Obispo Raúl Vera:
El neoliberalismo es un terrible mal y una fuente de injusticias
11/12/2007
- Opinión
Por su trayectoria como defensor de los derechos humanos y por la solidaridad que ha mostrado con grupos vulnerables como la población indígena, los obreros, las trabajadoras sexuales y las personas homosexuales, entre otros, diversas organizaciones civiles hicieron un reconocimiento al obispo católico Raúl Vera López, titular de la diócesis de Saltillo, Coahuila.
El prelado, quien escribió el prólogo para el libro “Prueba de fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical”, de la periodista Sanjuana Martínez, fue calificado por los asistentes como “luz en el camino”, “defensor ejemplar de los derechos humanos”, “profeta y pastor”.
María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, elogió a Raúl Vera porque siempre “ha defendido la vida y la dignidad de las mujeres”, solidaridad que mostró de manera especial en el caso de la violación que sufrieron 13 trabajadoras sexuales a manos de militares en la comunidad de Castaños, Coahuila. “Él asumió la defensa pública de ellas como hermanas”, resaltó Mejía.
La activista le manifestó que “no está solo” ante la serie de “ataques” que ha recibido en los últimos meses, refiriéndose a las amenazas que, según el propio Vera, han recibido tanto él como su equipo de colaboradores del Centro de Derechos Humanos Fray Juan Larios.
Cabe recordar que el obispo fue denunciado ante el Vaticano por el juez segundo de lo penal en Monclova, Hiradier Huerta Martínez, por haberlo cuestionado en su decisión de castigar solo a tres de los ocho soldados implicados en la violación tumultuaria de las mujeres de Castaños.
Amerigo Incalcaterra, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se unió al reconocimiento a Raúl Vera, de quien dijo que “se ha desempeñado como un verdadero defensor de los derechos humanos”.
También estuvieron presentes personas que han colaborado o colaboran con el obispo en su lucha por los derechos humanos: viudas de dos de los 65 trabajadores que perdieron la vida en la mina de carbón de Pasta de Conchos, en febrero de 2006; el indígena chiapaneco Miguel Moxan; la integrante del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas Blanca Martínez; Abel Barrera, luchador por los derechos humanos en la montaña de Guerrero, y Sara Méndez, integrante del Grupo de Solidaridad con Oaxaca. Todos ellos brindaron su testimonio sobre la labor de Raúl Vera.
Su trayectoria
Vera López, quien terminó la carrera de ingeniería química en la UNAM, concluyó sus estudios universitarios en 1968 y decidió unirse a la orden de los dominicos, recordó Mariana Gómez, integrante del Observatorio Eclesial, al realizar una semblanza del obispo. En 1975 fue ordenado por el papa Pablo VI y en 1987 fue nombrado obispo de la diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero.
En 1995 –un año después de iniciado el conflicto armado que encabezó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional- fue trasladado a la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde al lado del obispo Samuel Ruiz recorrió todo el estado. Ruiz, presente en el evento, lo reconoció como un “compañero entrañable” y un obispo comprometido “que por ello hace creíble a la Iglesia”.
“En las culturas antiguas es donde está la sabiduría”, expresó Vera recordando su época en Chiapas, aunque también remembró con agrado sus primeros años como sacerdote, cuando un grupo de jóvenes universitarios lo llevaron un sábado en la noche a Garibaldi, donde “acabé confesando gente en una esquina de la plaza”. O su estancia en el Penal Federal de las Islas Marías, donde “encontré una intensa presencia de Dios, ahí, entre los presos”.
Haciendo un recuento de su trayectoria, Vera López comentó que en Chiapas “el plan neoliberal solo lo veía de lejos”, pero en Saltillo “llegué al corazón del neoliberalismo y ahí fortalecí mis convicciones”. Aseveró que ese modelo económico y político es “un terrible mal” que es fuente común de muchas injusticias “como la de Pasta de Conchos, el caso de la señora Lydia Cacho, el de las mujeres de Castaños”, ya que se trata de un modelo lleno de exclusión, de indolencia y de cinismo.
El reconocimiento a Raúl Vera fue promovido por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todos y Todas”, Católicas por el Derecho a Decidir, el Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan Larios, el Observatorio Eclesial y el Secretariado Internacional de Solidaridad con los Pueblos de América Latina.
