Mister Tennessee, la Señorita Cristal y el Viejo de Caldas

24/06/2007
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A raíz del informe del Gerente de la Industria de Licores de Caldas, ILC, a la Asamblea del Departamento, continuó el debate sobre la propuesta del presidente de la República Álvaro Uribe Vélez, de vender las licoreras, propuesta aceptada por el gobernador de Antioquia y, en nuestro caso, promovida de oficio por el Diputado Carlos Felipe Mejía Mejía.

Quiero, aprovechando la oportunidad que me brindan los compañeros de Sintrabecólicas y una vez reintegrado a mis labores en la duma de Caldas, expresar algunas opiniones en este artículo, a fin de que puedan conocerse las razones de mi oposición a dicha venta.

El TLC y los Licores

La propuesta del presidente tiene origen en la negociación del TLC. De ahí, el título escogido para este artículo. Resulta que en el capítulo dos del TLC, -Trato Nacional y Acceso de Mercancías al Mercado-, Sección A Artículo 2.2: Trato Nacional, “el gobierno de Colombia se compromete a otorgar trato nacional a las mercancías de la otra parte” y en la Sección B del mismo capítulo, acepta la eliminación arancelaria para los whiskies y bourbons norteamericanos. Pero, además, en el mismo capítulo, Sección E Artículo 2:12 acepta como producto distintivo de los Estados Unidos el Bourbon Whisky y el Whisky Tennessee, que sólo esta autorizado para producirse en el estado norteamericano del mismo nombre. Es decir, los licores gringos, tendrán cero aranceles, entrarán sin pagar impuesto alguno y tendrán la categoría de producto bandera de dicho país.

Lo anterior significa que, a partir de la aplicación del tratado, -si es que lo logran- estos productos podrán distribuirse en todo el territorio nacional con una diferencia impositiva, no sólo frente al Whisky y el Bourbon de otros países, sino en franca competencia con los licores nacionales. Hoy un Whisky Tennessee cuesta en el mercado de los Estados Unidos, al consumidor, desde $6.99 hasta más de 100 dólares la botella de 750 ml. Y como lo afirmara el gerente de la licorera en la Asamblea, la competencia en el mercado es fundamentalmente de precio. El más barato de los whiskies, podría venderse en el país por el mismo precio, o más barato, que nuestros licores.

El mercado de licores en el mundo

En Colombia el negocio de licores es propiedad de los departamentos, por cesión del gobierno nacional desde hace más de un siglo, lo que hoy esta consagrado en el artículo 336 de la Constitución Nacional. En el mundo, el negocio de los licores es propiedad de grandes multinacionales casi todas privadas. Estas venden sus productos en varias decenas de países, tienen diversos tipos de licores y poseen, además, las compañías de distribución y comercialización. Es decir manejan monopolios integrados: desde la producción hasta la entrega al consumidor. Por el tipo de negocio, gastan en publicidad cientos de millones de dólares y disponen de inmensos presupuestos para desarrollos tecnológicos.

Compañías como Diageo venden, en todo el mundo, 1044 millones de botellas de 750 ml. al año, le siguen Hite con 924, Pernord Ricard con 912, Bacardi Marini, con 384 y otras 10 que en total suman 5448 millones de botellas año. De aceptarse la implementación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, sería con estos colosos, con quienes tendrían que competir nuestras licoreras en el mercado norteamericano. Y con las licoreras norteamericanas, Diageo, que aunque es inglesa, tiene su mayor mercado en Estados Unidos y Bacardi Marini entre otras, en el mercado nacional. La Fabrica de Licores de Antioquia vende 53 millones y nuestra ILC, algo más de 31 millones de botellas.

Es claro que las licoreras nacionales no estarían en condiciones de competir, en igualdad de condiciones, en el mercado nacional y mucho menos, en el norteamericano, así se afirme que el TLC es de doble vía, es decir, que permite “el libre acceso de nuestros productos al mercado estadounidense”. La posibilidad de que los productos colombianos ingresen al “mercado más grande del mundo”, con algún éxito, sería entregando nuestras empresas a los monopolios que hoy manejan el mercado mundial, ya sea por el camino de la venta directa de las empresas, ya por el de la asociación, ya por el de la concesión. De todas maneras sería un negocio en el cual saldríamos de buena parte de nuestros activos, reduciríamos las utilidades que hoy producen y dejan nuestras licoreras, y beneficiaríamos a unos cuantos monopolistas que controlan el mercado mundial. Igual sucedería de hacerse cualquier negocio con las empresas que manejan el negocio de la cerveza en el mundo, entre las que se encuentra Sab Miller, propietaria de Bavaria y de quien se dice, está interesada en las licoreras de Colombia.

