Cátedra Raúl Prebisch de la UNCTAD

Correa: La libertad sin justicia es parecida a la esclavitud

26/10/2014
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Foto: Presidencia del Ecuador
El presidente del Ecuador, Rafael Correa Delgado, ofreció el 24 de octubre la conferencia magistral “El desarrollo como proceso político” en la sede de la ONU en Ginebra, en el marco de la Cátedra Prebisch, instituida en honor al primer secretario general de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo). A continuación un resumen elaborado por Umberto Mazzei.
 
El desarrollo es un problema político. Depende de quién manda en la sociedad. ¿Las elites o las grandes mayorías? ¿El capital o los seres humanos? ¿El mercado o la sociedad?
 
Es un gran error desvincular la economía de su sentido original de economía política, haciendo pasar la economía por un tema técnico. John Kenneth Galbraith dijo que « aquel economista que no analiza cuestiones de poder es un completo inútil » y Prebisch señaló « que la acumulación y distribución del ingreso es el resultado de choques de fuerzas y relaciones de poder. » Bastiat, hace 200 años dijo « Cuando el saqueo se convierte en un modo de vida para un grupo de hombres... estos crean… un sistema legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica ».
 
América Latina ha estado dominada por élites que excluyeron del progreso a las grandes mayorías. Su pobreza es fruto de perversas relaciones de poder. Con la Revolución Ciudadana del Ecuador, la pobreza ha disminuido en 8 puntos Gini y el crecimiento promedio de su economía en siete años fue del 4,3 %. En ese lapso la pobreza disminuyó del 37,6 al 25,6 % y la extrema pobreza del 16,9 al 8,6 %. En América Latina el mejor indicador de buenas políticas económicas es la disminución de la pobreza y de la pobreza extrema.
 
En lugar de reducir salarios, para supuestamente generar empleo, y de aumentar la explotación de los trabajadores con la flexibilización laboral, Ecuador incrementó los salarios y la vigilancia sobre la conducta patronal. Es un balance delicado porque sin patrones no hay empleo. El problema se maneja con un criterio novedoso: el salario digno, que permite a una familia salir de la pobreza. Ahora la ley obliga a declarar utilidades solo después de pagar un salario digno al último de sus trabajadores. Los efectos han sido mejores que las expectativas, porque el salario mínimo ya igualó el salario digno. Ha sido un modo de dar supremacía al trabajo humano sobre el capital, a diferencia del socialismo tradicional que proponía la abolición de la propiedad privada. 
 
Ecuador recompró gran parte de su deuda externa en el mercado secundario y el servicio de su deuda se redujo al 5,3 % del presupuesto del Estado. En política petrolera, en lugar del antiguo sistema de concesiones se adoptaron contratos de servicio, con una tarifa fija por barril y el resto para Ecuador. La recaudación fiscal se triplicó, hasta el 20,8 % del PIB, gracias a menor evasión y más eficiencia recaudadora. Eso permitió tener el mayor nivel de inversión pública de América Latina, con un 15,7 % del PIB, en 2013 y que mejoró la competitividad en 15 puestos en el ranking del Foro Económico Mundial, con una deuda pública de sólo el 24 % del PIB.
 
El destino de los recursos sociales demuestra las relaciones de poder en una sociedad. Las desigualdades crearon tal inestabilidad que en 10 años Ecuador tuvo 7 presidentes, pero ya hoy es una de las democracias más estables. Antes mandaban los acreedores, los banqueros y la burocracia internacional. Una muestra del cambio es que Ecuador está en la vanguardia mundial de empleo de personas con discapacidad y de acuerdo al índice de desarrollo humano de la ONU, Ecuador subió al rango mediano al de desarrollo humano alto. Es el resultado de que la inversión social creció del 4,8 % del PIB en 2006 al 11,4 % en 2013.
 
