La crítica es contra el poder
29/02/2012
- Opinión
“Nosotros debemos resistir a la anulación. Debemos resistir
las formidables fuerzas de la regresión y la muerte. En todas
las hipótesis, es necesario resistir. Detener la muerte y resistir.
Luchar contra la barbarie y resistir”.
EDGAR MORIN: Pour sortir du vingtième siècle, p. 369
Ese “resistir” de Edgar Morin es justamente lo que debemos entender por actitud crítica. Es la postura ética que los pensadores de Frankfurt anteponían al momento teórico. Es la posición desde donde se piensa. Es el modo como se asume el compromiso con el presente, compromiso éste que no es en absoluto gratuito o indiferente. Es en torno al poder por donde pasa esa coordenada que define cada lado, por ello no da lo mismo en qué lado se ubica usted, con qué se compromete, contra qué lucha (si es que lucha). No es un asunto de estética sino de política, no es que me “gusta” ser crítico sino que la condición crítica define previamente el talante de una postura.
En la expresión “pensamiento posmoderno crítico” hay dos componentes diferenciados: uno, la condición posmoderna de ese pensamiento (terreno en el que vale toda la atmósfera de esta época). Otro, la condición crítica de ese pensamiento (terreno en el que lo que se juega es una impugnación del poder) Son cosas diferentes pero van juntas. La expresión genérica de “pensamiento posmoderno” sólo alcanza para caracterizar las líneas de fuerza de los nuevos modos de producción de conocimiento de cara a la episteme de la Modernidad. Pero si nos quedamos allí metemos en un mismo saco a una gran variedad de posturas éticas (y también epistémicas) que son diferentes (aunque se muevan abiertamente en un contexto posmoderno) Yo remarco la enorme distancia que separa el perfil neoconservador, narsicista y frívolo de ciertas posturas intelectuales autoproclamadas como “posmodernas” y lo que en América Latina asumimos como “pensamiento posmoderno crítico”. En verdad hay poco en común.
La condición crítica de ese pensamiento tiene a su vez dos momentos claves: la actitud frente al poder que ya referimos antes y los contenidos teóricos propiamente dichos que adquieren cualidad en su capacidad de comprensión de cada ámbito de la realidad. Son dos planos distintos, pero también van juntos. No puede haber una pura actitud de principio, ni tampoco una pura voluntad cognitiva. Conocer con intencionalidad impugnadora, de eso se trata. Pensar con expresa implicación en lo pensado, ese es el asunto. Producir una reflexividad comprometida, de eso se trata.
Desde luego, en clara correspondencia con las condiciones epocales de una crisis de paradigmas, de la muerte de las centralidades de la “Razón”, del “Sujeto” y de “La Ciencia” (para citar sólo algunos de los difuntos) De allí se nutre la condición posmoderna de los nuevos modo de producción de conocimiento, condición ésta que impregna fuertemente todas las discursividades que aspiran a ser alternativa frente a la derecha intelectual. Ese magma cultural es común a todas las posiciones. Ese clima civilizacional no lo elige nadie, es el humus epistémicodonde echan raíces las distintas tribus intelectuales que disputan la hegemonía en esta coyuntura histórica.
Un pensamiento posmoderno crítico intenta—al mismo tiempo—pensar de otro modo las nuevas condiciones socio-históricas de nuestras sociedades y apostar explícitamente por otro modo de producción de la vida (lo que implica inmediatamente una confrontación con el poder en escena, con las relaciones de dominación instaladas en todas las esferas de la sociedad) Pensar y vivir de otra manera no es una elección angelical que se toma por encima o al margen de la realidad existente. Al contrario, en esa elección (en esa actitud ética) se juega una rebelión frente al poder, una clara postura subversiva, una expresa revuelta de la palabra contra el statu quo. Tal postura es de naturaleza política inevitablemente.
El gesto que identifica una actitud crítica acompaña a todas las revueltas de los movimientos anti-sistema. Se hace parte de ellos porque allí se juega su legitimidad y su eficacia. El movimiento lo es todo…también para la crítica.
https://www.alainet.org/es/articulo/156192?language=en
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