Solo la unidad conduce a la victoria

27/08/2008
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Queridos jóvenes, mujeres y hombres de Palmares y de Costa Rica:

 

Los compañeros y compañeras del Frente Patriótico Palmareño, han tenido la generosa iniciativa de invitarme a dialogar con Ustedes y a sacar algunas conclusiones sobre el momento por el que atraviesa Costa Rica, sobre su destino como país democrático e independiente, sobre el papel que esta llamado a jugar el Movimiento Patriótico y dentro de él, las juventudes costarricenses de las que Ustedes forman parte.

 

He preferido escribirles estas líneas en vez de improvisar un discurso y dejarlas en sus manos, como un sencillo aporte a las reflexiones que hemos emprendido a partir de las experiencias vividas en nuestra lucha contra el TLC.

 

La globalización neoliberal

 

En realidad, el TLC es mucho más que un documento que contiene una serie de cláusulas sumamente perjudiciales para nuestro país. El TLC es un documento que nos inserta en una maquinaria política y económica mundial, manejada por las grandes potencias políticas y militares de nuestro tiempo. Esos países poderosos, son la sede de las gigantescas corporaciones industriales, comerciales y financieras, que dirigen la economía mundial. Este fenómeno contemporáneo, que unifica el poder político, militar, comercial, económico, industrial o financiero del mundo capitalista desarrollado y que subordina a las oligarquías locales, lo conocemos con el nombre de globalización neoliberal.

 

Las grandes corporaciones se han dedicado, sistemáticamente, a apropiarse de todas las riquezas minerales y naturales de la tierra. Ellas controlan en gran medida, la comercialización mundial del petróleo y otras materias primas; controlan los mercados de alimentos y toman medidas para apropiarse de las principales fuentes de agua potable en el mundo. Con ese objetivo, estimulan gobiernos dóciles, compran políticos y dirigentes sociales de todos los niveles, fortalecen acuerdos y alianzas con las oligarquías locales, las que a su vez influyen o controlan los principales medios de comunicación, prensa, radio y televisión. También utilizan en su provecho mecanismos aparentemente inofensivos como la diversión, la música y el espíritu consumista. Nosotros estamos a favor del bullicio y la algarabía de los jóvenes. Pero hay quienes se aprovechan de esa alegría para introducir vicios, hábitos y actitudes perjudiciales en su formación humana.

 

Como vivimos en un pequeño país del Tercer Mundo, como estamos tan preocupados en resolver los problemas cotidianos, no tenemos una percepción inmediata o directa de lo que significa este fenómeno contemporáneo en el que están involucradas, como dijimos, gigantescas empresas que poseen miles de sucursales en todo el mundo, que operan bancos cuyos capitales superan, cientos de veces, toda la riqueza de un pequeño país como el nuestro y donde sus gobiernos deciden de manera unilateral, la invasión de otros países y son directamente responsables de la pobreza y el desamparo de millones y millones de seres humanos.

 

El Referéndum contra el TLC, una gran escuela de lucha

 

Fue gracias a la lucha contra el TLC y particularmente al proceso de Referéndum, que comenzamos a comprender la verdadera naturaleza de esas fuerzas a las que el gobierno de los hermanos Arias nos quieren dejar atados por muchos años. Si no hubiera sido por el Referéndum, no nos habríamos detenido a examinar la verdadera naturaleza de los grandes medios de comunicación, los intereses reales de las corporaciones por apropiarse de nuestras instituciones de servicio público como el INS, el ICE, RECOPE o la CCSS, de las zonas estratégicas de expansión turística como el Guanacaste y otras playas de Costa Rica y quizá lo más importante, de las inmensas riquezas alimenticias y minerales que alberga el enorme territorio de nuestro mar patrimonial y quizá muy pronto convertido en mar territorial.

