La lógica del Informe Solana:
La Unión Europea frente a la inundación
16/03/2008
- Opinión
“Before the Flood”, “frente a la inundación” se intitula el polémico artículo publicado en el diario europeo The Guardian el pasado lunes 10 de marzo del Jefe de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana. El mismo pretende ser un avance vinculado al informe que será presentado a los 27 jefes de Estado de la UE en la cumbre del próximo jueves. En dicho artículo Solana analiza los riesgos políticos y militares del cambio climático para Europa. El argumento central del informe es que el cambio climático ya tiene impactos en la seguridad internacional que se intensificarán en los años venideros por lo que exigen de los europeos acciones urgentes para garantizar su seguridad. El informe identifica siete amenazas que podrían manifestarse como consecuencia del cambio climático:
1. Conflictos por el acceso a los recursos que pueden surgir como consecuencia de de la reducción de tierras fértiles, escasez de agua, reducción de recursos alimenticios.
2. Migración creciente: Los pronósticos de las Naciones Unidas indican que habrán millones de emigrantes medioambientales que conllevarán la agudización de conflictos étnico-religiosos.
3. Conflictos fronterizos y perdidas de territorios: El caso de los recursos de gas y petróleo existentes debajo de las masas de hielo como el Ártico (polo norte) o en territorios insulares por desaparecer y que serán reclamados por diversos países.
4. Daños económicos: que afectaran a ciudades costeras y puertos y refinerías.
5. Desestabilización y radicalización: Es el caso de los llamados estados frágiles.
6. Acceso a la energía y riesgos de proliferación: Proveniente del mayor uso de la energía atómica.
7. Amenazas al sistema internacional
Las capas de hielo del Ártico han protegido hasta hace poco, ingentes reservas de gas y petróleo, pero a medida que el hielo se está derritiendo como consecuencia del alza de las temperaturas globales, un grupo de países ya se está posicionando para reclamar la propiedad de dichos recursos. El pasado agosto, Rusia plantó su bandera en el lecho marino del océano Ártico. Según The Guardian, un informe firmado por cinco antiguos mandos de ejércitos de la OTAN estima que si el Ártico se convierte en una fuente viable de energía, podría surgir un "serio conflicto" entre Noruega y Rusia, y arrastrar a Estados Unidos, Canadá y Dinamarca.
Los escenarios planteados en el informe bajo la responsabilidad de Solana y su Comisaria de Asuntos Exteriores Benita Ferrero-Waldner, no son nuevos. Todos estos y muchos más forman parte de los informes de connotados científicos y Comisiones nacionales e internacionales que desde hace años llaman a la comunidad internacional a tomar medidas más audaces para afrontar los problemas. Medidas preventivas y de cooperación y no medidas curativas y de confrontación.
No pocos le van a reprochar a Solana y los políticos europeos su preocupación por la defensa de sus propios intereses. Solana respondería, “para ello soy el jefe de asuntos exteriores, para defender los intereses europeos”. De hecho, esa es una respuesta lógica en el mundo actual. Sin embargo hay no pocos ciudadanos europeos que desde ya se ponen las siguientes preguntas: Es esa es la única forma de defender los intereses europeos? Más aún: Es posible seguir pensando en categorías nacionales ante una amenaza que no conoce fronteras? Para no pocas instituciones – no solamente ambientalistas – en Europa y fuera de ella existe cierta miopía política detrás de las estrategias de protección propuestas: Iniciar una “diplomacia del carbón”, “fortalecer la vigilancia” en las zonas fronterizas de la Unión y crear un mecanismo de resolución de conflictos no apuntan a la solución de los problemas en una estrategia de cooperación y ayuda mutua.
Lo más grave de todo es que la lógica que se logra reconocer es aún aquella de defender el acceso y, porqué no, el privilegio de seguir utilizando los portadores fósiles de energía como el gas y el carbón que son los principales causantes del cambio climático. Ninguna palabra en torno a la tan necesaria transformación energética que exige, especialmente a los países de la Unión Europea, dar prioridad a la utilización de energías renovables como la solar, eólica o geotérmica. Nada en torno a estrategias que pongan termino al derroche de energías, a los cambios en los patrones de consumo y la movilidad etc. No se trata – afirman los críticos del informe - de desconocer los problemas reales del presente, se trata de ver como resolverlos en el marco de una estrategia de cooperación y no de confrontación. Algún ciudadano europeo reaccionando exasperado en un foro digital comparaba las propuestas de Solana con la actitud del “maquinista que a medida que se acerca el precipicio se dedica a poner mas carbón a la máquina para que el desastre sea mayor, es incapaz de tocar el freno. En definitiva el maquinista de este sistema está profundamente loco y el desastre está servido”. El informe de la Unión Europea “Frente a la inundación” aparece en un año record de consumo mundial de petróleo a pesar de ir acompañado de aumentos espectaculares en los precios del crudo y de los alimentos básicos provocados en parte por el auge del biodiesel. “Vive más simple, para que otros puedan simplemente vivir” dijo una vez Mahatma Gandhi a los ricos que despilfarran recursos. Quizá tenía razón.
