Trabajadores por la salud de todos

21/09/2006
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) existe un déficit de más de 4 millones de médicos, parteras, enfermeras y trabajadores auxiliares en todo el planeta. Para casi 60 países, esta escasez es crítica. En el Informe sobre la salud en el mundo 2006, titulado Colaboremos por la salud, la OMS evalúa la crisis de personal sanitario y propone algunas medidas prácticas para los próximos diez años. La atención sanitaria se basa sobre todo en el capital humano, por eso es clave la formación de trabajadores sanitarios competentes y motivados. Ellos son quienes atienden a las personas, alivian el dolor y el sufrimiento, previenen enfermedades y mitigan los riesgos. Son ‘las personas que realizan acciones para mejorar la salud’, eso incluiría a los cuidadores familiares, las asociaciones de pacientes, los trabajadores a tiempo parcial, los voluntarios sanitarios y los agentes de salud comunitarios. Se estima que hay en el mundo un total de 59,2 millones de trabajadores sanitarios de jornada completa remunerados. Más del 70% de los médicos son hombres, y más del 70% del personal de enfermería son mujeres y dos tercios de estos trabajadores están en el sector público. Para lograr profesionales cualificados son indispensables instituciones docentes sólidas. En el mundo hay unas 1600 facultades de medicina y 6000 escuelas de enfermería. No producen bastantes titulados, pero se podría mejorar el acceso a la formación con el uso de las nuevas tecnologías, como la educación a distancia y la telemedicina. Ante la urgencia actual, lo recomendable es iniciar una formación a corto plazo, para luego seguir con las innovaciones, impulsando el trabajo en equipo y la formación permanente. Al tiempo habría que evitar la salida excesiva de profesionales hacia otros países, con una gestión adecuada de las migraciones. Con objeto de mejorar la competencia de los trabajadores sanitarios, la OMS propone medidas como una supervisión firme y que dé apoyo a los profesionales. También pide que los trabajadores reciban una remuneración aceptable y regular, y que puedan disponer de los adecuados sistemas básicos de apoyo: instalaciones con agua limpia, iluminación suficiente, calefacción, vehículos, medicamentos, equipos que funcionen y otros suministros. No llega con la buena voluntad o los conocimientos, hay recursos imprescindibles. Las pérdidas de personal por enfermedad, discapacidad y muerte son demasiadas, de ahí la necesidad de garantizar entornos de trabajo seguros, reduciendo riesgos físicos, el estrés mental, y aplicando las normas de prevención y protección adecuadas. Pese a que los avances de la ciencia representan nuevas oportunidades para la salud, la esperanza de vida en los países pobres se ha reducido a la mitad. Además de los estragos del VIH/SIDA, a los desafíos globales hay que sumar amenazas como el SRAS y la gripe aviar, o el incremento de los trastornos mentales y la violencia doméstica. En los países ricos el futuro de baja fecundidad y gran número de ancianos traerá un lógico aumento de enfermedades crónicas y degenerativas, es decir, una importante demanda asistencial. Las regiones más desfavorecidas del planeta aún se enfrentan al VIH/SIDA y a diversas enfermedades infecciosas, como la malaria y la tuberculosis. Las enfermedades cardiovasculares y metabólicas, cánceres, traumatismos y trastornos neurológicos y psicológicos, afectan por igual a poblaciones ricas y pobres. La comunidad internacional cuenta con tecnologías y recursos económicos suficientes para hacer frente a la mayoría de estos desafíos sanitarios, pero hoy día muchos sistemas de salud nacionales son endebles, indiferentes a las necesidades, no equitativos e incluso inseguros. Lo que se necesita ahora es voluntad política para poner en marcha planes nacionales, junto con medidas de cooperación internacional para coordinar recursos, aprovechar los conocimientos y desarrollar sistemas sanitarios adecuados. La crisis de personal sanitario en los países empobrecidos exige una respuesta urgente, sostenida y coordinada por parte de la comunidad internacional. Cada país ha de poner en marcha sus propios planes estratégicos. Se deben fomentar las alianzas y redes abiertas a los diversos problemas sanitarios, profesiones, disciplinas, ministerios, sectores y países. La OMS pide que las cuestiones relacionadas con el personal sanitario se sitúen en un lugar destacado de la agenda política. Es el momento de actuar, de invertir en el futuro y de hacer progresar la salud de forma rápida y equitativa para todos. - María José Atiénzar, periodista Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
https://www.alainet.org/es/articulo/117202

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