 

En síntesis, fue gracias a esas luchas en defensa de nuestros valores y patrimonios nacionales, qué existe ahora eso que llamamos Movimiento Patriótico. Un movimiento ciudadano sólo se forja en virtud un proceso que suma, poco a poco, experiencias, enfrentamientos y luchas parciales, análisis y estudios, valores científicos y concepciones humanistas. Un movimiento ciudadano es el resultado de diversas formas de lucha que provocan lo que podemos llamar, una acumulación de conciencia.

 

El pensamiento mecanicista, del que está impregnada la vieja política, creen que las concepciones políticas surgen de hechos o acontecimientos sociales y no procesos que se interrelacionan unos con otros. Esta visión que ve solo hechos y no procesos, le sirve a las clases dominantes, para que la gente crea que lo mismo da un presidente que otro, unas elecciones que otras. Con esa visión mecanicista, se le impide al pueblo comprender que todas sus grandes conquistas históricas son el resultado de las luchas sociales, del fortalecimiento y desarrollo de la conciencia del pueblo, como parte de un proceso histórico en que el pueblo ha sido el principal protagonista.

 

Pero sobre este tema comentaremos en otra oportunidad. Ahora nos interesa recalcar que este gran movimiento social que culmina en la lucha por el NO  en el referéndum, es algo así como una fuente de agua fresca que no aparece por milagro, sino que es el resultado de muchas aguas que se juntan, riachuelos y nacimientos que confluyen y forman ríos,  hasta dar por resultado un poderoso torrente de agua limpia que es el movimiento ptriótico nacional. Estas batallas de hoy, estuvieron precedidas por las luchas campesinas de UPAGRA y por las grandes jornadas contra el monopolio Millicon, durante el primer gobierno de Arias; por la huelga nacional de maestros, cruelmente traicionada, durante el Gobierno de Figueres Olsen; por  la gran batalla del “Combo del ICE” durante la administración de Miguel A. Rodríguez y finalmente, por las gloriosas jornadas contra el TLC y la lucha por el NO en el Referéndum, en estos últimos meses.

 

El pueblo de Costa Rica, no comenzó luchar hace unos pocos días

 

El pueblo de Costa Rica, no comenzó luchar ayer. Ha venido acumulando conquistas año tras año, desde el mismo día en que la Junta de Notables redactó el Pacto de Concordia, en los primeros meses de la Independencia, cuando instauró la educación primaria gratuita y obligatoria gracias a Jesús Jiménez o Julián Volio, cuando exigió el respeto a la decisión ciudadana al elegir Presidente a don José Joaquín Rodríguez; cuando quemó “La Información” y derrocó la tiranía de los hermanos Tinoco, cuando promulgó el primer Código Electoral durante el gobierno de Teodoro Picado y gracias al empeño de Fernando Soto Harrison, su jóven Ministro y del entonces diputado Manuel Mora Valverde; cuando conquistó las Garantías Sociales, promulgó El Código De Trabajo, hizo nacer el Consejo Nacional de Producción, creó la Caja Del Seguro Social, nacionalizó la banca, nacionalizó la electricidad en manos de una compañía extranjera y creó el ICE, impulsó la educación secundaria, abolió el ejército, fortaleció la justicia agraria, creó el A y A, como salvaguarda del agua como un derecho humano, impulsó el servicio civil, para evitar los nombramientos y los despidos arbitrarios de los servidores públicos y creó un sistema de grandes empresas nacionales con la fundación de Codesa, fundó el sistema de radio y televisión cultural, creó la Universidad para la Paz, se enfrentó al Fondo Monetario Intgernacional y contribuyó al derrocamiento del tirano Anastasio Somoza, en los gobiernos sucesivos de Calderón Guardia, José Figueres, Trejos Fernández, Daniel Oduber y Rodrigo Carazo Odio.

 

Conocer y repasar todo esto, es lo que denominamos “memoria histórica”, sin la cual, los pueblos no fortalecen y consolidan su auto estima, esa visón de sí mismo que los hace sentirse orgullosos de sus gestas, de sus conquistas, porque a los pueblos nadie les regala nada, y menos su bienestar, su libertad y su dignidad.

