La democracia como aspiración social (II)

21/02/2015
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2ª Parte
 
Ya señalamos que la democracia fue un suceso social iniciado en Atenas (S. V a. C. el siglo de Pericles), con importantes antecedentes y avances posteriores. Sin embargo, estaba trunco el sistema. Vasta capa de habitantes eran excluidos: los esclavos. Todo quedaba en manos del 10% de la población. (1)  
 
Tras ella surgen más sistemas democráticos apoyados en ideales atenienses (Roma y siglos más tarde, Francia). Al ampliarse territorialmente la República romana, pierde gobernabilidad, pasando el poder a los Triunviratos, para de allí “convertirse” en Imperio, con Julio César y, sobre todo, Augusto. La democracia representativa “moderna” surge de la ilustración francesa. Montesquieu (El Espíritu de las Leyes) y Voltaire (Selected Wrigtings), oponen criterios al "Todo para el pueblo pero sin el pueblo", principio del despotismo ilustrado, donde el pueblo "ignorante", debía ceder el poder a la clase "sabia", gobernante.
 
Los principios “modernos” o liberales se desarrollan en EU (1773), cuyo modelo de democracia liberal es imperante en el Planeta. El gobierno es elegido por electos parlamentarios, en sufragio universal y salvo ajustes a situaciones especiales, ninguna democracia actual se sale de ésas pautas, mismas que E.U. censura, analiza y critica. De allí que las investigaciones más conocidas, en el S. XX, acerca de la democracia, se creen en países líderes: Estados Unidos de Norteamérica y Gran Bretaña. Sus analistas, a diferencia del conductismo y la elección racional, se alejan del individualismo metodológico, enfocándose en un enfoque, ligado al institucionalismo, del S. XIX, calificado “nuevo”, al ensanchar sus fuentes de información, análisis y percepción de la realidad política, ajustándose a criterios metodológicos más estrictos.
 
Estos enfoques en la ciencia política de E. U. dejan hondas señas en ideas, conceptos y diversas teorías. Roberto García Jurado, en su tesis doctoral “LA TEORÍA DE LA DEMOCRACIA EN ESTADOS UNIDOS: ALMOND, LIPSET, DAHL, HUNTINGTON Y RAWLS” afirma que la filiación conductista de los 4 primeros, influyó para que su teoría de la democracia fuera empírica, con sesgos científicos y neutrales. La ajustaron al modelo político de los países occidentales -EU sobre todo- conformando una teoría, cuya polémica está en definir sus alcances: para unos es solo un método para crear gobierno en una nación y elegir jefes, para otros es una forma de gobierno que elige con objetivos definidos, ligados a la justicia social 
 
Los cuatro comparten fuerza y simpatía con los supuestos que destacan la libertad del individuo frente al Estado, refutando, con ímpetu, un gobierno autoritario o totalitario, que anule estas libertades. No hay contradicción entre élite y democracia, son elementos complementarios. Se refieren a las élites y no a la élite. Coinciden en que solo en una economía de libre mercado las entidades democráticas modernas funcionan correctamente. Las limitaciones deben ser producto de la dinámica social y del diseño de las instituciones políticas, tan flexible que permita innovaciones en la participación, favoreciendo la mesura y equilibrio. La teoría de la democracia sustentada por estos autores puede caracterizarse por esos rasgos, observados en las democracias occidentales, particularmente en EU.
 
 A partir de la “caída” del Muro de Berlín, la doctrina de la democracia liberal se impulsó frente a cualquier otra organización social. Las dudas más claras y reiteradas, procedían de su adversario, el socialismo; las críticas desde las sociedades capitalistas, se consideraban de menor efecto. Empero, al “eclipsarse” la “amenaza comunista”, la censura en las mismas sociedades occidentales alcanza mayor significación. Propuestas de instauración democrática y aplicación de las mismas en casi todos los continentes, anuncian el fin de una democracia apoyada en la presión económica, a través de organismos “multilaterales” como el FMI y el Banco Mundial, quienes, con mismo nombre o ajustados a la región de que se trate, deforman la vida de la mayoría de pueblos del mundo. Cuando no funciona la presión financiera, efectúan invasiones, soslayando acuerdos de paz, en ámbitos multilaterales de las Naciones Unidas, para destruir sociedades no gratas a los imperios que dominan aún el escenario global.
 
