Política para el bien común (IV)
- Opinión
Pensadores inquietos, analíticos de la política y democracia: Platón, Aristóteles, cercanos Gramsci, Morin, definen la política, lo multidimensional para comprenderla. Crean tratados del arte y ciencia de la política, ansiando encauzar el sentido de la vida del ser humano, su desarrollo en sociedad, analizando sistemas económicos que condicionan el sistema político, la inclusión de factores ambientales, por acción “libre” del hombre.
La política alude a gobernantes y propone su manejo congruente con los ciudadanos a quienes gobiernan, ejerciendo el poder para su felicidad. En ello participan juristas, que caracterizan a la política de diversos modos, siempre con el objetivo de alcanzar la paz, con ordenamientos que excluyan la violencia. En síntesis, apreciamos que política es el arte de integrarnos unos con otros, pero nunca para la dominación de unos cuantos, como se entiende en los círculos del poder transnacional. Leer: Definición de política Qué es, Significado, Concepto http://definicion.de/politica/#ixzz3YRfBXHMt
De allí pasamos a la corrupción y como afecta brutalmente a la mayoría de países latinoamericanos y caribeños, frenando la adecuada distribución y uso del producto nacional. El pensamiento político clásico define corrupción, como abuso autoritario del poder, que llega a ser tiránico. lapidaria frase de Lord Acton: el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Vimos sus calificativos en L.A. : soborno, peculado, extorsión, concusión, tráfico de influencias, valimiento, abuso de información privilegiada y muchas más. Y la necesidad de verificar la propensión del actual derecho comparado, en la realización de leyes nacionales anticorrupción, de diferente tipo, que prevean y castiguen la corrupción, no sólo es política, por los políticos, ellos no pueden omitir el crear normas contra ella, sabedores de que adoptan enérgicas restricciones al actuar político. http://www.mercaba.org/FICHAS/Capel/corrupcion_politica
La corrupción no sólo es acto delictivo, también, núcleo de influencia con ventajas frente al convencimiento o la coerción. Los actores políticos, en casos de corrupción oficial, no muestran disposición a desistir, del todo, de esta forma de influencia. Internacionalmente, operaciones comerciales simples, están inscritas en luchas de poder. Cada estado o grupo de ellos, busca espacio en la competitividad y globalidad, terminando los poderosos con la capacidad de decisión nacional y participación privada, en cada vez más ramos de vida económica y social de las naciones.
A la luz de lo expresado hasta aquí -en sendas entregas- veamos el pensamiento de Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, Nicolás Maquiavelo. (Florencia, 1469-1527). Escritor, filósofo, diplomático y estadista, el más sonado de los analistas de la política, aplicada al conocimiento y acciones de un príncipe exitoso, en su bella y antigua Italia; traído a la época moderna.
La vida pública de Maquiavelo fue venero del que extrajo razonamientos y apreciaciones. La ambición del papa Alejandro VI y su hijo, Cesar Borgia-duque Valentino- ocupan sitio extenso en “El príncipe” –su obra más conocida-. Refiere actos del duque a favor de abusadores que buscan plantarse en los estados que conquistan. Maquiavelo no encuentra mejores pautas que enseñar, que patrones de conducta de César Borgia. Es “héroe” si bien es marcado en El príncipe: crece con la fortuna de otros, sucumbe igual, pues apresa la ruta de hombre prudente, pero omite la senda que lo liberará. Está presto para todas las urgencias, no para la que finalmente llega. Cuando sus capacidades escasean para atender un asunto, clama que no es su culpa, sino imprevista fatalidad.
Muerto Alejandro VI (1503) Maquiavelo es enviado a observar la elección del sucesor, registrando maniobras de César Borgia para forzar la elección de Giuliano delle Rovere (Julio II), entre cardenales que más temían al duque. Maquiavelo acota: aquel que piense que los favores harán que grandes personajes olviden ofensas pasadas se engaña a sí mismo. Julio II no descansó hasta ver a César en el infortunio.
En 1507 sale con poderes diplomáticos a Alemania, para entrevistarse con el Emperador Maximiliano I, acerca de su interés expansionista. Atrapado por la elocuente inteligencia de Maquiavelo, el Emperador se convence de no invadir Italia -menos aún Florencia-. Allí conoce del carácter alemán y afirma: los alemanes son una grandísima fuerza militar, pero tienen y tendrán una política muy débil.
