El último oligarca

25/03/2007
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Desde hace cuatro días, y no se sabe hasta cuándo y por qué motivo, la noticia política principal de la edición digital del diario “Expreso” es una que lleva el siguiente titular: "Wiener pide disculpas al director de Expreso".

W iener soy yo, Raúl Wiener Fresco, para mayores señas. Y las “disculpas” se supone que son las contenidas en un documento que se transcribe, que era hasta hace poco la materia de un acuerdo privado entre mi persona y el director y propietario del diario “Expreso”, Luis García Miró, en relación a un juicio por difamación iniciado en mi contra.

El documento se publica sin fecha, para que el lector distraído no se percate que se trata de un asunto que carece de toda actualidad. En realidad fue firmado el 29 de julio de 2006. Tampoco se explica porqué su contenido podría interesarle al público. O que es lo que ha pasado para agitar el tema.

Finalmente, como es propio de alguien que se cree por encima del resto, el señor García Miró no ha publicado la carta de protesta que le remito y ha seguido mostrando lo que cree es el símbolo de su victoria sobre quién se atrevió a enfrentarlo en una investigación periodística en la que queda aún mucho por esclarecer.

El público que por casualidad llegue a esta dirección Web debe preguntarse seguramente por muchas cosas:

- ¿Qué cosa le hizo Wiener a García Miró para que tenga que disculparse tan aparatosamente?
- ¿Qué tiene que ver Wiener con García Miró?
- ¿Es un santo este señor García Miró, para que haya que pedirle disculpas con titulares de varios días para que todos se den cuenta?

Voy a empezar por lo que se dice en el mismo documento de las supuestas disculpas y que cualquiera puede leer gracias a la siguiente dirección web www.expreso.com.pe : “En el ejercicio de la libertad de expresión he venido tratando, a través de la Internet, temas referidos al proceso de privatización de los aeropuertos peruanos, dentro de los cuales he tratado el caso del Aeropuerto de Pisco, relacionándolos con las informaciones y opiniones que sobre el punto fueron publicadas en el diario Expreso”.

Es decir, lo que hice antes, y hago ahora, es reafirmar el derecho, que no me lo puede coactar García Miró ni nadie, a investigar la extraña circunstancia de que un solo diario, entre los muchos que se publican en Lima, hubiese declarado cuestión de prioridad nacional la concesión del aeropuerto de Pisco, de propiedad de las Fuerza Aérea y denunciado en titulares y editoriales a esta última institución de estar presionando al gobierno de Toledo para excluirlo del paquete de privatizaciones. Más aún si en las mismas informaciones se alardeaba disponer información de “buena fuente” acerca de lo que estaba pensando y disponiendo el primer ministro Pedro Pablo Kuczynski, en esos mismos momentos en relación a este palpitante caso.

Y con este derecho es que logré establecer a través de los informes de Proinversión y los registros públicos que había una relación entre la empresa Swissport -GBH Aeropuertos, precalificada para la concesión del primer paquete de aeropuertos provincianos –en el que no estaba incluido Pisco, pero se le añadió en forma extemporánea-, y los dueños de “Expreso”, que son el señor García Miró Elguera y sus hijos. Swissport -GBH Aeropuertos, que a la postre quedó como postor único como suele pasar en el país y ganó por supuesto sin competidores, fue creada en 1993 por Luis García Miró Elguera con el nombre Serlipsa Cargo Center, empresa de cabotaje que extendió luego sus actividades a los trabajos de rampa en el aeropuerto Jorge Chávez, bajo la administración de Lima Airport Partners LAP. En la ficha correspondiente de los registros públicos figura que aún después del cambio de nombre, su fundador siguió siendo presidente ejecutivo, hasta una fecha reciente en que lo sustituye su hijo Alfonso Miró Peschiera. Hasta donde he podido saber la matriz suiza Swissport Internacional AG, tiene una participación minoritaria en las acciones de la empresa peruana y el objeto del nuevo nombre es generarle una imagen de expertise internacional para intervenir en licitaciones que tienen este requisito.

¿Cuál es la capacidad de Swissport Perú para asumir 12 aeropuertos a la vez?, ¿Qué garantías ha puesto la empresa de los García Miró para hacerse cargo de la administración de un conjunto de activo nacionales y regionales de gran valor? ¿Que nivel de transparencia le ha sido exigido a Swissport sobre su relación con LAP, ya que la supuesta virtud de la concesión de Pisco era que este terminal aéreo podría eventualmente atenuar la tendencia al monopolio que hoy existe y ofrecer una alternativa más económica, para el recojo de carga y pasajeros del sur del país con destino internacional? ¿O es que todo esto estaba pensado para que no haya competencia? ¿Cómo se han respondido a las objeciones de seguridad nacional formuladas por la Fuerza Aérea, siendo este aeropuerto al mismo tiempo la base aérea de respuesta cualquier amenaza sobre Lima?

