Las batallas por la verdad y la justicia
- Opinión
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Hace 30 años tomó posesión el primer presidente civil democráticamente electo en la historia reciente de nuestro país, una ocasión que nos dio la esperanza de cambios muy positivos. La llamada apertura democrática no resultó serlo tanto, pues las estructuras no cambiaron, ni las económicas ni las políticas. Los recursos y el poder se mantuvieron en las mismas manos, solo cambiaron los títeres que daban la cara y los discursos.
Nuestro país había dejado de ser formalmente gobernado por militares pero ellos seguían teniendo mucha influencia, poder de decisión y total impunidad. La represión ante cualquier forma de rebeldía o disidencia seguía bañando en sangre y lágrimas nuestro suelo y nuestra historia.
Prueba de que las cosas cambiaron para seguir igual, fue que durante este primer gobierno civil fue asesinada Myrna Mack, antropóloga guatemalteca comprometida con la investigación científica y con las causas de las víctimas civiles del conflicto armado. Se probó en un proceso legal que duró más de una década, que este crimen fue perpetrado por personal del Estado Mayor del Ejército. El autor principal, un militar de alto rango, sigue prófugo de la justicia.
La firma de los Acuerdos de Paz solo marcó formalmente el fin de la guerra interna, pero el asesinato de monseñor Gerardi, director del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica, fue un claro recordatorio de que la verdad no evitaría que los terribles crímenes se repitieran. No, mientras no hubiera juicio y castigo para los responsables.
Pero la verdad y la justicia juntas sí nos salvarán. Por eso es tan importante comunicar nuestra verdadera historia, son tan importantes los programas de radio, los libros, los periódicos, y toda forma de transmitirla, aunque eso signifique tener que librar otras batallas. Por eso son vitales los procesos judiciales que buscan aclarar lo que pasó, asignar responsabilidades y condenar a quienes resulten culpables.
Los juicios por las masacres de El Aguacate y Alaska y el encarcelamiento de sus responsables, el juicio histórico por genocidio contra el general Ríos Montt, el proceso por violaciones sexuales y otros delitos en el destacamento de Sepur Zarco y el apresamiento de militares por los crímenes cometidos en la Zona Militar de Cobán, merecen toda nuestra atención y todo nuestro apoyo a quienes los están llevando a cabo. Como ciudadanos tenemos la obligación y el derecho de estar informados y de mantenernos vigilantes para que estos procesos continúen sin ninguna interferencia ni tropiezo. Recordemos el enorme peso que tuvieron nuestras manifestaciones del año pasado, se necesitan muchos brazos para romper el muro de la impunidad.
Y en medio de avances y retrocesos en la aplicación de la justicia, hace apenas unas semanas tomó posesión un nuevo gobierno. Un presidente civil después de un represivo y corrupto gobierno militar. Pero fue muy distinto a lo que sentimos hace 30 años, pues no es ningún secreto que uno de los partidos que lo postuló fue fundado por miembros del Ejército, señalados de violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado interno y con nexos con el recién depuesto gobierno anterior. Estos vínculos no son buenas cartas de presentación, y las primeras acciones de su gobierno tampoco lo han sido.
No hablemos ahora de las medicinas vencidas que con tanta pompa ha repartido, ni de la elevadísima cuenta de hotel que se le está acumulando y no ha querido explicar de dónde saldrá el dinero para cubrirla. O si será un pago adelantado a los favores que hará a los dueños de ese hotel, propietarios también de fincas de palma africana. (No se nos olviden los violentos despojos y la devastación que causan estos monocultivos).
Baste mencionar el nombramiento de funcionarios con problemas legales y fiscales o no aptos para los cargos, sin ninguna capacidad, preparación o experiencia. Parece que en vez de apoyarse en un gabinete y asesores que compensen su total inexperiencia política y en el manejo de la “cosa pública” estuviera buscando no quedar opacado por rodearse de gente capaz.
Guatemala, 2 de febrero del 2016.
- Helvi Mendizabal es Editora / AVANCSO
La opinión fue el editorial del noticiero Maya K'at de la Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica -FGER-, el 2 de febrero del 2016 www.fger.org
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