Los daños que esta política causaría al Departamento de Caldas

Si se analizan los daños que cualquiera de estas políticas causaría al departamento de Caldas, el asunto es peor. Afirman los privatizadores que, “de lo que se trata es de vender ahora que las empresas están bien y generan utilidades” y “antes de que la competencia las desvalorice”, porque dicen que el TLC es inevitable. Afirman que, “lo mejor es vender o asociarse”, para proteger el patrimonio que poseemos. Si no se hace su voluntad, condenan a las empresas y el país a “quedarse del avance mundial, no participar del comercio y el progreso universal y otras cuantas sandeces, que lo que pretenden es ocultar su deseo de atar nuestra economía, a la economía del imperio. Al mismo tiempo sueñan con los negocios que ellos o sus amigos derivarían de la venta de las empresas.

En el caso de Caldas, las utilidades que produce la ILC, corresponden a más del 58% de los ingresos corrientes del departamento. Salir de la empresa implicaría perder no sólo, las rentas propias de la actividad industrial, sino, el monopolio rentístico. Es conocido por quienes no nos dejamos engañar, que los Estados Unidos exigió en la negociación del TLC, que el monopolio rentístico se acabe. La fórmula para acabarlo quedo pactada. Es sencilla. Como lo dijera el Ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, el tema quedó definido en un “acuerdo de paz” con E.U. Acuerdo que incluye que Estados Unidos puede ir a la Organización Mundial del Comercio OMC porque, según sus negociadores, el impuesto al consumo que establece el régimen tributario colombiano estaría en contravía de las normas permitidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Ante estas posiciones, se optó por definir un período durante el cual los países dejarán el tema quieto, pero existe la posibilidad de que si Estados Unidos lo considera, pueda llevar el tema a un panel de solución de controversias en la OMC. Acotemos que los Estados Unidos vienen por todo. Por la industria, por la distribución y por el mercado, lo que incluye, acabar con los impuestos que gravan el consumo de licores en Colombia.

Si esto llegaré a suceder, la salud y la educación de los caldenses perderán por este motivo 35 mil 357 millones de pesos, que hoy derivan del impuesto al consumo y 36 mil 56 millones de pesos de la utilidad neta operativa de la empresa.

Se dice también por parte de los promotores de la venta, que los recursos que se obtengan se podrían invertir en otros negocios que dieran igual o más rentabilidad de la que hoy generan las licoreras. Descartemos que se puedan reemplazar los dineros derivados del monopolio rentístico y del impuesto al consumo, a no ser que se crearan nuevos impuestos para los colombianos. Y las utilidades de la operación industrial y comercial son muy difíciles de reemplazar, de un lado, por la alta tasa de retorno de estos negocios y de otro, por el hecho de que no pagan impuesto de renta y patrimonio.

Más vale un negocio cierto en las manos, que mil volando. Si se insiste en el TLC y en vender las licoreras, el mercado nacional de licores lo terminará controlando algún Mister Tennessee y la Señorita Cristal y el Viejo de Caldas, dejarán de ser caldenses. Pasarán a manos extranjeras. Y los recursos de la venta se perderán, como agua entre los dedos, tal y como ha sucedido con la venta de muchos activos del departamento.

Así aprueben y apliquen el TLC me opongo a la venta de la Licorera y solicito a trabajadores y patriotas de Colombia, luchar de manera democrática y civilizada para impedir el TLC y proteger lo nuestro. Nada nos ganamos los colombianos y mucho menos los caldenses con el TLC. Y nada sacamos con la venta de nuestra ILC. En la asamblea departamental debemos oponernos a vender, así se enojen el gobernador y los partidarios de Uribe.

- Oscar Gutiérrez Reyes, diputado de Caldas, Polo Democrático Alternativo, Manizales, Junio 21 de 2007
https://www.alainet.org/es/articulo/121884

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