Obispos cojos

21/10/2007
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En entrevista al periódico OJO, el obispo José Francisco Ulloa, presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, sostuvo que esa instancia de la iglesia católica local, \'no claudicó\' en el proceso electoral que culminó con el triunfo estrecho del Sí al TLC con Estados Unidos y otras economías menores ( OJO, N° 137). El periódico, ligado a la resurrección del PLUSC, se caracteriza por buscar "sacar de aguas turbias" a las instituciones que patentizan el grado de desarreglo de la política en Costa Rica. Lo hace precisamente entrevistando cortesanamente a sus funcionarios significativos.

En el caso de Ulloa, su declaración de que los \'obispos no claudicaron\' ante el poder del statu quo, los intereses particulares y el dinero, es, al menos, curiosa. En castellano "claudicar" hace referencia a ceder a una presión o tentación. En la disputa entre el Sí y el No solo un lado tenía capacidad de presionar: el que agrupó al Gobierno de los Arias, el dinero de los empresarios y las corporaciones, la impudicia de los medios masivos, y la administración Bush. Además tenía capacidad legal de presión el Tribunal Supremo de Elecciones. Pero no lo empleó contra nadie (quiso hacerlo contra las universidades públicas que se oponían al TLC y reculó) y menos iba a intentarlo contra la \'santa iglesia\'. La gente del No carecía de capacidad para "presionar" o "tentar" a los obispos. Sin dinero y sin poder lo más que podía procurar era que la Conferencia Episcopal oyera su reclamo. Pero para los sin poder los obispos carecen de oídos.

De hecho la única presión documentada en el proceso, y por confesión del perpetrador, fue el esfuerzo de los Arias para convencer a Benedicto XVI de que ordenara a los obispos locales ceder en su pretensión de que el pacto se acompañara de una agenda de desarrollo nacional. No se conoce el resultado de esa petición. Pero la \'agenda de desarrollo\' se volatilizó.

"Claudicar" remite al latín \'claudicare\' que significa "cojear". En el castellano actual no se utiliza así. Pero el alcance permite afirmar que la Conferencia Episcopal, con el señor Ulloa a la cabeza, cojeó y bizqueó durante el proceso de referéndum y también después de él. En efecto, Ulloa y los otros obispos se auto asignaron, en concordancia con la acomodaticia doctrina católica, "iluminar éticamente el proceso" y en particular a "quienes dirigen el país" desde los valores de la justicia y la solidaridad. En sencillo esto quiere decir que ni adversaban ni apoyaban el TLC. Se ponían por encima de él (quizá sopleteados por el Espíritu Santo, única entidad facultada para este tipo de magia). Pero durante la lucha se dieron ocasiones en que se hizo necesaria una palabra ética y los obispos miraron para otro lado. No se inmiscuyeron.

La más brutal demanda de juicio ético de su parte la constituyó el memorándum Casas/Sánchez que llamaba a engañar al TSE, infundir miedo a la población, chantajear a los alcaldes con fondos públicos y perder todo pudor en los medios con el fin de "ganar". Casas era en ese momento vicepresidente de la República (renunció por presión del Movimiento Libertario), Sánchez, diputado (está ahí al momento de escribir estas líneas). Es decir exactamente la gente a la que los obispos dicen querer "iluminar". Pero ante ellos se quedaron callados. Y siguen callando. Tal vez el Espíritu Santo les sopló que cuando la mentira, el impudor y la incitación al delito provienen del statu quo, entonces se vale.

Otra ocasión de iluminar la tuvieron cuando la propaganda del Sí publicó páginas completas oponiendo a ciudadanos "puros" y "buenos" (con foto y todo) que apoyaban el Sí, de ciudadanos "impuros" (incluyendo a un diputado) que lo adversaban. Este tipo de propaganda solo se conocía en los niveles \'clandestinos\' que acompañan los procesos electorales costarricenses. Pública y responsablemente no se había recurrido a esta grosería. Los obispos, es de suponer, ni la vieron. De seguro el Espíritu Santo recomendó utilizar anteojos oscuros, no para "iluminar" sino para ocultarse.

Ocasión de lujo tuvieron los rencos obispos para sentenciar algo malo o peligroso cuando Gobierno, televisión y prensa utilizaron los tres días de "tregua publicitaria" para saturar al electorado con la emoción de que votar NO equivalía a una declaratoria de guerra contra EUA. Aquí hay que reconocer que el Espíritu Santo animó no solo a los obispos a esfumarse, sino que extendió su acción al TSE que, espiritualmente, también se borró. Resultado, impunidad legal y complacencia ética con el fraude hasta el día de hoy.

Peor, el mismo Ulloa cojeó al permitir que se le utilizara mediante entrevista de casi una página en La Nación (principal medio favorable al Sí) el sábado anterior al día electoral. O se dejó utilizar o lo pidió. La publicación tuvo como propósito desautorizar a los sacerdotes que, como ciudadanos, se pronunciaron públicamente por el No. Es probable que las palabras de Ulloa, página y foto, hayan dado votos al Sí e influido en la abstención.

De modo que los obispos, y en particular Ulloa, cojearon, y en la función que ellos mismos se autoasignaron.

Por lo demás, era de esperar. La jerarquía católica \'latinoamericana\' es parte del statu quo oligárquico aunque parlotee de solidaridad y justicia social. Lo detestable no es que sus funcionarios sean coherentes, sino su hipocresía.

Fuente: Ojo Censurado, N° 12
https://www.alainet.org/es/articulo/123852

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