Así, por encima del credo liberal de los autores mencionados. Surgen propuestas de doctrinas como: la democracia participativa, el comunitarismo, la democracia consensual, la deliberativa, el republicanismo, el libertarismo, surgiendo, también nuevas formas de socialismo moderno. Para comprenderlo mejor, veamos en Norberto Bobbio –el gran filósofo italiano- su concepto y análisis de la democracia.
 
En la obra de Bobbio, la democracia ocupa primerísimo lugar, como lo ameritan sus libros acerca de la "democracia" y otros escritos, de su prolífica obra intelectual. Recordemos: El futuro de la democracia (1984); Crisis de la democracia (1986); Por qué democracia, la democracia socialista (1987), Liberalismo y democracia (1989); ¿Qué alternativa a la democracia representativa? (1986).
 
El trato bobbiano de la democracia, se analiza en tres tiempos: a mediados del S XX, durante su búsqueda de diferencias entre la democracia occidental y el régimen soviético; en los setenta, desarrollando su tesis de que el socialismo no puede desechar la democracia representativa; para los ochenta, analiza paradojas e insuficiencias de la democracia.
 
Lo primero que busca dilucidar Bobbio, es el dilema de las decisiones políticas, siempre colectivas, válidas para el grupo, que se toman acordes con normas aceptadas por todos. Reglas que determinan quiénes pueden decidir: un solo individuo, algunos o todos. Para él, en un grupo donde manda un solo individuo y en el que él solo toma las decisiones, éstas "valen como decisión colectiva con base en una regla aceptada por el grupo, según la cual lo que decide el jefe carismático o el monarca absoluto o el tirano o el déspota o el dictador, vale como decisión del grupo".
 
Para 1970, Bobbio busca identificar los principios para definir mínimamente la democracia. Se pregunta ¿qué caso tiene hablar de que las sociedades occidentales contemporáneas son democráticas?. Las ofertas vulneradas de la democracia, hasta esos momentos, le dificultó responder tal cuestión. En la década de los 80s, enfrentó el problema de otro modo: diferenció la definición mínima de democracia de una sustantiva y normativa. La mínima es tratada en base a tácticas que incluyen: a) la participación del mayor número posible de interesados; b) el gobierno de la mayoría, en la toma de decisiones y el respeto por las minorías; c) la existencia de alternativas reales para elegir y d) la existencia de garantías a la libre opción: derechos básicos de opinión, expresión, discurso, asamblea y asociación.
 
A partir de los 90s, Bobbio trabaja su definición sustantiva o normativa de democracia. Para él, es un régimen instituido bajo el resguardo del ejercicio pleno de los derechos, políticos y sociales, y el respeto de los derechos fundamentales. Así conforma su tesis de que: sin derechos humanos reconocidos y protegidos, no existe democracia. A partir de reglas que definen quiénes pueden decidir, propone su definición mínima de democracia: "por régimen democrático se entiende primeramente un conjunto de reglas de procedimiento, para la formación de decisiones colectivas, en el que es prevista y facilitada la más amplia participación posible de los interesados" ( Bobbio, 1986:p.15).
 
Pero no le basta el derecho de participar directa o indirectamente en la toma de decisiones colectivas, ni las reglas procesales -la de la mayoría, o en la de unanimidad- Es necesaria una 3ª condición: que quienes están llamados a decidir, o elegir a quienes decidirán, vean alternativas reales y estén en condiciones de seleccionar; condición, sólo realizable si a quienes deciden, se les garantizan derechos de: libertad de opinión, expresión de la propia opinión, reunión, asociación y demás derechos liberales.
 
Bobbio, considera su definición mínima de democracia, justamente clara, que provee juicios para apreciar los dos modelos opuestos de gobierno: la democracia y la autocracia. La definición mínima de democracia de Bobbio, participa en el cambio deliberativo que ocurre en la filosofía política actual, con Habermas y sus tres modelos normativos de democracia (1999) y Rawls y sus dos principios de Justicia (A Theory of Justice. The Belknap Press of Harvard University Press, 1971), que sustentan la necesidad de la participación amplia de la ciudadanía en los asuntos públicos. En efecto, para Bobbio, en la democracia, el método a seguir debe ser diseñado de tal forma que las decisiones sean tomadas con el máximo grado de participación ciudadana y puedan contar con el máximo de consenso.(Continuará) (4)
 
 Puebla, Pue. 22-febrero-2015.                                           
 
Notas
 
 
 
(3)
 
(4)
 
https://www.alainet.org/es/articulo/167702?language=en

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