No son puntos de pequeña monta. Pero cuando García Miró los enfrenta, opta por deducir que hablar de conflicto de intereses entre el diario que impulsa la campaña y el beneficio personal o familiar que podría reportarles la concesión, es igual a declararlo “delincuente” lo que debería llevarme hasta los tribunales por haber insinuado maldades sobre un caballero por encima de toda sospecha. Igualmente, el recurso para ironizar las “buenas fuentes” del director del diario con el primer ministro, inventando un diálogo entre los dos, que se advierte es inventado, se convierte en un afán mío por mellar su honra por lo que merezco una demanda por 3 millones 500 mil soles. Y anotar que el famoso diálogo no es real sino verosímil, el peor insulto proferido en la Internet. ¿Qué significará “verosímil”?

El documento que se acordó como parte de un diálogo amistoso con el abogado de García Miró, para proceder a levantar el juicio que me endilgaron por preocuparme de los aeropuertos provincianos, versa sobre los puntos que acabo de mencionar y de ningún modo sobre el fondo de la investigación. Da por retiradas las expresiones que García Miró siguió considerando ofensivas después de varias aclaraciones y declara no contradecir las que parecieron sus tres preocupaciones principales:

- Negar que hubo diálogo o coordinación con Kuczynski, y que la “buena fuente” debe proceder de algún otro lado;
- Afirmar que actualmente no está vinculado a Swissport, ya que el presidente ejecutivo ha pasado a ser su hijo.
- Que no digo –nunca dije-, que tuviera alguna base de prueba para acusarlo de corrupción, ya que toda la controversia giraba sobre la legitimidad de una campaña periodística.

Estos términos de acuerdo, que no fueron idea mía, se estimaron satisfactorios para ambas partes, que es lo único que interesa en estos casos en que se busca un arreglo de caballeros. Todo lo demás depende de la seriedad con que se asuma el compromiso. Por eso nunca he contado en público la historia de cómo se resolvió el juicio sobre el cual recibí una amplia solidaridad; ni me imaginaba por supuesto que alguien pudiese intentar el ridículo papel de pasar por el “ganador” del incidente, al que le piden perdón y lo exhibe para que todo el mundo vea como se arrodillan ante él. Sólo diré que quizás fue un exceso de corrección de mi parte que evitara el tema aeroportuario durante meses a pesar de haber tenido a la mano nueva información que profundiza mis primeros hallazgos, para no ser malentendido.

Pero lo que aquí debe quedar absolutamente claro es que jamás voy a arriar la bandera crítica contra la línea facistona del diario azul dirigido por Luis García Miró Elguera, que promueve la persecución del pensamiento independiente, el cierre del “Ojo que Llora”, la disolución de las ONG, el traspaso de la Universidad Católica al Opus Dei, la proscripción de las organizaciones de derechos humanos, el odio contra el SUTEP y los sindicatos, la santa trilogía García-Giampietri-Cipriani, la excarcelación de los fujimoristas como si se tratara de inocentes víctimas, etc. Un “Expreso” más reaccionario que el de los tiempos de la mafia de Calmell y Montesinos, lo que es un verdadero récord.

Si el falso titular sobre las inexistentes disculpas, publicado todos los días, es para herirme y desprestigiarme porque sabe cuán opuestos son nuestras perspectivas, que pierda cuidado. Lo que este señor cree sobre sí mismo sólo él lo cree. Y por supuesto dicen creerlo los que son sus asalariados.

No es mi caso.

El último oligarca del Perú republicano imagina que por su dinero y las ventajas que logra del Estado, puede insultar a quién le parezca y hacer imputaciones de traición, terrorismo, corrupción, aprovechamiento de fondos públicos, que nunca necesita probar. Y cuando lo demandan se presenta como un mártir de la libertad de prensa.

Pero lo que me parece un colmo es que un hombre mayor que reclama respeto más allá de lo que merece, se preste a maniobras infantiles. Cual niño Goyito.


- Raúl Wiener es analista político y económico peruano.
http://rwiener.blogspot.com/
https://www.alainet.org/es/articulo/120180
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