El Acuerdo de Asociación Económica: de la retórica a la práctica
- Opinión
El nuevo Acuerdo de Asociación Económica (AAE) rige las relaciones comerciales y económicas entre
Aunq
Desde un inicio, los europeos trataron de diferenciar su proyecto de EPA, de los cuestionados TLCs, propuestos y firmados por los Estados Unidos con algunos países de Latinoamérica. Además de utilizar un nuevo nombre para el acuerdo, los europeos argumentaron que su acuerdo comercial se diferenciaba de los TLCs porque incluía una “dimensión del desarrollo”.
Poco tiempo después, sin mencionar siquiera la palabra comercio, los países del Caribe habían firmado un “acuerdo regional de comercio” (ACR), que siendo consistente con las reglas de
Las negociaciones
Las negociaciones para los Acuerdos de Asociación Económica (AAE) se iniciaron en el 2002, y finalizaron el pasado 15 de marzo, aunque estaba previsto que se realizaran durante el período comprendido entre septiembre 2002 y diciembre 2007.
Según lo solicitado por
Desarrollo y cooperación
El tema de la dimensión del desarrollo fue, no sólo el principal argumento esgrimido por los europeos para impulsar el acuerdo, sino también, el principal debate y preocupación de los países del CARIFORO y del resto de los países ACP. Por un lado, los países de
Es la discusión eterna en todos los tratados de libre comercio, y el hecho que se generara en el marco del EPA, sugería su similitud con los esquemas anteriores.
La cooperación para el desarrollo también fue tema controversial, los europeos deseaban mantener este tema en discusión paralela y regida por el acuerdo de Cotonú que continúa en vigencia, mientras que los países ACP deseaban enlazar el tema de comercio con el tema de cooperación, obtener mayores fondos que permitieran promover la reestructuración productiva y concretizar aun más la dimensión del desarrollo.
Regionalización forzada
Otro de los elementos más controversiales del acuerdo fue la “regionalización forzada” realizada por
Lo que logró
Las negociaciones se desarrollaron en el marco de fuertes presiones a los países ACP en general, y a los países del CARIFORO, en especifico, que llevaron a muchos analistas a catalogarlas de “chantaje” no sólo por el plazo ineludible impuesto por
Planteado así, siempre dudamos sobre la capacidad de los AAE para contribuir al objetivo general de la erradicación de la pobreza, planteado en el Tratado de Cotonú. Al ser un acuerdo norte-sur recíproco, el reto principal que debían sortear los AAEs era hacer un reconocimiento adecuado de las asimetrías existentes entre los países, otorgando un tratamiento especial y diferenciado que vaya más allá de plazos y excepciones de liberalización. Planteábamos que este TE&D debía incluir asistencia técnica, ayuda para el comercio, y reconocimiento de razones no económicas como motivos para proteger sectores sensibles, entre otros aspectos.
Los europeos se esforzaron en sus discursos de diferenciar entre los AAEs y los TLCs, pero cuando llegó la hora de sentarse en la mesa de negociación,
Participaci
Un último elemento tuvo que ver con la participación. Aunque el Tratado de Cotonou, del cual se deriva el EPA, tiene una importante retórica a favor de la participación de la sociedad civil, incluyendo la participación de ésta en la cooperación al desarrollo a través de la cooperación descentralizada; la participación social en el EPA, fue insuficiente, por no decir escasa. Y aunque en algunos momentos hubo consultas con sectores productivos específicos, no hubo (al menos en el caso dominicano) mecanismos de interlocución con las organizaciones de la sociedad civil, ni con el resto de la sociedad, lo que impidió generar una discusión transparente con la ciudadanía que permitiera fortalecer la democracia interna de nuestros países. Se negoció, como siempre, de espaldas a la gente.
Doble discurso
El resultado del acuerdo no sorprendió a nadie. Desde que se iniciaron las rondas de negociación, el doble discurso de
En el caso dominicano, por ejemplo, hicimos hasta lo indecible por excluir la leche del tratado, ya que las importaciones de leche en polvo subsidiada de
Lo cierto fue que, bajo el pretexto de asociación para el desarrollo,
El hecho de que se estén produciendo avances tan significativos en la dimensión bilateral del comercio, como constituyen los AAEs, significa indirectamente y al menos en el corto plazo, un deterioro progresivo de los incentivos para negociar multilateralmente (OMC) los temas de comercio. La negociación bilateral niega el espacio de maniobra y negociación que existe en el plano multilateral lo que afecta las posiciones defensivas de los países subdesarrollados. La vieja táctica de “divide y vencerás”.
Se impuso el comercio
Imponer posiciones sobre temas como propiedad intelectual, compras gubernamentales, servicios, inversión, acceso a mercados de productos no agrícolas, entre otros, significa, como resultó con los AAE, restringir mucho más la capacidad de los Estados para desarrollar políticas productivas, de ajuste y reconversión que impulsen el desarrollo.
Asimismo, con estos acuerdos bilaterales se marginan temas de interés para los países del Sur como son la migración, los servicios que incluyen movilidad de personas físicas, los temas relacionados a los problemas de implementación, las barreras no arancelarias al comercio y los subsidios, entre otros.
El resultado obtenido para los países CARIFORO en el EPA era predecible: un nuevo acuerdo comercial que prioriza el comercio por sobre todas las cosas. La publicitada dimensión del desarrollo no se concretizó, mientras, que los compromisos en materia de cooperación, que se hicieron por fuera del acuerdo, están por definirse y verse.
El acuerdo estuvo matizado y permeado por los intereses económicos de los grandes exportadores europeos y sus socios locales, y dependió de la forma y las condiciones del proceso de negociación, sin participación de la sociedad civil y en un tiempo record. Aunque, lo más importante debió ceñirse estrictamente a las reglas de
Los que creemos en el desarrollo, proponemos acuerdos alternativos donde se generen procesos de integración real que conduzcan a la unidad y beneficios de nuestros pueblos, y no a profundizar la exclusión, la pobreza y la dependencia. Acuerdos que apuntalen la integración alternativa y donde la práctica no diste tanto de la teoría.
- Hecmilio Galván es economista e investigador dominicano, miembro del Centro de Investigación Económica para el Caribe (CIECA).
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