Retrató a Fernando II de Aragón como quien conseguía grandes conquistas con el manto protector de la religión, pero desconocía los principios de: la piedad, fe, humanidad e integridad. Reconoce empero, que poco hubiera alcanzado si se hubiese valido de dichos principios. Afirma: “es mejor ganar la confianza de la gente que confiar en la fuerza”.
Maquiavelo escribe su segunda obra, quizá de más importancia: “Discursos de la primera década de Tito Livio”, donde muestra su real visión política. Describe como mejor forma de gobierno, a la república, no la monarquía absoluta. Realiza “Discurso sobre el Arte de la Guerra” y su comedia “La Mandrágora”. Eran años de penuria, sufría, pero sacó lo mejor de su talento, que tuvo mayor éxito, siglos después, Su fresca e irreverente forma de exponer el gobierno del estado, suscitó gran “polvareda”. Defendió la comunidad frente a la individualidad, reiterando la verdad terrible, acerca de la política y los gobernantes.
A Maquiavelo se le cita mayormente por interpretaciones de su obra. Allí está “el fin justifica los medios”, jamás escrito por él. Es de los teórico-políticos renacentistas sobresalientes. Su contribución franquea la ruta a la modernidad, impactando en lo político, como en la reestructuración social. Tradicionalmente, se ha encontrado incertidumbre, en su pensamiento, ante la compleja avenencia de sus dos obras principales: Discursos sobre la 1ª década de Tito Livio y el Príncipe. Las dos son ampliamente defendibles.
Maquiavelo se proclama seguidor de la República en los “Discursos”: toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos –afirma- el del pueblo y el de “los grandes” -que quieren gobernarle- en permanente conflicto. El mejor sistema es la República bien instituida –dice hablando de la Romana- la que de intervención a los dos grupos de la comunidad, reduciendo el conflicto político. Señala esencial que en tal régimen existan instituciones adecuadas para encauzar el conflicto y preservar la república. Considera que: la aristocracia, tiranía, democracia o monarquía, no consiguen ponderación de partidos, son regímenes inestables.
Desde Rousseau, los entusiastas de la república, buscan armonizar Discursos y El Príncipe, suponiendo “ejercicio de ironía” al segundo, desnudando lo que eran las reales prácticas del poder. Empero, la contra a la república, inferida de El príncipe, debe considerar que Maquiavelo lo escribe, para orientar a Lorenzo II de Medici, en su práctica política, intentando unificar Italia, sacándola de la crisis que sufre. Precisa: puede existir un hombre cuya virtud política aproveche lapsos de fortuna y escape de los hostiles, supere a la república en conjunto, pero tal virtud acabará con el mortal que la posea, ello no ocurriría en una república bien organizada.
Diversos analistas recuerdan que El príncipe, exhibe correlaciones con la imagen romano-republicana de dictador: poderes absolutos breve período, rindiendo cuentas después ante la república. Así, el desacuerdo entre textos de Maquiavelo se difumina. El principado y la república podrían ser formas de gobierno sometidas a la búsqueda política del autor: un Estado moderno para la Italia de su época.
Pueden ser ahora más comprensibles sus precisiones: todo príncipe debe poseer virtud y fortuna para subir al poder; virtud para tomar buenas decisiones y fortuna para conquistar un territorio y hallar el contexto -no provocado por él- que lo ayude o beneficie al conquistar. Príncipe que obtenga el poder, mediante maltrato y crimen -vil y déspota- entenderá que ya en el poder, tiene que cambiar de actitud hacia el pueblo: dándole libertad, para ganarse su favor, ellos decidirán su futuro.
Maquiavelo fue precursor del trabajo de analistas políticos y columnistas de ahora: “todos estos príncipes nuestros tienen un propósito y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados en parte, a inferirlo de las palabras y actos que cumplen, en parte a imaginarlo” (carta a Francesco Vettori, julio 1513). http://www.academia.edu/6803427/Crónica_de_un_Pr%C3%ADncipe_anunciado._Maquiavelo_Vettori_y_las_cartas_de_1513
Quienes estudiaron y estudian profundamente a este hombre extraordinario del Renacimiento, cuya obra El Príncipe es como la “Biblia de los políticos modernos”, encuentran en sus textos, tesis y antítesis sobre la analogía interna de sus escritos. El florentino afirma con ironía: “de un tiempo a esta parte, yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla”. (carta al historiador y político florentino, Francesco Guicciardini, mayo-1521.http://bit.ly/1JtyX7y
Puebla, Pue. 17-mayo-2015.
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