Crisis de la deuda en Europa

Bélgica no controla ni su deuda ni su déficit

11/07/2011
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En algunas declaraciones se afirma que hoy en día la situación de Bélgica sería mucho mejor que la de los países más debilitados, como Irlanda, Grecia, Islandia o Portugal, y que su deuda pública está al amparo de cualquier ataque especulativo. ¿Qué tan cierto será todo esto? A semejanza de lo que pasa en numerosos países capitalistas desarrollados, los déficit públicos y la deuda pública belgas han aumentado considerablemente debido a la crisis capitalista internacional que estalló en 2008. Las amenazas de un ataque especulativo contra la deuda soberana belga se van concretando …
 
De un lenguaje tranquilizador …
 
La deuda belga ha pasado de 84,2 % del producto bruto interno (PBI) en 2007, al 89,6 % en 2008, 96,2 % en 2009, 97,2 % en 2010, y ronda el 100% en 2011. En valor absoluto, la deuda pública belga se ha incrementado en 44.100 millones de euros, pasando de 282.100 millones en 2007 a 326.300 millones en 2009.
 
Ante todo hay que recordar que de estos 44.000 millones, más de 20.000 millones corresponden al rescate financiero realizado por los poderes públicos belgas en 2008-2009. De hecho, a fines del 2008, en Bélgica, tres grandes bancos (Fortis, Dexia y KBC) y un asegurador (Ethias) se han visto afectados de lleno por la crisis financiera internacional. Para ayudarles, el gobierno belga inyectó en estos organismos 20.640 millones de euros. Pero, ¿cómo han hecho los poderes públicos para financiar esta operación de salvataje? Endeudándose mediante la emisión de nuevos títulos de deuda pública. No obstante, mientras que en otros países en dificultad el nivel de endeudamiento se ha disparado, Bélgica habría conseguido controlar rápidamente el incremento de su deuda y formaría parte del conjunto de países que se comportan como “buenos alumnos”.
 
Y se reproduce el mismo tipo de discurso en lo que atañe a los déficit. No hay que olvidar que el límite máximo de déficit fijado por la Unión Europea es de 3% del PBI y que debido a la crisis financiera casi todos los países han superado dicho tope. Los gobiernos europeos, bajo la presión de los mercados financieros y de las agencias de notación, que blanden la amenaza de degradación de sus notas, se han comprometido a recuperar un nivel razonable en 2015, implementando medidas de austeridad. En su último Programa de Estabilidad 2009-2012, Bélgica se ha comprometido a restablecer progresivamente su equilibrio presupuestario para comienzos del 2015, registrando un déficit de 3% del PBI a partir de 2012.
 
Mientras que Alemania y los Países Bajos han visto deteriorarse su déficit público en 2010 en relación con el de 2009, el déficit público belga ha mejorado en 1,2 puntos, pasando de 6% en 2009 a 4,8% en 2010. Estas cifras le permiten al gobierno belga afirmar que Bélgica ha iniciado la consolidación de sus finanzas públicas más rápidamente que la mayoría de los países de la zona euro. Por lo tanto, la situación belga estaría bajo control.
 
Evolución de la deuda en % del PBI entre 2007 y 2011 (p)[1]
 
… a la inquietante realidad
 
Conviene ser muy prudente en cuanto a las perspectivas de endeudamiento a medio plazo del Estado belga.
 
En primer lugar, no hay que olvidar que Bélgica tenía un nivel de deuda que superaba el de la media europea[2].
 
En segundo lugar, este incremento “controlado” del período 2011-2015 se expresa como proporción del PBI. Ahora bien, la hipótesis en la que se basa el argumento gubernamental es la de la reanudación del crecimiento económico. Según las previsiones de la OCDE, en 2011 el crecimiento económico de Bélgica sería de 1,8%, lo que representa un crecimiento superior a la media europea. Sin embargo, para numerosos economistas, el advenimiento de una nueva crisis y una recesión económica no son en absoluto improbables. En caso de que el PBI belga aumentase menos de lo previsto, o incluso, disminuyese, esto acarrearía automáticamente un fuerte incremento de los déficit públicos y por consiguiente, del nivel de endeudamiento, aun implementando una política de austeridad presupuestaria.
 
