Un país con singularidades insólitas

Una crispación uruguaya de espaldas al mundo

02/04/2009
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En América latina, las incógnitas principales hoy son el saber si Barack Obama aceptará el ramo de olivo que le ha ofrecido el Presidente de Cuba, Raúl Castro, y si negociará por fin el final del embargo comercial de la isla. Lo sabremos el 17 de abril cuando, con ocasión de la Cumbre de las Américas en Puerto España (Trinidad y Tobago), el mandatario estadounidense aclare su nueva política para el hemisferio en la que tiene también otro elemento a tener en cuenta, el proteccionismo. Esta última definición será importante para que quienes vivimos en este continente para intuir los rumbos que se tomarán y los conflictos que se avecinan o se diluyen.

Entretanto la crisis climática seguirá agravándose, como ha alertado el presidente Tabaré Vázquez, para que los agentes económicos del país adopten las medidas para modificar las formas productivas y mitigar los costos de esa situación que sigue agravándose.

Todo indica que el año 2009 será el de todos los peligros. Porque agoniza una era, la del neoliberalismo, y comienza, a tientas, un nuevo paradigma. Debiera también ser el momento de todas las oportunidades. Para empezar a edificar, por fin, un mundo mejor.

El crecimiento económico de los países de América Latina será de 0,3% en 2009, según la vicepresidenta del Banco Mundial (BM) para América Latina y Caribe, Pamela Cox. Según Cox, en septiembre del año pasado, el BM pronosticó que el crecimiento económico del continente latinoamericano sería de 2,7%. Luego destacó que esta perspectiva "en enero se situó en el 1 por ciento" y ahora en febrero se redujo al 0,3 por ciento.

La alta funcionaria del BM auguró que la crisis afectará en forma distinta a los países de América Latina que hasta 2008 registró muy buenos indicadores macroeconómicos. Cox afirmó que "serán afectados sobre todo" los países con economías vinculadas a Estados Unidos o dependientes de las exportaciones: México, América Central y el Caribe.

Pamela Cox también advirtió sobre la importancia que tiene para algunos países de América Latina la disminución de las remesas procedentes tanto de Estados Unidos como de España. En México, por ejemplo, las remesas constituyen el 4% del PIB; en Honduras, el 25%.

Para atenuar las consecuencias de la crisis, la más grave de los últimos ochenta años, según Cox, el Banco Mundial destinará a América Latina créditos por un montante de 13.000 millones de dólares.
Por ello es bueno analizar algunos elementos que maneja Frei Betto, que dice que al priorizar la acumulación del capital en detrimento de los derechos humanos y del equilibrio ecológico el capitalismo instaura en el planeta una brutal desigualdad social, además de promover la devastación ambiental.

Hoy el 80% de la producción industrial del mundo es absorbida por apenas el 20% de la población, que vive en los países ricos del hemisferio Norte. Los Estados Unidos, que tienen sólo el 5% de la población mundial, consumen el 30% de los recursos del planeta.

El patrón de consumo de la sociedad capitalista es insostenible y juega un papel decisivo en el proceso de cambio climático. Buena parte de ese consumo está reservado a prácticas atentatorias de una reducida oligarquía. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la suma de los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo supera la de 416 millones de los más pobres. ¡Un multimillonario gana más que 1 millón de personas!

Según la revista Forbes, que se dedica a radiografiar a los dueños del mundo, esa gente suele pagar US$ 160 mil por un abrigo de piel, 3,480 por una docena de camisas de la tienda londinense Turnbull&Asser, ó 241 mil en una noche en un centro nocturno de strip tease, como hizo Robert McCormick, presidente de la Savvis, empresa que monitorea los computadores de la bolsa de Nueva York. Y puede comprar también el auto más caro del mundo, un Bentley 728, que cuesta US$ 1 millón 200 mil.

Los muros de los campos de concentración del ingreso son demasiado altos para permitir la entrada de la multitud de excluidos. Pero son demasiado frágiles como para impedir el riesgo de implosión. Hay que buscar una alternativa al actual modelo de civilización. Y esa alternativa pasa necesariamente por el cambio de valores, y no sólo por el de mecanismos económicos.

En esa vorágine tan difícil y compleja, en que a la crisis global se une la situación climática de la que el hombre es enteramente responsable, en Uruguay los plazos se acortan y las polémicas, algunas parecidas a desavenencias casi conyugales, nos envuelven, como un símbolo de la crispación que separa a las distintas vertientes frenteamplistas. Pero aquí parecería que vivimos en otro mundo, en donde no pasa mucho o nada.

Una crispación que debemos entender y sopesar en su valor, porque es producto de coordenadas dialécticas novedosas en lo interno, que parecen ser producto de acontecimientos que han ido separando e irán dividiendo, hasta las internas de junio, a los frenteamplistas, que luego quizás pasarán raya y unirán fuerzas con el fin de hacer causa común para esforzarse y lograr otro período de gobierno progresista.

Sin embargo es evidente que los elementos esenciales de la crisis global, así como el hundimiento de las economías jaqueadas por los cambios climáticos estén en el centro de la atención de esa crispación. Más bien las diferencias se definen por razones domésticas, algunas tan poco significativas que sería excesivo cansar al lector relatándolas.

