Irán: El ajedrez mundial del petróleo

18/04/2007
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No es un secreto que el proyecto imperial diseñado en los “Think Thanks” (universidades y centros de estudio geopolítico) por los ideólogos de la oligarquía industrial-petrolera-financiera de los EEUU conlleva necesariamente el dominio y control de los grandes yacimientos petroleros y gasíferos del mundo, y entre estos, como primerísima opción, los que se encuentran en el corredor petrolífero eurasiático (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico).

Aclaremos que para los efectos prácticos de este proyecto imperial de la oligarquía usamericana es irrelevante cual de las dos caras de su Jano Bifronte partidista (Demócratas o Republicanos) ejerza de inquilino en la Casa Blanca. El verdadero poder dentro de la sociedad norteamericana lo detentan los dueños del complejo militar-industrial-financiero y no quienes coyunturalmente son colocados por éstos en la presidencia de ese país para fungir como sus representantes.

Desde los trabajos del inglés Halford McKinder, creador del término geopolítica a principios del siglo pasado, hasta las tesis de Zbignieb Brzezynski expuestas en su libro “El Gran Tablero De Ajedrez: Primacía Americana e Imperativos Geoestratégicos”, las elites imperiales anglosajonas (ingleses primero y ahora norteamericanos) estiman que el dominio del cinturón euroasiático, y dentro de este, del triángulo superestratégico Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico, es indispensable para un proyecto de dominación mundial.

Irán es una pieza clave para el dominio y control de esta estratégica y vital región.
La nación persa posee fronteras con 2 de los vértices y vórtices de dicho triángulo (Mar Caspio, Golfo Pérsico, estrecho de Ormuz). Irán posee la cuarta mayor reserva de petróleo en el mundo detrás de Venezuela, Arabia Saudita e Irak y las segundas reservas gasíferas del planeta después de Rusia. También es el país más poblado de la región con cerca de 70 millones de habitantes.

Su posición geoestratégica convierten a Irán en una muy viable y económica opción para el tendido de uno o más oleoductos que lleven el petróleo y gas ruso, y de otras ex Repúblicas Soviéticas del Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán), hasta puertos del Golfo Pérsico y desde allí hasta los sedientos mercados petroleros del Asia oriental.

Frente a sus costas del estrecho de Ormuz transitan diariamente cerca del 40% de todo el petróleo que se consume en el mundo, hecho que le confiere a la República Islámica una extraordinaria posición estratégica.

Por otra parte, Irán es el centro espiritual y teológico del Chiísmo mundial. Su población pertenece, en forma abrumadoramente mayoritaria, a quienes veneran al yerno del Profeta Mahoma, Alí, como heredero de éste. Sus Imanes y Ayatolas son altamente respetados y venerados por la población Chiíta internacional. Hay que acotar que mientras el Islam Sunnita se convirtió desde sus inicios en la doctrina del poder y la conquista en manos de los califas, el Chiísmo, por el contrario, pasó a ser la doctrina de los desheredados, de los perseguidos. El punto de partida del Chiísmo es la derrota de Alí y sus descendientes; su principal preocupación desde entonces son los vencidos y los oprimidos lo que le otorga un alto contenido de reivindicaciones sociales y políticas a su doctrina. El Chiísmo fue influenciado en el siglo XX por el marxismo y por teóricos de la liberación nacional como Frantz Fanon a través del iraní Alí Shariat. La noción de justicia social y lucha contra los poderosos (al Moustakbirin) ha estado presente desde el inicio en la revolución iraní, y es por ello que tanto le temen las monarquías ultraconservadoras Suníes del golfo, y el porque los EEUU se aseguró desde el principio de aislarla e intentar destruirla y ahora teme que su proyecto de balcanizar y redibujar los mapas del medio oriente y el Asia central a través de un “caos constructivo” tal y como lo anuncio la secretaria de estado Condolezza Rice en Israel en junio del año pasado, promoviendo guerras civiles e interétnicas, tal y como ahora está sucediendo en Irak, pueda terminar fortaleciendo a Irán como gran Estado Chiíta del medio oriente

