Un fantasma recorre Europa (II)
- Opinión
En un artículo publicado en febrero de este año[1] mencionábamos que el objetivo de Syriza era que Grecia abriera el camino para una Europa más inclusiva, social y de los trabajadores, en contraposición al programa excluyente del capital financiero trasnacional. Con estas premisas la nueva alianza de gobierno intentaría cambiar las correlaciones de fuerzas para derrotar a los poderes financieros representados por la troika (Comunidad Europea+ Banco Central Europeo+ FMI) es decir enfrentar a los grandes bancos, fondos de inversión buitres y grandes corporaciones financieras, principalmente germano-francesas.
Desde su llegada al gobierno implementaron un programa reformista que consistió en una auditoría sobre la deuda pública, la subida del impuesto a las ganancias a los grandes empresarios y el incremento del salario mínimo. Estas propuestas fueron las que lo fortalecieron y ampliaron su base de apoyo contando, además, con el hecho de que las grandes mayorías están en contra de la intervención de la troika europea en los asuntos políticos y sociales y reclaman soberanía.
También en ese artículo señalábamos que su líder, Alexis Tsipras, junto a su organización deberían reunir al menos tres cualidades vitales para estos tiempos: 1) visión estratégica, 2) conducción política y 3) audacia geopolítica; en una coyuntura de grandes tensiones globales y en una correlación de fuerzas adversa al interior de Europa.
Su postura en materia de política exterior y su visión geopolítica fue muy clara (por ejemplo ante las sanciones a Rusia planteó: son mecanismos erróneos, antipacíficos y desestabilizadores). Rusia es actualmente el principal exportador de Grecia. Además, Moscú ofreció ayuda con créditos blandos y préstamos a Grecia y la opinión pública ve con buenos ojos el acercamiento del nuevo gobierno a Rusia.
También China tiene fuertes inversiones en Grecia y aspira a aumentarlas sustantivamente.
Unas de las primeras medidas de Tsipras fue convocar a los embajadores de China y Rusia, luego -en abril de este año- recibió a Putin en Grecia dando una clara señal de lo que está dispuesto a hacer en materia de relaciones exteriores, delimitando el territorio y las condiciones para las negociaciones con la troika.
Tsipras sabe que en esta pelea no está solo, tiene muy claro el juego geoestratégico y la disputa entre los bloques en el enfrentamiento global, el papel de China y su estratégico banco de infraestructura e inversión (como contracara del banco mundial con la firma 57 países), así como también la existencia de la Organización de la Cooperación de Shanghái (OCS) bloque que ya agrupa a Rusia, China, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán.
Cuenta con la Unión Económica Euroasiática (UEE) formada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, más su estrategia en materia de seguridad de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
Además el G77 más China y los avances de los BRICS con su proyecto de crear su propio Banco, su propio fondo de contingencia, y del comercio con sus propias monedas.
Posee a su favor también la simpatía y solidaridad del ALBA, UNASUR, MERCOSUR y la CELAC. Todos estos esquemas de bloques se han transformado en polos de poder en el marco del multipolarismo y se comportan como coaliciones antihegemónicas, que intentan reformar las estructuras de las instituciones financieras mundiales existentes desde hace más 70 años con los acuerdos de Bretton Woods.
Por eso en las últimas negociaciones por la deuda con la Troika, donde había plazos para alcanzar un acuerdo hasta fin de Junio del 2015, se le exigía a Grecia continuar con medidas de ajustes para recibir los préstamos para pagar los vencimientos de su deuda. Tsipras, inteligentemente, convocó a un referéndum llevando al terreno de la política la negociación (donde los tecnócratas no gozan de legitimidad ni de credibilidad). El BCE presiono cortando la financiación a la banca griega a través de los préstamos de emergencia. El gobierno se vio obligado a tomar medidas, como la implementación de un corralito bancario para el control de capitales durante una semana (con la posibilidad de extraer no más de 60 euros diarios de los cajeros). Por su parte los intereses de la Troika y la oposición apostaron a deslegitimar al gobierno lanzando una belicosa campaña de terror mediático en contra de Tsipras y las consecuencias y calamidades para el pueblo heleno de entrar en default.
El pueblo respondió con el acompañamiento al gobierno con una masiva movilización popular y con el rechazo en las urnas al programa de rescate de los acreedores, obteniendo más del 61% de los votos en el referéndum. Con estos resultados, en Grecia se reafirma el armado de un frente poderoso de fracciones de trabajadores manuales y profesionales, pequeñas burguesías empresariales y burguesías empobrecidas, con capacidad de enfrentar y debilitar a la troika europea, especialmente a los grandes intereses financieros germanos-franceses. Dejan en claro, entonces, que el pueblo griego dice basta a las políticas de ajuste y austeridad que obedecen a la injerencia de intereses externos coercitivos.
Esto ha repercutido en la caída de todas las bolsas Europeas, poniendo en peligro la continuidad de la Unión.
No obstante, como ya alertáramos, el gobierno de Grecia debe tener en claro que existen -agazapados- los intereses angloamericanos globalistas asentados en Londres y Wall Street, que también necesitan debilitar y despedazar a la UE e imponer el feroz mega acuerdo de libre comercio Transatlántico, con el objetivo de prepararse para la llamada gobernanza global.
El objetivo a corto plazo de estos sectores de la gran plutocracia Angloamericana es frenar el creciente poderío económico y político de las potencias Emergentes y presionar a la Unión Europea deteriorando sus acuerdos comerciales con Rusia y China complicando su dependencia energética, creando así las condiciones para el abastecimiento de gas exquisito por las trasnacionales angloamericanas -un mercado que representa un 75% de las exportaciones Rusas-.
Las fuerzas Unipolares globales están haciendo todo lo posible para escalar y provocar un conflicto con Rusia. Condicionan una sanción severa a Rusia por la situación de Ucrania y reviven los años del bipolarismo con la guerra fría, recreando una coalición anti-rusa desde una posición de fuerza, para prevenir una posible unión entre Rusia y Alemania. Por otro lado, colocan así en la agenda el tema del Acuerdo Transatlántico que tiene como objetivo obstaculizar el avance de China, restringiéndole el acceso a los mercados para las exportaciones.
Hoy vemos que en Europa se abre un margen de esperanza, de posibilidades concretas y la oportunidad que desde Grecia se irradie a los vecinos un camino de democracia participativa, donde su pueblo sea protagonista en busca de una política soberana y que -según como se profundicen, ordenen y tracen las alianzas- podrá integrarse al naciente y creciente mundo multipolar complejo.
06-07-15
- Carlos Rang es Especialista en Estudios Latinoamericanos. Docente de Estudio de la Realidad Nacional (3103) FAV - Universidad Nacional de Río Cuarto. carlosrang@yahoo.com
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