EE.UU: Media hora de ignominia, ahora háblame de democracia y derechos humanos

25/03/2015
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Asistimos en los últimos días al desgarro de las vestiduras de los así conocidos defensores de los Derechos Humanos y en particular frente a la orden ejecutiva de los EEUU donde declara a Venezuela como amenaza para el pueblo norteamericano.

 

Los extremos van desde infames opiniones de opositores venezolanos que manifiestan su apoyo a una posible intervención norteamericana hasta quienes desean cubrir el sol con un dedo evitando  analizar la creciente presencia militar norteamericana en casos concretos como la Republica del Perú con la resolución del Congreso que permite el ingreso de marines norteamericano en número superior a 3200 o los entrenamientos de 1200 marines en Puerto Rico supuestamente en el caso de posible desastre natural. En este contexto de desenfreno expansionista en búsqueda de botines de guerra, posicionamiento geoestratégico y de intenso movimiento militar, se intenta “torcer el brazo” al gobierno democrático de la Republica Bolivariana de Venezuela, mientras son los derechos humanos aquellos que son torcidos diariamente en las calles del país de la libertad.  

 

Resumiré el tema desde una experiencia personal sucedida hace un par de horas en la cuna del Partido Pantera Negra (en inglés Black Panther Party) y de un número importante de activistas por los derechos humanos y sociales del pueblo Afroamericano residente en los EE.UU, me refiero a la ciudad de Oakland, California. Dicho sea de paso, coincidente la fecha en donde se cumple un aniversario más del cruento asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en manos del Escuadrón de la Muerte brazo paramilitar patrocinado y amparado por el gobierno del presidente Arturo Armando Molina miembro del partido Arena de Roberto D’Abuisson autor intelectual del asesinato de Monseñor Romero.[1]

 

Una cosa es ver el crimen -en las noticias televisadas- perpetuado contra indefensos jóvenes afroamericanos y otra cosa es ser testigo presencial del más grosero uso de la fuerza en contra de personas desarmadas e inocentes sin que su derecho a la presunción de la inocencia sea considerado en conformidad con lo estipulado en el art. 11 de la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a su defensa”.

 

Martes 24, 2015

 

6:20 pm Escucho la sirena de un patrullero, fueron dos señales como deteniendo un coche en circulación. Salgo por la ventana del lugar donde me encontraba y veo a dos policías descender de la unidad policial. Hombre y mujer, ella en el lugar el conductor y él en el del copiloto. Ella de rasgos afroamericanos y él asiáticos. Inmediatamente los efectivos policiales se dirigieron por ambos lados de las puertas delanteras, como es de costumbre.

 

6:23 pm Piden la documentación a las dos personas que se encontraban en el interior. Al momento de intentar retirar la documentación de la guantera la persona ubicada al lado del copiloto el efectivo policial saca inmediatamente su arma, sin llegar a señalar al interior del automóvil, se percibió una extrema tensión de parte de los policías.

 

6:26 pm le señalan que abandonen el auto inmediatamente. Para sorpresa de las personas que estábamos observando vimos que en cuestión de segundos ambos policías colocaron los grilletes agresivamente a los 2 jóvenes afroamericanos, promedio de edad 23-25 años.

 

6:29 pm Los conducen al interior el vehículo policial, la policía se quedó con ambos al interior, mientras que el otro efectivo se dirigió al interior del auto detenido.

 

6:32 pm el policía, desprovisto de guantes, y en actitud prepotente obviamente, ingresó al vehículo, volteó los asientos, revisó los teléfonos celulares de los jóvenes. En el asiento trasero había una caja cerrada con cinta adhesiva, dicha caja fue revisada en su totalidad, sacando todo lo que contenía. Por la actitud del afectivo policial parecía estar seguro de que al interior del coche existía alguna prueba de crimen: posesión de droga, arma o cualquier elemento incriminatorio.  

 

6:42 pm la frenética búsqueda siguió realizada en la maletera del coche sin encontrar nada. De inmediato vimos acercarse a una joven afroamericana, en apariencia, cercana a los jóvenes detenidos. Ella preguntó al efectivo que pasó y este respondió: “Todo está bien, terminamos en unos segundos…”

 

6:46 pm los policías ordenan a los jóvenes abandonar el vehículo policial, les retiran los grilletes y les hacen una nota de multa por no poseer licencia de conducir. Uno de los jóvenes ingresa a su coche y retira la caja destruida enseñándola al policía: “aquí están mis zapatos nuevos que acabo de comprarme por setenta dólares…” y el policía respondió “wow…tantooooo” como si nada hubiese pasado.

 

6:50 pm se retiran los policías y le pregunto a uno de los jóvenes del porque la detención. Me respondió: “Salíamos de trabajar y no pusimos la luz para voltear y nos detuvo…solo eso fue, una infracción de señal y nos trató así….eso es porque soy negro….y eso me DUELE, DUELE” llevándose las manos al pecho. Impávidos le dijimos lo sentimos mucho, con todo el sentimiento de impotencia que ustedes se puedan imaginar. El joven se puso a correr.  

 

En media hora de violencia fueron violados los derechos de estos jóvenes. Tratados como peligrosos criminales por no haber colocado la luz direccional. Los efectivos policiales una vez más asumieron que eran delincuentes, que portaban armas o drogas y que eran una amenaza para la “seguridad ciudadana”. Los ataron con grilletes, no les leyeron sus derechos, fueron detenidos sin prueba, se violento sus pertenencias, fueron sus derechos vejados y por suerte no acabaron como en Ferguson o Madison.

 

Que rara ideopatologia el creerse defensores de los derechos humanos violándolos al mismo tiempo que se dice defenderlos. En su intervención de menos de media hora el embajador de los EEUU Michael J. Fitzpatric cometió tanto o más abusos de aquellos que presenciamos el día de hoy al descaradamente llenar el tiempo de una serie de falacias. El concierto que justificaba la conspiración golpista en contra de Venezuela fue desbordado con todo desparpajo señalando que los EE.UU querían que Venezuela vuelva al camino de la democracia y la prosperidad.  Es así, con este mismo descaro que se manosea vocablos como Derechos Humanos, Democracia o Libertad que se violenta cada media hora en las calles norteamericanas a un afroamericano por el hecho de ser pobre y afro-descendiente.

 

Así como Monseñor Romero, Venezuela y estos jóvenes afroamericanos, para el sistema autocalificado como la democracia modelo y el país de las libertades quebrantar todo principio que defienda la vida y los derechos fundamentales de todo ser humano es una práctica regular convertida en confesión de fe, constitución de moralidad; son estructuras de pensamiento y gobernabilidad en donde la violencia se convirtió en signo de paz, el abuso en habilidad profesional, el saqueo en defensa de la soberanía y la violencia institucionalizada en sistema democrático y orden constitucional. Solo una revolución profundamente radical podría revertir estas retorcidas y anquilosadas estructuras de poder, de allí el hecho de ser considerada una amenaza para el statu quo el Bolivarianismo Latinoamericano y Caribeño.

 

Entonces, desde esta trinchera nos permitimos decirles a los representantes del pensamiento único, el destino manifiesto, la lógica de la inhumana acumulación y de la sistemática conspiración golpista en contra del proyecto Bolivariano y Chavista ahora háblame de Derechos Humanos, Democracia y Libertad y yo te diré lo que vivo en las calles del país en donde la libertad se convirtió en estatua.

 

24/03/15

 

https://www.alainet.org/es/articulo/168450
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