Dólar: más certezas que incertidumbres
- Opinión
Generar dudas y confusión es la estrategia histórica del capital para dominar a los pueblos. La economía es más fácil de entender cuando se dejan de lado los eufemismos: las discusiones por el tipo de cambio no son más que puja de intereses. Con el dólar nos controlan, con el peso controlamos.
Si de los sucesos que acontecen actualmente en la Argentina debiéramos extraer un aprendizaje, enseñanza o moraleja, deberíamos concluir: si un gobierno no alineado a los imperialismos, vence en elecciones democráticas con un 54 por ciento de los votos un 23 de Octubre; el 24 empieza la corrida bancaria.
Pero tampoco se debe pecar de soberbios, caer en respuestas facilistas y creer que este tipo de operaciones son eso y nada más. Una cara de la moneda es la del ataque financiero contra el país. Ahora, se debe tener la noción de que para que esto tenga gran impacto, tiene que existir una flaqueza en la economía argentina. Y en este caso, y que no haya lugar a dudas, los arquitectos de la corrida bancaria son los primeros en conocerla.
El hecho que atraviesa todo es la discusión por el precio del dólar, o tipo de cambio. La discusión se centra en cuánto es necesario devaluar y qué resguardos hay que tomar, teniendo en cuenta las implicancias que puede generar esto. Por tanto, lo que se nos hace presente es la discusión entre los diferentes actores económico-sociales que de una u otra manera les influye la resultante del precio del dólar.
Extranjerización de la economía
Es necesario comenzar por la situación comercial del país para comprender qué es en particular lo que molesta en este momento. La debilidad de Argentina, que es el punto estratégico a combatir, es la extranjerización de su economía. Para mayor precisión, de las 500 principales empresas del país, 323 son extranjeras.
El 30 por ciento de las exportaciones son manejadas por esta cúpula empresarial que, por supuesto, no responde a los intereses de la mayoría sino a la rentabilidad de su negocio. Un ejemplo claro de esto es el de las automotrices que residen en el país. Esta industria todavía es conducida por las multinacionales, más allá del lugar donde se erradiquen.
Solo el 30 por ciento de las piezas necesarias para la construcción de un automóvil se producen en el país. Y de ese total, solo el 9 por ciento es nacional, el 21 por ciento restante responde a autopartistas extranjeras localizadas en el país. Además, debemos sumar el hecho de que quien conduce la producción -la multinacional casa matriz- fabrica las autopartes por demanda de las sedes desparramadas en el resto del mundo, a las cuales les traslada todo margen de error posible.
Este hecho puntual descripto con el fin de dar un ejemplo que aclare la situación, demuestra la forma en la que una economía por más crecimiento que tenga en los números fríos, no siempre puede volcar ese éxito a un bienestar social de la población en general directamente.
Por sus costos, la compra de productos importados para mantener este tipo de industrias extranjerizadas, genera pérdidas para la nación, aunque no para la empresa. Quizás la exportación de uno de esos autos le genere una ganancia de 70 mil dólares, por dar un ejemplo terrenal, pero 49 mil corresponderán a ingresos de la casa matriz que domina el negocio estratégicamente.
Esto genera un déficit en la balanza comercial industrial de Argentina que ronda los 30.000 millones de dólares. Es decir, importamos 60.000 millones anualmente y exportamos 30.000 millones -siempre en números redondeados- entre los cuales podemos discriminar un tercio en manufactura industrial, un tercio en manufactura agropecuaria, 23 por ciento en commodities y un 10 por ciento de energía -petróleo, minería, entre otros-.
El resultado de esto es que el peso se aprecia con respecto al dólar. Y debemos sumarle una coyuntura internacional que también define nuestra situación. China y Brasil desaceleraron el crecimiento que venían manteniendo.
Los unos, porque tras multiplicar su PBI trece veces, su PIB real per cápita nueve veces y su consumo real per cápita más de seis veces en los últimos treinta años; China ahora se dispone a invertir en desarrollo tecnológico cerca de la mitad de su producto bruto interno.