La crisis mundial es consecuencia de que a nivel mundial manda el Imperio del Capital, especialmente el financiero. En 2008 la falta de intervención, regulación y supervisión sobre el sistema financiero internacional, especialmente en Estados Unidos, trajo una de las mayores crisis de las últimas décadas. Esa crisis redujo el valor de los activos de las clases medias, pero luego de la crisis, los muy ricos y los bancos eran más ricos que nunca. Eso es también la raíz de la crisis europea. La complicidad de la supuesta ciencia económica y de las burocracias financieras internacionales, disfraza la ideología como ciencia. Se repiten recetas caducas de austeridadencontra del ser humano y a favor del capital. Esas políticas fueron aplicadas por el Presidente Hoover en 1929 y demostraron que no son la solución. ¿Por qué se repiten los errores? Porque el problema no es técnico, sino político. El problema es la relación de poder. La solución es recuperar el control de los ciudadanos sobre el capital y de la sociedad sobre los mercados. La solución es sólo política.
 
Educación superior, ciencia, tecnología e innovación son fundamentales para el desarrollo. Ecuador gasta ahora 4,3 veces más en educación y 4,5 veces más en salud. La base de la democracia es una educación pública de alta calidad, acceso masivo y gratuita.Para reforzar ese esfuerzo Ecuador hizo un acuerdo con la organización suiza Bachillerato Internacional. Ya se tienen 220 escuelas en proceso de acreditación. Con la gran generación de conocimientos a nivel mundial, los países que no generen conocimientos serán cada vez más ignorantes en términos relativos. En Ecuador el presupuesto de la educación superior llegó al 2% del PIB, más del doble que el promedio de América Latina (0,8%) y mayor que el de la OCDE (1,7%). Hoy Ecuador tiene 71 universidades y se ha logrado combinar así calidad con equidad. La mejora en la educación es parte de un esfuerzo para mejorar la baja productividad de la economía, pero sin caer en la trampa de organizar la sociedad en función de las necesidades tecnológicas. Einstein dijo: « El día que la tecnología supere la interacción humana, el mundo tendrá una generación de idiotas. »
 
La cultura provee instituciones informales que suelen dominar las formales. El enfoque cultural para explicar el desarrollo se analiza desde Max Weber (1905) [ y Werner Sombart] y es una cultura de innovación, responsabilidad y excelencia lo que estimula el desarrollo. La cultura del latinoamericano le permite soportar situaciones extremas y por eso es probable que sobreviva a un norteamericano después de un año en la selva. Pero si son 200 norteamericanos y 200 latinoamericanos, después de un año los norteamericanos probablemente tendrán su escuela, sus cultivos y hasta su iglesia...mientras que los latinoamericanos seguirán discutiendo quién es el jefe. La acción colectiva organizada y planificada, por la razón que sea, no se ha desarrollado mucho en Latinoamérica.
 
Se habla mucho de solidaridad, que nos sobra, pero hay que saber ser eficientes y en eso los anglosajones son mejores. Su sentido pragmático y de la responsabilidad hace que los errores se analicen y se corrijan. En América Latina los errores se desahogan tirando piedras a la Embajada de Estados Unidos, porque la culpa jamás es nuestra. De ese proceder se nutre la Teoría de la Dependencia: si somos pobres es porque ellos son ricos; de los vicios se harán virtudes, como decir que ser más pobre es ser más democrático.
 
Esa falta de autocrítica y de una voluntad de cambio es más acentuada en los indígenas, que han sido víctimas de injusticias históricas. Pero el haber sido víctima no necesariamente otorga supremacía moral ni hace más sabio, ni tampoco exime de responsabilidad en la situación actual. La retórica ancestralista hace de la inmovilidad una virtud y de la miseria parte de la cultura. El reto aquí es cambiar para superar la pobreza, pero sin perder su identidad.  
 
Hay nuevas formas injustas de la división internacional de la producción. Antes era un intercambio de materias primas contra bienes industriales de valor agregado, ahora es de conocimientos privatizados contra bienes ambientales de libre acceso. El conocimiento en principio es un bien público, del que no debiera haber capacidad de exclusión ni rivalidad en el consumo. Las patentes en cambio son barreras institucionales que establecen ambas cosas, aunque el bienestar social saldría beneficiado con un mayor acceso. Un ejemplo dramático de esa exclusión forzada es el alto costo de ciertas medicinas. El principio, aparentemente pragmático, de la privatización del conocimiento, no es otra cosa que el sometimiento de los seres humanos al capital.
 