Aunque el Chiísmo es minoría dentro del mundo musulmán sus comunidades están estratégicamente repartidas y posicionadas dentro de esta región. Veamos:
Los Chiítas son apenas un 7% de la población del Reino Wahhabita de Arabia Saudí, pero casi todo este porcentaje está ubicado en la oriental y riquísima provincia petrolera de al-Hassa. Los Chiítas representan el 20% de la población siria, pero esta fracción incluye a la elite gobernante (Alawitas) a la que pertenece la familia Assad, desde hace dos generaciones en el poder.

El sur del Líbano y buena parte de la población palestina es de mayoría Chií. El 80% de la población de Bahrein y cerca de un 30% en Kuwait y Omán son también Chiítas al igual que la mayoría de la población (tayikos de lengua persa) de la próspera y relativamente estable provincia afgana de Herat, por donde se ha planificado tender un oleoducto hacia Pakistán. Estos enclaves Chiítas le dan al estado iraní un poder e influencia considerable en esta volátil e inestable región.

Irán se perfila, por motivos geoestratégicos, políticos, energéticos, demográficos y hasta teológicos, como una potencia regional de carácter islámico.

La doctrina de los halcones “neo con” Wolfowitz, Perle, Cheney, que actualmente dirigen las políticas imperiales de los EEUU, señala que no debe permitirse el surgimiento de ninguna potencia hostil que pueda disputar o entorpecer el dominio mundial norteamericano, por lo tanto parece claro que más temprano que tarde, basándose en la excusa de la fabricación de armas nucleares, tan falsa como en Irak y sin que para nada sean relevantes las inspecciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, los EEUU atacarán directamente, o a través de Israel, a Irán.

Los iraníes a su vez han aceptado el desafío (al parecer no tenían opción) rompiendo fuegos con su ataque al dólar como moneda energética mediante la inauguración en marzo del 2006 de su bolsa petrolera (Iranian Oil Bourse) en la isla de Kish en pleno estrecho de Ormuz y la adopción el 18 de diciembre pasado del euro como moneda oficial de cambio, a la vez que han llevado a efecto una serie de acuerdos internacionales de alto contenido estratégico que involucra a otras potencias en este, al parecer, inevitable conflicto.

Rusia ha firmado millonarios contratos para darle asistencia técnica al programa nuclear civil iraní y asistencia militar a sus fuerzas armadas; también desea sacar su petróleo del Caspio a través de oleoductos iraníes que lleguen al golfo pérsico y teme quedarse totalmente aislada si las tenazas estadounidenses toman Irán y se cierran sobre toda el Asia central y sobre el Cáucaso.

China ha firmado un contrato por 100.000 millones de dólares para desarrollar el gigantesco campo gasífero iraní de Yadavaran y comprar gas natural liquido por 25 años. De controlar los EEUU todo el triángulo petrogasífero eurasiático las perspectivas de desarrollo e independencia de la economía china se verían severamente comprometidas, por lo que la defensa y estabilidad de Irán pareciera ser interés prioritario y estratégico para los chinos.

India firmó un contrato con Irán por 30 años y 50.000 millones de dólares para comprar 7.3 millones de toneladas de gas natural liquido anuales a la vez que negocia con Pakistán (su eterno enemigo) la construcción, a través de su territorio, de un gasoducto para traer dicho gas desde Irán.

También Japón ha tomado distancia del aislamiento que los EEUU le intentan imponer a la nación persa. En el 2003 un holding de empresas japonesas adquirió el 20% accionario de un proyecto para desarrollar el yacimiento marítimo de Soroush-Nowruz con un estimado de mil millones de barriles de petróleo.

- Joel Sangronis Padrón es profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Maria Baralt (UNERMB), Venezuela.
https://www.alainet.org/es/articulo/120636?language=es
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