En tercer lugar, no se debe descartar la hipótesis de una nueva crisis financiera en el sector financiero belga. Éste está lejos de haber sido saneado y, en el marco de un sistema bancario internacional estrechamente interconectado, las tensiones o desestabilizaciones en otros países no dejarían de afectarle directamente. En efecto, aprovechando la enorme liquidez puesta a su disposición por los bancos centrales en 2007-2009, los bancos del Oeste europeo (sobre todo los bancos alemanes y franceses, pero también los bancos belgas, holandeses, británicos …) han prestado enormes cantidades a los países de la periferia de la UE, como España, Portugal o Grecia[3]: a fines de 2009, los créditos otorgados por los bancos belgas en Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España representaban un 28% del PBI belga. Si Grecia o cualquiera de estos países incurriera en falta de pago, se produciría un efecto dominó con enormes consecuencias en las finanzas públicas, lo que podría obligar a un nuevo plan de salvataje que requeriría nuevos préstamos de varios miles de millones. No olvidemos tampoco que además de esos aportes de dinero fresco, los poderes públicos han otorgado diferentes tipos de garantías[4] a los bancos por un total de 68.000 millones de euros y no de 25.000 millones como se ha escuchado a menudo en los medios de comunicación. Aunque estas garantías no hayan sido utilizadas todavía, por lo que no figuran en los gastos públicos, aún siguen vigentes y en el caso de que se aplicasen deberían ser asumidas por el gobierno belga.
 
En cuarto lugar, a comienzos de 2011 las tres grandes agencias de notación (Standard & Poors, Moody’s y Fitch) han hecho saber al gobierno belga que se podría proceder a una degradación de la nota belga, sobre todo, si un gobierno no se constituyese rápidamente, o si se multiplicasen las protestas sociales. Estas protestas sociales, aunque absolutamente legítimas, poseen la facultad de hacer que los mercados financieros se pongan “nerviosos”, es decir, que hagan uso de todas las herramientas de las que disponen (degradación de la nota, amenaza de fuga de capitales o deslocalizaciones, ataques especulativos contra la deuda …) con tal de que sus beneficios no se vean amenazados. No hay que olvidar que cuanto más débil es la nota de un país, más altas serán las tasas de interés que se le aplicarán a sus futuros préstamos … En resumen, bajo las aparentes “buenas noticias”, Bélgica no controla absolutamente nada. Al contrario, está profundamente sometida a las presiones de los créditos y sobre el país pesan serias amenazas en cuanto a un nuevo y altísimo incremento de su endeudamiento.
 
Hace ya 30 años que Bélgica ha estado poniendo en práctica políticas fiscales y presupuestarias prioritariamente con el propósito de satisfacer los intereses de los capitalistas. Por una parte, endeudándose y remunerando a sus acreedores con altas tasas de interés : entre 1982 y 2007, los poderes públicos belgas han pagado más de 500.000 millones de euros a los acreedores sólo en concepto de intereses de la deuda. Por otra parte, priorizando políticas fiscales a favor de los ricos con las que se reducen los ingresos públicos y se impide que el Estado asuma su obligación de mejorar las condiciones de vida de la población. Recordemos que en 2009 cincuenta grandes sociedades belgas han pagado un impuesto medio de 0,57% gracias a las diversas deducciones fiscales existentes, y no así de 33,99% — tasa oficial del impuesto sobre las sociedades. Estas opciones han reducido los ingresos públicos en no menos de 14.300 millones de euros.
 
Hay que acabar con el chantaje de la deuda pública y alegar que su anulación no es solamente posible y deseable, sino que debe imponerse como urgencia social y opción política. Dado que la gran mayoría de los acreedores son grandes instituciones financieras, una anulación de la deuda pública belga no perjudicaría ni a los trabajadores ni a las personas de bajos ingresos. Por el contrario, sería doblemente beneficiosa porque permitiría hacer que sean los responsables de la crisis los que paguen y liberaría recursos para poner en práctica políticas socialmente útiles y respetuosas con la naturaleza.
 
(Para más información sobre la deuda belga, véase el capítulo 11 «Bélgica amenazada por su deuda» en La deuda o la vida,  Aden-CADTM, 2011)
 
- Olivier Bonfond (CADTM Bélgica)
Traducido por Rocio Gómez Canca y Marina Almeida


[1]«Estado de la cuestión – Los intereses de la deuda pública belga» ; Institut Emile Vandervelde – www.iev.be
[2] Ver gráfico.
[3] A fines del 2008, el sector financiero belga detiene 9% de los títulos de la deuda externa griega. (La deuda o la vida Aden-CADTM, 2011, pág. 30).
[4] Las garantías del Estado designan una serie de mecanismos mediante los cuales los poderes públicos belgas se constituyen garantes de los compromisos asumidos por los bancos del Reino. 
https://www.alainet.org/es/articulo/151128

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