Hay maneras más eficientes de incentivar la producción del conocimiento. Una opción sería una mayor participación de la academia y del sector público. Otra es que el Estado compense la creación del conocimiento con fines de lucro, para hacerlo un bien público. El problema con estas opciones es que contrarían ciertos criterios ideológicos y el poder del capital.
 
Muchos países en desarrollo producen bienes públicos, pero son bienes públicos ambientales, como todo el aire puro que produce la selva amazónica, por el cual los grandes contaminadores globales no dan alguna compensación. Se dice que los bienes ambientales no tienen costo, pero la protección ambiental tiene un costo de oportunidad muy alto. La relación de poder internacional, en este caso, se vería con claridad si imaginamos la situación a la inversa, que los grandes contaminadores fuesen los países en desarrollo y los generadores de bienes ambientales fuesen los países ricos. Seguro que ya habrían exigido una justa compensación.
 
El orden mundial no solo es injusto, es inmoral. Todo está orientado a servir los intereses del capital. Con solo compensar los bienes ambientales habría una redistribución del ingreso a nivel mundial. Los grandes contaminadores no firman Kioto, pero hay cárcel si no se pagan las regalías de una patente. La prisión por regalías es como volver a la cárcel por deudas. En Ecuador se eliminó la prisión por regalías y nos quieren limitar nuestra soberanía pidiendo sanciones contra nosotros, por eso, en la OMC. También se quiere limitar nuestra soberanía cuando - como dice García Linera- varias ONG, que son en realidad organizaciones de gobiernos, fomentan un tipo de ambientalismo colonial que relega a los pueblos indígenas al papel de cuidadores del bosque amazónico. Eso es condenarlos a la miseria.
 
La gran oportunidad de los países latinoamericanos para desarrollarse, con soberanía, es con el uso de sus recursos naturales. Eso genera los recursos para invertir en el talento humano, ciencia, tecnología, e innovación, que ayuden a superar la economía extractivista.
 
El libre comercio que busca imponer la apertura de mercados a ultranza, diciendo que es beneficioso para todos, es una falacia más cercana a la religión que a la ciencia, algo que no resiste un análisis teórico, empírico o histórico. Los países desarrollados hicieron exactamente lo inverso de lo que hoy predican. La protección de las industrias infantes ha sido la clave del desarrollo en la mayoría de las naciones. Solo cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, la supremacía de Estados Unidos se hizo clara, al igual que Inglaterra en el siglo XIX, estos comenzaron a promover el libre comercio. Los países en desarrollo deben imitar lo que los países ricos hicieron, no lo que ahora dicen.
 
La existencia de un mercado internacional funcionando en un vacío de fuerzas y dando los precios correctos es una fantasía. Como dice Paul Krugman ese modelo teórico no es válido. El fenómeno de la globalización busca solo consumidores globales, mercados planetarios. Es una apertura solo para mercancías y capitales y particularmente al financiero. La acción colectiva que puso fin a los excesos inhumanos de la Revolución Industrial no existe en la globalización, que trata de ganar competitividad precarizando el factor laboral. Esto hace imposible para los países en desarrollo tener estabilidad en crecimiento y empleo. La alta movilidad de los capitales causa la especulación financiera que destroza las políticas nacionales. Hace ya años que se quiere poner frenos y controles al movimiento de capitales, como el impuesto recomendado por James Tobin (Tasa Tobin) cuyo producto pudiera financiar proyectos de desarrollo. 
 
Los tratados de Protección Recíproca de Inversiones, son otro instrumento colonial que pone al capital por encima de los seres humanos y puede someter a un país soberano al arbitraje externo, ignorando las instancias jurídicas nacionales. Un reporte del Transnational Institute (TNI) y del Corporate Europe Observatory (CEO) se titula adecuadamente « Cuando la Injusticia es Negocio ». Allí describen como un pequeño grupo de oficinas jurídicas, árbitros y especuladores financieros, se enriquece con arbitrajes que cuestan a los ciudadanos miles de millones de dólares. Estamos organizando una lucha contra esa explotación y la UNCTAD debiera intervenir. La Unasur está ya creando un centro de arbitraje para Suramérica.
 
