OMC: Mucho trajín para nada

07/02/2008
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Ginebra

En la OMC, los últimos meses del 2007 y las primeras semanas de enero fueron de reuniones largas e intensas, sin resultados, otra vez. La Ronda Doha recuerda una pieza satírica de Shakespeare titulada “Much to do about nothing (Mucho trajín para nada)”.

En la versión teatral de la OMC destacan los siguientes papeles: Estados Unidos y Unión Europea con un coro griego de su lado. Enfrente dos grupos de países en desarrollo en que destacan Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, India y Sur África. China – el principal exportador de bienes- mantiene elocuentes silencios. Pascal Lamy - Director General de la OMC- mantiene una locuacidad banal.

El libreto es siempre el mismo: las propuestas de los países representantes de las empresas transnacionales piden apertura de mercado para sus productos y servicios, pero sin ceder en nada para resolver los problemas del comercio en productos agrícolas, que son la principal oferta de los países en desarrollo.

Estados Unidos pide apertura de mercados para todo, sin ofrecer algo real a cambio. Su cínica propuesta es de no ir más allá de US$ 14 mil millones en algún aumento de los 10 mil millones de subsidios agrícolas ilegales que ahora otorga. Eso sin ceder algo en sus restricciones al comercio: en azúcar o transporte marítimo, por ejemplo, o cambiar sus reglas para evitar los abusos del anti-dumping por los que ha sido tantas veces condenado.

La Unión Europea pide apertura de mercados porque rebajó los subsidios agrícolas a “sólo” US$ 41 mil millones, eso porque su presupuesto – con 25 países- no daba para más; pero su necesidad la vende como virtud y pide recompensa en apertura industrial y servicios. Una apertura que no ofrece a productos agrícolas imperecederos, como azúcar o café procesado; como tampoco quiere cambiar sus aranceles específicos (€/kg) que aumentan su incidencia relativa a medida que el producto de importación se hace más barato.

La contraparte son países en desarrollo que se dividen y se reagrupan ante las mismas  propuestas inalterables. Hay un grupo que ya cedieron todo y más aún en acuerdos bilaterales y ahora sirven de comparsa a los intereses de las transnacionales. Hay muchos  – grandes y chicos – que en agitada resistencia ceden lentamente, mientras esperan propuestas realistas que mejore las relaciones de intercambio en mutuo beneficio. Hay apenas un puñado que resiste con clara conciencia de la farsa.

Las ofertas surrealistas de EE UU y la UE emanan de los acuerdos de la OMC, cuya lógica es subjetiva  y donde – por ejemplo- se permite subsidios a unos y se le niega a otros. Esa lógica subjetiva usa términos retorcidos del derecho anglosajón en un intento de imponer un mundo abstracto, donde una jerga de iniciados disimula lo absurdo y lo brutal de lo que se pretende.  Es un ámbito donde la palabra ambición expresa la medida de lo positivo.

Situación de la negociación

La agitación continúa y el estancamiento persiste. Los presidentes de las principales áreas de negociación – bienes industriales (NAMA), servicios y agricultura- han ofrecido presentar borradores revisados de las propuestas y los puntos de acuerdo en la negociación. Esos textos deberían servir de base para hacer más concesiones y llegar a un acuerdo supuestamente este año. El Comisario para el Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, expreso la insólita idea de que se debe acordar durante “la guardia” del Presidente Bush. Eso ilumina algo los oscuros vínculos reales entre el gobierno de la Unión Europea y los Estados Unidos.

Los temas de negociación inmediatos son las formulas sobre reducciones de aranceles y de subsidios en el temas de bienes industriales y productos agrícolas; con una negociación paralela sobre apertura en áreas de servicios, algo que generalmente implica privatización de servicios públicos para los países en desarrollo. El señuelo sería que unas concesiones en apertura ayudarían a que el congreso de Estados Unidos renueve al Presidente Bush la autorización a negociar acuerdos comerciales; como si mientras la tuvo hubiese habido la equidad necesaria para un acuerdo. En la OMC se puede ser pueril.

Los frentes negociadores

En bienes industriales (NAMA) preside el canadiense Don Stephenson, quien  presentó en julio pasado un texto desequilibrado donde hacía mayores compromisos que en agricultura e incluyó una formula con coeficientes que ponían un tope de 8 – 9% a los países desarrollados y otro tope de 19 – 23% a los países en desarrollo, sin que eso hubiese sido lo acordado.

El papel de Stephenson provocó un pandemonio. Varios países africanos y latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Cuba y Venezuela) protestaron por violación de las reglas del debate y rechazaron el papel como base de negociación. Un grupo que ya firmó acuerdos bilaterales con Estados Unidos (Chile Colombia, Perú, Singapur, Tailandia) lo encontró aceptable. Stephenson dijo ahora -en enero- que presentará un nuevo papel más adherente a lo negociado y sólo después de que salga un texto negociador para Agricultura.

Por el momento, tenemos al grupo en desarrollo llamado NAMA 11 que pidiendo amplias flexibilidades para un acuerdo y los Estados Unidos con la Unión Europea que piden restringir las flexibilidades a menos de un 5% del valor total de las importaciones.

La negociación en servicios la preside el mejicano Fernando De Mateo, quien es conocido por presentar resúmenes que tuercen lo acordado e insistir en presentar de nuevo documentos que ya han sido rechazados. Lo hizo en la ministerial de Hong Kong y lo sigue haciendo en abierta violación de las normas de OMC (Artículo 9, sobre el consenso). Su comportamiento fue reclamado y descrito en firmes intervenciones de la Embajadora de Bolivia, Angélica Navarro, durante la última reunión del Consejo de Servicios y en la última reunión del Consejo General de la OMC. 

En Agricultura las negociaciones recomenzaron el 3 de enero. El Presidente del Comité de Agricultura, el neozelandés Crawford Falconer, convocó al sólito grupo de 36 países -que él piensa representativos- para presentarles un complejo papel técnico, pero que refleja el nudo de la negociación. Ofreció un papel de trabajo para principios de febrero. Sólo si hay acuerdo en agricultura se avanzará en lo demás. Basta mirar el nuevo Farm Bill para saber que no.

Conclusión

La Ronda Doha contiene propuestas que ya no sorprenden la buena fe, ni reflejan los cambios radicales que suceden en la economía mundial. La falta de realismo la expresa una banalidad de Pacal Lamy al China Daily, el 22 de enero:”Es un año olímpico para China y tal vez un año olímpico para la Ronda Doha …porque tenemos ahora las condiciones políticas y técnicas que lo hacen posible” Lo de un año olímpico para China si es cierto y ... no sólo en el deporte.

Ginebra 28/01/08

Fuente: Instituto de Relaciones Económicas Internacionales (IREI), Ginebra
Ventana Global
www.ventanaglobal.info
https://www.alainet.org/es/articulo/125540

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