El canijo estigma del Conquistador

22/04/2012
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Tres acontecimientos de importante relevancia histórica tiñen las páginas del denominado “mundo hispano”, antítesis del AbyaYala propia de las identidades de los pueblos originarios. Primero, la VI Cumbre de las Américas, celebrada en Cartagena de Indias, en Colombia; segundo, el Safari del Rey de España Juan Carlos y tercero, la inminente nacionalización de la compañía petrolífera Argentina REPSOL-YPF.

Cumbre de las Américas. La bella Cartagena de las Indias, tantas veces sitiada  e invadida por piratas y religiosos; devastada y  traficada; la cual  soportó la despiadada inquisición cual maquinaria impune de persecución, tortura y asesinato con la venia del Pontificado italiano. En esta oportunidad sufrió – quizá por última vez – la presencia de una Cumbre otrora monitoreada por los EEUU y Canadá, hoy ensombrecida por el consenso latinoamericano harto de los estragos infames del neocolonialismo occidental.

El estigma del conquistador, información inmoral registrada, en una suerte de memoria colectiva-ancestral, persigue desgraciadamente a Canadá y EEEUU. Son pues Francia e Inglaterra el pasado expansionista de estos 2 países desplazados – por no decir avergonzados - en la Cumbre. La lógica colonizadora otorgaba amplios derechos a los invasores e invasoras. Derechos sobre animales de toda especie, vegetales, minerales y tierras. La lógica expansiva contaba con la venia papal y en nombre de Dios se sometió a Cartagena de las Indias y toda las Américas.

UNASUR, MERCOSUR, ALBA y CELAC rompen el estigma invasor y abren el capítulo en donde los otrora excluidos asumen el difícil compromiso de tomar en sus manos las riendas de su historia desde todas las perspectivas del ámbito social, económico y político. En esta VI Cumbre 32, de 34 países, dejó en claro que la época de la repartición de tierras y aguas quedó atrás. Es así como Fidel Castro Ruz delinea lo que debería ser la acción a seguir de cara al ocaso neoliberal: “Las transnacionales yankis jamás renunciarán al control de las tierras, las aguas, las minas, los recursos naturales de nuestros países. Sus soldados debieran abandonar las bases militares y retirar sus tropas de todos y cada uno de nuestros territorios; renunciar al intercambio desigual y el saqueo de nuestras naciones”.[1]No estamos más en tiempos en donde sumos pontífices, reyes y monarcas se repartían la tierra como pastel de fiesta; pero pareciera que el rey Juan Carlos aún no lo tiene claro.

Los safarilandias del rey Juan Carlos.[2]Esta escandalosa situación de la familia real nos recuerda las Bulas Alejandrinas, documentos pontificios que otorgaron hegemónicos beneficios a los reyes católicos Fernando e Isabel (1493). Derechos ganados a punta de sobornos y tráfico de influencias de la nobleza valenciana y castellana en contubernio con el papado católico representado en la persona del valenciano  Alejandro VI (1431-1503). Todas las riquezas eran repartidas entre familias y amistades enquistadas en el poder político, económico y religioso.

El Papa Alejandro VI entregaba un mundo asumido como propio a la realeza española: “os donamos concedemos y asignamos perpetuamente, a vosotros y a vuestros herederos y sucesores en los reinos de Castilla y León, todas y cada una de las islas y tierras predichas y desconocidas que hasta el momento han sido halladas por vuestros enviados, y las que se encontrasen en el futuro y que en la actualidad no se encuentren bajo el dominio de ningún otro señor cristiano, junto con todos sus dominios, ciudades, fortalezas, lugares y villas, con todos sus derechos, jurisdicciones correspondientes y con todas sus pertenencias; y a vosotros y a vuestros herederos y sucesores os investimos con ellas y os hacemos, constituimos y deputamos señores de las mismas con plena, libre y omnímoda potestad, autoridad y jurisdicción”. (Bula Inter Caetera, 1493)

Es este el estigma que persigue los estragos de la inicua socio-patología conocida como conquista. La Bula increpaba a la realeza  a que las “naciones bárbaras sean abatidas y reducidas a dicha fe (cristiana)”. Los sarracenos (musulmanes) eran perseguidos, torturados y asesinados, como hasta hoy en día. ¿Acaso en nuestros días no se persigue a quienes no profesen sometimiento e incondicional devoción al dios de pies de barro llamado neoliberalismo, so pena de persecución, invasión y bloqueo financiero, comercial y económico? Prueba de ello el irracional bloqueo a la Grande de las Antillas, Cuba y la arbitraria reacción de España al gesto nacionalizador del Argentina en beneficio de una de sus principales compañías petrolíferas, YPF.

Es históricamente sabido que la madre del rey Juan Carlos, María de las Mercedes de Borbón- dos Sicilias y Orleans, era una conocida cazadora mayor, vale decir de animales de elevado peso, como elefantes, búfalos, tigres, leones, etc. Reyes y Reinas de los otrora conquistadores, Francia, Inglaterra, España, Portugal, no solo se embriagaron extasiados con poseer seres humanos, tierras, aguas, minerales y demás, sino que hicieron de la caza una actividad de elite que le ponía precio a la cabeza de animales de toda especie, entre ellos el ser humano.

