Nueva democracia

07/04/2015
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La semana pasada se realizó en el departamento de Chalatenango la tercera consulta popular sobre minería metálica. Esta vez el 95% de la población del municipio de Nueva Trinidad dijo no a los proyectos mineros en su territorio, debido a los daños ambientales y sociales que éstos provocan.

 

La consulta –organizada por la Mesa Nacional frente a la Minería– fue respaldada por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y la Secretaría de Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción de la Presidencia.

 

En septiembre y noviembre del año pasado se realizaron sendas consultas en San José Las Flores y San Isidro Labrador, donde también la población se expresó abrumadoramente contra la explotación minera que pretenden realizar Pacific Rim-Oceana Gold y otras empresas extractivas.

 

Estas consultas populares realizadas en los referidos municipios chalatecos deben ser el germen de una nueva democracia verdaderamente representativa, deliberativa y participativa, donde la opinión del pueblo sea decisoria.

 

Los mecanismos de consulta ciudadana como el plebiscito y el referendo permiten la participación popular directa en la toma de decisiones trascendentales. Por eso existen en diversos países del mundo: Uruguay, Estados Unidos, Venezuela, Suecia, Costa Rica, Ecuador, Suiza, entre otros.

 

En El Salvador las élites gobernantes y los grupos oligárquicos que las patrocinaron siempre le temieron a la opinión del pueblo, por eso no consultaron decisiones que hoy afectan al país: dolarización, privatizaciones, tratados de libre comercio, etc.

 

Por eso las organizaciones progresistas deben proponer una profunda reforma política-electoral que conduzca hacia una democracia plena: mecanismos de participación directa, democratización de las comunicaciones y otras propuestas excluidas del actual debate sobre la profundización de la democracia.

 

La reforma democrática no debe plantearse desde la sesgada visión individualista y anti partidista de la Sala Constitucional, sino desde una perspectiva que integre los componentes representativo, deliberativo y participativo de la democracia.

 

A esto se agrega que la democracia no es sólo política-electoral, sino que es también económica y social. Por tanto, tiene que ver con una justa distribución de la riqueza y con la implementación de políticas de inclusión social que garanticen condiciones de vida digna para toda la población.

 

Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS)

http://www.prensa.arpas.org.sv/

https://www.alainet.org/es/articulo/168752?language=en
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