El orden mundial no solo es injusto, sino inmoral, porque lo dominan el capital y los intereses de los países hegemónicos, que también son dominados por el capital. Mientras siga así habrá democracias restringidas o ficticias y ausencia de gobernanza en el mundo. El desafío para la humanidad en el siglo XXI es liberar las grandes mayorías del dominio de las élites, lograr la supremacía de los humanos sobre el capital y de la sociedad sobre el mercado.
 
En la Patria Grande, como llamamos a la América Latina, el camino hacia ese objetivo pasa por la integración. Unasur son 500 millones de personas, en 17 millones de kilómetros cuadrados. Unidos seríamos la cuarta economía del mundo, con el 5,9% del PMB, un tercio del agua dulce, el primer lugar en alimentos y con reservas de hidrocarburos para cien años.
 
La Nueva Arquitectura Financiera Regional de Unasur es nuestra opción para resolver la paradoja de que depositamos 760 millardos de dólares en los grandes centros financieros y seguimos dependiendo de préstamos externos y de inversiones extranjeras. Se transfiere liquidez y riqueza hacia los centros financieros en lugar de aprovechar nuestro ahorro para nuestra región. Para cambiar esa situación absurda hemos hecho el Banco del Sur y el Fondo del Sur. Además, debemos desarrollar el comercio compensado para minimizar el uso de monedas extra regionales, que transfieren riqueza al emisor de esa moneda, eso mientras buscamos llegar a una moneda regional y salarios mínimos regionales.
 
Ecuador presidirá la CELAC el próximo año y su propuesta gira sobre cuatro ejes principales: planificación de la Integración; la Nueva Arquitectura Financiera Regional; regulación del capital transnacional; y garantía de los Derechos Humanos.
 
Reitero al despedirme que la educación es un derecho, pero también el mejor medio para alcanzar el buen vivir y hacer sostenible nuestro modo de vida. Cualquier intento de sintetizar en principios y leyes simplistas – llámese materialismo dialéctico o egoísmo racional – procesos complejos como el avance de las sociedades humanas, está condenado al fracaso. 
 
Creo que los adelantos científicos y tecnológicos pueden generar mucho más bienestar y ser mayores motores de cambios sociales que cualquier lucha de clases o búsqueda del lucro individual.
Ecuador ha decidido fundamentar su economía en la única fuente inagotable de riqueza: el talento humano, el conocimiento y la innovación, para alcanzar un desarrollo sostenible, pero soberano.
 
La libertad sin justicia es parecida a la esclavitud. Esa justicia no vendrá de la mano invisible del mercado – que como dice Joseph Stiglitz- por invisible nadie la ha visto. La justicia vendrá de las manos visibles de la sociedad tomando conscientemente sus decisiones, por medio de procesos políticos. No hay instituciones óptimas, pero sabemos que demasiada acción colectiva mata la iniciativa y demasiado individualismo mata la sociedad. Ambos son necesarios para el Buen Vivir. 
 
Ambos extremos, el del estado mínimo del liberalismo clásico y el estatismo del socialismo clásico han fracasado. Uno de los grandes errores de la izquierda tradicional fue negar los mercados. Los mercados son una realidad económica. Pero una cosa es tener sociedades con mercado y otra es tener sociedades de mercado, donde vidas, personas y la propia sociedad son mercancías. El mercado es un gran siervo, pero pésimo amo. Nos hemos liberado de los tecnócratas obsecuentes de la ciega ortodoxia; ahora nos atrevemos a pensar, a generar nuestra agenda académica. Raúl Prebisch estaría contento de que volvamos a tener pensamiento latinoamericano. 
 
24 de octubre de 2014
 
Se puede acceder a la conferencia completa transcrita por UNCTAD en el siguiente enlace:
 
 
 
Resumen por Umberto Mazzei, del IREI Sismondi.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/165049
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