Brasil este primer trimestre creció solo el 1,7 por ciento, y decidió devaluar la moneda.
La apreciación del peso -8 por ciento con respecto al dólar, con una inflación del 22,7 por ciento según un estudio realizado por Axel Kicillof- hace que para algunas transacciones comerciales vuelva a convenir importar más que comprar el producto local. Y el drama que la importación puede producir sería la reducción del superávit comercial que es de 10 mil millones.
Allí residió la capacidad que el Estado argentino tuvo para brindar políticas sociales a la población, para mejorar el nivel de vida en los últimos. Es estratégico preservarlo.
Ante esta situación, la reacción fue buena, trabar las importaciones, aunque no soluciona el problema de fondo. Pero como ya sabemos, genera reacciones aún más fuertes por parte de los que no quieren saber nada con proteccionismo.
Corrida Bancaria
La operación que tiene en el centro de la escena al dólar, y toda la confusión que generan los economistas frente a las pantallas de los canales de televisión, hablando sobre qué moneda es conveniente para ahorrar en esos tiempos de neblina y frío polar; no es otra que la vieja y famosa corrida bancaria. Y su fórmula es así:
Primero, con la corrida financiera. Se apuesta a la suba del dólar, se instala un estado de “crisis y desconfianza” respecto a la política del gobierno -“lo poco claro de las reglas de juego”- que obligue a refugiarse en los dólares, y lleve a cambiar pesos por dólares en todas las cuentas bancarias de los ahorristas.
Esta es una movida que se garantiza con una fuerte campaña mediática sobre las similitudes con el 2001 –corralito, cacerolazo, abuelo que no les puede regalar diez dólares a sus nietos-, lo que genera la inmediata reacción de los pequeños ahorristas de trasformar sus depósitos a dólares.
Segundo, fuga de dólares de los grandes grupos económicos mundiales al exterior. Mecanismo que genera el vaciamiento de las cajas bancarias. Uno de los mecanismos a partir de los cuales se cristaliza la fuga de capitales al exterior es a través de los giros de utilidades y dividendos al que, por ejemplo entre enero y octubre de 2008, llegaron a 2132 millones de dólares. Esto implica un alza interanual del orden del 40 por ciento -datos del Banco Central-. En 2011 la fuga de capitales fue de 22.000 millones de dólares aproximadamente. Sumado a este vaciamiento de dólares, luego es vendido más caro en circuitos callejeros.
Dólar versus Soberanía
Entonces, podemos decir que la puja de intereses por el tipo de cambio representa una disputa entre proyectos estratégicos, donde un proyecto busca consolidar una política de desarrollo y diversificación industrial, pleno empleo con un fuerte papel del Estado; y el otro proyecto busca atar a Argentina a los Bancos Globales, a sus Organismos Financieros y a una especialización monoproductiva agro-alimentaria.
El objetivo de la corrida bancaria siempre será obligar a una devaluación brusca de nuestra moneda. Con fines intermedios como atrasar los salarios y quebrar el sistema financiero nacional. El objetivo estratégico sería una Argentina dolarizada, como lo que pretendía hacerse con Menem presidente en 2003.
De eso se trataba el proyecto ALCA que Néstor Kirchner, Hugo Chávez y compañía rechazaron en Mar del Plata, en la recordada cumbre de 2005.
El núcleo neo-conservador de la JP Morgan-Bank of América, necesita al dólar como mediación económica de las relaciones sociales en el mayor territorio posible, tanto como reserva de valor, como unidad de cuenta y como unidad de cambio. Para hacerle frente a esto, el país necesita un peso fuerte. Es importante que empiece a ganar terreno en la economía local; y pesificar los negocios inmobiliarios sería un gran puntapié.
Lo estratégico para el país está en atacar la extranjerización empresarial. Si no la balanza comercial siempre traerá problemas, y las cuentas serán más sensibles a este tipo de operaciones del capital financiero.
Cerramos con palabras de Raúl Scalabrini Ortiz: "Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros".
- Emilio Meynet | Desde la Redacción de APAS
APAS | Agencia Periodística de América del Sur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
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