Estos organismos conminaron a los presentes a enviar cartas de solidaridad con el prelado a la nunciatura apostólica en México y a la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Fuente: NotieSe, México DF.
El prelado, quien escribió el prólogo para el libro “Prueba de fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical”, de la periodista Sanjuana Martínez, fue calificado por los asistentes como “luz en el camino”, “defensor ejemplar de los derechos humanos”, “profeta y pastor”.
María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, elogió a Raúl Vera porque siempre “ha defendido la vida y la dignidad de las mujeres”, solidaridad que mostró de manera especial en el caso de la violación que sufrieron 13 trabajadoras sexuales a manos de militares en la comunidad de Castaños, Coahuila. “Él asumió la defensa pública de ellas como hermanas”, resaltó Mejía.
La activista le manifestó que “no está solo” ante la serie de “ataques” que ha recibido en los últimos meses, refiriéndose a las amenazas que, según el propio Vera, han recibido tanto él como su equipo de colaboradores del Centro de Derechos Humanos Fray Juan Larios.
Cabe recordar que el obispo fue denunciado ante el Vaticano por el juez segundo de lo penal en Monclova, Hiradier Huerta Martínez, por haberlo cuestionado en su decisión de castigar solo a tres de los ocho soldados implicados en la violación tumultuaria de las mujeres de Castaños.
Amerigo Incalcaterra, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se unió al reconocimiento a Raúl Vera, de quien dijo que “se ha desempeñado como un verdadero defensor de los derechos humanos”.
También estuvieron presentes personas que han colaborado o colaboran con el obispo en su lucha por los derechos humanos: viudas de dos de los 65 trabajadores que perdieron la vida en la mina de carbón de Pasta de Conchos, en febrero de 2006; el indígena chiapaneco Miguel Moxan; la integrante del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas Blanca Martínez; Abel Barrera, luchador por los derechos humanos en la montaña de Guerrero, y Sara Méndez, integrante del Grupo de Solidaridad con Oaxaca. Todos ellos brindaron su testimonio sobre la labor de Raúl Vera.
Su trayectoria
Vera López, quien terminó la carrera de ingeniería química en la UNAM, concluyó sus estudios universitarios en 1968 y decidió unirse a la orden de los dominicos, recordó Mariana Gómez, integrante del Observatorio Eclesial, al realizar una semblanza del obispo. En 1975 fue ordenado por el papa Pablo VI y en 1987 fue nombrado obispo de la diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero.
En 1995 –un año después de iniciado el conflicto armado que encabezó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional- fue trasladado a la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde al lado del obispo Samuel Ruiz recorrió todo el estado. Ruiz, presente en el evento, lo reconoció como un “compañero entrañable” y un obispo comprometido “que por ello hace creíble a la Iglesia”.
“En las culturas antiguas es donde está la sabiduría”, expresó Vera recordando su época en Chiapas, aunque también remembró con agrado sus primeros años como sacerdote, cuando un grupo de jóvenes universitarios lo llevaron un sábado en la noche a Garibaldi, donde “acabé confesando gente en una esquina de la plaza”. O su estancia en el Penal Federal de las Islas Marías, donde “encontré una intensa presencia de Dios, ahí, entre los presos”.
Haciendo un recuento de su trayectoria, Vera López comentó que en Chiapas “el plan neoliberal solo lo veía de lejos”, pero en Saltillo “llegué al corazón del neoliberalismo y ahí fortalecí mis convicciones”. Aseveró que ese modelo económico y político es “un terrible mal” que es fuente común de muchas injusticias “como la de Pasta de Conchos, el caso de la señora Lydia Cacho, el de las mujeres de Castaños”, ya que se trata de un modelo lleno de exclusión, de indolencia y de cinismo.
El reconocimiento a Raúl Vera fue promovido por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todos y Todas”, Católicas por el Derecho a Decidir, el Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan Larios, el Observatorio Eclesial y el Secretariado Internacional de Solidaridad con los Pueblos de América Latina.
Estos organismos conminaron a los presentes a enviar cartas de solidaridad con el prelado a la nunciatura apostólica en México y a la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Fuente: NotieSe, México DF.
https://www.alainet.org/es/articulo/124765
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