La “revolución blanda” en Estados Unidos

07/11/2016
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clinton trump eeuu
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Cuando Trump afirma que, de llegar a la presidencia, el gobierno de Estados Unidos dejará de derrocar regímenes extranjeros y aniquilará al Estado Islámico, no está diciendo una ocurrencia para ganar votos. Y es que el enfrentamiento al interior de la estructura de poder estadounidense es tan intenso, que algunos analistas lo denominan ya como la revolución blanda.

 

Existe una rebelión contra el establishment dentro del "estado profundo" —es decir, las burocracias militares, de inteligencia y diplomáticas—, por parte de segmentos muy significativos que se oponen a la partidización de las instituciones, como se ha puesto de manifiesto en el caso del FBI, la CIA, y el ejército mismo. Pero, además, hay un formidable bloque de poder, en el que se encuentran personalidades de altísimo nivel como el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el dueño de una de las cadenas mediáticas más importantes del mundo, un grupo de potentados del primer círculo de la oligarquía financiera de Wall Street y la City de Londres, y connotados geoestrategas como Kissinger y Brzezinsky, que no comparten la visión que tiene Hillary Clinton sobre la política a seguir en este momento crucial de reacomodo hegemónico planetario a favor de China, Rusia e India.

 

Desde la perspectiva de este bloque, la visión estratégica de quienes están detrás de la candidata demócrata es extremadamente peligrosa para Estados Unidos y para el mundo, no sólo porque supone que la llamada "privatización de la guerra" podría salirse completamente de control, sino también porque la personalización de la política de estado (quienes financian al Estado Islámico financian a Clinton) constituye una muy seria amenaza a la continuidad de las instituciones soberanas.

 

Conviene no guiarse sólo por las apariencias ya que, en efecto, Donald Trump es un autárquico, racista, misógino y supremacista, pero no se manda solo. Quienes lo impulsan tienen una visión de imperio de fronteras cortas y, según importantes evidencias, estarían por una estrategia geopolítica de acuerdo con China y a favor del reacomodo de Rusia, pero neutralizando la alianza profunda entre ambos. Evalúan como un error estratégico imperdonable que la administración de Obama-Clinton haya provocado un acercamiento político, económico, tecnológico, energético y militar entre sus dos más grandes rivales, cuando el mantener a estas dos naciones alejadas entre sí se consideraba el logro más importante de la diplomacia estadounidense.

 

Esta corriente de pensamiento es similar (si no es que la misma) a la que estuvo detrás del Brexit, la cual representa el interés del imperio británico y de los financieros de la City por abrirse un espacio de poder, al margen de Estados Unidos, en estrecha cercanía con China, el yuan y el desarrollo que se perfila en el territorio de Eurasia, en virtud de la expansión económica del gigante de Oriente hacia Occidente.

 

Sin duda alguna, el resultado de las elecciones de este martes 8 de noviembre en Estados Unidos, podría marcar de manera indeleble el rumbo de la humanidad en las próximas décadas.

 

6 de noviembre de 2016

 

https://www.alainet.org/es/articulo/181479
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