El pasado 2 de octubre, se celebró en el Senado de la República la audiencia pública “¿Tenemos la Política Social que el país necesita?” con la presencia del Gobierno, la academia, organismos internacionales y con la asistencia de muchos estudiantes de universidades de provincia. Vale la pena, entonces, presentar algunas reflexiones sobre los temas tratados. El punto de partida fue el reconocimiento de que actualmente la sociedad colombiana vive un momento de quiebre que es necesario analizar. Tres hechos corroboran esta afirmación.

Primero, es apenas obvio que la economía colombiana se enfrenta actualmente a un acelerado descenso de su crecimiento en gran parte causado por razones internas como la caída de la industria, de la construcción, del empleo que afecta sin duda la demanda interna que es el gran motor de la economía nacional. Lo preocupante de la situación actual es que el país no aprovechó la oportunidad que le ofreció el período de crecimiento promedio del 6% anual para hacer los cambios sustantivos en el aparato productivo y así lograr un auge económico similar al de la India y China. Por el contrario, el Gobierno se dedicó a gastar a manos llenas en subsidios innecesarios a sectores ricos, no saneó las finanzas públicas, y hoy no tiene la posibilidad de impulsar con recursos internos actividades como las obras públicas que ayudarían a dinamizar la economía. Y falta aún el coletazo fuerte de la crisis financiera mundial.  El Gobierno empieza a aceptar que el país no está blindado frente a la crisis financiera, pero sus propuestas para enfrentarla reflejan muy poco conocimiento de la economía mundial. Menor demanda por las exportaciones del país, escasez de crédito, altas tasas de interés, reducción en las remesas, son tan solo algunas de las consecuencias que tendrá la situación mundial sobre la economía colombiana.

Segundo, tras 6 años de Gobierno del señor presidente Uribe, se tiene suficiente información para evaluar lo positivo y lo negativo de su gestión. ¿Será que son ciertas las bondades de la estrategia uribista? ¿Realmente la Seguridad Democrática ha atraído inversión extranjera que ha sido la gran motora de la generación de empleo? Las cifras no confirman esta hipótesis. Lo primero que contradice la bondad de la fórmula presidencial es el hecho de que el país registra desde hace cinco años un crecimiento sin empleo. No se puede ignorar que todos los indicadores laborales apuntan hacia la poca generación del empleo y su precaria calidad. Basta con ver los datos de subempleo, desempleo e informalidad para corroborar esta realidad. La Seguridad Democrática, en su mejor momento, ha dejado de ser el gran dinamizador de la economía del país, lo dice hasta la ANDI, y la confianza inversionista no ha generado el empleo anunciado, ni en calidad ni en cantidad.

Tercero, empezó la precampaña para la presidencia de 2010 y el Gobierno les pide a los colombianos que se reelija su modelo de Seguridad Democrática y confianza inversionista. Si no operó cuando los vientos internacionales eran favorables operará aún menos en la parte descendente del ciclo económico. La política de subsidiar el capital y encarecer relativamente el trabajo es una fórmula perversa, así quedó en evidencia en la Audiencia y por lo tanto no puede reelegirse. Pero el resultado más funesto es la mayor concentración del ingreso, como lo afirma la CEPAL.

Para concluir, vale la pena señalar una inquietud que planteó en la audiencia Jorge Iván Bula, decano de economía de la Universidad Nacional, y que lleva a la reflexionar sobre el tipo de sociedad que se está construyendo: ¿Por qué no puede haber impuesto al patrimonio para la universalización de los servicios sociales y sí puede haberlo para financiar la guerra? Otro modelo, otras prioridades exige la nueva realidad que ya se identifica en este momento de quiebre.

Octubre de 2008

Bogotá, Octubre 8 de 2008

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Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas

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