 

Sobre política y politiquería

 

Con la ayuda indispensable de los jóvenes, debemos construir una  visión crítica de la realidad. Con ella procuramos explicar las verdaderas causas de los problemas que nos aquejan, las verdaderas causas de lo que acontece en Costa Rica y en el mundo. Saber juzgar la realidad y aproximarnos a la verdad, constituye una tarea política en el verdadero sentido de la palabra.

 

Hemos mencionado la palabra “política”. No debemos confundir el término “política” en su sentido profundo, ideológico o filosófico, con el término “política” con que designamos las actividades puramente electorales, el jolgorio de banderas y demagogia a que nos han acostumbrado los viejos partidos.

 

Cuando las personas honorables de Costa Rica manifiestan su repudio por la política, se refieren a esa vieja práctica electorera, que no es más que esa suma de trampas, engaños y falsas promesas, que el bipartidismo y sus representantes impulsaron durante más de 50 años en la vida nacional. Se refieren, claro está, a la politiquería. Para nosotros, la política debe ser la búsqueda de un conocimiento profundo de la realidad nacional. Pero tampoco de un conocimiento descriptivo, es decir, de datos, fechas y nombres. Hablamos de un conocimiento crítico, es decir, aquel que busca afanosamente las verdaderas causas de los problemas, de los hechos y los acontecimientos que se generan en nuestra Patria.

 

Déjenme aprovechar esta reflexión con ustedes, para soñar ¿Estamos o no en capacidad de reconstruir la política nacional desde sus cimientos y convertirla en un instrumento limpio y diáfano, dedicado con el mayor empeño en la búsqueda de la verdad? ¿Se trata de continuar con las viejas prácticas politiqueras y electoreras o es necesario que el pueblo se ponga en movimiento y asuma la política como la más limpia y honorable de las tareas, como un compromiso permanente de construir y servir? Debemos apartar la verdadera política de esos sentimientos tan negativos como la irrefrenable ambición de poder y envanecimiento personal y hacer un esfuerzo por convertirla en el medio para que nuestro orgullo y nuestras ambiciones se manifiesten como una incansable búsqueda del bien común. Aprovechemos esta magnífica oportunidad que nos brinda la vida, este momento histórico, esta oportunidad de lucha y defensa de la Patria, para hacer de la política una tarea noble y buena.

 

¿Que es eso que denominamos “juventud”?                                                                          

 

Queridos compañeros del Frente Patriótico Palmareño y el grupo de jóvenes patriotas con quienes nos reunimos hoy; el término “juventud” no es una simple denominación cronológica. Si consideramos que los atributos fundamentales de la juventud son la rebeldía, el espíritu crítico, la inconformidad, la audacia, los sueños de justicia por encima de los intereses, podemos decir que todos los seres humanos capaces de preservar, en cualquier etapa de su vida, esos atributos, es joven. Esto que expresamos está confirmado por la realidad de todos los días. Recordemos que el pensamiento y la práctica de los enemigos de nuestros pueblos, el pensamiento y la práctica de la globalización neoliberal, es convertir a los jóvenes en sujetos activos de aspiraciones banales y de esa suma casi interminable de antivalores como son la indiferencia ante los dramas humanos, el consumismo, el individualismo extremo, el egoísmo, los prejuicios y quizás el peor de todos, el cultivo de la superficialidad y la ignorancia.

 

Ahora bien, los seres humanos estamos marcados por las realidades personales y sociales a que nos enfrentamos.   Los jóvenes y los viejos vivimos los mismos acontecimientos pero reaccionamos de diferente manera. El secreto es estar unidos; establecer una relación dialéctica y creadora entre la audacia y el desprendimiento de los más jóvenes y la prudencia y la experiencia de los más viejos.

 

Esta es la primera oportunidad en muchos años para que se ponga de manifiesto la existencia de eso que podemos justamente llamar, juventud costarricense. No sólo por la notable participación de los jóvenes, que fueron el factor decisivo en la lucha contra el TLC y durante el Referéndum, sino porque estamos ante un cambio histórico en el que debe producirse no solo un relevo político, sino un auténtico relevo generacional.

 

Forjar la unidad del movimiento patriótico

 

Sé que muchos de ustedes están aquí porque sienten el llamado de la defensa de la Patria y sienten también, hasta con de angustia, que no hemos sido capaces de forjar la deseada unidad de las fuerzas patrióticas.

 

Este servidor piensa que muchos dignos y valiosos representantes del movimiento patriótico, no han comprendido aún que estamos en una etapa enteramente nueva de la vida social y política de Costa Rica. Aunque el bipartidismo ha quedado atrás, algunos hacen esfuerzos desesperados por reconstruir las estructuras políticas de ese vergonzoso pasado. Nuestro modesto criterio es que la lucha emprendida por el pueblo costarricense por salvaguardar, e incluso superar, las conquistas democráticas de que hablamos, significa nuestra capacidad para comprender que ha llegado el momento de la unidad indisoluble de las tres corrientes fundamentales del pensamiento social y progresista costarricense: el pensamiento social de la Iglesia, la social democracia y el socialismo democrático.

 

Ningún proyecto nuevo tendrá sentido, si no parte de la voluntad claramente expresada, de que ya no tiene sentido construir por separado, opciones políticas socialdemócratas, u opciones políticas cristiano- sociales, u opciones políticas socialistas. Aun con la mayor buena fe, los que se empeñen en esa labor, no han comprendido que la verdadera unidad del pueblo costarricense va más allá de eventuales unidades electorales. Que debemos hablar de una unidad política y revolucionaria, de la construcción de una verdadera fuerza conductora, de una vanguardia ideológica y política, cuyo nacimiento hace imprescindible la unidad política y práctica, de esas fuerzas constitutivas de la Costa Rica progresista y solidaria.

 

La verdadera unidad del movimiento patriótico no será posible, en tanto no dejemos de lado esas capillas ideológicas y personalistas, donde por las razones que sea, cada quien intenta construir, de nuevo, un pequeño feudo ideológico.

 

No se trata de estigmatizar los intentos que algunos compañeros hacen por construir nuevas soluciones electorales. Eso está bien y nadie les puede reprochar que lo intenten. El problema es que convertimos nuestros esfuerzos en tareas puramente electorales, dejando la unidad completamente relegada y a la larga, postergada por muchos años. Porque si no hay unidad ahora, los enemigos de Costa Rica, es decir los neoliberales, volverán a ocuparse de las riendas del poder político y terminarán consolidándose en el poder, por muchos decenios más.

 

Queridas compañeras y compañeros, jóvenes y algunos no tan jóvenes, del movimiento patriótico palmareño. No quisiéramos ocupar todo el tiempo en la lectura de estas reflexiones. Se las dejó como un simple y modesto aporte a una discusión que debe continuar y a decisiones muy serias que deben tomar ustedes, junto a todo los patriotas.

 

Por mi parte, los invito a que trabajemos juntos en un verdadero esfuerzo unitario, en la realización de una sola Convención Patriótica, porque todavía no he encontrado a nadie que me diga que las grandes tareas del pueblo costarricense en esta etapa de nuestra historia, que las tareas de los luchadores sociales, de los hombres y las mujeres progresistas de Costa Rica en estos años cruciales, son tan distintas entre los socialdemócratas, los cristianos sociales y los socialistas, que no podemos marchar unidos, dotados de un programa común, de ideas y tareas comunes, hasta alcanzar a corto plazo el objetivo fundamental de expulsar a los neoliberales del poder del estado.

 

Sólo la unidad, conduce a la victoria.

 

Palmares, 28 de Agosto de 2008
https://www.alainet.org/es/articulo/129459

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