Observaciones al Libro del Mar

19/06/2017
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En los momentos cuando el gobierno boliviano está repartiendo a diestra y siniestra, por todo el mundo, copias del Libro del Mar, el Ing. Jorge Edgar Zambrana Jiménez hace notar las siguientes observaciones:

 

Evidentemente Chile le ha robado su litoral a Bolivia, pero no son 400 Km. ni 120.000 Km², como dice el Libro del Mar, sino son 297 kilómetros y 90.000 km² de territorio, ya que los gobiernos de Melgarejo y Frías regalaron, escandalosa y falazmente a Chile 183 kilómetros de costa mediante los fraudulentos tratados de 1866 y 1874 que fijaron el nuevo límite en el paralelo 24°, obsequiando sin ningún motivo a Chile un grado y medio geográficos entre dicho paralelo y el río Salado, 25°28’, que era el límite cuando Bolivia nació a la vida, de acuerdo al Uti Possidetis Juris.

 

La cancillería boliviana y el Libro del Mar “están difundiendo que Bolivia ha perdido una costa de 400 kilómetros, lo que es erróneo. Los bolivianos jamás olvidaremos que al nacer a la vida poseíamos nuestra extensa costa de 480 Km. con legítimos derechos desde el río Salado en 25°28’ hasta la desembocadura del río Loa en 21°25’, lo cual ningún “tratado” podrá negarlo graciosamente. Los máximos responsables de la donación gratuita del territorio entre los paralelos 25°28’ al 24° son los corruptos mandatarios Mariano Melgarejo y Mariano Donato Muñoz, representantes de los latifundistas bolivianos que gobernaron hasta 1952 y que mantuvieron la falta de una fuerte estructura nacional, que fue aprovechado por Chile para mantener desde 1857 ocupados los puertos del litoral boliviano por la marina de guerra chilena e invadirnos militarmente en 1879 y arrebatarnos el resto de nuestro litoral, con la venia de la ideología boliviana señorial y racista anti-indio más la participación a favor de Chile del imperio británico. Los hacendados bolivianos preferían mantener a toda costa sus feudos comunales viviendo montados en sus esclavos pongos, en vez de explotar los ricos yacimientos de guano, salitre, cobre y plata del litoral boliviano que eran usurpados por la oligarquía chilena, ante la mirada de palco de los inútiles militares bolivianos.

 

La oligarquía boliviana de ese entonces creó el bárbaro y dictatorial tributo indigenal de modo de arbitrar fondos para un Fisco continuamente paupérrimo por la necesidad de mantener al ejército y tenerlo contento, de modo de perpetuar en el poder a la clase dominante. El presupuesto nacional de Bolivia, y del cual no le tocaba nada al campesino, se generaba en gran parte del tributo extraído al mismo pobre comunario, quien carecía del derecho a opinar, aunque era el único que pagaba impuestos, además de ser el principal productor cultivando la tierra y laborando las minas gratuitamente, además de servir como esclavo en las haciendas terratenientes sin recibir ningún salario, mientras los chilenos aprovechaban nuestra riqueza sin impedimento, ante la negligencia de la oligarquía gobernante boliviana que contemplaba de palco el despojo. Toda la nación boliviana vivía del tributo de las familias “indias”, mientras los chilenos invadían nuestro litoral y usurpaban impunemente nuestros recursos exportándolos a Europa y EEUU con lo que llenaban el 85% de su presupuesto estatal.

 

Los chilenos, además de enclaustrarnos, también se han anexado territorios sin justo título (basta consultar el libro ‘El tratado de 1904: la gran estafa’ de Rodolfo Becerra de la Roca y la tesis de ingreso a la Academia Boliviana de la Historia ‘El tratado de 1904 con Chile’, de Manuel Frontaura Argandoña).

 

El Dr. Becerra indica que «mediante el Tratado de Ancón, el Perú al ceder perpetuamente a Chile la provincia litoral de Tarapacá, claramente señala el límite ancestral oriental con la República de Bolivia. Entonces, ¿por qué Chile al imponer militarmente a Bolivia el Tratado de 1904, no respetó este lindero y se internó en territorios bolivianos que en ningún instrumento fueron objeto de cesión o transferencia a su favor? ¿Por qué Bolivia permitió esta alteración de límites? Son territorios y ríos, como el total de la longitud del Lauca, que legítima y jurídicamente ingresan en el derecho de reivindicación; y, sin embargo de todo este despojos perpetrado ¡Chile se permite arrostrar que no cede, ni regala ni un centímetro de “su” territorio! ¡Existe un paralelo entre esta postura y la de un ladrón que escupe a su víctima que lo que le robó no puede devolverle ni transferirle bajo ningún título!

 

El Tratado de 1904 es injusto porque ha sido impuesto después de una invasión militar de conquista, ávida de expansiones territoriales, y afecta vitalmente al pueblo boliviano al haberlo enclaustrado geográficamente, atropellando sus derechos obligándolo a vivir sin sus ancestrales puertos de acceso soberano al mar, perjudicando de ese modo su progreso.

 

Chile ha obtenido nuestra riqueza mediante el despojo y la ley filibustera de que la agresión y la victoria da derechos, y los bolivianos seguimos embaucados con la fraseología de la confianza mutua y esperando la limosna de la “cualidad marítima” que el soberbio agresor tenga a bien concedernos en una negociación por un corredor inservible sin puerto al norte de Arica. »

 

Bolivia debe proceder a buscar aliados en su justa demanda, ya que cualquier negociación con Chile siempre será un fracaso, porque debemos darnos cuenta que el trato bilateral NUNCA ha encontrado ni la más remota intención de reparación por parte de Chile al daño causado con su asalto invasor. Sin embargo, como de costumbre, se manifiesta la deficiente e ingenua diplomacia boliviana, al escuchar al desubicado exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, quien expresó que “En el caso de Bolivia y Chile tenemos que resolver nuestros problemas sin acogernos, sin buscar un protector imperial, tenemos que ser capaces de resolver entre los pueblos, sin buscar a alguien que nos proteja, a alguien que nos dé una fuerza externa, a alguien que proyecte una señal de poder, de fuerza”.

 

En cambio, el exministro de defensa de Chile, Jaime Ravinet, ha declarado: “Lo más conveniente para Chile es retirarnos de este juicio en La Haya, que no tiene sentido ya que aunque el fallo final sea favorable a Bolivia y La Haya diga que estamos obligados a negociar un acceso soberano, nosotros no lo vamos a acatar porque el pueblo chileno no quiere ni tiene la intención de devolverle soberanía a Bolivia. Si quieren mar que vengan a buscarlo, aquí los esperamos”.

 

Asimismo, Juan Sebastián Piñera Echenique, exPresidente de Chile, ha hecho conocer su mayor descaro al mentir diciendo que entre Bolivia y Chile no existe ningún tema pendiente, según él.

 

La oligarquía chilena desea terminar con los reclamos, dándonos un plato de lentejas, y esta vez con la ayuda de los jueces de la Corte de La Haya, quienes seguramente van a fallar que ambos países negocien un corredor al norte de Arica, sin puerto, y con la ingenua aquiescencia de los incautos negociadores bolivianos. La actual demanda marítima ante la Haya, se basa en compromisos y ofrecimientos unilaterales de Chile. Pero, habida cuenta de lo debido por el usurpador, tenemos fundamentos de mucha fuerza para plantear una negociación que persiga la reparación de tanto latrocinio. Lo robado no se puede convertir en soberanía intangible. Las apropiaciones chilenas han sido completamente gratuitas, aprovechando la traición de tantos coludidos con la oligarquía chilena.

