Banco del Sur: Un proyecto que sigue creciendo

17/05/2007
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Bajo los consignas de progreso, igualdad y cooperación, la nueva lógica financiera busca superar las debilidades de la región. A fines de junio, los presidentes concretarán el esquema del acta fundacional.

El proyecto Banco del Sur, lanzado el pasado 21 de febrero en Puerto Ordaz, Venezuela, es uno de los componentes del plan de integración regional propuesto desde las entrañas de los países latinoamericanos. El mismo surgió con la iniciativa del presidente bolivariano, Hugo Chávez apoyada por su par argentino, Néstor Kirchner, contando, además, con la aceptación y el respaldo de los primeros mandatarios Evo Morales, de Bolivia, y Jorge Rafael Correa, de Ecuador. Además, se incorporaron a este plan Paraguay y Brasil, este último luego de mantener una posición dubitativa con respecto al mismo.

La postura del país presidido por Luiz Inácio Lula da Silva con respecto al órgano financiero de fomento e inversión se debía a la política nacional de apoyar la integración regional pero con un compromiso menos politizado que los demás países latinoamericanos. Finalmente, Lula optó apoyar en forma legal el proyecto. Esta decisión es muy importante debido a que sin Brasil la realidad del banco no sería la misma teniendo en cuenta que éste es un país muy rico y fuerte dentro del contexto latinoamericano.

En cuanto al nivel de participación que se establecerá una vez creado el Banco del Sur, es necesario que cada uno de sus integrantes mantenga una posición de igualdad con respecto al otro en lo que se refiere al poder de decisión y a la inversión monetaria. De esta manera, se propiciará una mejor integración, sin diferencias que puedan derivar en posibles conflictos o rupturas. Alguna de estas situaciones haría del proyecto una realidad débil con resultados inútiles o concluiría en la existencia de una entidad plausible de ser afectada por intereses externos.

Todavía se encuentra en debate la cantidad de dinero que deberán desembolsar los países sudamericanos que conforman el proyecto bancario. Las cifras iniciales oscilan entre los 300 y 500 millones de dólares.

El pasado viernes 11 de mayo, se reunieron en Río de Janeiro, Brasil, representantes técnicos de los ministerios de economía de los países miembros del proyecto con el propósito de avanzar en la discusión y planificación de los detalles correspondientes al mismo. Esta situación genera un mayor marco de legalidad y de realidad debido a que se pusieron en común puntos técnicos relacionados con el diseño y los objetivos de la iniciativa integradora.

Tras dicho simposio, los ministros de Economía de los seis países -Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil- se volverán a reunir en Asunción el 22 del corriente mes. El siguiente paso se concretará, según lo informado por el Ministerio de Economía nacional, entre el 22 y 26 de junio en una reunión de presidentes. De esta manera, el mes próximo es el plazo requerido para la concreción del esquema definitivo del acta fundacional, que refuerce los fundamentos de esta ansiada y necesitada nueva arquitectura financiera.

El Banco del Sur tiene como fin convertirse en una alternativa al actual sistema hegemónico propiciado desde los organismos multilaterales de préstamo como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ser una propuesta más ágil y eficiente que considere las fortalezas y las debilidades propias de los países de las región.

El proyecto está pensado como una herramienta que posibilite el financiamiento de obras de infraestructura, proyectos de desarrollo y el mejoramiento del comercio exterior, de acuerdo a lo planteado en los primeros trazos de la propuesta. Sobre todo, pretende contribuir a la organización de políticas que permitan escapar de una vez por todas de la cruel pobreza que azota a los pueblos de la zona.

La iniciativa se encuentra determinada por una perspectiva propiciada durante los últimos años, sobre todo desde la creación del Mercado Común del Sur (Mercosur), basada en la integración regional a través de la elaboración de entidades y organismos tendientes a trabajar “con” y “para” los países de América Latina.

Esto, sumado a la intención de que en un futuro los países de la región no sean dirigidos por aquellas naciones que, a través de la utilización de políticas impositivas, sustentan su posición hegemónica mundial produciendo en los países pobres un endeudamiento cada vez mayor.

El nuevo reordenamiento financiero mantiene el propósito de atender las dificultades económicas de los países que compondrán el Banco del Sur a través del resguardo de fondos conformados por las reservas internacionales de cada uno de ellos y lograr así una alternativa que lleve a la región a superar el sometimiento económico tradicional.

Para que los objetivos del Banco del Sur resulten eficaces, la entidad deberá ser guiada bajo reglamentaciones producidas por los mismos países integrantes, dejando de lado las leyes económicas, monetarias y de financiamiento impuestas por los organismos internacionales.

La prioridad central debe situarse en atender a las necesidades de la población latinoamericana en su conjunto para no recaer en el hecho de que las grandes multinacionales situadas en América Latina utilicen al banco como una manera de lograr una mejor y más amplia inserción en el mercado global.

A su vez, la iniciativa de un banco propio se vería muy bien respaldada si se concretase el proyecto basado en la creación de un Fondo del Sur "como respuesta a las políticas del FMI, que son un desastre para el tercer mundo", según palabras del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que además calificó de “pervertido” al Banco Mundial.

Sin embargo, no todas son flores para la idea de un banco propio para América Latina. Para algunos, la concreción de éste representaría una maniobra capaz de generar un aislamiento perjudicial de la región con respecto al contexto financiero mundial. No obstante, como dice el refrán “el que no arriesga no gana” y para la región -teniendo en cuenta la situación en que se encuentra- lo más conveniente es arriesgarse para lograr así la independencia que necesita y solucionar sus problemas desde sus propias propuestas.

La cuestión central para poder escapar de la dramática dependencia económica a la que está sometida América Latina, recae en la idea de que la creación de un banco propio, que otorgue herramientas propias para crear una prosperidad con políticas nativas que busquen solucionar nuestros conflictos a partir de la integración real.

- La autora de esta nota es alumna del Seminario “Periodismo en Escenarios Políticos Latinoamericanos” que actualmente dicta la Agencia Periodística del Mercosur (APM) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, extensión Moreno.

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina

http://www.prensamercosur.com.ar

https://www.alainet.org/es/articulo/121188
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS