Mestizos siempre

04/10/2007
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Los medios de comunicación hablan de remesas como si la inmigración se redujera a una dimensión económica o del “peligro” que representan los movimientos migratorios para el mundo desarrollado, apoyados en tesis como la de “Choque de Civilizaciones” de Samuel Huntington. Así, se asume la inmigración como un fenómeno nuevo para el que no estuviera preparada la Humanidad cuando la parte nómada del hombre y el mestizaje han hecho posibles los grandes avances culturales, económicos, políticos y tecnológicos.

Algunos políticos de la Unión Europea pedían que se incluyera en el Tratado Constitucional un apartado que hiciera hincapié en la herencia Cristiana del Viejo Continente. Pero Europa también tiene una herencia grecorromana y otra árabe-musulmana.

Muchos descubrimientos científicos de China llegaron a Europa por medio de los árabes, que también transmitieron a Occidente la sabiduría de los griegos por medio de traducciones al árabe que hacían en la Escuela de Toledo y que luego traducían al latín. Gracias a ese intercambio cultural podemos leer a Euclides, a Apolonio y a Arquímedes.

Los descubrimientos y las conquistas que llevaron a cabo los europeos no sólo afectaron al Nuevo Mundo, sino que Europa quedó transformada para siempre. No sólo por el tabaco y la plata que trajeron de América o la seda que vino de Asia, sino porque la misma cosmovisión de los europeos cambió de manera irreversible. Así lo demuestran la Indochina francesa que describe Marguerite Duras, las observaciones que hizo Bernal Díaz del Castillo del territorio mexicano y las meditaciones de Fray Bartolomé de las Casas sobre la abolición de la esclavitud, luchando por la libertad de los indígenas esclavizados en la Nueva España, aunque pidiera que se importaran de África esclavos negros porque “no eran seres humanos”.

El mestizaje ha dado al idioma español una inmensa riqueza que hoy analiza Álex Grijelmo, periodista experto en el “genio del idioma”. Esto hace que un colombiano, un hondureño, un guatemalteco, un argentino y un español se puedan entender en una reunión, a pesar de tener usos coloquiales tan distintos. El periodista español sostiene que este “genio” es difícil de igualar, precisamente por el mestizaje.

El inglés, por ejemplo, no cuenta con tanta variedad de palabras y de expresiones porque los colonos ingleses que poblaron América, Australia y África no sólo no se mezclaron con la población nativa, sino que la exterminaron y luego crearon apartheids con lo que quedó.

Durante siglos, holandeses, franceses, ingleses y españoles emigraron a tierras donde no se concebían las “fronteras”. Hoy, la llegada de peruanos, ecuatorianos, bolivianos, mexicanos, magrebíes y subsaharianos a Europa y a Norteamérica produce alarma social. La inmigración es un fenómeno que no dejará de existir por más vallas y muros que se erijan. Los conquistadores trazaron un camino que ya no podrán borrar y que millones de inmigrantes siguen de manera inversa para encontrar trabajo, enviar dinero a casa, huir de regímenes autoritarios y seguir ese instinto nómada que aún tienen las personas, en busca de una vida mejor.

Se habla del “derecho” a emigrar como si permanecer dentro de las fronteras del país que no hemos elegido fuera lo natural en un mundo con numerosos conflictos armados, millones de desplazados por la guerra, el hambre, las sequías y las inundaciones provocadas por la actividad del mundo industrializado. Frente a este panorama, lo extraño sería que la humanidad permaneciera inmóvil.

La inmigración existe desde mucho antes que surgiera el concepto de frontera. Los europeos hicieron uso de esa idea para dividir África de acuerdo a sus intereses. Desde los movimientos de independencia en el continente, etnias distintas que han convivido en un mismo país se han enfrentado a muerte, mientras pueblos que convivieron durante siglos antes de la llegada de los colonizadores han sido separados.

Si las mercancías pueden ir libremente de un lugar a otro, si el dinero cambia de manos en cuestión de segundos sin crear un solo puesto de trabajo y fluye la información a todos los rincones del planeta, no se puede pedir que las personas miren la vida pasar cuando hay una oportunidad enorme de seguir enriqueciendo la civilización.

- Carlos Mígueles es periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/es/articulo/123595?language=en
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