El punta de pie inicial que culminó en esta crispación, sin duda, es consecuencia de lo ocurrido en el Congreso “Zelmar Michelini”, en el cual en base a estrategias discutibles cuando no sencillamente equivocadas, se utilizó el voto en bloque a favor de un candidato, en el que se unieron las dos fuerzas mayoritarias y se buscó “humillar” a otro candidato, votando a un tercero que, en los papeles, no reunía adhesiones suficientes para competir por el segundo lugar en la referida instancia máxima resolutiva de la coalición de izquierda, el Frente Amplio.

Pero hay algo que está claro, en política los errores se pagan siempre con la pérdida de influencia sobre la gente, que reacciona en proporción directa con el tamaño del error cometido. Por esa razón, la resolución del Congreso “Zelmar Michelini”, lamentablemente para la vigencia institucional del Frente Amplio, perdió fuerza y, a las pocas horas de realizado y conocido el resultado del mismo, se reactivaba la competencia por las candidaturas de la izquierda a la Presidencia de la República, con una sola incógnita: ¿qué pasaría con la tercera alternativa? La posterior renuncia de Daniel Martínez y la aceptación de Marcos Carámbula, completó el panorama de candidatos.

Y desde allí la creciente polémica. Danilo Astori inició su campaña con un acto en el feudo tradicional de Tabaré Vázquez, en un acto que fue objeto de distintas visiones. José Mujica, paralelamente, visitaba el Conrad en Punta del Este y realizaba un comentado periplo por Maldonado. En los dos casos, un contendiente y otro establecieron sus dudas sobre la oportunidad y el lugar de cada uno de los inicios de campaña.

Mientras tanto Carámbula, en el Centro Asturiano, de la Avenida Suarez, a pocas cuadras de la casona presidencial, lanzaba su candidatura con la asistencia de ministros (Víctor Rossi, María Julia Muñoz, etc.) y altos dirigentes de otros grupos frentistas, inclusive de históricos dirigentes del Partido Comunista.

Estas presencias plantearon incógnitas sobre los apoyos cruzados que se están dando, pues – por ejemplo – el Partido Comunista definió nuevamente el apoyo a Mujica. Al parecer el apoyo fuerte que sustentaría a Carámbula sería otorgado por los integrantes de los equipos de funcionarios del gobierno, especialmente los que detentan cargos de confianza, etc., qué no estarían “tranquilos” en la continuidad que les podrían ofrecer Astori o Mujica.

Sobre el punto en el semanario Búsqueda se indica que altos funcionarios del gobierno frenteamplistas han manifestado su decisión de no votar a Mujica en el caso de triunfar en la internas y, por consiguiente, ser el candidato de la izquierda en las elecciones nacionales.

En el campo de Astori, el otro partido histórico de la izquierda uruguaya, el primer grupo de ideología marxista surgido en el país y fundado por Emilio Frugoni, le otorgó un espaldarazo realmente importante al ex ministro de economía que, seguramente, es invalorable desde el punto de vista electoral.

Claro que para los socialistas la decisión fue difícil, pues un sector importante de ese Partido, el liderado por su presidente Reinaldo Gargano, proponía a Daniel Martínez. Las ríspidas relaciones de Gargano con Astori son conocidas, sin embargo el primero declaró, posteriormente a la resolución del Comité Central, que cumpliría con lo resuelto por su sector político, acatando plenamente lo resuelto.

Las incógnitas están todas abiertas sin que ningún observador que no este afiliado a la campaña de alguno de los pre candidatos, se atreve a dar un pronóstico. Lo que está claro, más allá de las actuales desavenencias, que luego de las elecciones internas todos los frenteamplistas se unirán en una lucha denodada para lograr el triunfo de la coalición de izquierda en las elecciones de octubre.

Sin embargo la tarea será difícil y compleja, pese a que los avances del país en distintos campos han sido notables. Algunas materias pendientes, como por ejemplo la reforma del Estado, un tema álgido de una importancia capital para el desarrollo en justicia del país, por distintas razones, ha quedado en el tintero y sin posibilidades de terminar con un tema que ha calado hondo entre los uruguayos que es el privilegio inadmisible, de la inmovilidad de los funcionarios públicos.

Claro, ni son todos los funcionarios que están bajo ese régimen, ni esa inmovilidad es tan eterna como se maneja en el sentimiento de la gente. Pero el tema, junto a las diferencias salariales que existen también en la administración pública, son temas que han molestado a muchos sectores de la población. Se entiende que la consolidación de la democracia y la defensa de los ecosistemas en nuestro país dependen ahora de la capacidad de enfrentar esta cuestión prioritaria: erradicar las desigualdades sociales.

Preservación ambiental y superación de la miseria son inseparables

Lo que no cabe duda, más allá de esas páginas en blanco por parte del gobierno, es que la gestión de este equipo tuvo aciertos notables que se deben reconocer. Lo que sorprende y distorsiona, cuando el mundo se despedaza por una crisis inédita que, obviamente, comienza a pegarnos fuerte, que no neguemos a reconocerlo y casi todos sigamos enfrascados en una campaña pre electoral que parece una acción alienante ante el derrumbe que se produce en nuestro rededor.

Veremos que ocurre en adelante.

- Carlos Santiago es periodista, autor de la novela “Los Testaferros”

https://www.alainet.org/es/articulo/133128
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