- Dr. Pedro Morazán, Instituto SUEDWIND, Bonn
1. Conflictos por el acceso a los recursos que pueden surgir como consecuencia de de la reducción de tierras fértiles, escasez de agua, reducción de recursos alimenticios.
2. Migración creciente: Los pronósticos de las Naciones Unidas indican que habrán millones de emigrantes medioambientales que conllevarán la agudización de conflictos étnico-religiosos.
3. Conflictos fronterizos y perdidas de territorios: El caso de los recursos de gas y petróleo existentes debajo de las masas de hielo como el Ártico (polo norte) o en territorios insulares por desaparecer y que serán reclamados por diversos países.
4. Daños económicos: que afectaran a ciudades costeras y puertos y refinerías.
5. Desestabilización y radicalización: Es el caso de los llamados estados frágiles.
6. Acceso a la energía y riesgos de proliferación: Proveniente del mayor uso de la energía atómica.
7. Amenazas al sistema internacional
Las capas de hielo del Ártico han protegido hasta hace poco, ingentes reservas de gas y petróleo, pero a medida que el hielo se está derritiendo como consecuencia del alza de las temperaturas globales, un grupo de países ya se está posicionando para reclamar la propiedad de dichos recursos. El pasado agosto, Rusia plantó su bandera en el lecho marino del océano Ártico. Según The Guardian, un informe firmado por cinco antiguos mandos de ejércitos de la OTAN estima que si el Ártico se convierte en una fuente viable de energía, podría surgir un "serio conflicto" entre Noruega y Rusia, y arrastrar a Estados Unidos, Canadá y Dinamarca.
Los escenarios planteados en el informe bajo la responsabilidad de Solana y su Comisaria de Asuntos Exteriores Benita Ferrero-Waldner, no son nuevos. Todos estos y muchos más forman parte de los informes de connotados científicos y Comisiones nacionales e internacionales que desde hace años llaman a la comunidad internacional a tomar medidas más audaces para afrontar los problemas. Medidas preventivas y de cooperación y no medidas curativas y de confrontación.
No pocos le van a reprochar a Solana y los políticos europeos su preocupación por la defensa de sus propios intereses. Solana respondería, “para ello soy el jefe de asuntos exteriores, para defender los intereses europeos”. De hecho, esa es una respuesta lógica en el mundo actual. Sin embargo hay no pocos ciudadanos europeos que desde ya se ponen las siguientes preguntas: Es esa es la única forma de defender los intereses europeos? Más aún: Es posible seguir pensando en categorías nacionales ante una amenaza que no conoce fronteras? Para no pocas instituciones – no solamente ambientalistas – en Europa y fuera de ella existe cierta miopía política detrás de las estrategias de protección propuestas: Iniciar una “diplomacia del carbón”, “fortalecer la vigilancia” en las zonas fronterizas de la Unión y crear un mecanismo de resolución de conflictos no apuntan a la solución de los problemas en una estrategia de cooperación y ayuda mutua.
Lo más grave de todo es que la lógica que se logra reconocer es aún aquella de defender el acceso y, porqué no, el privilegio de seguir utilizando los portadores fósiles de energía como el gas y el carbón que son los principales causantes del cambio climático. Ninguna palabra en torno a la tan necesaria transformación energética que exige, especialmente a los países de la Unión Europea, dar prioridad a la utilización de energías renovables como la solar, eólica o geotérmica. Nada en torno a estrategias que pongan termino al derroche de energías, a los cambios en los patrones de consumo y la movilidad etc. No se trata – afirman los críticos del informe - de desconocer los problemas reales del presente, se trata de ver como resolverlos en el marco de una estrategia de cooperación y no de confrontación. Algún ciudadano europeo reaccionando exasperado en un foro digital comparaba las propuestas de Solana con la actitud del “maquinista que a medida que se acerca el precipicio se dedica a poner mas carbón a la máquina para que el desastre sea mayor, es incapaz de tocar el freno. En definitiva el maquinista de este sistema está profundamente loco y el desastre está servido”. El informe de la Unión Europea “Frente a la inundación” aparece en un año record de consumo mundial de petróleo a pesar de ir acompañado de aumentos espectaculares en los precios del crudo y de los alimentos básicos provocados en parte por el auge del biodiesel. “Vive más simple, para que otros puedan simplemente vivir” dijo una vez Mahatma Gandhi a los ricos que despilfarran recursos. Quizá tenía razón.
- Dr. Pedro Morazán, Instituto SUEDWIND, Bonn
https://www.alainet.org/es/articulo/126330?language=en