 

Como ya lo ha dicho el Dr. Juan Albarracin Millán, la “salida” de Bolivia de su actual prisión, al mar, por un inhóspito “callejón” de territorio a trabajarse en el norte chileno, nunca dejaría de ser otra cosa que una ventana de salida a un mar ajeno y a una costa “inhospitalaria”, convirtiendo a Bolivia en tierra interior de Chile. ¿Qué haría Bolivia con una faja de 10 Km. de ancho, sin puerto, en una región bravía, feroz, indómita, salvaje, inservible? Bolivia acabaría sus últimos días de aislamiento en un lugar de confinamiento en la región costera desértica de Chile, país que, por amarga ironía, ha sido dotado por Bolivia de varias carreteras dirigidas hacia los puertos que nos ha usurpado, y de dos ferrocarriles al servicio de los intereses chilenos; infraestructuras para un paraíso del masivo negocio negro moviéndose en gigantescas caravanas hacia los puertos secos del contrabando.

 

El susodicho corredor, a cambio de más usurpación de territorio, es el destino de Bolivia por el que trabajan los gobiernos chilenos, cuando, para asombro de todos los pueblos, en forma abierta se niega la devolución de un puerto para el acceso soberano de Bolivia al mar. Es urgente olvidarse de los abrazos de Charaña, en los cuales solamente reivindicamos el “derecho” de la victoria de la agresión. Caemos en la trampa de renunciar al derecho propio, consintiendo el “derecho” que impone el agresor.

 

No supliquemos favores, ya que Chile tiene deudas pendientes que pagar a Bolivia.

 

Es urgente planificar una auténtica política de Estado para la recuperación de nuestros puertos, evitando las incoherencias como las siguientes:

 

El ex-canciller Fellman Velarde declaró, en 1967, que “Bolivia no puede recurrir a la ONU ni a la OEA en su reclamo portuario, porque dijo que estos organismos han sido creados para preservar el dominio territorial actual de los Estados miembros”.

 

El Dr. Jorge Siles Salinas, miembro de la Academia Boliviana de la Historia, postula que el tratado de 1904 pertenece al pasado y que en 1975 Banzer y Pinochet fijaron la “única” solución cual es el inservible callejón al norte de Arica.

 

El ex-presidente Carlos Mesa Gisbert, en la sesión en el Club de La Paz el 23 de marzo 2004, ha expresado que la propuesta del callejón inservible de Banzer-Pinochet fue creativa, realista y seria.

 

La “diplomacia de los pueblos” de nuestro Presidente Evo Morales el año 2006 no tiene sentido, ya que en el referéndum del año 2004 el pueblo dijo que si Chile quiere comprarnos gas, primero debe devolvernos un puerto soberano. El presidente Evo Morales, en la minicumbre de cuatro mandatarios del 4 de Mayo 2006 ofreció gas barato a todo Sudamérica, sin mencionar para nada la indicada resolución del pueblo boliviano. El Presidente de Bolivia se dejó avasallar por Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, quien aseguró a periodistas chilenos diciéndoles “ustedes tienen asegurado su gas por cien años”, refiriéndose al gas ofrecido por Evo Morales, y se olvidó de apoyar a Bolivia en su reclamo marítimo.

 

Por todo lo que antecede, la demanda en La Haya, aunque resulte en un fallo favorable a Bolivia, será intrascendente si no va acompañada de condiciones que anulen la condición de dependencia económica ante el vecino. Durante la segunda mitad del siglo XX ha seguido cundiendo en Bolivia el desempleo, la desnutrición, la prostitución, los salarios de hambre, la falta de democracia participativa, la exclusión de los pueblos autóctonos, la deuda externa, el debilitamiento del Estado, la falta de planificación geopolítica, la desigualdad en la repartición de la riqueza, la corrupción, el tráfico de tierras en los llanos, el minifundio en los valles y el altiplano, el centralismo gubernativo inoperante, el saqueo de los hidrocarburos por las transnacionales, el contrabando desde Chile, Argentina, Perú y Brasil, y la total dependencia económica, con el peligro, además, de la división del país.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/186250
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