, basada en preceptos científicos, coherente con sus objetivos, será también necesaria, pero debe estar cimentada sobre la base de comprender el comportamiento humano y no desconocerlo. Este es un paso histórico de la humanidad, en el que muchos países como Canadá, Australia, Holanda, y otros países europeos, se han puesto en marcha. Adelante, que el camino parece largo.

- H. Galván es economista y especialista en temas de narcotráfico.

https://www.alainet.org/es/articulo/117055
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