El rey Juan Carlos viajó a la República de Botsuana y se fue de cacería de elefantes (hay otros que se van de putas y putos) y esto no es gratis. En un país en donde se acaba de hacer una reducción del presupuesto en sanidad pública y educación en un monto que ascienden a los 10’ (Diez mil millones de euros) de los cuales 3’  (tres mil millones de euros) corresponden a educación,  su rey paga por cabeza de animal cazado entre 10.000 y 37.000 mil euros: “Una estancia de doce días en un campamento que el cazador tiene en las mejores fincas del delta del Okavango, al norte del Botsuana, con licencia para matar un elefante –la pieza más codiciada–, supera los 37.000 euros. Un leopardo o un león puede llegar a 36.000, el búfalo ronda los 23.000 y de ahí se baja hasta los 10.000 en función del animal”.[3]

Pareciera que la realeza española continúa anclada a un pasado en donde el mundo era repartido entre vinos y ovíparos festines. La inmoral campaña de evangelización del mundo y la inicua repartición de las tierras en nombre del dios Mammon[4]hace mucho que dejó de ser ley pasando ha convertirse en ignominia y oprobio de los pueblos. Es así como el inmoral comportamiento del máximo representante de España acompaña el declive de los extintos imperios. Inglaterra, Francia, España y Portugal están sumidos en el caos de una vertiginosa crisis socio, política, económica y energética en donde la ética de sus gobernantes es solo la manifestación de un sistema excluyente e injusto que gime lacerantemente su agonía.

Así como las Malvinas, YPF es Argentina. Es así como llegamos a nuestro último ignominioso estigma de la conquista. Este último es por partida doble. En la recién concluida Cumbre, fueron 32, de los 34  países asistentes, quienes se expresaron a favor del desbloqueo de Cuba, así como  se manifestaron a favor del regreso de las Islas Malvinas a la República Argentina.  Y, es en ese contexto que soberanamente  se nacionaliza REPSOL-YPF. El Estado argentino tiene la responsabilidad histórica de hacer de la gobernabilidad un puente eficiente y equitativo de gestión éticamente soberana.

La expansión neocolonizadora en manos de transnacionales foráneas se encargo de desmontar el Estado dando paso a su privatización como signo de eficiencia y rentabilidad. El empoderamiento del Estado soberano argentino, así como de la América Latina y el Caribe en su conjunto pasa por hacer de la lógica neocolonizadora y el inicuo enriquecimiento  un capitulo de nuestra historia superada. Es increíble ver como Repsol califica las medidas del Estado soberano de la Argentina como "ilícita y gravemente discriminatoria". Ahora claman por que sea el Banco Mundial quien presione para que no se cumpla lo que será un mandato soberanamente constitucional.

¿Quién decide que les conviene a los pueblos, el BM, el BID, el FMI, el Consejo de Seguridad de las NU? Otrora era el Vaticano quien ordenaba a quien le correspondía, tierras, personas, minerales, mares, ¿Ahora quienes ostentan la “misión divina” de velar por los intereses del imperio? Esta claro que el imperio del Capital no sustituyó al poder religioso y político; sigue formando parte inquebrantable de su estructura inhumanamente inmoral.

¿Qué demuestran comportamientos como los del rey Juan Carlos, de las transnacionales como REPSOL y de los organismos internacionales como la OEA y la ONU? ¿Acaso no son la clara muestra de la nefasta y febril lucha por el poder acumulativo y excluyente que hace que el mundo penda de un delicado hilo y se encuentre al borde su destrucción?

El derecho de los pobres fue y sigue siendo violado. El Dios justo y equitativo del Cristianismo e Islamismo no es el dios de los safaris y descabellados afanes neocolonizadores. No se puede seguir mintiendo al mundo evangelizando en nombre de un dios que es la mascara del anhelado oro y petróleo. Como lo señaló el teólogo Gustavo Gutiérrez  Merino, la “codicia es una idolatría”[5]y ese es el antivalor que transversa la religión del imperio. El oro, uranio y petróleo, no pueden seguir siendo los mediadores entre los seres humanos. Es necesario replantearnos nuevos códigos de interacción, nuevas llaves de entendimiento entre los pueblos. No se puede seguir sosteniendo – bajo amenaza de castigo divino (entiéndase financiero- económico-militar) – que defender la soberanía de los débiles y excluidos es “ilícito y discriminatorio”, esto es solamente una canija más del residuo estigmatizo de los febriles conquistadores y conquistadoras.



[1]Fidel Castro Ruz. “Dormir con los ojos abiertos” en CubaDebate http://www.cubadebate.cu

 16/04/12.

[4]Palabra de origen arameo que significa  riqueza, existen otras consideraciones.

[5] Gustavo Gutiérrez  Merino. Dios o el oro en las Indias. Siglo XVI. Lima: Centro de Estudios y Publicaciones, 1989, p.177.

https://www.alainet.org/es/articulo/157384
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